Discursos y otros documentos del Secretario General

ANTE EL CONSEJO PERMANENTE DE LA OEA SOBRE LIBERTAD RELIGIOSA.

5 de junio de 2019 - Washington, DC

Gracias señor Presidente,

Queremos agradecer la inclusión del tema de la Libertad Religiosa en este Consejo Permanente, así como la presentación hecha por el embajador en jefe de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional, Sam Brownback, a quien agradezco especialmente su presentación y sus amables palabras.

Toda actividad que implique el respeto por las libertades, bien sean estas de pensamiento, de prensa, de empresa o de profesar un culto religioso de libre escogencia, deben ser no solo apoyadas, sino promovidas.

Una sociedad en la cual las personas no puedan decidir por su libre albedrío el tipo de religión que quieren profesar, restringe derechos y garantías fundamentales para el normal desenvolvimiento de un estado de derecho. Existen al respecto instrumentos internacionales que garantizan su libre escogencia y práctica. La Declaración Universal de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, son dos ejemplos importantes.

Tan solo sociedades autoritarias, o abiertamente dictatoriales, entran a regular o prohibir la elección de una fe religiosa, la posibilidad de cambiarse a otra, si ese es el deseo de su practicante, o al más que legítimo derecho de no tener religión. Estas decisiones deben ser no solamente preservadas, sino que se debe garantizar la posibilidad de su sana discusión y análisis.

Hemos visto cómo, en nombre de un solo concepto de religión, fundamentalistas que creen contar con la verdad absoluta, vejan, encarcelan o asesinan a quienes son considerados infieles. Se destruyen importantes monumentos y se busca crear un adanismo centrado en una sola creencia.

El Secretario de Estado de los Estados Unidos de América, Mike Pompeo, dijo al respecto que “Necesitamos que los gobiernos reconozcan la discriminación religiosa y la persecución, se opongan firmemente a ella y consideren la libertad religiosa como una prioridad de política exterior”.

Hacemos entonces un llamado para que todas las libertades esenciales del ser humano, en este caso específico la de profesar la fe o creencia que sea escogida de manera autónoma, sean respetadas por las partes.

Gracias señor presidente.