Discursos y otros documentos del Secretario General

INTERVENCIÓN DEL SECRETARIO GENERAL EN SESIÓN EXTRAORDINARIA DEL CP PARA CONSIDERAR LA SITUACIÓN EN NICARAGUA.

19 de octubre de 2018 - Washington, DC

La Secretaría General de la OEA recibe y hace suyo el informe de la CIDH sobre la situación de los derechos humanos en Nicaragua, así como el contenido del Segundo Informe del Grupo de Trabajo.

Las constataciones sobre la situación en Nicaragua se repiten, y en consecuencia se agravan. La violación de los derechos humanos, las prácticas contrarias a la democracia y el estado de derecho, la represión y la tortura las tenemos que denunciar y rechazar cuantas veces sea necesario.

Somos reiterativos, pero la verdad también necesita de la reiteración. Las denuncias de las víctimas deben ser repetidas y sus testimonios deben ser conocidos.

No pocos a través de la historia han repetido consignas, falsedades y versiones que no se ajustaban a la realidad, y así han pretendido engañar a la comunidad internacional por algún tiempo. Nunca para siempre.

La OEA debe ser fuerte para enfrentarse a esto en la defensa de la democracia y de los derechos humanos.

Nosotros somos insistentes porque ese es el trabajo que tenemos. Si no levantáramos nuestra voz, si la CIDH no levantara su voz, estaríamos faltando al compromiso que nos inspira, moviliza y mandata del sistema interamericano. Solo se trata de ser fieles a la OEA, pero más a lo que debemos ser. Por eso es imposible mantenerse callados. Por eso debemos continuar nuestras denuncias.

Es más cómodo quizás no poner el foco pero si deberíamos llamar la atención del caso porque lo amerita porque esa es nuestra obligación como garantes del acervo interamericano, como garantes del acervo internacional de la región. Es nuestro deber seguir haciendo lo que estamos haciendo.

Desde nuestra postura hay una mirada objetiva y es la triste constatación de estar presenciando acciones que violentan los derechos humanos de la gente. Repetimos: se están violando los derechos humanos en Nicaragua .
¿Qué es lo que no se comprende de esta situación?.
¿Cómo tenemos que afirmarlo para que los que atropellan, los que amedrentan y los violentos sepan que la comunidad internacional está atenta y vigilante ante semejantes desmesuras?.
¿O acaso no seríamos cómplices si nos calláramos la boca?.

En definitiva, ese es el sentido de la voz de la CIDH y de la OEA. Cuando reclamamos no lo hacemos únicamente por la institución a la que pertenecemos, sino por la gente que representa a nuestra organización: la gente de a pie, el ciudadano de un pueblo pequeño, el que vive en una localidad diminuta -que quizás no conozca jamás que nosotros estamos acá con la obligación de defenderlo- o el propio ciudadano que aspira a que el derecho internacional sirva como instrumento de justicia, para así blandir, para así reconstruir el camino democrático: único camino por el que debe transitar Nicaragua. Nosotros vamos a insistir en esto, debemos hacerlo.

Digamos las cosas como son: por estas horas en Nicaragua todo se ha desbordado. Lo venimos afirmando hace semanas y meses. Cuando en un país hay violaciones de los derechos humanos, uso de violencia por parte del gobierno -o grupos afines al gobierno-, y muertes al por mayor: ya no se está ante hechos coyunturales –pasibles de ser interpretados de manera diversa-, cuando se produce ese cóctel criminal estamos ante la caída del estado de derecho y se ingresó en un ataque contra el ser humano totalmente incompatible con la democracia.

En épocas como las actuales, en que la agenda de derechos se empieza a reorientar hacia derechos que jamás debieron ser conculcados- los derechos humanos, el derecho a la vida, el derecho a existir en una sociedad que no ataque la propia existencia, es siempre el derecho central a tener presente. Por algo la vida el bien jurídico tutelado con mayor precisión jurídica por el derecho. Sin ello nada tiene sentido. Absolutamente nada.

Cuando desde la OEA sostengo que no podemos quedarnos pasivos antes estos delitos a lo humano, solo estamos cumpliendo con el deber que nos impone la organización siendo fiel a los principios que le dieron sentido a su existencia. Si no lo hiciéramos, no estaríamos siendo fieles al mandato histórico y actual que debe regir a esta organización que me toca representar.

Hoy sucede algo terrible en Nicaragua, ya es demasiada la sangre derramada.

Llega la hora de exigir, reclamar, inquirir, solicitar y demandar que se detenga el actual momento de violencia. Nada surge de eso, ni gloria, ni historia, solo dolor y más dolor.

Nicaragua debe re-institucionalizarse, democratizarse, es imprescindible ese compromiso del gobierno para hacerlo, para llamar a los nicaragüenses a un entendimiento.

La continuidad de las políticas represivas obligará a recurrir al procedimiento del artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana. Por eso también en este momento debemos de presentar a las víctimas y sus testimonios. Su voz es la que debe ser escuchada, su voz es la que debe de despertar a la justicia, su voz es la que nos debe de llamar a la acción.

Gracias señor Presidente.