Discursos y otros documentos del Secretario General

DURANTE LA ASAMBLEA GENERAL DEL MOVIMIENTO MUNDIAL POR LA DEMOCRACIA (NED). DEBATE REGIONAL SOBRE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: EL DESMANTELAMIENTO DE LAS POLÍTICAS DE REGÍMENES AUTORITARIOS A TRAVÉS DE LAS REFORMAS.

8 de junio de 2021 - Washington, DC

El desmantelamiento de las políticas de regímenes autoritarios en América Latina y el Caribe a través de las reformas es un tema muy difícil y muy complejo de abordar, al igual que todos los temas relacionados con el fortalecimiento de la democracia en nuestro hemisferio.

Para analizar cómo hoy podemos propiciar el desmantelamiento de las políticas de regímenes autoritarios a través de las reformas, debemos tener cuenta que -en primer lugar- no todo régimen autoritario del hemisferio se encuentra en la misma fase.

No todos tienen el mismo escenario, la misma dimensión institucional, ni funcionan con la misma lógica o cultura política.

Para tomar un par de ejemplos, el régimen cubano cuenta con instituciones muy fuertes, completamente antidemocráticas pero muy fuertes y muy arraigadas, con mucha dinámica política, lo cual es completamente congruente con su política de avanzar y controlar el escenario político de la Isla.

Por otro lado, el régimen venezolano es un régimen que -salvo el aparato represivo con una línea de mando de los crímenes de lesa humanidad, de la represión, que tiene presos políticos, que tortura y que fortalece la lógica de eliminar la disidencia-el resto de la institucionalidad es muy frágil o prácticamente inexistente.
A diferencia de los cubanos, que tienen un fuerte control territorial prácticamente cuadra por cuadra y colina por colina en el país, el régimen venezolano no tiene ningún control territorial, no tiene ninguna capacidad de ejercer ese control territorial.

Lo hemos visto recientemente en los sucesos en Apures donde quiso enfrentar a disidentes de disidentes de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y le fue muy mal, tanto que debió abandonar esa lucha con enormes costos de vida y cuando los prisioneros empezaron a crecer y la incapacidad del ejército bolivariano de enfrentarse a esa disidencia de las FARC, se hizo muy notoria la incapacidad del régimen para controlar ese territorio.

Esa falta de control del territorio que se ve permanentemente en Venezuela, es territorio en manos del ELN (Ejército de Liberación Nacional), o territorio en manos de disidentes FARC, o0n territorio en manos del crimen organizado. Es decir, la institucionalidad del régimen de Venezuela no tiene capacidad de resolver ni de atacar los principales problemas que tiene el país y esa institucionalidad tiene dificultades muy notorias para resolver los temas de alimentación, salud y seguridad de la población.

En cuanto a eficiencia institucional, a ambos regímenes los une el propósito dictatorial y autoritario, pero las reformas o la transformación que son necesarios para cambiar esas situaciones van a ser completamente diferentes.

En el caso de Managua, para nombrar otro país autoritario en el hemisferio, el régimen de Ortega-Murillo es más cercano a La Habana que a Caracas.

Esta es la realidad que tenemos para desmantelar esas lógicas autoritarias y lograr mejores condiciones para re-democratizar estos países. ¿Si esas lógicas son posibles de desarmar solamente en función de un proceso de reforma?, es una excelente pregunta.

¿Podemos preguntarnos si la Glasnost fue un proceso de reforma o fue una revolución en sí misma o fue una revolución que impresionó? Y sí es cierto que cada proceso revolucionario, que cada proceso de cambio, necesita un proceso de reforma posterior al proceso de reforma que afirme la institucionalidad, que genere las condiciones del funcionamiento de la economía y de las leyes de la economía. El funcionamiento de la mejor forma del mercado y del sistema productivo, todo eso necesita ser acompañado por la mejor y más eficiente posible estructura institucional.

Vemos que los temas de la democracia siguen siendo un tema en el hemisferio todavía un poco más dramático que en otros tiempos. Nuestro hemisferio está sufriendo de una manera muy fuerte su polarización y el dramatismo que trae esa polarización. Vemos cómo en cada elección, no solamente parece jugarse un proceso electoral de victoria o derrota, sino que parece transformarse en una cuestión de vida o muerte para los políticos que participan del mismo y en este contexto vemos cómo hasta la propia democracia se ve amenazada.

Los actores autoritarios que han asumido el poder en algunos países han demostrado lo fácil que es que las consecuencias negativas de un régimen dictatorial traspasen las fronteras y amenacen la paz, la seguridad y las condiciones de estabilidad política.

Esto lo hemos visto en el caso venezolano, que registra la peor crisis humanitaria de la historia del hemisferio, la peor crisis migratoria en la historia del hemisferio, el colapso productivo del país y la falta de respuesta del régimen para proveer soluciones.

Las dictaduras de Cuba o Venezuela no solamente son un problema en sí mismas, son un problema para la región porque siempre generan crisis sociales que son exportadas al resto de la región.

Los cubanos no se van a quedar con la presión social interna, van a poner un puerto Mariel para que los cubanos puedan salir del país o se tiren al agua con tal de abandonar la isla.

La migración venezolana ha sido el ejemplo más claro en los últimos años de lo que ocurre cuando esta dimensión peligrosa del fracaso estructural del manejo de capacidades institucionales, sociales y económicas dentro de un país colapsa ante la acción autocrática.

Fracasan aquellos que se aferran al poder a toda costa, fracasan aquellos que les temen a las elecciones limpias, libres y transparentes.

Entonces, vemos que la politización de las instituciones y de la seguridad, la politización del Poder Judicial, de los órganos electorales que eliminan la participación democrática eliminando la actividad política, cerrando los espacios democráticos, es algo permanente, es algo que ocurre a plena luz del día y estas son las lógicas de las dictaduras modernas.

El componente de la dictadura de Venezuela -y probablemente el más difícil de desmantelar- es toda la actividad criminal de la dictadura venezolana. Actividades criminales que van desde el narcotráfico, la minería ilegal, el ecocidio, los crímenes de lesa humanidad, el contrabando y que le dan ingresos a la dictadura. Esos ingresos son los más difíciles de desmantelar, porque las lógicas criminales son las más difíciles de desmantelar y creo que el proceso de reforma no solamente tiene que tener una lógica política, sino una lógica también de dimensión de seguridad hemisférica que tiene que ver con el desmantelamiento de estas actividades criminales.

Está claro que es muy difícil que estos dictadores de por sí y ante sí entren en un proceso de reforma en el cual cedan el poder. Los procesos de reforma han sido contrarios, hemos estado en el abordaje de dictaduras como Venezuela y Nicaragua, que han sido procesos paulatinos, de reformas internas en las cuales esas reformas han llevado a la cooptación del poder.

Entonces, tenemos que avanzar en las lógicas democráticas que permitan generar espacios de democracia. El principal, el primer espacio de democracia que se puede encontrar es aquel que surge de los congresos y el balance que tiene que surgir de esos congresos, porque existe una lógica, una tentación muy permanente en nuestro hemisferio de que cada uno tiene una mayoría calificada y que haga un mal uso de la misma o un uso al final del camino antidemocrático de la misma.

Las instituciones democráticas tienen que ser reformadas en un esquema de democracia y eso significa desmantelar esas variables autoritarias que se fueron instalando en estos procesos paulatinos.

Cuando hay una Institucionalidad que funciona es un poco mejor pero también es un poco más complicado desmantelar las pautas culturales o las narrativas políticas que han ido afirmando esos procesos.

Abrir los espacios democráticos, abrir los espacios de balance de poder, abrir los espacios de la probidad republicana de la lucha contra la corrupción, de la lucha contra el crimen organizado, de la lucha contra la violencia, eso es lo que se precisa. Y generar los espacios para que la democracia sea algo útil e importante para nuestros pueblos, porque nuestros pueblos han pasado muchos vaivenes, han habido una, dos, tres olas de democratización y esos beneficios todavía no han llegado.

Todo pasa también por tener mejores condiciones sociales, eliminar la pobreza extrema y eliminar la desigualdad o reducir la desigualdad. Seguir siendo el continente más desigual de todos afecta muchísimo a la democracia.

Hay que afirmar la democracia dentro de esos procesos internos, se precisa otra clase de manejo del autoritarismo y llevar el autoritarismo a la reforma implica un cambio en esos procesos. La Glasnost fue un cambio de personas y acá la reafirmación de determinadas pautas están más cerca en Venezuela -que es un país que todavía tiene reflejos democráticos- que en Cuba.

Todo proceso de reforma tiene que llevar a un proceso electoral más sólido, más transparente y con observación electoral internacional. Es necesario entender que los balances de poder implican largar la cooptación de los poderes del Estado y abrir ese espacio a la eficiencia profesional, a la institucionalidad que tienen que tener la judicatura, los organismos de contralor de cuentas y contar con mejores condiciones de lucha contra la corrupción y contra el crimen organizado.

Me he extendido un poco, pero esta es la visión. Tenemos que salir de esta desigualdad, tenemos que tener democracias más eficientes y tenemos que preservar las democracias que tenemos y hacerlas cada vez más fuertes.

Esto significa erradicar las malas prácticas desde el principio y acelerar los procesos de reformas, porque esto implica sacudir muy duro a las dictaduras, como puede haber pasado en la Unión Soviética y en las dictaduras que implosionaron y cayeron.

Muchas gracias.