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Capítulo 11 - Forestal

Uso de la madera y otros productos forestales
Uso forestal actual y futuro
La industria forestal
Comercialización de la madera
Alternativas de manejo forestal
Experiencia de proyectos de desarrollo forestal y asentamientos en la selva central
Referencias

La superficie total de bosques tropicales densos en el mundo es de 1 160 millones de hectáreas, de los cuales el 53.36 por ciento se encuentra en América Latina, incluyendo 506.5 millones de hectáreas de bosques productivos y 147.5 millones de hectáreas de bosques no productivos. El Perú, con 74 millones de hectáreas, ocupa el segundo lugar en América Latina, sólo después del Brasil, que cuenta con 400 millones de hectáreas (FAO, 1982). La región de la Selva Central tiene una superficie de 9.5 millones de hectáreas de bosques, de las cuales el 43 por ciento tiene un buen potencial productivo; el 27.9 por ciento de mediano a bajo potencial productivo; el 18.2 por ciento debe dejarse intacto y un 8.4 por ciento ya ha sido talado con fines agropecuarios.

Los bosques tropicales pueden clasificarse de acuerdo con el clima, el uso y la accesibilidad, aunque el sistema de clasificación ecológica más amplio empleado en la América tropical es el de Holdridge (1967). Los bosques también pueden clasificarse de acuerdo al estado de intervención: clímax (bosque virgen); intervenido o entresacado; secundario adulto; secundario joven, y tierras deforestadas dedicadas a la agricultura o la ganadería.

Si la Selva Central se clasifica de acuerdo a su uso, 802 356 hectáreas se han talado para la producción agropecuaria, aunque el 25 por ciento de las mismas se halla actualmente en producción y el resto se encuentra en estado de abandono o barbecho.

Los bosques húmedos tropicales son altamente productivos, con niveles promedio de biomasa vegetal que supera los 400 m3 por hectárea.

Los volúmenes correspondientes a la Selva Central se indican en el Cuadro 11-1, e incluyen todas las especies forestales, así como un gran número de especies aún no explotadas comercialmente debido a ciertas cualidades negativas (contenido de sílice, dificultados para el secado, dureza). Si sólo se consideran las especies que se explotan en la actualidad este volumen se reduce a casi la mitad.

Cuadro 11-1 METROS CUBICOS POR HECTAREA DE BIOMASA (m3/ha) POR ZONA EN LA SELVA CENTRAL

Zone

m3/ha

Pozuzo

136

Oxapampa-Villa Rica

109

Pichis-Palcazu

115

La Merced-Satipo

123

Fuente: UNA (1982a, b, c).

El volumen comercial total es de 51.5 m3 por hectárea, o sea el 43 por ciento del volumen disponible dadas las actuales circunstancias tecnológicas y de mercado, y un 23 por ciento del volumen con un uso actual (27.7 m3/ha). Esta cifra es muy superior al promedio de 2 m3 por hectárea que se obtiene actualmente mediante extracción selectiva.

La composición florística también mantiene a algunos árboles fuera del mercado. Del total de más de 2 500 especies arbóreas que pueblan los bosques tropicales peruanos, muchas de ellas no contienen maderas suficientemente valiosas o comunes para su aprovechamiento comercial. Los inventarios forestales realizados en el Perú han registrado de 250 a 400 especies por región, las más abundantes de las cuales están representadas por 10 a 15 individuos por hectárea y las menos abundantes por 0.01 árboles por hectárea (Cuadro 11-2). Pero si bien los bosques tropicales parecen contener muchas diferentes clases de árboles, algunas son mucho más escasas que otras, y sólo unas pocas especies constituyen la mayor parte del volumen total (Malleux, 1982).

El Cuadro 11-3 muestra la estrecha correlación matemática entre los porcentajes de volumen y el número de especies, las 10 especies más abundantes representan el 44 por ciento, las 20 más abundantes el 62 por ciento, y las 50 más abundantes el 75 por ciento del volumen total.

Uso de la madera y otros productos forestales

Aun cuando la madera es un recurso abundante en el Perú, la industria forestal no está bien desarrollada, principalmente debido a la limitación del número de especies utilizadas, el bajo precio pagado por los rollizos, y los problemas derivados de la cadena de comercialización (los diversos "intermediarios") (MAA, 1980). La producción nacional de madera es de aproximadamente 4.5 millones de m3 anuales. De este volumen, aproximadamente 1.5 millones de m3 se destinan a la industria y el resto se consume como leña. En 1978 y 1979 la producción nacional de madera aserrada alcanzó un promedio de 400 000 m3, de los cuales se exportaron aproximadamente 15 000 m3 (8 000 m3 se importaron).

La producción de madera aserrada se ha concentrado en unas cinco especies que representan el 71 por ciento de la producción nacional en 1978 (Cuadro 11 -5). Otras especies sólo se utilizaron en volúmenes muy pequeños.

Cuadro 11-2 ESPECIES FORESTALES POR ZONAS

Zone

N° esp. encontradas

N° arb./ha esp. mas abund.

N° arb./ha esp. menos abund.

Pozuzo

222

10.2

0.015

Oxapampa-Villa Rica

280

14.0

0.02

Pichis-Palcazu

350

12.5

0.01

La Merced-Satipo

270

8.0

0.01

Cuadro 11-3 VOLUMEN DE MADERA DE LAS ESPECIES MAS ABUNDANTES

Zona

Vol. total

Las 10 esp. más abund.

Las 20 esp. más abund.

Las 50 esp. más abund.

m3/ha

%

m3/ha

%

m3/ha

%

Pozuzo

136

60.7

37

82.6

51

115.4

71

Oxapampa-Villa Rica

109

48.3

44

68.5

62

81.1

81

Pichis-Palcazu

115

46.0

40

69.0

60

87.4

76

La Merced-Satipo

123

67.3

54.7

92.2

75



Cuadro 11-4 ESPECIES FORESTALES MAS IMPORTANTES DE LA SELVA CENTRAL

Nombre común

Nombre científico

Nombre común

Nombre científico

Pashaco

Albizzia sp.

Moena

Ocotea sp.

Shimbillo

Inga sp.

Manchinga


Moena

Ocotea sp.

Requia

Guarea trichilioides L.

Mashonaste

Clarisia sp.

Quinilla

Chysophyllum sp.

Cumala blanca

Virola decortinane Ducke

Machin sapote


Cachimbo caspi

Couratari sp.

Mashonaste

Clarisia racemosa

Marupa



R. et P.

Shiringa

Hevea sp.

Chimicua

Pseudoemedia

Huamansana



multinensis M.

Almendro

Caryocar sp.

Shimbillo

Inga sp.

Machimango

Eschweilera sp.

Catahua

Hura crepitans L.

Caimitillo

Sideroxylon sp.

Tornillo

Cedrelinga

Lupuna



catenaeformis Ducke.

Sapote


Yauchana

Poulsenia armata

Espintana

Duguetia sp.

Nogal


Copaiba


Pashaco

Schizolobium excelsum

Chimicua

Perebea sp.


Ducke.

Copal

Protium sp.

Cedro

Cedrela odorata

Cuadro 11-5 PRODUCCION DE MADERA ASERRADA POR ESPECIES

Cedro

88 000 m3

Eucaliptoa

78 000 m3

Roble corriente

43 000 m3

Tornillo

39 000 m3

Caoba

23 000 m3

Moena

14 000 m3

Total

285 000 m3

a. Extraído de plantaciones de la Sierra.
Fuente: MAA(1982)

En la actualidad, la Selva Central contribuye con el 41 por ciento de la madera aserrada producida en el Perú. Las plantas de la región producen más bien parquet, palos de escoba y cajones que productos más lucrativos como tableros y madera terciada. El consumo de leña de la región es superior al millón de m3 por año. Las comunidades nativas también explotan los bosques. Por generaciones, las comunidades de la Selva Central han utilizado productos como hojas, frutos, raíces y lianas (Cuadro 11-6).

Uso forestal actual y futuro

En la Selva Central el bosque natural está sujeto a una fuerte presión por parte del hombre debido a su cercanía con la Sierra Central. Forzadas por la alta densidad demográfica y la necesidad de tierras, una gran cantidad de pobladores de esta región emigra continuamente a las partes altas y medias de la Selva. Estos flujos migratorios, incentivados y promovidos por los proyectos y políticas oficiales, han determinado la tala de 800 000 hectáreas para el establecimiento de actividades agropecuarias en suelos que son los más inadecuados para ese uso.

Clasificación del Uso de los Suelos

Los suelos de la región amazónica son en general ineptos para la producción agropecuaria. Por ejemplo, ONERN (1982) estima que un promedio del 4 por ciento son aptos para la agricultura en limpio, un 2 por ciento para la agricultura permanente, un 14 por ciento para pastos, 38 por ciento para la explotación forestal y el 42 por ciento restante, de protección. En estudios realizados por la Universidad Nacional Agraria (1982-1983) para las zonas de Pichis-Palcazu y Oxapampa-Villa Rica, se han clasificado los suelos de acuerdo con los usos más apropiados (Cuadro 11-7), mientras que de acuerdo con el Mapa de Clasificación de Tierras del Perú (ONERN, 1982), la vertiente del Atlántico (cuenca Amazónica) tiene las capacidades de uso de la tierra que se indican en el Cuadro 11 -8.

Cuadro 11-6 ESPECIES FORESTALES CON PRODUCTOS DIFERENTES A LA MADERA

Nombre Común

Nombre Científico

Producto

Huito

Genipa americana

Frutos

Marañón

Anacardium occidentale

Frutos, semillas

Guanábana

Annona muricata

Frutos, semillas

Arbol del Pan

Artocarpus communis

Frutos, semillas

Achiote

Bixia orellana

Extractivos

Almendro

Caryocar sp.

Frutos

Palmito

Euterpe precatoria

Palmito

Aguaje

Mauritia flexuosa

Frutos, aceite

Sapote

Matisia cordata

Frutos

Uvilla

Pourouma cecropiaefolia

Frutos

Ungurahui

Jessenia batata

Frutos, aceite

Oje

Ficus authelmintica

Látex

Jebe

Hevea brasiliensis

Látex

Yarina-Irapai

Phytelephas microcarpa

Hojas para techos, fibras

Cuadro 11-7 CLASIFICACION DE TIERRAS EN LAS ZONAS PICHIS-PALCAZU Y LA MERCED-SATIPO

 

Pichis - Palcazu

La Merced - Satipo

ha

%

ha

%

Superficie total

1350811

-

630098

-

Bosques de protección

1022000

75.66

343466

54.51

Uso agropecuario

53542

3.97

74541

11.83

Uso agroforestal

86549

6.41

-

-

Producción forestal permanente

150393

11.13

212091

33.66

Reservas forestales

38327

2.83

-

-

Fuente: Universidad Nacional Agraria (1982).

Cuadro 11-8 CAPACIDAD DE USO DE LOS SUELOS EN LA VERTIENTE DEL ATLANTICO


ha

%

Superficie total

95675100

100.00

Producción forestal

47960800

50,13

Protección

30867700

32.26

Pastos

11376400

11.89

Cultivos en limpio

3259500

3.41

Cultivos permanente

2210700

2.31

Fuente: ONERN(1982).

En el Cuadro 11 -9 se muestra la clasificación del uso de la tierra en la Selva Central, en la que dos tercios (66.1 %) se clasifica más apta para bosques de protección, el 14.2 por ciento como tierras aptas para la producción y un 19.7 por ciento como aptas para fines agropecuarios (pastos, cultivos permanentes y cultivos en limpio). Sin embargo, de acuerdo con el Mapa Forestal del Perú (Malleux, 1975), más de 800 000 hectáreas de esta región han sido deforestadas para fines agropecuarios. De esta superficie, escasamente el 25 por ciento (200 000 ha) se halla actualmente en uso, y el resto está abandonado y se halla en barbecho o cubierta por bosques secundarios. La extracción selectiva se concentra únicamente en las especies de valor comercial (cedro, caoba, ishpingo, tornillo); normalmente sólo se extraen 5 m3 por hectárea, de manera que los bosques no se alteran sustancialmente.

Los bosques de libre disponibilidad en la Selva Central abarcan 1 761 000 hectáreas, distribuidas en cinco unidades. Las cifras correspondientes a 1980, indican que se otorgaron 280 concesiones en 100 000 hectáreas, las cuales, según el Ministerio de Agricultura, produjeron 165 000 m3 de madera aserrada y unos 30 000 m3 de otros productos derivados de la madera.

De acuerdo con los planes de desarrollo forestal del Proyecto Especial Pichis-Palcazu y del Instituto Forestal Nacional, la Selva Central está destinada a ser la fuente más importante en la producción de madera del país (MTC, 1981). Estos proyectos contemplan la obtención de madera a partir de 1985 (Cuadro 11-10). A ello debe agregarse el volumen producido en el Bosque Nacional Alexander von Humboldt, lo que da un total de 447 000 m3 de rollizos y 200 000 m3 de madera aserrada.

La extracción forestal en la Selva Central se inició hace 60 años en la zona de Oxapampa y Villa Rica, en primer lugar para proveer la madera necesaria para la construcción de viviendas y obras públicas, y posteriormente para abastecer a la industria. En la zona de Oxapampa y Villa Rica se han desarrollado técnicas de extracción no utilizadas en otras regiones, incluyendo el arrastre de los rollizos con bueyes y mulas, el uso de rastras en las laderas y colinas, la extracción de gran cantidad de especies con un alto volumen promedio por hectárea, y la extracción intensiva en rodales esencialmente homogéneos de Podocarpus oleifolious y P. montanus (Ulcumano y Diablo fuerte) (JRB, 1981).

En la actualidad existen en Oxampampa y Villa Rica 29 aserraderos con una capacidad de 78 000 m3/año de madera aserrada. El 45 por ciento de las empresas madereras participan directamente en la extracción de su propia materia prima. Sin embargo, ninguna es autosuficiente, y todas ellas deben obtener madera aserrada adicional contratando campesinos e intermediarios.

Cuadro 11-9 MEJOR USO DE LOS SUELOS EN LA REGION DE LA SELVA CENTRAL, A NIVEL DE CUENCASa (Miles de Ha)


Pachiteab

%

Perené

%

Ene

%

Tambo

%

Total

%

Protección

1595

55.6

1340.2

72.92

810.3

86.48

263.7

60.92

4007.2

66.0

Producción Forestal

631

22.02

137.7

7.39

72.6

7.75

24.9

5.75

866.2

14.3

Pastos

368

12.84

236

12.84

1.2

0.13

94.8

21.80

700.0

11.5

Cultivos Permanentes

140

4.89

83

4.52

31.2

3.33

36.6

8.45

290.8

4.8

Cultivos en Limpio

131.1

4.65

43.2

2.34

21.6

2.31

12.9

2.98

209.8

3.4

TOTAL

1865.1


1840.1


936.9


432.9


6074


a. No incluye el Distrito Forestal de Atalaya.
b. Incluye las cuencas de los ríos Pichis y Palcazu.

Fuente: ONERN (1963), (1966a,b), (1970), (1981).

Cuadro 11-10 PRODUCCION PROYECTADA DE MADERA EN NUEVOS PROYECTOS DE DESARROLLO FORESTAL EN LA SELVA CENTRAL (m3/año)


Rollizos

Madera Aserrada

Valle del Pichis

223 000

101 000

Valle del Palcazu

109 000

49 000

Valle del Perené

35 000

15 000

TOTAL

367 000

165 000

Fuente: Proyecto Especial Pichis-Palcazu (PEPP), comunicación personal.

La distancia promedio entre el bosque y el aserradero es de 40 a 50 km, pudiendo alcanzar hasta 90 km en Oxapampa. La tala y la poda se realizan con sierras de cadena provistas por las industrias. Los tractores aún no se han introducido en esta región, utilizándose en cambio camiones con tornos y cables. En el Bosque Nacional Alexander von Humboldt la madera es transportada por carretera y río, utilizándose frecuentemente tractores.

Los métodos de extracción de la madera que se utilizan en el país pueden clasificarse en cuatro categorías diferentes: tala rasa, extracción individual en parcelas privadas, extracción industrial semiintensiva, y extracción industrial selectiva.

La tala no constituye precisamente un método de manejo, sino una simple tala del bosque para fines agropecuarios. Los árboles más valiosos se venden a intermediarios industriales, si bien este proceso provee menos del 10 por ciento de los rollizos utilizados como materia prima por la industria. A nivel nacional, se estima que anualmente se talan unas 300 000 hectáreas de bosques naturales, los que teóricamente deberían producir más de 1 millón de m3 de madera de valor comercial. No solamente esta madera se pierde, sino también un gran volumen de madera menos valiosa se destruye como consecuencia de la tala indiscriminada que se realiza en parcelas pequeñas y dispersas, por agricultores que carecen de los conocimientos técnicos, la infraestructura o los equipos para transportar la madera al mercado.

Una vez que el agricultor se establece cerca de un camino forestal y un aserradero, y ha adquirido algún capital de trabajo y herramientas básicas, puede realizar una extracción selectiva de los árboles de su parcela o venderlos en pie. Regularmente extrae una pequeña proporción de madera para fines domésticos (construcción de viviendas, leña, cercas) utilizando hojas de palma para techos, y otros materiales. Al mismo tiempo sigue talando el bosque para realizar actividades agrícolas. Cada año, aproximadamente 460 000 m3 de madera extraída mediante este sistema se destina a usos domésticos, y 250 000 m3, o sea un 25 por ciento, se destina a la industria. En la Selva Central, este sistema debería suministrar de 120 000 a 150 000 m3 de madera para aserrar.

El sistema de extracción industrial semiintensiva se basa en la planificación y la inversión y tiene por objeto abastecer a la industria. La superficie que se explota permanece relativamente estable. Las industrias de productos forestales organizan y ejecutan la extracción utilizando equipos pesados, como tractores, camiones, cargaderos y guinches. Algunas empresas son contratadas por las industrias para extraer la madera, arrendando de las mismas de 5 000 a 50 000 hectáreas de tierras. Este sistema se aplica principalmente en las zonas de Pucallpa e Iquitos, en especial en la primera de ellas. Se ha comenzado a extraer un creciente número de especies mediante técnicas mecanizadas de extracción, con el propósito de reducir los costos. En Pucallpa se ha logrado un incremento de 20 m3 por hectárea en el volumen de la madera extraída, aunque en la mayor parte de la región dicho incremento sólo ha sido de 5 a 10 m3 por hectárea. Este volumen es superior al promedio nacional, que se halla por debajo de los 5 m3 por hectárea.

No obstante, como este sistema no se halla aún muy difundido, suministra no más del 15 por ciento de la madera para aserrar consumida por la industria.

La extracción industrial selectiva es tradicional y difundida en el país. Pequeños extractores (que trabajan de 200 a 800 ha) son contratados por intermediarios que proveen algunas herramientas y capital de trabajo. Durante el período de la zafra, cuando crecen los ríos, los árboles se cortan, se trozan y se arrastran hasta la orilla de los ríos o hasta las carreteras, donde los contratistas o intermediarios compran los rollizos a precios que varían de acuerdo con las especies y la cubicación de los rollizos en pies (considerando 200 pies por m3). Mediante este sistema se extrae aproximadamente el 50 por ciento de la madera utilizada en la industria.

La industria forestal

Si bien durante las últimas décadas la industria forestal nacional se ha desarrollado en forma significativa, su desarrollo está limitado por diversas variables, que incluyen una producción limitada dirigida a un sector de población de altos ingresos; una producción industrial poco diversificada; un deficiente control de calidad de los productos; un deficiente sistema de extracción y abastecimiento de materia prima, y un escaso desarrollo de la tecnología de la madera y la utilización de un limitado número de especies.

Los aserraderos utilizan el 83 por ciento de los rollizos cortados para fines industriales, seguidos por la industria de la madera terciada, que utiliza alrededor del 9 por ciento del volumen cortado. Siete especies representan el 75 por ciento de la producción: el cedro, con un 15 por ciento; el eucalipto, 18 por ciento; el roble corriente (moena), 11 por ciento; el tornillo, 14 por ciento; la caoba, 6 por ciento; otras moenas, 8 por ciento, y la copaiba, 3 por ciento. En la producción de parquet se utilizan tres especies principales: hualtaco, oreja de león y guayacán. Otras especies utilizadas incluyen el huayruro, la chonta, la quinilla y la mashonasta. La madera laminada se fabrica básicamente con lapuna (Chorisia sp.).

Estos datos indican que más del 80 por ciento de la industria forestal nacional depende de unas 12 especies, de las cuales el cedro, la caoba y el tornillo proporcionan más del 35 por ciento de la producción nacional de madera aserrada. A pesar de que estas especies se encuentran generalmente en bajas densidades, proporcionan en conjunto un volumen promedio de 5 m3 (r) por hectárea a nivel nacional, 3.5 m3 (r) por hectárea de madera recuperable y 2 m3 por hectárea de madera aserrada. De manera que 83 000 hectáreas de bosques producen anualmente 166 000 m3 de madera aserrada de esas tres especies.

En la Selva Central los silvicultores aprovechan un mayor número de especies que en el resto del país, debido a las rutas para el transporte de troncos y a la extracción intensiva realizada en las zonas de Oxapampa y Villa Rica, donde se practica un sistema de agrupamiento de especies que incluye una gran variedad bajo un solo nombre. Las especies se agrupan bajo cuatro nombres comerciales: ulcamanu (Podocarpus utilior), diablo fuerte (Podocarpus oleifolious), roble (Ocotea sp.) y roble corriente, que incluye un numeroso grupo de especies de la familia Lauraceae. En otras zonas del país cada especie se comercializa con un nombre diferente.

En 1980, la industria forestal utilizó 1 380 000 m3 de rollizos, de los que se produjeron 700 000 m3 de madera aserrada para todas las líneas industriales. Ello significa que el 50 por ciento de la madera recibida por la industria se desperdicia. La capacidad instalada de la industria forestal en el Perú es 1 060 000 m3/ano, lo cual significa que solamente se utiliza el 66 por ciento de la capacidad.

Existen 620 industrias forestales en el Perú, la gran mayoría de las cuales tiene una producción inferior a 5000 m3/año (MAA, 1980), con una producción promedio de 5 a 10 m3/día de los productos siguientes:

Madera aserrada. Existen 456 aserraderos con una capacidad instalada de 990 000 m3/año. La Selva Central produce un 42 por ciento del total, seguida por la región oriental con un 40 por ciento, la zona sur con un 15 por ciento y la zona norte con un 3 por ciento.

Láminas. Tres fábricas ubicadas en Iquitos, con una capacidad instalada de 50 000 m3/año, emplean lupuna (Chorisia sp.) para producir láminas de 2.4 m de largo por 1.2 m de ancho y 4 mm de espesor.

Madera terciada. Existen siete fábricas de madera terciada en Iquitos y Pucallpa, con una capacidad instalada de 105 000 m3/año. La especie más utilizada es la lupuna (Chorisia sp.), y las dimensiones de los productos son las mismas que en el caso de las láminas.

Aglomerados de madera. Se fabrican en Pucallpa e Iquitos, utilizando la viruta obtenida de los aserraderos y de los residuos del procesamiento de chapas de madera terciada.

Parquet. Existen 71 fábricas de parquet con una capacidad instalada de 3,2 millones de m3/año y una producción de 470 000 m3/año, o sea el 12 por ciento de la capacidad instalada. Esta industria se ve limitada por el insuficiente abastecimiento de materia prima y la obsolescencia de los equipos.

Chapas decorativas. Existen cuatro plantas industriales dedicadas a chapas decorativas, tres en Lima y una en Pucallpa, con una capacidad instalada de 4 000 m3/año, que en 1980 produjeron 1 800 m3 de chapas.

La producción forestal, si bien se compone fundamentalmente de productos de madera, también incluye pequeñas cantidades de diferentes productos que se venden sin ser procesadas industrialmente (con excepción del palmito). Estos productos tienen un mercado muy variable, tanto nacional como internacionalmente. El Cuadro 11-11 muestra la producción de productos forestales diferentes de la madera en 1980 y 1981.

Cuadro 11-11 PRODUCCION NACIONAL DE PRINCIPALES PRODUCTOS FORESTALES DIFERENTES DE LA MADERA, 1980-1981

PRODUCTOS

1980

1981

(en kg)

(en kg)

Vainas de Algarrobo

9723960

11178816

Castañas

4321205

1211772

Quinina

160000

25000

Barbasco

679592

750000

Brea

1726198

3074102

Curare

16712

1874

Látex

10000

52114

Palmito

501769

1906564

TOTAL

17139436

18200322

Fuente: MAA (1982).

En conclusion, la industria forestal nacional del Perú tiene una capacidad instalada muy superior a su producción anual, debido a los problemas que existen en cada etapa del proceso de transformación, desde el árbol en el bosque hasta la fábrica.

Comercialización de la madera

La comercialización de los productos forestales, en particular de la madera, constituye sin lugar a dudas el problema más importante y complicado que enfrenta la industria forestal. La extracción y el procesamiento de los productos forestales están regidos por el mercado y deben ajustarse a las condiciones del mismo. Si bien los problemas son más de orden social que técnico o económico, pueden identificarse también algunos problemas técnicos.

La madera se comercializa dos veces; en primer lugar, entre el bosque y la industria (rollizos) y, en segundo lugar, entre la industria y el consumidor. Ambas etapas sufren, por un lado, aumentos descontrolados de precio basados en una relación artificial entre la oferta y la demanda y, por otro lado, una producción y desarrollo tecnológicos limitados.

La comercialización entre el bosque y la industria es el sistema más tradicional y complejo. Antes de la promulgación de la Ley Forestal y de Fauna Silvestre el sistema típico, aunque no legalizado, era la Habilitación. En este sistema, un intermediario paga, en dinero o en madera, a otros intermediarios más pequeños y minoristas que compran la madera a pequeños extractores (nativos y pequeños agricultores) que cortan los árboles y los transportan a los ríos o carreteras. El proceso incrementa el precio de la madera 4 ó 5 veces antes de que la misma llegue al aserradero o planta industrial.

La Ley de 1975 abolió el sistema de la habilitación, que no obstante subsiste en la práctica. En la actualidad, por ejemplo, se realizan préstamos de dinero o adelantos de pago a los pequeños extractores (titulares de contratos de extracción forestal en menos de 1000 ha, que representan más del 90 por ciento de los contratos a nivel nacional), y la cadena de comercialización es la misma.

La comercialización entre la industria y el consumidor es más visible y abierta, aunque no menos perjudicial que el sistema anterior. Por lo general, la industria, que provee el capital, controla el producto hasta su destino final (el consumidor) y genera una serie de etapas que encarecen dos o tres veces el producto. Entre la fábrica y el consumidor, el proceso generalmente incluye un intermediario principal, los transportistas, los depósitos, los intermediarios menores, los minoristas y los artesanos.

A nivel nacional, los aserraderos adquieren el 65 por ciento de los rollizos de intermediarios, y el 35 por ciento extrayéndolo directamente de sus propias parcelas o de parcelas de terceros. Venden el 85 por ciento de su producción a intermediarios, un 10 por ciento a través de los mercados, y un 5 por ciento a través de distribuidores. Un 20 por ciento del volumen es adquirido por grandes consumidores como las grandes empresas mineras, fábricas de muebles y empresas de transporte. El 10 por ciento es ofrecido en los mercados por negociantes a través de ofertas en los periódicos y otros medios de difusión, y un 70 por ciento se vende al por mayor o menor (Figura 11-1).

Los principales sectores consumidores son la construcción civil (55% del total), mueblerías y fábricas de artesanías (25%), minería (10%), transporte (5%) y otros (5%). Tanto en la construcción como en la industria de la mueblería los principales productos que compiten con la madera son el hierro y el aluminio. En 1981 en general se prefirió la madera a estos dos productos de alto valor, a pesar de que el precio de la madera era también muy alto y que la industria maderera continuó acosada por otros problemas.

Figura 11-1 ESTRUCTURA DE LA COMERCIALIZACION DE MADERA ASERRADA EN EL PAÍS (1980)

Por ejemplo, los aserraderos se concentran en la producción de madera para un sector de la población que puede pagar los precios de la caoba, el cedro, el tornillo, el ishpingo y otras maderas caras, de las que las industrias y los comerciantes obtienen una máxima utilidad. Al mismo tiempo, los consumidores se han acostumbrado a identificar a la madera con el cedro y la caoba, y son reacios a aceptar otras especies (que en todo caso la industria no promueve con entusiasmo). Los consumidores sólo han aceptado el uso de otras maderas en el sistema de comercialización en Oxapampa y Villa Rica, bajo la denominación de toble y roble corriente.

Más aún, la industria tiene poco interés en el empleo de tecnologías que puedan incrementar el uso de especies que actualmente no se consideran de valor comercial, tales como el secado, la preservación, la clasificación, el control de calidad, los tableros de partículas o aglomerados, que podrían facilitar la comercialización de nuevas especies a menores precios.

La madera sólo representa un 10 por ciento de los materiales utilizados en la construcción de viviendas. Aún la población de la Selva está acostumbrada a consumir materiales como el cemento, el hierro y los ladrillos, llamados "materiales nobles", a pesar del costo exhorbitante de importarlos por vía aérea.

La participación del Perú en el comercio internacional de la madera es limitada y durante los tres últimos años se ha reducido considerablemente. Durante los años 1978 y 1979 se exportaron 31 400 m3 de madera elaborada (la exportación de rollizos y madera no elaborada está prohibida por la ley). En 1978, la exportación alcanzó un valor de US$5 millones y en 1979 fue de US$7 540 000. En 1980 las exportaciones bajaron a 23 500 m3 con un valor de US$6 260 000 y en 1981, a 13 657 m3 con un valor de US$6 270 000 (MAA, 1982).

Alternativas de manejo forestal

Los bosques húmedos neotropicales, en su estado natural, son relativamente complejos. Si bien son florísticamente heterogéneos, son homogéneos en cuanto al volumen. Unas 10 especies (3% de las especies que pueden encontrarse en un área determinada) representan el 44 por ciento del volumen; 20 especies el 62 por ciento, y 50 especies representan el 78 por ciento del volumen (Dourojeanni, 1982).

Considerando solamente las 20 especies más abundantes y más valiosas desde el punto de vista comercial (cedro, caoba, ishpingo y tornillo), se obtiene un volumen promedio de 80 m3 por hectárea de árboles de tamaño comercial (más de 30 cm. DBH). De este volumen aproximadamente un 40 por ciento, o sea 32 m3 por hectárea, pueden utilizarse inmediatamente, y una vez podados, representan 25 m3 por hectárea de volumen comercializable. Es decir, el problema se presenta principalmente con respecto al 60 por ciento remanente. Una investigación más intensa debe realizarse con respecto a los 48 m3 por hectárea restantes, sus propiedades físico-mecánicas, sus usos industriales y problemas de secado y preservación. Considerando solamente las maderas que han demostrado ser útiles, pueden cortarse 32 m3 por hectárea, que producen un mínimo de 25 m3 por hectárea de madera como promedio.

Experiencia de proyectos de desarrollo forestal y asentamientos en la selva central

Asentamientos

Durante varias décadas se han llevado a cabo en la Selva Central esfuerzos de migración y asentamientos rurales espontáneos, dirigidos y planificados. Todos estos asentamientos se han concentrado exclusivamente en la agricultura y la ganadería, no habiéndose desarrollado asentamientos forestales planificados. Algunos asentamientos forestales han surgido en forma espontánea cuando los colonos, los comerciantes y los extractores vieron que la explotación forestal podría constituir una actividad lucrativa. Pero, en su mayor parte, los pobladores se han dedicado a la agricultura y la ganadería, dejando la comercialización de la madera en manos de unos pocos industriales e inversionistas.

Por ejemplo, Pucallpa fue colonizada con fines agropecuarios, en particular la ganadería (Tournavista, San Jorge). Estos asentamientos, sin embargo, orientaron más del 70 por ciento de su actividad económica a la producción forestal, si bien no han demostrado interés en el manejo de los bosques, la reforestación o la protección. Los madereros son casi siempre agricultores que talan y queman el bosque para establecer cultivos o pastos, manteniéndose prácticamente indiferentes a la constante disminución de las zonas productoras de madera.

Una devastadora experiencia de deforestación masiva se produjo en la zona del Huallaga Central, donde los asentamientos de Tingo María-Tocache, La Mejorada-Campanilla, Juanjí, Tarapoto-Yurimaguas y la zona del río Biabo han talado cientos de miles de hectáreas de bosques para establecer pastos, cultivos de subsistencia y cultivos industriales como palma aceitera, arroz, plátano, cacao y caucho (MTC, 1981). En la actualidad, el cacao y el caucho se han abandonado, y la producción de madera es mínima.

Tales esfuerzos se han trasladado en gran parte a las regiones del Bajo Huallaga y de Perené-Satipo, también sin que se lleven a cabo esfuerzos de reforestación o de protección forestal.

Durante la década de 1970, y en particular luego de la promulgación de la Ley de Reforma Agraria y la Ley Forestal y de Fauna, se generaron algunas iniciativas para iniciar el desarrollo de proyectos forestales, aunque no necesariamente de desarrollo agrícola o asentamientos forestales. Así se inició en la década de 1960 el Programa de Asentamiento Rural Integral de Jenaro Herrera, cerca de Requena, con el objeto de impulsar la producción agropecuaria, que luego fue orientándose cada vez más a la producción forestal. En este proyecto, con el apoyo del Gobierno suizo, se llevó a cabo el primer esfuerzo serio de manejo racional de un bosque natural. El programa de estudios básicos se concentró en la ecología de las especies forestales y en las técnicas silvícolas, y el proyecto estableció un importante y bien administrado arboretum, parcelas permanentes de crecimiento, estudios sobre la fauna silvestre y parcelas experimentales de especies nativas como Chorisia sp., Virola sp., Cedrelinga catenaeformis, Jacaranda, Copaia y Simarouba amara.

Otra modalidad de asentamiento forestal, aunque todavía poco desarrollada, es la empresa forestal. Tales empresas pertenecen a los trabajadores, que han procurado establecer sistemas integrados de producción forestal-industrial. En el Bosque Nacional de Iparía, en la región de Pachitea, se transfirieron 66,000 hectáreas a una empresa y se han llevado a cabo importantes trabajos de extracción de madera, reforestación y manejo de la regeneración natural. En el mismo se extraen maderas comerciales como caoba, cedro, ishpingo, tornillo, copaiba y cumala.

El Bosque Nacional Alexander von Humboldt es bien conocido por su ambicioso plan de investigación, manejo y producción forestal. Con la ayuda de la FAO, en la década de 1970 se realizaron importantes esfuerzos científicos y prácticos en materia de inventarios forestales, desarrollo de tablas de volumen, y estudios sobre las propiedades físico-mecánicas de las maderas nativas, técnicas de secado y preservación, reforestación, manejo de la regeneración natural y agro-silvicultura. En la actualidad este bosque nacional, ubicado en las cercanías de Pucallpa, abarca una superficie de 645 000 hectáreas, y es el bosque más grande e importante de la Amazonia peruana (Dourojeanni, 1976). En consecuencia, las zonas madereras son muy codiciadas, y en la actualidad el bosque se halla casi totalmente dividido en concesiones madereras.

En 1974, los asentamientos rurales establecidos en la zona tomaron la iniciativa de establecer un centro de operaciones forestales, ganaderas y agrícolas a 35 km de Pucallpa. El centro posee actualmente un aserradero y se dedica a la producción forestal, ganadera y agrícola.

El modelo de Empresa de Propiedad Social (EPS) es el que durante la década de 1970 se adaptó mejor a la empresa forestal, en parte debido a que la Ley Forestal y de Fauna le otorgaba prioridad en los contratos de extracción forestal, y en parte a que el sistema de trabajo y producción forestal se adaptaba más a este modelo. Tales empresas se dedican a la producción forestal y agropecuaria. Una de ellas, ubicada cerca de Pucallpa, utiliza 8 629 hectáreas para la producción forestal y agropecuaria y 8 065 hectáreas adicionales para actividades de exploración y evaluación forestal. En el campo forestal, su principal producción es el parquet; otra empresa similar está instalándose en el Cuzco, y se dedicará a la producción de madera aserrada y durmientes para ferrocarril en una superficie de 20 000 hectáreas. Otras producen madera preservada y secada, cajones y postes.

La empresa privada forestal es casi exclusivamente una empresa industrial despreocupada del manejo forestal. Por este motivo, la empresa privada tradicional, a diferencia de la Empresa de Propiedad Social, no ha generado asentamientos forestales permanentes o estables.

Proyectos Especiales

Como se menciona en el Capítulo 5, los proyectos especiales son programas integrales de desarrollo ubicados, en su mayoría, en la Selva y a lo largo de la Carretera Marginal. Tienen como objetivo establecer asentamientos para la producción agrícola, ganadera y forestal, de conformidad con la política gubernamental. Prácticamente todos los programas de asentamiento han sido convertidos en proyectos especiales, que han adquirido una mayor autonomía y flexibilidad administrativa y operativa,

Los problemas que estos proyectos deben enfrentar incluyen los siguientes:

- la tala indiscriminada de bosques;

- la invasión organizada o no de las tierras privadas o del Estado;

- la erosión y destrucción de los taludes de las carreteras, ríos y cuencas altas de los ríos;

- el otorgamiento de tierras situadas en zonas de protección, en zonas forestales de comunidades nativas y en propiedades privadas;

- el desorden en el catastro y titulación de tierras y en el otorgamiento de concesiones forestales;

- la ausencia de viveros forestales;

- la falta de acciones inmediatas para manejar los Parques Nacionales y Bosques de Protección, y

- la falta de capacitación y de equipo por parte de los campesinos.

El principal proyecto de la Selva Central es Pichis-Palcazu, que incluye asentamientos urbanos y rurales. Aproximadamente el 40 por ciento de la superficie total del proyecto es considerada apta para la producción forestal.

Entre las acciones concretas más novedosas que se han planificado en este proyecto especial, se encuentra el asentamiento forestal previsto dentro del área San Alejandro-Puerto Victoria, situado dentro del Bosque Nacional Alexander von Humboldt. A lo largo de una franja de 63 km de extensión y 2 km de ancho, se han delimitado 70 parcelas forestales familiares de 360 hectáreas cada una. La producción será administrada por cooperativas, que proveerán las herramientas, la infraestructura, los servicios y el adiestramiento necesarios.

El proyecto de Madre de Dios abarca una superficie de 7 840 000 hectáreas con un 90 por ciento cubierto de bosques naturales. El objetivo de este proyecto es la formulación de un plan de desarrollo regional y elaborar programas micro-regionales de desarrollo. Dentro de tales programas se llevarán a cabo estudios de evaluación forestal realizados en 240 000 hectáreas de bosques asignadas a la producción forestal, que se complemetarán en dos etapas. Los asentamientos forestales se basarán en la extracción y el procesamiento de productos forestales mediante métodos de manejo e incorporarán unidades familiares, multifamiliares y empresas para abastecer de productos forestales a la región sur del país.

Los proyectos especiales constituyen un importante medio para destacar los peligros que supone la deforestación indiscriminada en el Perú y en todo el mundo, procurando al mismo tiempo solucionar el problema en la forma más concreta y completa posible.

Referencias

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