Discursos y otros documentos del Secretario General

INTEGRACIÓN REGIONAL Y LA OEA

17 de agosto de 2016 - Ciudad de México

*Cotejar con texto pronunciado*


El futuro que queremos construir

El sueño de una América unida, integrada, compartiendo beneficios de la gestión económica, el comercio, el conocimiento y las ideas más avanzadas con todos los ciudadanos, de manera que los pueblos sean los destinatarios de una prosperidad compartida, sigue siendo un sueño a pesar de varios ensayos por acercarnos a ese futuro deseado.


Amigas y Amigos Todos,

Vivimos una época de incertidumbre, en la que se nos fuerza enfrentar nuevas preguntas acerca de qué tipo de sociedades y como nos queremos integrar con nuestros vecinos y con el mundo, para poder construir un futuro para todos.

Una de las preguntas más fundamentales que se nos presenta en 2016 es: ¿integración para que, para beneficio de quiénes? o ¿Cuáles son entonces los principios que deben regir esa integración para que sea exitosa? Estos temas, superan paradigmas tradicionales de izquierdas y derechas. Tienen que ver con el interés nacional y su compatibilidad con el interés regional y global.

Hoy en nuestra América, conviven diferentes modelos, que hoy demuestra claras dificultades en establecer la sucesión de la secretaria pro tempore, pasando por Nafta, muy cuestionada por el candidato republicano en las elecciones estadounidenses, o el ALBA en pleno proceso de reajuste producto de la crisis venezolana, o la Comunidad Andina, limitada por la ausencia de Venezuela desde 2006 y en parte superada por el avance de la Alianza del Pacifico, llegando hasta el CARICOM que busca actualizarse a los nuevos tiempos así como el SICA en Centroamérica.

A ello hay que sumarle los proyectos de integración eminentemente política como la UNASUR, de América del Sur y un alineamiento macro como es la Comunidad de Estados Latinoamericano y del Caribe (CELAC) que abarca lo político y lo económico en en el relacionamiento con otros foros regionales.

Pero las angustias acerca de la integración regional no son solamente nuestras, el reciente ejemplo del BREXIT, demuestra que uno de los proyectos más avanzados como el de la Unión Europea presenta también sus vaivenes, sus avances y retrocesos y no puede por lo tanto erigirse, como ninguno de los otros proyectos en un ejemplo a seguir.

Recordemos que el proyecto integracionista de Europa, nace en la posguerra y tienes un claro sentido político y de defensa del espacio europeo ante lo que en aquel momento era el bloque soviético por un lado, la presencia poderosa de los EEUU y la naciente configuración tercermundista hoy extinta. Era el mundo de los tres mundos, que hoy ya no existe.

En la configuración multi-polar que hoy vivimos, la integración se da más allá de las negociaciones de cancillerías o ministerios de comercio o de economía. La integración se verifica en redes, sean ellas para el comercio, para la defensa de los derechos humanos, para la igualdad de oportunidades.

La inmediatez de la comunicación nos ha colocado a todos cada vez más cerca, haciendo que los proyectos de integración de las burocracias queden anquilosados, ante el avance de las nuevas tecnologías que acercan a los pueblos.

Es por ello que los proyecto de integración real, para el beneficio de los pueblos tendrán que converger en la dirección de hacia dónde va la gente y hacia dónde va la economía mundial.

En ese sentido, vivimos un singular y único traspaso de poder de Occidente a Oriente , de Norte a Sur, reflejado en el poderío de China e India y los países de Asia del Este que empujan la economía mundial. Esto a pesar del relativo enfriamiento coyuntural de algunas de estas economías.

Recordemos que en América Latina, décadas de integración no han logrado que el comercio intrarregional latinoamericano supere el 20% del volumen total de las transacciones comerciales. En cambio, actores relativamente nuevos en el comercio regional como China han logrado desplazar del sitial de preferencia a mercados tradicionales y establecidos como el estadounidense y el europeo.

Es que en América Latina, seguimos pensando más en los símbolos que en la realidad. Y ahí van las fotos de los presidentes abrazados en fotos de familia, integrados en la foto, pero con una base poco real de sustento.

Creo, por ejemplo, que el espacio de la Alianza del Pacifico, refleja de una manera diferente esa necesidad de búsqueda de una integración más anclada en la realidad geo-económica y política del mundo de hoy, generando una arquitectura menos burocrática, más eficiente y más orientada hacia resultados tangibles. Empero hay camino que recorrer en la fase institucional y política.

Es que no podrá haber integración regional en lo económico y comercial si no hay acuerdos políticos solidos entre los estados y donde la integración regional sea un valor de carácter nacional que esté por encima de los vaivenes de los ciclos políticos.

Si la integración depende de los cambios de signo políticos de los gobiernos de turno estaremos construyendo un proceso que nace con una gran fragilidad en sus bases de sustentación

Es quizás por la gran fragmentación política e ideológica en las Américas que la integración también tiene ese carácter fragmentado y por ende poco eficiente. Hasta que no podamos ponernos de acuerdo en una seria de valores esenciales y rectores sobre los que tienen que estar anclados los proyectos de integración no podremos aspirar a un proyecto colectivo de carácter superior.

La OEA, puede colaborar en este proceso.
Es el organismo regional más antiguo del mundo y aún hoy, con todos sus problemas, el principal foro político en el hemisferio. Su evolución ha estado estrechamente vinculada a la situación política y económica de sus 35 estados miembros. El campo de acción de nuestra Organización, derivado de un proceso realizado por los propios Estados Miembros, se concentra en cuatro pilares fundamentales:

Democracia, Derechos Humanos, Desarrollo Integral y Seguridad Multidimensional. Esta es una visión, fundamental que contribuye a la integración y que fue creada y aprobada por los Estados Miembros.

Conceptualmente, estos cuatro pilares son interdependiente. En otras palabras: sin respeto a la Democracia, al Estado de Derecho y a los Derechos Humanos no puede concebirse el desarrollo. Por su parte, la paz y la seguridad son condiciones previas, necesarias e imprescindibles para la subsistencia de la democracia, el pleno respeto a los Derechos Humanos y el desarrollo integral de las sociedades. Así, los viejos y nuevos retos a la democracia se relacionan de una u otra forma a los pilares de la OEA.

Los procesos de Cumbres de las Américas han sido clave para avanzar en la integración política del hemisferio.

Desde 1994, acorde con lo que se denominó en ese momento como un período de convergencia y comunidad en el hemisferio, se da el proceso de Cumbres de las Américas. Entre 1996 y 2016 se han llevado a cabo a cabo nueve reuniones de Jefes de Estado y de Gobierno.

En la medida en que se incorporaron gobiernos de distintas tendencias ideológicas los resultados finales de las Cumbres fueron más diversos en su carácter.

De hecho en las Cumbres de Trinidad y Tobago, Cartagena y Panamá no se aprobó una Declaración Final, como había sido costumbre en los eventos anteriores, debido a la falta de consenso, aunque emergieron planes de acción conjuntos en áreas claves en las que si hubo consensos básicos, más allá de las declaraciones conjuntas.

Como hecho significativo, Cuba participó por primera vez en la VII Cumbre en Panamá corrigiéndose así una injustificable ausencia que no ha debido presentarse y abriéndose un nuevo capítulo de dinamismo integracionista.

En el 2015, teniendo como marco la VII Cumbre de las Américas en Panamá, se dio la reunión entre los Presidentes Obama y Castro reafirmando un proceso que concluyó con la reapertura de las respectivas Embajadas en Washington y La Habana, las cuales habían continuado funcionando hasta entonces como oficinas de intereses.

Así, se cerró el último gran capítulo de la Guerra Fría en el hemisferio con el restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Como lo definió el propio Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, su gobierno deseaba “poner fin a medio siglo de políticas fallidas”. Esto contribuyo también a que la agenda hemisférica se liberara de un tema urticante en las relaciones entre América Latina y EEUU.

Retos y próximos pasos para la integración desde la OEA: acercar las instituciones a la ciudadanía

Los países latinoamericanos buscan en los procesos de integración, en definitiva, vías con las que mejor responder a sus intereses nacionales y mejorar sus opciones de crecimiento y desarrollo. En el ámbito social, tenemos como meta común la lucha por la inclusión y la igualdad de oportunidades. La integración puede favorecer la necesaria acción conjunta para disminuir las brechas sociales.

En el ámbito político, el objetivo transversal es la promoción y fortalecimiento de la democracia. La concepción de la integración como factor de estabilidad política, de diálogo, y de construcción de paz, no siempre es la que prevalece en el escenario latinoamericano pero es el principio que defendemos. Los intereses políticos nacionales se suelen imponer al discurso integracionista y a la capacidad de acción colectiva multilateral.

En este sentido, he declarado en repetidas ocasiones que la OEA debe centrarse en la búsqueda de soluciones prácticas para solventar los problemas de la región para así superar la retórica y la estridencia en posiciones guiadas por una u otra ideología.

La OEA, como foro hemisférico, puede aportar al entendimiento compartido de las oportunidades y desafíos para el abordaje colectivo de políticas públicas efectivas en el ámbito de una integración sustentada en los valores comunes de la democracia y los derechos consagrados en la Carta de la OEA, La Carta Democrática Interamericana (CDI) y las Convenciones Interamericanas en la materia.

El Protocolo de San Salvador, la CDI, la Carta Social de las Américas y su Plan de Acción, el Programa Interamericano para el Desarrollo Sostenible y la Estrategia Interamericana para la Promoción de la Participación Pública en la toma de Decisiones sobre Desarrollo Sostenible, constituyen una base normativa sólida. Será imperativo alinear y coordinar estos instrumentos dentro de la arquitectura global de la Agenda de Desarrollo 2030 y los ODS. Y por supuesto, será todavía más relevante pasar de la letra escrita a la acción.

Nuestra Carta Democrática Interamericana (CDI), aprobada por todos los Estados Miembros en 2001, contiene un capítulo (VI) dedicado a la “Promoción de la cultura democrática”. La CDI afirma que la OEA seguirá “desarrollando programas y actividades dirigidos a promover los principios y prácticas democráticas y fortalecer la cultura democrática en el Hemisferio, considerando que la democracia es un sistema de vida fundado en la libertad y el mejoramiento económico, social y cultural de los pueblos” (Artículo 26). Estos valores deben nutrir la integración regional y para lograr esto, el trabajo en conjunto con los Estados y la sociedad civil es clave.

La CDI hace mención de lo que debe ser nuestra audiencia clave: la niñez y la juventud, “como forma de asegurar la permanencia de los valores democráticos, incluidas la libertad y la justicia social” (Artículo 27). Y en su artículo 28 exhorta a los Estados promover “la plena e igualitaria participación de la mujer en las estructuras políticas de sus respectivos países como elemento fundamental para la promoción y ejercicio de la cultura democrática.”


El empoderamiento ciudadano como piedra angular de la integración

Gracias a que la mayoría de los países de las Américas optaron por la democracia como forma de gobierno, hoy más que antes vemos surgir una ciudadanía empoderada y conectada. Esto es un fenómeno muy positivo. La ciudadanía, como agente de cambio y actor fundamental en las sociedades democráticas, no puede estar ausente de los procesos de integración. Debe ser parte activa porque su futuro depende de ello.

La piedra angular de la integración, deben ser los ciudadanos de las Américas, es decir que se debe reforzar el concepto de un multilateralismo centrado en sus habitantes a través de la promoción y fortalecimiento de la democracia, los derechos humanos, las condiciones de seguridad, y su desarrollo.

Es imprescindible formar ciudadanía y bregar por un futuro integrado y compartido, porque hoy en día, los latinoamericanos no confían en sus gobernantes y en las instituciones representativas; temen por sus vidas y las de sus hijos al salir a la calle; no encuentran bienestar y estabilidad económica; observan casos flagrantes de impunidad y corrupción. Esto tiene que cambiar.

La OEA como foro político hemisférico por excelencia, tiene la capacidad para articular esfuerzos. Somos facilitadores de soluciones a la medida de los países miembros. La organización pertenece y se debe a las ciudadanas y a los ciudadanos de las Américas. Es una organización de todas y todos los Americanos. Los pueblos, después de todo, son los beneficiarios finales de los derechos, la democracia, el desarrollo y la seguridad.

Por ello, los principios deben de prevalecer sobre los intereses circunstanciales. En nuestros países corre la sangre de las Américas, así como de los inmigrantes que ayudaron a construir nuestras naciones modernas. Un Hemisferio con culturas y tradiciones ricas y diferentes, que se une para construir algo más grande que la suma de sus partes. La riqueza de diversidad es también nuestro haber como región. Debemos anclarlos en principios y valores compartidos.
La crisis que atravesamos en los diferentes mecanismos hemisféricos de integración nos invita a analizar en profundidad los múltiples desafíos que encaramos en una comunidad de contrastes.

Por su parte, la OEA del Siglo XXI, al servicio de las Américas, continuará siendo una fuerza para la democratización continental, eliminando desigualdades; promoviendo el pluralismo; la convivencia pacífica; la diversidad de opiniones, diálogo, negociación y acuerdos, y; extendiendo cada vez más derechos para más gente. Así, estaremos dando un espaldarazo a la verdadera integración regional.


Muchas Gracias,