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Prefacio

Las necesidades de agua y energía, que están creciendo rápidamente en todo el mundo, han servido de acicate para que se hagan proyectos de desarrollo de cuencas hidrográficas. Esto sucede especialmente en los países en desarrollo que tienen escasos recursos de combustibles fósiles, en los que existe un gran interés por explotar el potencial hidroeléctrico y donde el abastecimiento regulado del agua es la clave para obtener altos rendimientos de nuevos cereales y más cosechas por año en las regiones áridas y semiáridas. Del mismo modo, es necesario satisfacer la creciente demanda de agua para uso doméstico e industrial, y ofrecer protección para los problemas provenientes de inundaciones y sedimentación.

Aunque la planificación de cuencas hidrográficas ha llevado a una elección de inversiones cada vez mejor, no se han incorporado a nivel mundial las consideraciones para el mantenimiento de la calidad ambiental y la productividad. Si bien es cierto que las técnicas para la identificación y evaluación de los efectos del desarrollo sobre el medio ambiente son conocidas, no se han utilizado en relación con el desarrollo integrado de cuencas hidrográficas por estas razones:

a) porque generalmente no forman parte de las actividades de formulación de proyectos, y

b) porque no siempre son apropiadas al tipo de decisiones económicas que hay que hacer en la planificación de cuencas hidrográficas.

El Plan Multinacional de Desarrollo para la Cuenca del Plata, en América del Sur, llegó muy a tiempo para determinar la forma de incorporar las consideraciones ambientales en una etapa temprana del estudio de las cuencas hidrográficas. Desde 1967, la Organización de los Estados Americanos ha venido asistiendo a los países que comparten la Cuenca del Plata en la conducción de estudios de reconocimiento y análisis de datos, así como en investigaciones más detalladas que llevan al establecimiento de planes de inversión para embalses, planes de energía hidroeléctrica y de riego, y proyectos relacionados con el desarrollo de tierras en la cuenca.

Los estudios de prefactibilidad para la Alta Cuenca del Río Bermejo fueron concluidos en 1974, y para la Cuenca Inferior en 1976. Estos estudios constituyen un experimento concreto para agregar consideraciones ambientales a la planificación de recursos integrados a nivel de prefactibilidad. Esta necesidad de una más clara y completa incorporación de consideraciones ambientales en los estudios de desarrollo de cuencas hidrográficas, y la oportunidad representada por las investigaciones en la cuenca del río Bermejo indujeron a la Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Argentina a solicitar apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para un proyecto piloto que propondría una metodología para la planificación del desarrollo de cuencas hidrográficas, la que incluiría el análisis de los efectos potenciales sobre el medio ambiente. El apoyo para este requerimiento se consiguió sobre la base de la Resolución 61 de la Conferencia de Estocolmo de 1972, cuyo fin es ayudar a los países a que incluyan evaluaciones ambientales en ecosistemas representativos. El Programa de Desarrollo Regional de la Organización de los Estados Americanos (OEA) actuó como agencia coordinadora para el Estudio Piloto que dio lugar a este documento.

El documento mismo es el resultado de casi dos años de trabajo realizado por personal del Programa de Desarrollo Regional (PDR) y de la contrapartida argentina, y por varios consultores internacionales (ver Apéndice A). Se hizo toda clase de esfuerzos para que el contenido fuera aplicable a las necesidades de los directores de proyectos y del personal de campo que trabaja en la planificación del desarrollo de cuencas hidrográficas. Consecuentemente, se procuró que la terminología científica y especializada fuera mantenida a un mínimo, y las recomendaciones se hicieron considerando en su totalidad las realidades de los países en desarrollo. El trabajo es intencionadamente breve porque se intentó darle el carácter de una guía de fácil lectura en vez de un tratado exhaustivo sobre el medio ambiente y el desarrollo.

Aunque la metodología ha sido diseñada con el propósito de dirigir las primeras etapas del desarrollo de cuencas hidrográficas en las regiones semiáridas, una buena parte podría aplicarse también a la planificación regional y sectorial en las regiones más húmedas. En forma similar, podría usarse como texto y material de referencia en los centros de adiestramiento e instituciones relacionadas con la planificación del desarrollo.

Los comentarios y sugerencias provenientes de los lectores de este volumen serán muy bien recibidos, y se espera que las recomendaciones sean útiles para introducir consideraciones ambientales en futuros estudios para el desarrollo de cuencas hidrográficas.

Kirk P. Rodgers, Director
Programa de Desarrollo Regional
Washington, D.C.

Roberto Casañas, Presidente
Instituto Nacional de
Ciencia y Técnicas Hídricas
Buenos Aires

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