Boletín electrónico / Número 40 - Octubre, 2007

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Diálogo regional sobre “el potencial de las telecomunicaciones para la asistencia en casos de desastre”

El 16 de octubre de 2007 se realizó el Diálogo regional sobre “el potencial de las telecomunicaciones para la asistencia en casos de desastre” que permitió unir por videoconferencia a Washington DC (Estados Unidos de América), Santo Domingo (República Dominicana), Ciudad de Guatemala, (Guatemala), Tegucigalpa (Honduras), Lima (Perú), Puerto España (Trinidad y Tobago). Este evento fue realizado en colaboración con el United States Telecommunications Institute (USTTI) y fue patrocinado por la Global Development Learning Network (GDLN) of the World Bank.

Este taller se centró en el uso potencial de las telecomunicaciones durante las operaciones de emergencia, asistencia y mitigación en casos de desastre y podía seguirse en vivo por Internet.

Los objetivos específicos del taller fueron los siguientes:

  •            Mejorar los conocimientos acerca de las actividades en curso dirigidas al desarrollo de capacidades y servicios de telecomunicaciones para situaciones de emergencia.

  •           Estado de las Convenciones internacionales que facilitan la circulación mundial de equipos de radiocomunicaciones en situaciones de emergencia y socorro en casos de desastre y, en particular, las Convenciones interamericanas.

  •            Examinar y resumir aspectos jurídicos, reglamentarios y de política críticos asociados con la asistencia en casos de desastre.

  •           Compartir experiencias con el fin de conocer mejor las necesidades y restricciones operativas, en particular, la identificación de áreas en las que podrían haberse evitado problemas de existir una infraestructura de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) más adecuada.

  •           Explicar las funciones que desempeñan todas las partes afectadas, tales como los proveedores de servicios de telecomunicaciones y fabricantes de equipo, así como los representantes de los sectores público y privado en los ámbitos de la radiodifusión, aplicaciones de tele observación, Internet, radioaficionados, etc.

Para ver el Programa del Taller haga click aquí.

A continuación se da la presentación realizada por el Embajador Albert Ramdin, Secretario Adjunto de la OEA. También la misma está disponible en vídeo aquí.

Señoras y señores, buenas tardes,

Me complazco en darles la bienvenida a esta reunión tan importante sobre las posibilidades que ofrecen las telecomunicaciones para la preparación, prevención y socorro en casos de catástrofes.

Como bien sabemos, las catástrofes naturales y por causas humanas pueden ocurrir imprevistamente en cualquier lugar y en cualquier momento. La creciente frecuencia e intensidad de las catástrofes naturales demuestran la gran necesidad que tienen los organismos de seguridad pública y operaciones de socorro de servicios de telecomunicaciones eficaces y de alta calidad para mitigar las repercusiones de esos desastres.

Si las operaciones de socorro en casos de catástrofes son buenas, mejor aún es la prevención de esas catástrofes. Y cuando tal prevención no es posible, prepararse para la posibilidad de catástrofes puede por lo menos aminorar sus penosas consecuencias. Las tecnologías de telecomunicaciones pueden cumplir una función vital en esos tres aspectos.

Sabemos que las actividades de socorro en caso de catástrofes dependen de la disponibilidad de las telecomunicaciones y del acceso a éstas. Una reacción rápida para organizar y coordinar las operaciones de rescate es esencial para salvar vidas y restablecer la infraestructura. Pero, cuando ocurre una catástrofe, la infraestructura de telecomunicaciones públicas queda por lo general dañada y debe cursar enormes cargas de tráfico que pueden limitar la capacidad para reaccionar. Evidentemente, se necesitan disposiciones especiales a fin de facilitar las comunicaciones eficaces para actividades de emergencia, tales como el establecimiento y procesamiento prioritarios de comunicaciones por medio de los recursos de telecomunicaciones que permanez­can disponibles. Debe contarse con elementos que permitan que los usuarios institucionales tengan los canales de telecomunicaciones que necesiten, con la seguridad debida y el nivel más alto posible de calidad para sus comunicaciones.

Actualmente, muchos Estados miembros de la OEA no tienen ninguna capacidad de emergencia, excepto para su infraestructura de telecomunicaciones públicas. Por eso, cuando hablamos de una capacidad de telecomunicaciones de emergencia, nos estamos refiriendo, entre otras cosas, a los aspectos técnicos, operacionales, normativos, jurídicos y reglamentarios.

La prevención de catástrofes supone no sólo estar preparado sino también la mitigación de los daños. Con demasiada frecuencia, son las deficiencias humanas e institu­cio­na­les las que convierten a las calamidades naturales en verdaderas catástrofes. Los sistemas eficientes de prevención de catástrofes sirven para que la gente no quede irremediablemente a merced de un desastre, al reforzar la capacidad práctica de expertos y autoridades, y respaldar el establecimiento de redes nacionales y regionales.

Las telecomunicaciones pueden contribuir a la preparación para las catástrofes mediante la radiodifusión de mensajes por radio y televisión, alertando a la población antes de que ocurra el desastre, e indicando claramente qué medidas deben tomarse. Un plan eficaz para casos de catástrofe que emplee eficientemente las telecomunica­cio­nes contribuirá a mitigar los efectos de los desastres naturales o por causas huma­nas, a distribuir ayuda a los damnificados, y a volver a las condiciones normales tan pronto como sea posible. La protección de la infraestructura crítica de telecomunicacio­nes para garantizar su disponibilidad en caso de desastres físicos es uno de los principales aspectos de las hipótesis de recuperación cuando ocurren catástrofes.

Gracias a los adelantos de la ciencia y la tecnologías, ahora podemos hacer más hincapié en los procedimientos de alerta rápida y preparación con el objeto de reducir las pérdidas de vidas humanas y los daños a la infraestructura de telecomunicaciones. Esto se demostró cuando Jamaica dio la alarma y radiodifundió mensajes alertando a la población sobre el peligro del huracán Iván días antes de que éste alcanzara la isla. Cada vez más países de la región están usando rutinariamente las telecomunicaciones y la radiodifusión para coordinar las actividades previas a los huracanes y los desastres que causan.

Desde hace varias décadas, la OEA es una de varias organizaciones internacionales que trabajan con gobiernos nacionales para mejorar la planificación para casos de catástrofes. La CITEL en particular ha estudiado, por intermedio de sus comités técnicos, los aspectos de las telecomunicaciones y las radiocomunicaciones relacionados con la mitigación de los desastres y las operaciones de socorro.

La CITEL comprende que no basta hablar sobre la tecnología, y que es necesario que adquiramos una mejor comprensión de las estructuras reglamentarias y normativas que se necesitan.

Por ejemplo, la necesidad de que las señales de llamadas de socorro tengan una prioridad absoluta se ha reconocido en todo el mundo desde que el Titanic chocó con un iceberg en 1912. Tradicionalmente, las comunicaciones de socorro y seguridad marítimas han tenido privilegios tales como una prioridad absoluta y la exención del pago de cargos. Las mismas reglas se aplican a las comunicaciones con aeronaves y entre éstas, pero tales privilegios no se aplican a las telecomunicaciones terrestres de emergencia. Por eso, después de un terremoto, habiendo todavía personas atrapadas bajo las ruinas de sus viviendas, un funcionario aduanero todavía puede, en teoría, impedir que los equipos de salvamento importen sus radioteléfonos portátiles. Y un funcionario puede impedir el uso de equipos de comunicaciones, a menos que primero se obtenga una licencia de una autoridad nacional de telecomunicaciones, cuyo edificio puede no existir ya. O, en el caso de usarse una terminal por satélite, el equipo de salvamento podrá recibir posteriormente facturas telefónicas por valor de miles de dólares.

Dichos absurdos jurídicos y burocráticos han llevado a la formulación del Convenio de Tampere sobre el suministro de recursos de telecomunicaciones para la mitigación de catástrofes y las operaciones de socorro en casos de catástrofe, cuyo principal objetivo es agilizar y facilitar el suministro oportuno y eficaz de telecomunicaciones de emergencia para la asistencia humanitaria internacional rápida y el flujo eficiente de información en casos de prevención de desastres y de la respuesta a éstos. Llevar a la práctica este instrumento podrá requerir cambios en las leyes nacionales, ya que si bien su aplicación concierne en particular a las autoridades de telecomunicaciones, también afecta a otros servicios gubernamentales.

La CITEL ha recomendado que los gobiernos firmen y ratifiquen el Convenio de Tampere para poder usar debidamente las herramientas que la industria de las telecomunicaciones ha puesto a nuestra disposición. Además, la CITEL puede dar su asesoramiento y apoyo a los Estados miembros para la creación de regulaciones y legislación relativas a las telecomunicaciones que permitan la debida implementación de dicho Convenio.

Una dificultad seria que enfrentan los que intervienen en la gestión de desastres es la incompatibilidad de sus equipos y programas informáticos de telecomunicaciones. A fin de enfrentar este problema, es esencial normalizar las redes de telecomunicaciones a fin de obtener la compatibilidad y posibilitar el intercambio de información. La CITEL proporciona la coordinación de normas para asistir a los Estados miembros.

Además, la CITEL ha estudiado y presentado recomendaciones relativas a las aplica­cio­nes de telecomunicaciones, que incluyen desde la teledetección y sistemas mundiales de determinación de la posición (GPS) hasta la Internet y sistemas móviles mundiales de comunicaciones personales (GMPCS), de importancia crítica para rastrear peligros próximos, alertar a las autoridades, advertir a las poblaciones, coordinar operaciones de socorro, evaluar daños y movilizar el apoyo para la reconstrucción.

Como ustedes probablemente sepan, la CITEL formuló el Convenio Interamericano sobre el Servicio de Radioaficionados que entró en vigor el 21 de febrero de 1990; el Convenio Interamericano sobre el Permiso Internacional de Radioaficionado (IARP) que entró en vigor el 23 de febrero de 1996; y un Protocolo de Enmienda al Convenio Interamericano sobre el IARP que todavía no ha entrado en vigor.

El Convenio sobre el IARP permite la operación temporal de estaciones de radioaficionados en un Estado miembro por personas que posean permisos IARP otorgados por otro Estado miembro. Esto es de fundamental importancia en situaciones de emergencia. Instamos a los Estados miembros que no lo hayan hecho todavía que ratifiquen el IARP y su Protocolo de Enmienda.

La CITEL está siempre dispuesta a estudiar cualquier información y tecnologías de comunicaciones nuevas que pudieran contribuir a los sistemas de alerta rápida para casos de catástrofes. También seguirá trabajando para ayudar a los países y regiones a crear infraestructuras sólidas para mejorar su estado de preparación, capacitar recursos humanos e intensificar las tareas relativas a cuestiones reglamentarias.

Para finalizar, quisiera mencionar tres puntos más.

Primero, la preparación, la prevención y las operaciones de socorro en casos de catástrofes nos conciernen a todos. Nadie, ni siquiera el país más poderoso, está inmune a los peligros que presenta la naturaleza. Y en nuestro mundo interconectado, una catástrofe local puede rápidamente tener un impacto mundial. Me atrevería incluso a decir que invertir en la preparación contra los desastres, en su prevención y en las operaciones de socorro no sólo tiene sentido desde un punto de vista económico, sino que es también un imperativo moral.

Mi segundo punto es muy simple: la cooperación es mutuamente beneficiosa. Hallemos maneras de trabajar juntos más eficazmente para salvar vidas. Todos los que estamos aquí hoy quisiéramos contar con un sistema de colaboración más sistemático y ágil, y la OEA puede proporcionarlo.

Esto me lleva a mi tercer y último punto: tenemos que definir prioridades y concentrarnos en aplicar la tecnología eficazmente para proporcionar capacidades en materia de telecomunicaciones que respondan a las verdaderas necesidades operacionales para las operaciones de socorro en casos de catástrofes.

Señoras y señores, este diálogo regional es un paso importante para reunir a todos los que encaran las diversas cuestiones relativas a las telecomunicaciones para emergencias y operaciones de socorro en casos de catástrofes. Los usuarios nos dirán cuáles son sus necesidades. Eso nos entonces permitirá tener un plan de trabajo significativo y oportuno que responda debidamente a esas necesidades.

Tengo la seguridad de que este evento nos ayudará a entendernos mejor, y a ver con mayor claridad las diferentes rutas ante nosotros. Deseo que éste sea un encuentro fructífero, para que el diálogo no termine con la reunión de cierre, sino que continúe en una relación duradera. En la OEA, estamos dedicados a trabajar con ustedes.

Gracias por su amable atención.
 

 


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