Discursos y otros documentos del Secretario General

SEGURIDAD REGIONAL Y AMENAZAS HÍBRIDAS

1 de octubre de 2021 - Washington, DC

La reunión de hoy entre el Foro PROSUR y la Organización de los Estados Americanos que se nos ha convocado para el intercambio de información y reflexiones ante los desafíos contemporáneos de la Seguridad Regional y las denominadas “amenazas hibridas”.

Desde la OEA valoramos los esfuerzos que en la región se están haciendo para obtener las herramientas necesarias para conocer y analizar los puntos de seguridad que afectan a nuestro hemisferio.

En este marco, para referirme al Contexto de Seguridad Regional, quiero recordar el concepto de la Seguridad Multidimensional aplicado desde la OEA.

La “Declaración sobre Seguridad en las Américas”, aprobada hace ya casi 18 años por la totalidad de los Estados de las Américas, es importatisima para este hemisferio.

Su visión y el concepto de “Seguridad Multidimensional”, que se sitúa en el corazón de dicha Declaración, se centra en el ser humano y constituye una versión hemisférica del concepto de “seguridad humana”, emergente por entonces a nivel global.

El gran mérito y la condición orientadora del concepto de Seguridad Multidimensional radica en su capacidad de ofrecer una visión integral del conjunto de las amenazas a la seguridad que nuestras naciones y nuestros ciudadanos deben enfrentar.
Para abordar la caracterización de las “Amenazas Hibridas”, debemos de resaltar que comprometen acciones que buscan desestabilizar a uno o más países por medio de ataques convencionales y/o no convencionales, buscando socavar los valores, la cohesión social y la estabilidad económica de un Estado o su pueblo, al que se considera “enemigo”.

En contraste, las amenazas tradicionales son aquellas que derivan de la agresión de la que pueden ser objeto nuestros países y ciudadanos por fuerzas externas. Se trata de aquellas materias asociadas a la defensa nacional.

Asimismo, el reconocimiento de las “nuevas amenazas” en un mundo de incipiente globalización y de posguerra fría, fue el claro reflejo de la preocupación de los Estados por atender amenazas emergentes a la seguridad, tales como el narcotráfico, el terrorismo y la Delincuencia Organizada Transnacional.

Hoy vivimos en un mundo globalizado e híper conectado y mientras disfrutamos de los avances e implicaciones positivas de la innovación tecnológica, las comunicaciones y el transporte, también debemos de tener en cuenta que estos adelantos han fortalecido a las redes del crimen organizado, permitiéndoles estar en constante mutación.

La misma complejidad de las “amenazas híbridas” es lo que las hace más disruptivas y es por esta misma característica que sus acciones tienen un impacto directo en sus “blancos de ataque” y a la vez en la sociedad en general.

El combate a estas amenazas debe hacerse desde una perspectiva multidimensional, analizando las vulnerabilidades propias y encontrando las fortalezas en nuestras instituciones que nos permitan combatirlas de forma eficiente, protegiendo los activos críticos y anticipando la materialización de los riesgos, a partir de cada circunstancia y caso particular.

La OEA ha definido como uno de sus pilares la promoción de la cooperación entre los Estados Miembros para evaluar, prevenir, enfrentar y responder efectivamente a este tipo de amenazas con un enfoque multidimensional.

Son estas amenazas, su poder de corrupción, de promoción de la violencia y de provocar instabilidad, las que se materializan permanentemente en países de la región, afectando a las instituciones en proteger la vida, integridad y derechos de los ciudadanos.

Por esto nuestras intervenciones se han centrado en la protección de los bienes colectivos, que son objeto de ataque de las organizaciones que buscan desestabilizar las principales fuentes de ingreso de nuestros sistemas económicos —tales como puertos y aeropuertos, la industria del turismo, los sistemas de comercio o la seguridad del entorno cibernético.

Las “amenazas híbridas” también buscan crear condiciones y abrir nuevos espacios para otras modalidades de Delincuencia Organizada Transnacional, que implican mayores niveles de daño al tejido social de nuestras comunidades.

Me refiero a la trata de personas, al tráfico de migrantes y a las actividades que amenazan el medio ambiente, como la minería ilegal o el tráfico de madera y especies silvestres.

Finalmente, el dinero ilícito generado a partir de estas actividades pasa a contaminar y alterar nuestras economías, trayendo más desigualdad y pobreza.

Vemos entonces como estas amenazas tienen en nuestro entorno un “efecto dominó”, pero con fichas que caen sucesivamente en todas direcciones, afectando nuestras sociedades en múltiples niveles y replicándose en la totalidad de los países de la región.

Cuenten con el apoyo de la Secretaría General de la OEA y la dedicación de todo el equipo de nuestra Secretaría de Seguridad Multidimensional para acompañar los esfuerzos que ustedes hacen

Muchas Gracias.