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Estrategias para amenazas específicas

1. Huracanes
2. Sequía y desertificación
3. Amenazas geológicas (Terremotos, Erupciones Volcánicas, Tsunamis)
4. Inundaciones
5. Deslizamientos

Las amenazas naturales en la región que más preocupan a los planificadores son:

- Huracanes
- Sequías y desertificación
- Riesgos geológicos (terremotos, erupciones volcánicas, tsunamis)
- Inundaciones
- Deslizamientos

Si bien las amenazas se materializan frecuentemente como eventos inconexos, también pueden superponerse. Por ejemplo, los huracanes y los tsunamis pueden producir inundaciones; los terremotos pueden causar derrumbes; la erosión y la sedimentación son muchas veces el resultado de inundaciones, desertificación o de las malas prácticas de manejo de suelos, más que amenazas en sí. Estas amenazas naturales son las que más preocupan a los organismos de desarrollo, no sólo porque causan los mayores daños a la humanidad y a las propiedades, sino también porque pueden ser agravados por las actividades de desarrollo. Lo más importante de estas amenazas es que en la actualidad hay medios disponibles para reducir su impacto.

Al comienzo de un estudio de desarrollo, el planificador debe determinar, basándose en la información disponible, si en el área de estudio existe alguna amenaza natural en particular que constituya un problema. Si la información existente no es suficiente, el planificador generalmente decidirá no considerar la amenaza en cuestión.

Dada la disponibilidad de nuevas técnicas de evaluación de riesgos, ya no es necesario tomar este tipo de decisiones. La información necesaria para evaluar una amenaza natural puede obtenerse en muchos casos, como parte del proceso de planificación y es posible lograr que las evaluaciones de amenaza formen parte del estudio sin incurrir en costos desmedidos o sacrificando otros aspectos.

La disponibilidad de información determina la estrategia para tratar una amenaza natural en un estudio de desarrollo. La pregunta crucial es, si la información existente o disponible es suficiente para determinar si la amenaza impone un peligro significativo en el área de estudio. Si ésta no fuera suficiente, sería necesario generar información adicional de forma rápida y a bajo costo para que sea factible dentro de dicho estudio. En el caso de huracanes, desertificación y riesgos geológicos la información disponible es generalmente adecuada, pero en el caso de inundaciones y derrumbes generalmente no lo es (ver el recuadro en la página siguiente).

1. Huracanes

En los países del Caribe los huracanes causan más daños y alteran la vida de más personas que cualquier otro riesgo natural. En México y América Central están en segundo lugar, después de los terremotos. Entre 1960 y 1989 los huracanes causaron 28.000 fatalidades, alteraron la vida de 6 millones de personas y destruyeron propiedades por un monto de US$ 16 mil millones en la Cuenca del Gran Caribe (excluyendo los Estados Unidos y sus posesiones). Los países pequeños son especialmente vulnerables a huracanes, ya que pueden verse afectados en la totalidad de su área. Sus infraestructuras y actividades económicas principales pueden estropearse con la ocurrencia de un evento.

Sin embargo, lo más significativo es cómo se ha logrado reducir su impacto. La intensidad de los huracanes no ha disminuido, por lo tanto se esperaría que al aumentar la densidad de la población, hubiera aumentado el número de fatalidades, pero de hecho se ha reducido. En 1930, por cada tres personas afectadas por un huracán, una se moría. En 1989 esta relación pasó a ser de un muerto cada 100.000 afectados. La relación entre el valor efectivo de los daños y las fatalidades aumentó de US$ 5.000 a US$ 20 millones en el mismo período. La reducción de la tasa de mortalidad se debe principalmente a la mejora de los sistemas de alerta y preparación para emergencias. Se han logrado algunos progresos con respecto a la reducción de daños, pero esto es más difícil.

Se define a un huracán como una gran depresión tropical no frontal o ciclón, con vientos que sobrepasan los 119 km/hr (una tormenta tropical tiene vientos entre 63 y 119 km/hr). La temporada de huracanes en la Cuenca del Gran Caribe es entre los meses de junio y noviembre, y el 84 por ciento de las veces ocurren en agosto y septiembre. Los huracanes causan daños por la potencia de sus vientos, sus precipitaciones y las olas ciclónicas. Los vientos que alcanzan los 162 km/hr causan daños menores, como por ejemplo, rompen ventanas. Cuando sobrepasan esa velocidad, causan daños estructurales. Las precipitaciones fuertes pueden causar el desbordamiento de ríos, poniendo en peligro a todas las estructuras y medios de comunicación de los valles, así como también pueden provocar derrumbes.

ESTRATEGIAS PARA INCORPORAR CONSIDERACIONES DE AMENAZAS NATURALES EN LOS ESTUDIOS DE PLANIFICACION DEL DESARROLLO BASANDOSE EN INFORMACION DISPONIBLE

Huracanes. Si se encuentra que los huracanes son una amenaza, el estudio puede considerar directamente estrategias par reducir te vulnerabilidad. En cuanto se descubre que el proyecto está en un área propensa a huracanes, se puede» llevar a cabo acciones de mitigación usando técnicas ya establecidas estructurales y no estructurales, ya que no existe una manera práctica de relacionar las estrategias de mitigación con las diferentes intensidades de un huracán.

- La sección de huracanes discute cómo prepararse para tormentas de manera tal que se puedan reducir los danos que éstas causan, con énfasis en los procedimientos mas adecuados para pequeñas ciudades y poblados.

Desertificación. La información disponible para la región es muy general, pero puede aumentarse para un área de estudio fácilmente y de manera poco costosa hasta el punta que sea necesario para la orientación política y la identificación y formulación de proyectos. El potencial de desertificación debe pulirse en el contexto de un estudio de desarrollo, precisamente porque el grado de ese potencial está directamente relacionado con el impacto de las actividades de desarrollo en condiciones naturales.

- La sección de desertificación enumera tos potenciales de desertificación de cada área sujeta a este riesgo, por división política (estado, departamento, provincia). Asimismo, da las pautas para preparar un análisis de desertificación utilizando solamente cuatro parámetros, disponibles mundialmente.

Amenazas Geológicas. La información disponible sobre terremotos, amenazas volcánicas y sobre tsunamis es suficiente para determinar en una misión preliminar si éstos constituyen una verdadera amenaza en el área de estudio. La reducción de vulnerabilidad es asunto especifico de cada área con énfasis en micró-zonificación, determinación de la severidad y características probabílisticas. Estas determinaciones requieren técnicas relativamente elaboradas y costosas que son apropiadas sólo para estudios de factibilidad o de ingeniería.

- El apéndice contiene listados de las áreas por división política, sujetas a tsunamis y amenazas sísmicas y también menciona la ubicación y un breve historial de todos los volcanes activos en América Latina y en el Caribe. Los listados son suficientes para determinar si estas amenazas constituyen un peligro significativo en el área de estudio.

Inundaciones y Derrumbes. La información disponible es muy vaga o inexistente, pero con una combinación de estudios sobre eventos anteriores y nuevas técnicas de trazado de mapas, estas amenazas pueden ser evaluadas a costos y escalas apropiadas a la etapa correspondiente del estudio de desarrollo.

- La sección de inundaciones describe una técnica de trazado de mapas rápida para zonas propensas a inundaciones en escalas de hasta 1:50.000 por medio de interpretación de imágenes de satélite.

La sección de derrumbes describe métodos alternativos dependiendo en la dase de materiales que haya disponibles, para trazar mapas de derrumbes,

La ola ciclónica es una ascención del nivel del mar causada por vientos dirigidos hacia la costa y por baja presión barométrica. Se han registrado olas ciclónicas de hasta 7,5 metros por encima del nivel del mar. Aquellas que sobrepasan los 3 metros de altura, están causadas comúnmente por fuertes huracanes. Las olas ciclónicas presentan la mayor amenaza para las comunidades costeras. El 90 por ciento de las fatalidades causadas por huracanes se debe al ahogamiento causado por olas ciclónicas. Si la ola está acompañada de fuertes precipitaciones y su llegada a tierra coincide con el pico más alto de la marea, las consecuencias pueden ser catastróficas. El exceso de aguas en el interior crea inundaciones fluviales y la simultánea crecida del nivel del mar bloquea el flujo de los ríos, dejando las aguas sin lugar para dirigirse.

Para evaluar las amenazas a fin de preparar un plan de mitigación de huracanes, el planificador debe primero determinar si el área de estudio se encuentra dentro del cinturón de ocurrencia de huracanes. Si está ubicada en el "pasillo del huracán" (ver Figura 9), el planificador estudia los registros de tormentas pasadas y los usos de la tierra, y los correlaciona con los usos de la tierra y los probables cambios de la población en el futuro. La mayoría de las ciudades en el Caribe se encuentran en zonas costeras bajas amenazadas por olas ciclónicas. La migración de la población hacia estas zonas aumenta su vulnerabilidad. Los sectores económicos más afectados por los huracanes son la agricultura y el turismo. La banana, uno de los cultivos más importantes del Caribe, es particularmente vulnerable a huracanes. El sector turístico en el Caribe se muestra indiferente ante la amenaza de huracanes. Un hotel que se construye demasiado cerca del mar, no solamente está expuesto a los daños que puedan causar las olas ciclónicas, sino que también interfiere con los procesos normales de formación de playas y dunas, reduciendo la protección natural del ecosistema.

Una vez que los riesgos han sido definidos y cuantificados, los planificadores e ingenieros pueden diseñar los mecanismos de mitigación apropiados. Obviamente estos mecanismos son más eficaces en función de los costos cuando forman parte del plan o construcción original. Algunos ejemplos de medidas de mitigación son: evitar el desarrollo en áreas que puedan ser afectadas por olas ciclónicas o por inundaciones, aplicar estándares de construcción diseñados para resistir los huracanes y proteger a los cultivos de los vientos utilizando protectores. En algunos casos, a costos más altos, se pueden modificar los edificios existentes para hacer que sean más resistentes, pero una vez que un proyecto está construido en un área propensa a inundaciones, puede no ser factible trasladarlo a tierras más seguras.

En las tres últimas décadas, la capacidad de pronosticar y monitorear estas tormentas ha aumentado, lo cual es de gran ayuda para salvar vidas. Puede estimarse el momento y la ubicación de su llegada a tierra, así como el daño resultante. El Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos utiliza esta información para pronosticar cada seis horas la trayectoria y la intensidad de las tormentas tropicales y de los huracanes en la región Atlántica/Caribe. La Administración Atmosférica y Oceanográfica Nacional de los Estados Unidos (NOAA), ha desarrollado el modelo Sea Lake Overland Surge from hurricanes (SLOSH) para simular los efectos de un huracán al aproximarse a la tierra. Esto permite determinar qué áreas deben ser abandonadas y planear rutas de evacuación de las mismas. El modelo SLOSH está disponible en los Estados Unidos y Puerto Rico, y está siendo desarrollado en las Islas Vírgenes. Su uso puede ser expandido a otros países del Caribe y de América Central.

A nivel nacional, las estrategias de mitigación no estructurales incluyen campañas de concientización pública sobre los servicios de alerta y medidas de protección, teniendo en cuenta que los ciudadanos mejor informados serán los que examinen el estado de sus estructuras. Estas campañas han tenido mucho éxito en Las Bahamas, Barbados y Jamaica. La sobrecarga impositiva sobre las inversiones en tierras de alto riesgo, es una estrategia potencialmente importante que aún no ha sido muy utilizada. Los pólizas de seguro también pueden estructurarse de tal manera, que alienten el uso adecuado de la tierra y las medidas estructurales de mitigación. Dentro de las medidas estructurales importantes se encuentran los códigos para el control del diseño y la construcción de edificios, y en obras públicas la construcción de rompeolas, canales de desviación y compuertas de control de olas ciclónicas y la plantación de líneas de árboles que sirvan de protección contra vientos.

Todos estos enfoques pueden ser efectivos en las grandes urbes donde las comunicaciones y la organización institucional son adecuadas. Pero, las oficinas nacionales de preparación para emergencias generalmente no cuentan con los recursos necesarios para funcionar eficientemente en zonas poco pobladas cuando se enfrentan con grandes catástrofes como los huracanes. Una alternativa es preparar a las pequeñas ciudades y poblados para que puedan reaccionar a las emergencias con sus propios medios. La iniciativa de la OEA en varios países del Caribe del Este, realizada en colaboración con el Proyecto Panamericano y Caribeño para la Preparación y Prevención de Desastres (PCDPPP), es capacitar a los gerentes de desastres y líderes de las comunidades locales, tanto en zonas rurales como urbanas, para que puedan organizar la evaluación y mitigación de amenazas naturales dentro de sus comunidades. Con este propósito se prepararon un manual de capacitación y un vídeo. Ambos se concentran en la red de infraestructuras vitales (transporte, comunicación, agua, electricidad y saneamiento) y en las instalaciones críticas (centros de salud y educación, estaciones de policía y bomberos, instalaciones comunitarias y refugios de emergencia). La combinación entre los esfuerzos de preparación para desastres del programa PCDPPP y la prevención de los desastres mediante la planificación del desarrollo integrado de la OEA, muestra claramente la relación existente entre desastres y desarrollo.

El proceso de capacitación de líderes de la comunidad para que puedan enfrentarse con huracanes consiste de seis pasos:

- Preparar un inventario de las infraestructuras vitales e instalaciones críticas;

- Aprender la operación de estas infraestructuras e instalaciones y la posible interrupción que pueda causar un huracán;

- Verificar la vulnerabilidad de las infraestructuras vitales e instalaciones por medio de inspección e investigación de campo;

- Establecer una relación de trabajo efectiva con los organismos y empresas que administran las infraestructuras y los servicios de la comunidad;

- Inculcar una comprensión del riesgo total que enfrenta la comunidad;

- Formular una estrategia de mitigación.

Figura 9 - ocurrencia de tormentas tropicales y ciclones en el hemisferio occidental1/

1/ Potencia de vientos de 8 Beaufort y mayor

Fuente: Munchener Rock, Mapa Mundial de los Riesgos de la Naturaleza. (Munich, República Federal de Alemania, Munchener Ruckversicherungs: 1988)

Las comunidades pueden usar el manual de la OEA-PCDPPP y el video para autocapacitarse, pero generalmente les es más efectivo tener ayuda externa. La mejor solución es instalar una unidad de capacitación local dentro del gobierno nacional que viaje regularmente a cada poblado para capacitar a los líderes y luego para mantenerlos al día y dar sesiones de práctica.

2. Sequía y desertificación

Las sequías son períodos secos prolongados en los ciclos climáticos naturales. En regiones áridas y semiáridas es común que haya períodos más secos o más húmedos que de costumbre y estas variaciones causan serios problemas. Cuando el período húmedo es más húmedo de lo normal, la gente que tiene ganado aumenta el número de cabezas y los agricultores extienden sus plantaciones a otras áreas que normalmente eran demasiado secas para la agricultura. Cuando llega el período seco, es necesario reducir estos usos, de lo contrario puede morirse el tapiz vegetal y el suelo no protegido estará sujeto a la erosión rápida, la cual es un indicador de desertificación.

La desertificación es la expansión de condiciones de tipo desérticas, causada por las actividades humanas con la consiguiente disminución en la producción de biomasa. Se manifiesta como pérdida de suelos productivos, erosión hidráulica o eólica, creación y movimiento de dunas, anegamiento, reducción de la cantidad y calidad de aguas superficiales y subterráneas, y un rápido agotamiento del tapiz vegetal. La Figura 10 clasifica el nivel de desertificación por país y por subdivisión política (provincia, departamento, estado) en América del Sur y México.

La desertificación es el resultado de la interrelación de varios fenómenos; con frecuencia, la erosión y salinización causadas por el hombre agravan la sequía natural. La erosión hidráulica ocurre en cualquier tipo de pendiente, pero puede acelerarse con el exceso de pastoreo, la deforestación, ciertas prácticas agrícolas, la construcción de carreteras y el desarrollo urbano. Las erosiones eólicas ocurren en tierras llanas que carecen de tapiz vegetal. La erosión trae como resultado la pérdida de nutrientes de suelos, daños río abajo causados por la deposición de sedimentos generados por la erosión y la disminución de la capacidad de almacenamiento de agua.

La salinización generalmente ocurre en tierras irrigadas, donde el control de las aguas es inadecuado. Las sales se acumulan debido a inundaciones en tierras bajas, evaporación de tierras hundidas que no tienen desagüe y crecimiento de aguas subterráneas a nivel de la superficie.

Muchos de los problemas asociados con la desertificación pueden evitarse con una buena planificación. Esto requiere información sobre las condiciones físicas y el contexto sociocultural del área. Si el área tiene potencial de desertificación (como por ejemplo las citadas en la Figura 10), debería hacerse una evaluación sobre la amenaza de desertificación al comienzo del estudio de planificación del desarrollo.

La OEA ha desarrollado un método simple y eficaz para realizar dichas evaluaciones, que puede ser aplicado en las primeras etapas de planificación. Este método utiliza cuatro variables: precipitación, textura del suelo, pendiente y la relación precipitación-evapo-transpiración. Los vientos y otras variables pueden ser importantes en algunas regiones, pero las cuatro aquí mencionadas son aquellas para las cuales hay más datos disponibles. El método define un máximo de 16 unidades para el trazado de mapas, como lo muestra la Figura 11. Cada unidad tiene un conjunto de características que indican los usos de la tierra y prácticas de manejo apropiadas e inapropiadas, y el tipo de problemas que pueden resultar por el uso inadecuado. El mapa resultante de la amenaza de desertificación puede utilizarse para diseñar y evaluar proyectos de desarrollo considerando la escasez de aguas y el potencial de desertificación. Este método, que utiliza datos generalmente disponibles, puede utilizarse en la misión preliminar para lograr una primera estimación del peligro, la cual puede pulirse más adelante en la Fase I.

Hay otros métodos disponibles. Por ejemplo, un estudio realizado por la OEA en el Chaco Paraguayo delineó cuatro grados de severidad del riesgo de desertificación según las características bioclimáticas, características del terreno y presión humana.2/ Luego se utilizaron estas unidades para sugerir los métodos de manejo de suelos y de prevención que deberían ser incorporados en los proyectos de irrigación y ganadería propuestos.

2/ Gobierno de la República del Paraguay y Departamento de Desarrollo Regional de la Secretaria General de la Organización de los Estados Americanos. Desarrollo Regional Integrado del Chaco Paraguayo (Asunción, Paraguay: marzo, 1985).

Las siguientes son algunas medidas de mitigación para el sobrepastoreo, el cultivo de tierras de secano y la salinización. Para enfrentarse con el problema del sobrepastoreo primero hay que reconocer las necesidades de los ganaderos. La reducción del número de cabezas de ganado y la introducción de mejoras tales como cercos alambrados y bebederos puede ayudar. Las técnicas de manejo de pasturas deben satisfacer las necesidades del área, considerando el método más apropiado para terrenos aluviales y colinas arenosas, los tipos de animales que mejor se adapten a las condiciones del área, la estructura social y el contexto cultural. Los ganaderos estarán mejor dispuestos a aceptar alternativas de manejo que requieran una menor inversión de capital, aunque requieran más tiempo para dar beneficios.

Figura 10 AREAS CON POTENCIAL DE DESERTIFICACION EN AMERICA DEL SUR Y MEXICOa/


PAIS


Región hiperárida


Suave

GRADO DE DESERTIFICACION


Muy severa

Moderada

Severa

ARGENTINA






 





Catamarca

Chubut

Catamarca

La Pampa


Chaco

La Pampa

Córdoba



Chubut

Mendoza

Jujuy



Formosa

Neuquén

La Pampa



Jujuy

Río Negro

La Rioja



La Rioja


Mendoza



Mendoza


Salta



Neuquén


San Juan



Río Negro


San Luis



Salta


Santiago del



San Juan


Estero



Santa Cruz





Santiago del





Estero




BOLIVIA

 




Cochabamba


Cochabamba



Chuquisaca


Chuquisaca



La Paz


La Paz



Oruro


Potosí



Potosí


Tarija



Santa Cruz





Tarija




BRASIL

 




Alagoas





Bahia





Ceará





Paraíba





Pernambuco





Piauí





Río Grande do Norte





Sergipe



COLOMBIA



Atlántico





Guajira


Magdalena

CHILE

 

Antofagasta

Antofagasta

Aconcagua

Antofagasta


Atacama

Atacama

Coquimbo

Atacama


Tarapacá

Tarapacá

Valparaíso



ECUADOR

 


Esmeraldas





Guayas





Manabí




MEXICO


















Sonora

Baja California

Baja California

Aguascalientes

Chihuahua


Norte

Norte

Baja California Norte



Baja California

Nuevo León

Chihuahua



Sur

Sinaloa

Coahuila



Sonora

Sonora

Durango





Guanajuato





Guerrero





Hidalgo





Michoacán





Nuevo León





Oaxaca





Puebla





Querétaro





San Luis Potosí





Sinaloa





Sonora





Tamaulipas





Zacatecas


PARAGUAY

 


Boquerón





Chaco





Nueva Asunción









PERU









 


Ancash

Ancash


Arequipa


Arequipa

Arequipa


Ayacucho


lca

Ayacucho


Moquegua


La Libertad

Cajamarca


Puno


Lima

Huancavelica


Tacna


Moquegua

lca




Tacna

La Libertad





Lambayeque





Lima





Moquegua





Piura





Puno





Tacna





Tumbes









VENEZUELA

 



Falcón





Zulia



a/ Se define área como la mayor subdivisión política de cada país: provincia en Argentina, Chile y Ecuador; departamento en Bolivia, Colombia, Paraguay y Perú; y estado en Brasil, México y Venezuela. El hecho de que a cada área le corresponda un grado de desertificación no significa que toda el área se encuentre afectada. Más aún, dentro de cada área pueden encontrarse diferentes grados de desertificación cuando hay sectores afectados en diferente escala.

Fuente: Adaptado de: Dregne, H.E. Desertification of Arid Lands (New York, New York: Harwood Academic Publishers GmbH, 1983).

Figura 11 CLASES DE DESERTIFICACION

Nivel de Precipitación (mm)

P/ETPa/

Tipo de Textura
(% de arena)

Tipo de Pendiente
(% de pendiente)

Unidad de Desertifícación

Más de 1500

 


Más de 50

Más de 10

1



Menos de 10

2


Menos de 50

Más de 10

3



Menos de 10

4

Menos de 1500

 







1.0 o mayor

Más de 50

Más de 10

5



Menos de 10

6


Menos de 50

Más de 10

7



Menos de 10

8

0.76 - 0.99

Más de 50

Más de 10

9



Menos de 10

10


Menos de 50

Más de 10

11



Menos de 10

12

0.01 - 0.75

Más de 50

Más de 10

13



Menos de 10

14


Menos de 50

Más de 10

15



Menos de 10

16

a/ Relación entre precipitación y la evapotranspiración potencial.

Fuente: Organización de los Estados Americanos. Manual Sobre Manejo de Riesgos Naturales en la Planificación del Desarrollo Regional Integrado. (Washington, D.C.: en proceso de publicación).

Las dificultades que presenta la agricultura de secano incluyen precipitaciones escasas e inestables, vientos calientes y secos, dependencia en agricultura extensiva en vez de intensiva, pocas opciones de cultivos, suelos altamente susceptibles a la erosión eólica y cosechas que generalmente no son suficientes para justificar mayores inversiones en agroquímicos o en medidas de control de erosión. Por tal motivo, las perspectivas para mitigar los problemas que presenta la agricultura de secano, no son tan favorables como aquellas para terrenos variados. Los problemas más serios que presenta la agricultura de secano son la erosión eólica e hidráulica y la pérdida de fertilidad de los suelos por la absorción de los nutrientes.

La fertilidad puede mejorarse utilizando fertilizantes (que son costosos a corto plazo, pero la alternativa a largo plazo es la pérdida total de la producción). Los suelos arenosos y los suelos en terrenos de mucha pendiente son los más difíciles de mejorar.

Para mitigar la erosión pueden utilizarse una serie de prácticas muy conocidas de conservación de aguas y de suelos. Estas incluyen el uso de cultivos resistentes a sequías, períodos de barbecho y cubiertas protectoras de material vegetal, la instalación de terrazas de retención de aguas, el adecuado espaciamiento entre las filas de plantas y prácticas especiales, tales como la labranza mínima o cero labranza y dejar los residuos de los cultivos en su lugar después de la cosecha. Con cierta experimentación, es posible encontrar un conjunto de prácticas de manejo que el agricultor acepte y que le brinden mayores ganancias dentro de un corto período de tiempo.

La salinización puede mitigarse con tecnología actualmente disponible. La desalinización es un método práctico para remover los excesos de sales en los suelos, pero requiere un drenaje adecuado. Básicamente lo que es necesario son sistemas de irrigación bien diseñados y correctamente manejados. Para esto es necesario que como mínimo, se consideren las características naturales del suelo (por ejemplo, la composición química de las aguas subterráneas, la salinidad de los suelos hasta la napa freática, las condiciones naturales de drenaje), que se instalen drenajes profundos para transportar el exceso de agua y evitar el riego excesivo. El exceso de riego es una consecuencia común de la tendencia a no cobrar el costo debido por el agua; ésto puede resultar en su uso constante, lo que producirá saturación hídrica y salinización de suelos.

3. Amenazas geológicas (Terremotos, Erupciones Volcánicas, Tsunamis)

Las amenazas geológicas más destructivas son los terremotos, las erupciones volcánicas y los tsunamis (grandes olas, generalmente causadas por terremotos a las que erróneamente se denominan maremotos). Los derrumbes, que pueden ser provocados por terremotos o por otros mecanismos, están tratados en la Sección 5 de este capítulo.

Las amenazas geológicas se caracterizan por: (1) comienzo muy rápido; (2) impacto geográfico limitado (los fenómenos ocurren en zonas limitadas y claramente definidas de América Latina y el Caribe); (3) falta de predecibilidad, excepto en un sentido muy genérico; y (4) gran poder destructivo (a pesar de su relativa rareza los terremotos, los flujos piroclásticos y las corrientes de fango causadas por erupciones volcánicas, y las inundaciones causadas por tsunamis en áreas urbanas son las amenazas naturales más temidas y destructivas).

Dadas estas características, la mejor manera de enfrentarse a las amenazas geológicas es evitarlas, utilizando medidas de mitigación no estructurales. Como se ha recalcado anteriormente, esta estrategia requiere información sobre la amenaza que presentan esos eventos lo antes posible en el proceso de planificación. La información necesaria al comienzo del proceso es muy general, pero en las etapas sucesivas se vuelve más explícita a fin de poder responder las siguientes interrogantes:

- ¿Impone el evento una amenaza en el área de estudio?

- ¿Es lo suficientemente importante el peligro como para justificar la mitigación?

- ¿Qué tipo de mecanismos de mitigación son apropiados?

- ¿Cuáles son los costos y los beneficios de una medida de mitigación en particular, en términos económicos y de calidad de vida?

Para las principales amenazas geológicas existen datos científicos que pueden ayudar a responder la primera pregunta en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, pero hasta ahora no han sido de fácil acceso. Uno de los servicios prestados por la OEA, ha sido recopilar esta información y disponerla de manera apropiada para que los planificadores la utilicen. Esta sección resume la información existente sobre terremotos, erupciones volcánicas y tsunamis.

Terremotos

Se necesitan dos clases de datos para evaluar el riesgo impuesto por los terremotos: la severidad potencial de los mismos y la probabilidad de que ocurran durante un período determinado. Cuando parte de esta información no existe, se puede hacer una evaluación parcial con la información disponible.

La severidad potencial generalmente se define en base a datos históricos, tomando al terremoto de mayor escala ocurrido en el área como el máximo potencial que pueda alcanzar un terremoto en el futuro en esa misma área. Se ha preparado un mapa de intensidades de terremotos en América del Sur, que delimita las zonas de acuerdo con la escala de Intensidad de Mercalli Modificada (IMM), que es una escala de 12 unidades de intensidades de temblor creciente. Por ejemplo, un terremoto de nivel IMM VI, se define de la siguiente manera: "Sentido por todos; muchos se asustan y corren hacia afuera; se caen chimeneas y revoques y techos; los daños son menores."3/ Al nivel IMM X, que equivale aproximadamente a la magnitud 7 en la escala de Richter, se le define como: "La mayoría de las estructuras de mampostería y de madera se destruyen; la tierra se agrieta; las vías de tren se tuercen; hay derrumbes." Suponiendo que las medidas de mitigación son difíciles de justificar a nivel IMM VI o menor, es recomendable considerarlas para áreas de nivel IMM VII o mayor.

3/ Centro Regional de Sismología para América del Sur (CERESIS). Mapa de Intensidades Máximas de América del Sur (Santiago, Chile: CERESIS, 1985).

El riesgo es serio. La Figura 12 muestra doce lugares en América Central y América del Sur con una probabilidad de 50 por ciento o mayor de que ocurra un terremoto de magnitud 7+ dentro de los próximos 20 años. La ocurrencia de temblores destructivos en Costa Rica y Ecuador es casi un hecho (tienen más del 90 por ciento de probabilidades). En el Cuadro A-1 (véase el Anexo A para los cuadros A-1 a A-6) se clasifican de acuerdo a la escala IMM todos los departamentos, provincias y estados en América del Sur que tienen un IMM de VI o mayor. El Cuadro A-2 muestra la probabilidad condicional de que ocurra un terremoto de gran escala en la costa oeste Sudamericana en los próximos 5, 10 ó 20 años, también a nivel departamental, así como la intensidad máxima probable de dicho temblor. Los Cuadros A-3 y A-4 brindan el mismo tipo de información para América Central. En el Manual Sobre Manejo de Riesgos Naturales en la Planificación del Desarrollo Regional Integrado se encontrarán datos similares para México y el Caribe.

Cabe decir que esta información es muy preliminar pero si por ejemplo, se sabe que un área de estudio tiene un 80 por ciento de probabilidad de ser afectada por un terremoto de escala IMM X dentro de los próximos 20 años, el planificador debe reconocer que esa realidad no se puede ignorar.

El trabajo de la OEA con amenazas geológicas se ha concentrado en gran parte en la planificación previa al evento y en medidas de mitigación no estructurales. Por ejemplo, el estudio para el desarrollo integrado de la cuenca de los ríos San Miguel y Putumayo en la frontera entre Colombia y Ecuador, incluyó una evaluación de todos los riesgos naturales que puedan afectar los proyectos identificados. Las zonas donde hay fallas activas - lugares con potencial de terremotos y con tierras inestables que no son apropiadas para infraestructuras - fueron uno de los elementos estudiados.

Las principales amenazas sísmicas son temblores de tierra, fallas en la superficie y propensión a la licuefacción (véase más abajo la sección sobre derrumbes). Una vez que se reconoce la propensidad de un área a terremotos, es importante trazar mapas para delimitar las zonas de alta amenaza. Para algunos países latinoamericanos y del Caribe hay mapas de amenaza ya trazados, pero en general no son muy confiables o útiles para ingenieros, funcionarios del gobierno o planificadores para el diseño de obras específicas. Algunos proyectos nacionales y regionales han comenzado a incorporar avances científicos y tecnológicos en el trazado de mapas de amenazas sísmicas, con lo cual la calidad del trabajo ha mejorado bastante. La disponibilidad de información existente y, en particular su calidad, debe determinarse para las áreas bajo amenaza sísmica y complementarse conforme sea necesario.

La ingeniería especializada en terremotos ha logrado técnicas y materiales de construcción resistentes a temblores de tierra, con excepción de los más fuertes. Las leyes de construcción estipulan el uso y la aplicación de dichas técnicas. La readaptación puede tener importantes beneficios económicos en el caso de edificios grandes e instalaciones públicas, así como también puede salvar la vida de millones de personas cuyas viviendas estén construidas a base de barro. Hay técnicas sencillas que pueden prolongar la resistencia de estas estructuras a temblores, por un tiempo suficiente como para permitir que sus habitantes las abandonen antes de que éstas se desmoronen. Con respecto a las fallas de la superficie, la mejor manera de enfrentarse a esta amenaza es evitando el uso de las zonas angostas propensas al movimiento a lo largo de ellas.

Figura 12 - ZONAS DE MAYOR AMENAZA SISMICA: AREAS EN AMERICA LATINA CON MAS DEL 50 POR CIENTO DE PROBABILIDAD DE SUFRIR UN TERREMOTO DE MAGNITUD 7 + ENTRE LOS AÑOS 1989 - 2009

Ubicación

Magnitud (Richter)

Probabilidad (Porcentaje)

Ometepec, México

7.3

74

Oaxaca Central, México

7.8

(72)a/

Oaxaca Zona Este, México

7.8

70

Oaxaca Zona Oeste, México

7.4

64

Colima, México

7.5

66

Guerrero Central, México

7.8

(52)a/

Sudeste de Guatemala

7.5

79

Guatemala Central

7.9

50

Nicoya, Costa Rica

7.4

93

Papagayo, Costa Rica

7.5

55

Jama, Ecuador

7.7

90

Sur de Valparaíso, Chile

7.5

61

a/ Los valores de probabilidad expresados entre paréntesis reflejan estimativas menos confiables.

Fuente: Nishenko, S. P. Circum-Pacific Seismic Potential 1989-1999. National Earthquake Information Center, U.S. Geological Survey, Open File Report 89-86 (Reston, Virginia: U.S. Geological Survey, 1989).

Erupciones Volcánicas

Las principales amenazas volcánicas son los flujos piroclásticos, las corrientes de fango (lahars), los desprendimientos de cenizas, los proyectiles y el flujo de lava. Estas amenazas generalmente no constituyen un problema muy serio en las áreas ubicadas a más de 30 km. del centro del evento, aunque en casos excepcionales un lanar o el desprendimiento de cenizas pueden causar daños hasta una distancia de 60 km. El Cuadro A-5 caracteriza a todos los volcanes "activos" en América Latina y el Caribe. Dado a que algunas de las erupciones más serias han sido causadas por volcanes considerados inactivos, se considera a un volcán "activo" cuando ha erupcionado en los últimos 10.000 años (la Epoca Holocénica de tiempo geológico). El grado de amenaza de un volcán se calcula por su periodicidad, considerándose que los de corta periodicidad (intervalos entre erupciones de menos de 100 años) presentan una mayor amenaza que los de larga periodicidad. La información dada para cada volcán incluye su ubicación, periodicidad, última fecha de erupción, la mayor erupción sufrida y las amenazas asociadas a dichas erupciones.

Si un área de estudio está ubicada dentro de los 30 km. del centro de un volcán de corta periodicidad, se deberá preparar un mapa ubicando las amenazas volcánicas y mencionando la posibilidad de ocurrencia y severidad de cada evento cerca del volcán. Existen pocas medidas efectivas para resistir amenazas volcánicas como el flujo de lava o los flujos piroclásticos, a parte de evitar el uso de las zonas propensas a ellos. La adecuada inclinación de techos puede ayudar a reducir los daños.

Tsunamis

Estas impresionantes olas de origen sísmico son causadas por fuertes y repentinos movimientos del fondo del mar, generalmente debido a terremotos. En América Latina constituyen una amenaza significativa en la costa oeste sudamericana, donde cada sismo mar adentro de magnitud mayor a 7.5 puede generar tsunamis. En el Caribe son muy poco frecuentes y causan pocos daños, lo cual hace difícil justificar económicamente medidas de mitigación. Aun en las zonas donde los tsunamis imponen una amenaza significativa, las medidas de mitigación sólo son factibles en centros altamente urbanizados. La construcción de paredes protectoras a lo largo de costas bajas, la plantación de franjas de árboles entre la orilla y las zonas construidas y la zonificación restrictiva son medidas útiles hasta cierto punto, pero la mejor defensa contra esta amenaza son los sistemas de alerta y evacuación.

El Cuadro A-6 presenta una estimación sobre la amenaza potencial de tsunamis en la costa oeste de América del Sur, mostrando la altura potencial de una ola frente a centros urbanos entre Colombia y Chile. Existe este mismo tipo de información para México y América Central.

4. Inundaciones

Las inundaciones generalmente se categorizan de acuerdo a su frecuencia estadística. Por ejemplo, se denomina "planicie de inundación de 100 años" a aquellas planicies que bordean zonas de agua siempre que cuenten con un 1 por ciento de probabilidades de inundarse en un año determinado. Comúnmente se considera que una amenaza de esta magnitud, o mayor, es significante.

Las prácticas de desarrollo pueden aumentar inconcientemente la amenaza de inundación, aumentando la cantidad de agua que debe ser transportada o disminuyendo el área disponible para absorberla. Los canales de drenaje y las acequias de irrigación, así como otras desviaciones de aguas, pueden alterar tanto la descarga hacia las planicies de inundación como la capacidad de un cauce de transportar dicha descarga. La deforestación o las prácticas de explotación forestal, pueden reducir la capacidad de absorción de agua de un bosque, aumentando la escorrentía en el área en cuestión. Las grandes represas afectan los canales, tanto río abajo como río arriba: el reservorio actúa como una trampa de sedimento y la corriente libre de sedimento que queda por debajo de la represa, socava el cauce. La urbanización de planicies de inundación o áreas adyacentes, resulta en la escorrentía ya que reduce la cantidad de superficie disponible para absorber las precipitaciones. En resumen, en la planificación del desarrollo integrado debe analizarse el efecto que puedan tener los cambios propuestos sobre las inundaciones, así como también se deben identificar las medidas de mitigación apropiadas a fin de incluirlas en los proyectos de inversión.

El estudio de planificación debe comenzar por establecer las características de los cursos de agua y su propensión a inundaciones. Generalmente esto se hace aforando los ríos, midiendo directamente los niveles de inundación y los intervalos de repetición durante un período de varios años para determinar estadísticamente la probabilidad de eventos determinados. Sin contar con un registro de por lo menos veinte años, se hace difícil llevar a cabo dichas evaluaciones, pero en muchos países los registros de aforamientos son insuficientes o inexistentes. En estas situaciones pueden utilizarse datos de sensores remotos, registros de daños y observaciones en el lugar, a fin de localizar las áreas propensas a inundaciones de intervalo específico.

Técnicas de Sensoramiento Remoto para el Trazado de Mapas de Planicies de Inundación

Los estudios de planificación de desarrollo integrado tradicionalmente no incluyen evaluaciones sobre la amenaza de inundación, sino que dependen de la información existente. Si se necesita información de este tipo, pero la misma no está disponible, se debe llevar a cabo una evaluación dentro del mismo estudio. Si las restricciones de tiempo y presupuesto del proyecto impiden una evaluación detallada y a gran escala, puede prepararse un mapa de planicies de inundación y una evaluación de la amenaza mediante el método foto-óptico, utilizando datos de Landsat y cualquier otra información que pueda encontrarse.

Las inundaciones y las construcciones en una planicie de inundación causan cambios en los cauces de los ríos, las características de sedimentación y los bordes de inundación. Una inundación aparece en la superficie como anormalidades en la humedad del suelo, áreas empozadas, socavación de suelos, vegetación dañada y líneas de escombros por varios días o semanas después de que las aguas retroceden. Dado a que las imágenes de satélite pueden proporcionar un historial de estos cambios, las imágenes más actuales se pueden comparar con datos recopilados previamente a fin de determinar las alteraciones durante períodos de tiempo específicos. De manera similar, las áreas inundadas pueden compararse con un mapa de las mismas previo a la inundación.

Cabe señalar que la delimitación de planicies de inundación utilizando datos de sensoramiento remoto, no puede relacionarse por sí misma, directamente con las probabilidades de repetición. Sin embargo, cuando se usan estos datos conjuntamente con otra información (registros de precipitaciones, datos históricos sobre inundaciones), las planicies de inundación delineadas pueden relacionarse con las posibilidades de ocurrencia de un evento. Este método puede revelar el grado de propensión de un área a las inundaciones y puede brindar información útil para una evaluación de riesgo.

Por ejemplo, el Gobierno paraguayo le encomendó a la OEA que delinease las planicies de inundación y determinase la amenaza a lo largo del río Pilcomayo, dada la alta frecuencia de sus desbordamientos. El equipo de la OEA encontró datos de Landsat que mostraban al río en condiciones normales y de inundación, los cuales, después de su procesamiento e interpretación, permitieron trazar los límites de las planicies de inundación y de las zonas peligrosas de forma rápida y acertada. De las imágenes que se obtuvieron en tres momentos distintos, los analistas pudieron identificar las áreas de depósito de sedimentos (Figura 13) y también los cambios en el curso del río (Figura 14). Dado a que ésto fue solamente un análisis preliminar, el mapa se trazó sin verificar la información en el campo, disminuyendo de esta manera el costo. El mapa que abarca una superficie 60.000 km2 a escala 1:500.000, fue trazado en un mes con un costo de US$ 3.800.

Las características dinámicas de las inundaciones que pueden causar cambios, como por ejemplo los cambios en el cauce del río o en los límites de las planicies de inundación, pueden monitorearse observando repetidamente cualquier área con satélites de observación terrestre. Además, la distribución espacial de las características que hayan cambiado puede ser trazada en un mapa utilizando técnicas de análisis temporal, desarrolladas desde el lanzamiento del Landsat 1 en 1972.4/ Se pueden proyectar diapositivas a cualquier escala, de escenas enteras o subdivididas. Las diapositivas pueden ser proyectadas en un mapa básico, en mapas temáticos y en fotografías ampliadas de imágenes de satélite en una banda, a fin de definir las áreas propensas a riesgos naturales para su análisis posterior.

4/ Deutsch, M. "Optical Processing of ERTS Data for Determining Extent of the 1973 Mississippi River Flood" en R.C. Williams y W.D. Carter (eds.). ERTS 1 - A New Window on Our Planet, U.S. Geological Survey Professional Paper 929 (Reston, Virginia: U.S. Geological Survey, 1976); págs. 209-213.
---- y Ruggles, F.H. "Optical Data Processing and Projected Applications of the ERTS-1 Imagery Covering the 1973 Mississippi River Valley Floods" en Water Resources Bulletin, Vol. 10, No. 5 (1974): págs. 1023-1039.

----, Kruus, J., Hansen, P., y Ferguson, H. "Flood Applications of Satellite Imagery" en M. Deutsch, D. Wiesnet, y R. Rango (eds.). Satellite Hydrology, American Water Resources Association Proceedings from the Fifth Annual W.T. Pecora Memorial Symposium on Remote-Sensing (Sioux Falls, South Dakota: 10-15 June, 1979): págs. 292-301.

Mientras que el precio de la información varía de fuente a fuente y de país a país, el costo de adquisición y análisis de datos, y de preparación de productos analógicos, generalmente oscila entre cuatro y 20 centavos de dólar por km2. A un especialista en sensoramiento remoto con experiencia en sistemas de análisis multiespectrales foto-ópticos o computarizados, que cuente con otros estudios de planificación, información complementaria regional y apoyo logístico, le será posible llevar a cabo una evaluación de la amenaza de inundación y preparar un mapa de planicies de inundación que cubra un área de 30.000 a 90.000 km2, a una escala de hasta 1:50.000, en aproximadamente un mes.

5. Deslizamientos

El término "deslizamiento" evoca la imagen de una gran masa de rocas y desperdicios rodando cuesta abajo, cortando árboles, destruyendo poblados enteros y llevando consigo un viento aullador que destroza todas las estructuras existentes. Esta es una buena descripción para una avalancha, que es un tipo de movimientos masivos de tierra agrupados como deslizamientos. Hay también otros tipos de deslizamientos, algunos son menos dramáticos, pero sin embargo causan mucho daño.

Figura 13a - Utilización de imágenes de satélite para detectar el deposito de sedimentos

Leyenda:
LANDSAT-1 MSS banda 5-negativa.
Subescena (trayectoria 245/fila 76) cubriendo una porción de la represa del río Pilcomayo.
Recopilada el 1 de septiembre de 1972.

Figura 13b - Utilización de imágenes de satélite para detectar el deposito de sedimentos

Leyenda:

LANDSAT-2 MSS banda 5-negativa.

Subescena (trayectoria 245/fila 76) cubriendo la misma porción de la represa del río Pilcomayo como aparece arriba en "A".

Recopilada el 29 de marzo de 1976.

Figura 13c - Utilización de imágenes de satélite para detectar el deposito de sedimentos

Leyenda:
Compuesto temporal de las subescenas A y B.
Las flechas indican las áreas de depósito de sedimentos en el intervalo entre 1972 y 1976.

Fuente: DEA, Manual sobre el Manejo de Amenazas Naturales en la Planificación del Desarrollo Regional Integrado (Washington, D.C.: en proceso de publicación).

Figura 14a - Utilización de imágenes de satélite para detectar cambios en el curso de los ríos

Leyenda:
LANDSAT-2 MSS banda 7 subescena mostrando una extensión del río Pilcomayo.
Recopilada el 30 de marzo de 1976.

Figura 14b - Utilización de imágenes de satélite para detectar cambios en el curso de los ríos

Leyenda:

LANDSAT-4 MSS banda-7 subescena mostrando la misma extensión del río Pilcomayo como aparece en "A" más arriba.

Recopilada el 12 de octubre de 1982.

Figura 14c - Utilización de imágenes de satélite para detectar cambios en el curso de los ríos

Leyenda:
Compuesto temporal de las subescenas A y B.
Las flechas indican el cambio en el curso del río Pilcomayo entre 1976 y 1982.

Fuente: OEA. Manual sobre el Manejo de Amenazas Naturales en la Planificación del Desarrollo Regional Integrado (Washington, D.C.: en proceso de publicación).

Para el propósito de manejo de amenazas, se consideran tres tipos generales de movimientos masivos de tierra: (1) derrumbes y avalanchas, (2) flujos y deslizamientos laterales (fenómeno de licuefacción), y (3) desprendimientos de rocas. Los derrumbes y las avalanchas son movimientos muy rápidos de material coluvial a lo largo de pendientes sumamente empinadas bajo condiciones de mucha humedad. Ocurren frecuentemente y cada evento puede causar daños moderados o daños mayores, pero dada su frecuencia el total de los daños es muy grande. La licuefacción se refiere a movimientos rápidos y fluidos de materiales no consolidados en planicies o en pequeñas elevaciones. Estos movimientos terrestres ocurren comúnmente y pueden causar grandes daños. Los desprendimientos de rocas se caracterizan por rocas que caen libremente de acantilados y pendientes empinadas. Cada uno de estos eventos puede causar pocos daños, pero dada su alta frecuencia en total causan muchos daños y fatalidades.

Los deslizamientos están frecuentemente provocados por terremotos. Sin embargo, también pueden estar causados por erupciones volcánicas, fuertes precipitaciones, crecimiento de aguas subterráneas, socavamiento de ríos y otros mecanismos, por lo que ocurren más frecuentemente que los terremotos.

Las mejores estrategias para mitigar los deslizamientos son evitar la construcción en áreas peligrosas y ciertos usos del suelo que puedan provocar movimientos masivos. A fin de incluir estas estrategias en la planificación del desarrollo se requiere información sobre la posibilidad de ocurrencia de un deslizamiento. Dicha información sólo debe compilarse para aquellas áreas donde en el uso de la tierra presente o futuro sea intenso, ya que la mitigación no es necesaria en áreas de usos no intensivos, tales como en tierras destinadas a pastoreo o a forestación.

A fin de hacer las recomendaciones sobre la intensidad del uso de la tierra, será adecuado contar con un mapa sobre el potencial de deslizamientos, pero para recomendar el manejo de la tierra se requiere información más explícita tal como la que puede brindar un mapa de zonificación de deslizamientos. A continuación se describen los métodos para preparar este tipo de evaluaciones sobre deslizamientos.

El mejor indicador del potencial de deslizamientos es la evidencia de ellos en el pasado. Datos tales como la ubicación, tamaño y estructura de los mismos pueden interpretarse utilizando imágenes tomadas a control remoto (fotografías aéreas e imágenes de satélite). Asimismo, se puede compilar un mapa aéreo mostrando su distribución y pueden interpretarse las zonas con diferentes potenciales de deslizamiento. Dado a que el mapa está basado únicamente en la frecuencia de ocurrencia de los deslizamientos y no en los factores que lo causan, su poder de predicción es limitado.

Los derrumbes y las avalanchas están relacionados con pendientes empinadas, con ciertos tipos y estructuras de roca de basamento y con condiciones hidrológicas particulares. Pueden prepararse mapas con estas características, así como también puede compilarse un mapa de zonificación de deslizamientos superponiendo los factores causantes. Muchos de los datos necesarios, tales como la geología de las rocas firmes y la topografía, pueden ya existir. Los demás datos pueden recopilarse utilizando imágenes de sensoramiento remoto. Los datos geológicos, de pendiente e hidrológicos pueden superponerse para compilar un mapa donde cada unidad sea una combinación de estas tres características. Las actividades de desarrollo (por ejemplo, la conversión de un bosque a tierras de pastoreo o de cultivo que aumenta la humedad del suelo), pueden aumentar la susceptibilidad a deslizamientos y las unidades de características naturales en los mapas pueden ajustarse para mostrar los efectos de estas actividades humanas. Cada una de las unidades resultantes pueden después caracterizarse según su potencial de deslizamiento a fin de proveer las bases para la preparación de un mapa de zonificación.

Puede seguirse el mismo proceso al evaluar el potencial de licuefacción, excepto que para este tipo de movimiento masivo de tierra los factores críticos son la presencia de sedimentos holocénicos no consolidados (arenas y sedimentos que tienen menos de 10.000 años) y una profundidad hasta la capa freática menor a 30 pies.

Un ejemplo es la evaluación de deslizamientos que preparó la OEA a solicitud del Gobierno de Dominica.5/ El estudio encontró que el origen volcánico del país, causal de las pendientes empinadas y la inestabilidad de las rocas de basamento, juntamente con las abundantes precipitaciones crean condiciones que fácilmente generan derrumbes. Un 2 por ciento del territorio del país se enfrenta a deslizamientos existentes, de los cuales el tipo más común es el flujo de escombros. El equipo encargado de llevar a cabo el análisis delineó en primera instancia todos los deslizamientos pasados en fotografías aéreas en blanco y negro a escala 1:20.000 y preparó un mapa de deslizamientos a escala 1:50.000. Después, se compiló con información existente un mapa de la geología de la superficie, el cual se superpuso al mapa de derrumbes para determinar qué unidades de roca de basamento estaban asociadas a los deslizamientos existentes. Se encontró que seis de las ocho unidades de roca de basamento estaban asociadas. Después se compiló un mapa de distintas clases de pendiente con la información ya existente. Se definieron cuatro clases que correspondían a los actuales usos de la tierra. Los factores hidrológicos fueron examinados, pero no se pudo establecer ninguna correlación entre la distribución de las precipitaciones o las zonas de vegetación y los deslizamientos. Finalmente se combinaron las unidades de roca de basamento y de pendiente, se compararon las unidades compuestas con el mapa de deslizamientos y se determinó la proporción de cada unidad compuesta sujeta a movimiento.

5/ Organization of American States. Landslide Hazard on Dominica, West Indies (Washington, D.C.: OAS, February, 1987).

El mapa de amenaza de deslizamiento se utilizó para ubicar las áreas inadecuadas para el desarrollo. Sorpresivamente, también mostró un área de deslizamientos activos que podría embalsar un afluente del río Trois Pitons, amenazando las vidas de la población río abajo. El mapa del país de 290 m2 de superficie, fue compilado en seis semanas a un costo total de US$ 13.000.

Lo importante, es que con el uso de técnicas modernas de sensoramiento remoto se puede compilar un mapa de zonificación de amenaza de deslizamiento - que aumenta enormemente la capacidad de un planificador para tomar decisiones adecuadas sobre el uso futuro de la tierra - en uno o dos meses, solamente por el costo del tiempo del técnico y de la adquisición de imágenes.

Por más prudente que sea evitar las áreas peligrosas, no siempre es posible seguir esta estrategia. A menudo, la gente de bajos recursos se establece ilegalmente en las áreas de pendientes empinadas propensas a deslizamientos que rodean muchos centros urbanos en Latinoamérica. Los mecanismos de mitigación de deslizamientos tienden a ser muy costosos en estas circunstancias pero, por lo menos, se debería ayudar a estos segmentos de la población a que eviten establecerse en zonas donde han ocurrido deslizamientos en el pasado, así como debería evitarse recortar la base de una pendiente empinada para no aumentar el área de asentamiento. Estas áreas son más susceptibles a derrumbarse con fuertes precipitaciones, por lo que se deberían tomar medidas de preparación para posibles emergencias.

La licuefacción puede prevenirse con técnicas de estabilización de la tierra o puede acomodarse con diseños de ingeniería apropiados, pero ambas opciones son costosos. Como es el caso de todas las medidas de mitigación, estas propuestas son válidas solamente dentro de los límites de costo-beneficio. Los mecanismos para evitar los riesgos, casi invariablemente darán grandes beneficios en relación a los costos. Los resultados para otros mecanismos no son tan predecibles.

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