Discursos y otros documentos del Secretario General

PALABRAS DEL SECRETARIO GENERAL DE LA OEA EN LA III CUMBRE DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO DE LA COMUNIDAD DE ESTADOS LATINOAMERICANOS Y CARIBEÑOS (CELAC)

28 de enero de 2015 - San José, Costa Rica

Quiero agradecer en primer lugar, señor Presidente, la hospitalidad que una vez más de manera ejemplar nos brinda la República de Costa Rica, y agradecerle la posibilidad de estar aquí nuevamente, en esta tierra generosa que para muchos en nuestra región, en nuestro mundo, es símbolo de paz, democracia, tolerancia y justicia.

Agradezco también la oportunidad que se me concede de estar presente en esta nueva reunión de la CELAC. En los años transcurridos desde su creación, esta Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe se ha estado ya constituyendo en un marco de referencia obligado para el desarrollo de políticas comunes y para la inserción de nuestra región en el mundo.

He asistido a estos desarrollos desde sus inicios y he señalado en múltiples ocasiones que creo que entre nuestros organismos existe una gran complementariedad, para enfrentar de conjunto, y en torno a los valores comunes que compartimos, los grandes temas de la paz, la democracia, el desarrollo sostenible, la integración y la seguridad.

Tras un período muy positivo para nuestra región hoy enfrentamos nuevos desafíos.

El primero de estos desafíos es mantener o recuperar los ritmos de crecimiento económico que caracterizaron a nuestra región en la década pasada. Muchos de los factores comerciales y financieros que posibilitaron este crecimiento ya no están presentes en la economía global. América Latina y el Caribe deben ser capaces de suplir esa ausencia con una mayor integración y ampliación de sus mercados internos, con políticas más eficaces de ahorro e inversión, mejorando la calidad de su educación, expandiendo su infraestructura y fortaleciendo su capacidad científica-técnica.

Un crecimiento lento como el que actualmente experimentan muchos de nuestros países pone en riesgo los éxitos que hemos alcanzado en la reducción de la pobreza y la desigualdad. Los muchos millones de hombres, mujeres y jóvenes que en la década pasada salieron de la pobreza y los que aún permanecen en ella, esperan que sus gobernantes sean capaces de formular y coordinar políticas públicas eficaces para superar estos riesgos.

Por ello, prosperidad y equidad son los grandes temas de nuestra próxima Cumbre de las Américas, un evento histórico en el cual estarán presentes por primera vez los Jefes de Estado y de Gobierno de los 35 Estados independientes de las Américas. Yo estoy seguro de que los debates que aquí tendrán nos permitirán fijar posiciones comunes ante el gran reto de crecer sostenidamente en las nuevas condiciones de la economía global, de mejorar sustantivamente nuestra integración comercial y productiva , y de distribuir con justicia el producto de ese crecimiento.

Muchos de nuestros países enfrentan hoy condiciones de violencia y los flagelos de la droga y la acción del crimen organizado, incompatibles con el desarrollo de la democracia a la que todos aspiramos. Hemos avanzado en la búsqueda de caminos alternativos para superar esta situación, convencidos de que para ello no basta la represión, sino enfoques más integrales de salud pública, menos cárcel y más prevención, justicia más ágil y, sobre todo, abordar los problemas de exclusión que en gran parte están detrás de la criminalidad que sufrimos.

No es menor la condición de superar estos obstáculos manteniendo y ampliando el proceso democrático que vive hoy nuestra región como nunca antes. Dicho proceso, bien lo sabemos, es aún frágil y puede tener retrocesos. Las elecciones democráticas, el estado de derecho, la independencia de los poderes públicos, el pluralismo político, el respeto a los derechos humanos y libertad de expresión, la igualdad de género, la no discriminación, son valores que todos proclamamos, pero debemos concretar mucho más.

Nuestra región debe ser capaz de concertarse adecuadamente en torno a estos grandes temas. Y además debe intentar llevar posiciones comunes, en estos mismos temas, a los grandes eventos internacionales que nos esperan en el futuro inmediato: la formulación del nuevo ciclo de grandes Objetivos – las Metas de Desarrollo Sostenible—en el marco de Naciones Unidas; la Cumbre Climática de Paris de 2015; la Sesión Especial de la Asamblea General de la ONU sobre el Problema de las Drogas; son citas muy cercanas, que esperan una voz única de América Latina y el Caribe. Yo espero muy sinceramente que esta Cumbre permita avanzar en esa dirección y les deseo por ello el mayor de los éxitos.

Muchas gracias.