Discursos y otros documentos del Secretario General

“LA OEA Y LAS POST-PANDEMIA: LA RESILIENCIA EN LAS AMÉRICAS”, UNIVERSIDAD DE NAVARRA, ESPAÑA

30 de octubre de 2020 - Washington, DC

Para mí es un honor estar de regreso en esta sala y tener la oportunidad de intercambiar conceptos con ustedes y presentar la situación de la resiliencia en las Américas, la OEA y la post-pandemia.

Siempre es muy difícil hablar del día después cuando van a haber muchos días antes y esa parece ser la situación, vamos a tener más tiempo de pandemia y más tiempo antes que la ciencia resuelva el tema del virus con una vacuna. Mientras tanto la situación en el hemisferio ha sido muy complicada, los costos en vidas, en economía y en términos sociales han sido muy altos. Esa es la situación que nos aflige, que nos preocupa y que nos genera la visión que nuestras vulnerabilidades han quedado demasiado expuestas y demasiado evidentes.

Si vemos en términos reales, a pesar de que la población latinoamericana con suerte llega al 10 por ciento de la población mundial, pero prácticamente un 30 por ciento de los de las víctimas han sido latinoamericanos lo cual es desproporcionado en términos de población. También el impacto social y económico ha sido muy duro, porque nuestras economías todavía son prisioneras de la informalidad, prácticamente entre un 60 y 66 por ciento de nuestra población está afectada por esa situación de participación en la economía, lo cual hace que las contenciones sean mucho más complicadas y más difíciles de implementar. No tienen seguro de desempleo o seguro social que amortigüen esa situación. Debemos ser muy conscientes de la situación económica, social, política que vivimos y de las dinámicas culturales y de las brechas que hay sin cerrar, que reflejan problemas estructurales de mucho tiempo en nuestro hemisferio.

Estoy muy agradecido por esta participación, la misma se da poco tiempo después de la realización de la Asamblea General, en la cual, sin perjuicio que los países han efectuado un reconocimiento al trabajo de coordinación que hemos hecho, a los proyectos que hemos desarrollado o puesto en curso en tiempos de COVID-19, y lo que hemos tratado de preparar a nuestra gente y a la institucionalidad para el período post COVID-19. De todas formas estamos expuestos a una situación en la cual la continuidad y no tener una dimensión justa de cuánto tiempo va a llevar este proceso hace que sea muy difícil cerrarlo, pasar una línea en determinado momento.

Como saben, la OEA es el principal foro político del hemisferio, las principales discusiones políticas se dan acá, los mecanismos de protección de derechos humanos están en el marco del sistema interamericano, programas importantes de seguridad tienen su origen también en el sistema interamericano y se desarrollan en el sistema interamericano, y en términos de desarrollo nuestra participación es más limitada en función de las dificultades de financiación de proyectos. Existen entidades financieras que tienen esos cometidos, nosotros nos hemos concentrado mucho en pequeñas y medianas empresas y en temas de educación.

Pero las discusiones políticas nos llevan a analizar la situación en el hemisferio y cómo llevar adelante la mejor gestión en tiempos de pandemia y cómo fortalecer a la institucionalidad en tiempos de pandemia. La democracia necesita instituciones fuertes, eficientes y con capacidad de gestión para resolver los principales problemas de la gente. A su vez, que tengan la posibilidad de asumir responsabilidades, aquellos que dirigen las instituciones mismas en cuanto a los resultados que tengan y en cuanto al manejo que hagan de los recursos públicos.

Y este ha sido buena parte del trabajo que hemos encaminado tratando de generar espacios de eficiencia gubernamental, de transparencia en la gestión pública, de lucha contra la corrupción y de implementar recomendaciones al respecto. Y eso tiene una relevancia especial en tiempos del COVID-19 porque, lamentablemente, los sectores más expuestos y más sufrientes de la corrupción a nivel mundial son los sistemas de salud, donde se dan las mayores pérdidas por corrupción en general ocurre en los sistemas de salud. Prácticamente 500.000 millones de dólares al año se pierden por corrupción en los sistemas de salud en nuestro hemisferio, en nuestro continente latinoamericano, en particular no es ajeno a eso, más bien es especialmente vulnerables a esa situación. Entonces, los espacios de gobierno abierto, de gobierno transparente, de mejoras en la gestión de los recursos públicos, mayor responsabilidad en la gestión de los recursos públicos y recomendaciones que se han formulado durante mucho tiempo son cada vez más relevantes en este tiempo.

Y después la eficiencia que tiene que ver con los recursos humanos de aquellos que integran las instituciones, con los recursos materiales que tienen esas instituciones, de recursos financieros. La acumulación no tiene que ser necesariamente en cantidad, más bien puede ser perjudicial para su eficiencia, pero sí las condiciones de calidad son cada vez son más importantes al respecto y en ese sentido los recursos humanos de las instituciones son fundamentales.

Los tiempos de trabajo de esas instituciones han quedado también expuestos, porque cuando estamos entrando a la tercera década prácticamente del siglo XXI, todavía seguimos trabajando a nivel institucional y a nivel de los sistemas políticos con los tiempos del siglo XX. Y eso genera disfuncionalidades porque la sociedad de hoy en su nivel de participación política y no solo lo que se pueda estar directamente, sino que también lo que ejecutan, hacen o denuncian por redes sociales tiene mucho de tiempo real y las soluciones no tienen esa dinámica todavía de tiempo real, lo cual genera rispideces. Además, los problemas estructurales que tenemos han quedado muy en evidencia y han demostrado que esos problemas estructurales afectan la democracia, afectan el buen funcionamiento de la sociedad, afectan el buen funcionamiento del sistema económico y de las capacidades productivas de los países.

En una organización en que nuestro principal objetivo es proteger las libertades fundamentales de la ciudadanía, asegurar sus derechos civiles políticos, hacer realidad el artículo 1° de la Carta Democrática Interamericana en cuanto a que la democracia es un derecho de los pueblos. Tenemos todavía que lidiar con problemas que tienen muchísimo tiempo, las desigualdades, somos el hemisferio más desigual y creo que eso ha sido uno de los factores que ha inducido mayores costos en términos de vidas, en términos de salud y en términos sociales en el hemisferio. El patrón estructural que tenemos de ser el hemisferio más desigual de todos ha sido un costo altísimo en tiempos de pandemia.

El hecho de ser un continente muy violento, los latinoamericanos son extremadamente violentos y la dimensión y los costos en vida humana por la violencia son altísimos. Eso también afecta el funcionamiento de nuestra democracia. Los latinoamericanos se matan prácticamente entre sí y alcanzar el 38 por ciento de los homicidios con armas de fuego a nivel mundial (sin contar los países en guerra), teniendo en cuenta que somos un 10 por ciento de la población mundial.

Entonces, es un problema estructural de décadas, es una dificultad muy grande. Los países lo ven durante los procesos electorales, lo ven durante las dinámicas de gestión pública como el amedrentamiento y el asesinato de candidatos se transforma en una realidad política. Esos problemas estructurales han estado y están, el crimen organizado y el narcotráfico no se detienen por temas de COVID -19, si no que han buscado seguir ganando espacios donde la participación del Estado pueda ser más débil.

Nuestras democracias en teoría aguantan cualquier cosa, la democracia forma parte de nuestra identidad, de hecho, nosotros hemos nacido, nuestros países nacieron a la vida independiente, todos ellos -con alguna excepción- como naciones independientes, como democracias y la elaboración constitucional de los padres de nuestra patria ha sido en el sentido de tratar de asegurar las mejores condiciones de derechos civiles y políticos a nuestros pueblos. No obstante, esto ha tenido esas dificultades estructurales a las que hemos hecho referencia.

Esta crisis ha golpeado muy duro y ha pegado a todos, fundamentalmente a aquellos más vulnerables, a aquellos más discriminados y obviamente en temas de migrantes, trabajadores no asalariados, afrodescendientes, indígenas, mujeres, personas con discapacidad, personas LGTBI, niñas, niños, jóvenes, adultos, adultos mayores han sido especialmente golpeados por la pandemia. Y en sus condiciones sociales y en sus condiciones de trabajo, obviamente las condiciones de hacinamiento, la imposibilidad de la distancia social, la imposibilidad de hacer cuarentena porque hay que ganarse el pan de cada día, ha generado esas dificultades a las que hemos referido en el tema de la pandemia.

Y el post COVID-19 va a ser durísimo, vamos a tener un crecimiento exponencial de la pobreza, un crecimiento exponencial del desempleo y una caída exponencial del Producto Interno Bruto. La CEPAL pronostica una caída del 9.1 por ciento para finales del 2020, la peor cifra en 120 años. La pobreza sigue siendo uno de los temas que se ven afectados en los tiempos de COVID-19 y en los tiempos post COVID-19.

Las tazas de desocupación aumentarán 4 o 5 puntos porcentuales, se puede alcanzar un record histórico de 41 millones de personas desempleadas. Y la educación se ha resentido en estos tiempos afectando a niños, niñas y adolescentes ante la imposibilidad de atender clases. Tendremos que generar condiciones para que la nueva normalidad se acerque lo más posible a los resultados, aunque esto es muy difícil de lograr.

Un ejemplo muy sencillo, cuando llegamos a Estados Unidos mis hijos no hablaban ni una palabra en inglés. Empezaron a atender clases y a los tres, seis meses se desenvolvían muy bien en el idioma. Eso es una posibilidad que hoy en el sistema público no se tiene y adquirir un idioma a través de una pantalla es mucho más difícil que adquirirlo atendiendo clases. El aprendizaje de un idioma tiene que ver con otros aprendizajes que son los necesarios.

Creo que es tiempo, tanto en términos políticos, como en términos sociales, económicos y en términos productivos fortalecer los espacios de cooperación, fortalecer los espacios de solidaridad, favorecer niveles de empatía y mejorar las condiciones de trabajo.

La resiliencia en las Américas es algo que se ha pagado con pobreza, se ha pagado con costo de vidas y esto es una realidad. El tema es que los umbrales de dolor y de sufrimiento de nuestras poblaciones son muy altos. Tenemos por delante desafíos y esos desafíos tienen que ver con mantener las capacidades de gestión de las instituciones, mantener vigentes y con plena garantía los derechos civiles y políticos de nuestra gente. Hacer que los derechos civiles y políticos puedan ser ejercidos y manteniendo los procesos electorales abiertos para que tengamos normalidad en los plazos constitucionales. Se han tenido que suspender elecciones, hay elecciones que se han tenido que hacer más tarde en mejores condiciones. Hemos observado con la OEA elecciones en tiempos de pandemia. Esas elecciones han sido desafíos importantes para las sociedades, tratando que las curvas de contagio no crezcan, no suban pero también tratando que los resultados electorales sean el reflejo claro transparente y justo de lo que piensa y debe hacer la ciudadanía. Han sido meses de mucho trabajo, nos quedan meses de mucho trabajo, nos quedan meses de mucha gestión y los desafíos también van a estar ahí después.

Para que nuestras economías y para que nuestras sociedades reboten tendrían que tener mejores condiciones de acumulación financiera, eso es un problema eterno de los países latinoamericanos, y en los países del Caribe estos problemas se sienten todavía más, por problemas de escala, por problemas estructurales y porque el flujo de capitales a veces se va generalmente al revés o a la inversa.

De nuestros recursos humanos algunos están muy bien preparados, otros no están tan bien preparados, han estado bien preparados para enfrentar la crisis y no están bien preparados para enfrentar la post pandemia. Y nuestros niveles de preparación científico-tecnológicos son más bajos que los países desarrollados. Nuestras condiciones van a requerir de esfuerzos especiales y de mucha cooperación internacional para lograr que esos resultados puedan ser mejores y para que el rebote de nuestras sociedades y de nuestros sistemas productivos puedan ser mejores y que eso afecte lo menos posible la democracia en nuestro hemisferio. Porque si la democracia se ve afectada por tentaciones autoritarias en este perìodo pandémico de COVID-19 o post pandémico, nuestras dificultades serán aún mayores.

Las democracias en este hemisferio son directamente proporcionales a los niveles de desarrollo que tenemos. Cuanto mejor funcione la democracia en nuestro hemisferio mejores son los niveles de desarrollo en nuestros países, mejores son las condiciones de acceso a derecho y equidad, mejores son las condiciones de seguridad. Lo que siempre se queda un poco separado de eso son los niveles de competitividad.

Esa es la situación eso es lo que enfrentamos y eso es lo que debemos tender. Esperamos mucha respuesta de las entidades financieras internacionales durante el COVID-19, y en el período post pandémico, flexibilidad en los créditos y flexibilidad en los pagos de deuda. Eso va a ser fundamental. Vamos a salir de este período post pandemia más pobres y más endeudados. Lo cual no es la lógica ideal, es más bien una lógica absolutamente negativa.

Muchas gracias