Discursos y otros documentos del Secretario General

SESIÓN ETRAORDINARIA DEL CP PARA CONMEMORAR EL 50 ANIVERSARIO DE LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS Y LOS 40 AÑOS DE LA INSTALACIÓN DE LA CORTE IDH

11 de diciembre de 2019 - Washington, DC

La dignidad del ser humano tiene como su principal defensa el respeto por sus derechos fundamentales. Las normas y los instrumentos internacionales que así lo establecen, se constituyen en un instrumento esencial de nuestras sociedades y garantizar además la autonomía e independencia del sistema es fundamental.

Deseamos agradecer especialmente las presentaciones formulas, agradecer especialmente la visita de nuestro querido amigo Manuel Ventura para la realización de esta sesión Extraordinaria del Consejo Permanente, así como su pronta convocatoria. Conmemorar estos hechos como la vigencia de la Convención Americana, o Pacto de San José, así como los 40 años de instalación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

En toda sociedad que se precie de serlo, organizada bajo el concepto del Estado de Derecho, hay dos elementos que van unidos de manera indisoluble: la promoción y el fortalecimiento de la Democracia y de los Derechos Humanos.

Es nuestra obligación como Organización conformada por gobiernos democráticos la de aplicar los instrumentos jurídicos vigentes para exigir la más plena institucionalidad y el Estado de Derecho en nuestros países.

Son muchos los aspectos a destacar de la Convención Americana. Comenzado por su vigencia. A lo largo de estas cinco décadas se ha hecho patente su trascendencia dentro de las Américas. Se trata de un sistema de protección de los derechos humanos, con un carácter vinculante, que ha generado un cuerpo jurídico, a través de la jurisprudencia, y que se ha convertido en una guía de actuación para los jueces, funcionarios administrativos y legisladores en la región.

Para lograr la integridad y eficacia de la protección brindada por el sistema es necesario alcanzar la universalidad del mismo y que los Estados miembros ratifiquen la Convención Americana y los demás instrumentos sobre derechos humanos, así como la aceptación de la jurisdicción de la Corte.

Más que un sistema que impone obligaciones, se trata de una importante apoyo de cooperación para que los Estados signatarios mejoren sus estándares en materia de cumplimiento de los Derechos Humanos. De esta manera hemos observado como se han llevado a cabo reformas constitucionales, aprobado o derogado leyes para cumplir con las disposiciones establecidas en el Pacto de San José.

Además, establece la obligación, para los Estados partes, del desarrollo progresivo de los derechos económicos, sociales y culturales contenidos en nuestra Carta.

Al respecto, hacemos nuestras las palabras del Presidente de la Corte Interamericana, don Eduardo Ferrer, al considerar que la Convención se constituye en un haz de esperanza para las víctimas, para los derechos humanos, así como para la humanidad.

Con respecto a la Corte, y sus cuatro décadas de existencia, es necesario mencionar que la misma se ha convertido en un referente mundial por hitos como: la jurisprudencia y los desarrollos frente al delito de desaparición forzada; la no impunidad en el caso de crímenes contra la humanidad; el concepto integral de reparación no limitada a una indemnización pecuniaria; la sustracción de niños y niñas en el marco de conflictos armados o dictaduras; la protección de los pueblos indígenas; los casos de violencia sexual y de género; el enfoque de los derechos económicos, sociales y culturales. Todos los anteriores por mencionar solamente algunos.

Dentro de los vaivenes políticos que ha experimentado el Hemisferio, la importante labor de la Comisión y la Corte se han mantenido como un pilar fundamental para los ciudadanos de las Américas. Gracias a la labor incansable de estas instituciones, y con la seriedad e independencia que las caracteriza, les ha permitido salvar vidas, abrir espacios democráticos, combatir la impunidad y proveer justicia, cuando la misma ha sido denegada, o reparar a las víctimas de violaciones a sus derechos fundamentales.

Al respecto, desde la Secretaría General de la OEA siempre garantizaremos la debida independencia de la Comisión del sistema como corresponde. Abogar por la debida asignación de presupuesto que les permita desarrollar su importante labor.

Para lograr un futuro con respeto y garantía a los derechos humanos, el Sistema Interamericano como mecanismo de protección regional depende, en gran medida, de que los Estados Miembros cumplan de manera plena y efectiva las decisiones de la Corte.

La razón de existir de la OEA debe ser asegurar que en las Américas la democracia y los derechos humanos triunfen sobre el autoritarismo, la inequidad, la exclusión social, la corrupción, y la erosión de los derechos políticos y las libertades fundamentales.

Gracias, Señora Presidenta.