Las interferencias de satélites
representan un problema costoso para los operadores
de todo el mundo. Las interferencias provienen de
muchas fuentes, aunque la mayoría se deben al error
humano y son accidentales. Durante el último año,
sin embargo, la introducción de los servicios de
acceso inalámbrico de banda ancha (BWA), tales como
WiMAX y los sistemas de Telecomunicaciones Móviles
Internacionales (IMT), y su resultado potencialmente
devastador en la gama de frecuencias de la banda C,
ha suscitado mucha polémica.
La gama de frecuencias de la
banda C es utilizada por los operadores del servicio
fijo por satélite (SFS) de todo el mundo para
ofrecer servicios de comunicaciones vitales y es
esencial para los países de la región de la línea
ecuatorial, donde los extensos desvanecimientos
causados por la lluvia hacen que el uso de la banda
Ku sea poco viable. Actualmente, existen
aproximadamente 160 satélites geoestacionarios
funcionando en la gama de frecuencias de la banda C
y se prevé que dos de cada tres de los satélites
comerciales que se encuentran en construcción
utilicen probablemente frecuencias de la banda C.
Para respaldar las comunicaciones
del SFS en la banda C, se ha realizado un amplio
despliegue de hardware, que representa un inversión
de miles de millones de dólares por parte de los
operadores y usuarios de satélites. Contrariamente a
los sistemas terrenales, los cuales pueden ser
modificados una vez desplegados para realizar los
ajustes necesarios, los satélites, una vez en órbita,
no pueden ser modificados.
El problema de la compartición de
espectro A medida que la introducción de los
servicios BWA cobra intensidad en varios países, la
industria de las comunicaciones por satélite se has
visto obligada a combatir un aumento en los
incidentes notificados de interferencia, ya que los
servicios fijos y móviles por satélite están siendo
gravemente interrumpidos debido a interferencia
causada por los servicios inalámbricos terrenales.
En algunas ocasiones, estos incidentes han colapsado
totalmente la recepción de las señales de TV, como
fue el caso en Hong Kong donde unos 300.000 hogares
en toda Asia perdieron la señal debido a una prueba
de campo de BWA. Otra prueba en Bolivia durante el
inicio de la Copa Mundial de Fútbol afectó a un 30
por ciento de los hogares que estaban recibiendo la
cobertura de la Copa Mundial vía satélite.
El equipo BWA funcionará dentro
de la gama de frecuencias 3.4-3.7 GHz en la banda C
extendida del SFS. Esto representa un problema para
los sistemas de satélites con bandas solapadas que
son susceptibles a las emisiones fuera de banda y la
saturación LNA/LNB. Todos los análisis de la
industria y las pruebas iniciales de interferencia
potencial del BWA ponen de manifiesto la posibilidad
de una amenaza considerable para los servicios de
satélite en la banda C.
La posibilidad de asignar
porciones del espectro de la banda C a los sistemas
IMT también es motivo de preocupación para el
entorno regulador. Es posible que los operadores de
satélites, temerosos de que el espectro deje de
estar disponible durante la vida útil de un satélite
nuevo, haciendo que el operador no pueda lanzar al
mercado inventario nuevo o incluso de reemplazo,
reconsideren las inversiones futuras.
Qué se está haciendo La industria
de comunicaciones por satélite se ha comprometido a
definir el impacto de la compartición de frecuencias
en la banda C, y a identificar si – y en qué forma –
los servicios fijos por satélite y los servicios
inalámbricos pueden coexistir. Organizaciones tales
como la Unión de Radiodifusión Asia-Pacífico, el
Consejo de Comunicaciones por Satélite de Asia-Pacífico,
la Telecomunidad de Asia-Pacífico, el Foro Mundial
VSAT, el Grupo de de Usuarios de Satélites para la
Reducción de Interferencia (SUIRG) y un consorcio de
prominentes operadores de satélites han presentado
documentos y estudios sobre este tema.
A principios de este año, por
ejemplo, el SUIRG y otras ocho asociaciones
comerciales que representaban a más de 400 empresas
de comunicaciones por satélite de todo el mundo, con
unos ingresos conjuntos que sobrepasan los €66.000
millones, enviaron una carta a los Comisionados de
la CE instándoles a que se opusieran a la propuesta
preliminar europea para la Conferencia Mundial de
Radiocomunicaciones 2007 (CMR-2007) de la Unión
Internacional de Telecomunicaciones (UIT) de abrir
cualquier parte de la banda C para las tecnologías
móviles terrenales. Gracias a las asombrosas
manifestaciones de apoyo de las administraciones
nacionales, la comunidad de usuarios de
comunicaciones y la industria mundial de
comunicaciones por satélite, la CMR decidió
restringir las IMT, incluyendo WiMAX, de cualquier
parte de la banda C de satélites.
Robert Ames
Presidente
Grupo de Usuarios de Satélites
para la Reducción de Interferencias (SUIRG)
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