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4. Criterios y antecedentes de la regionalización

.1 Superficie y población
.2 Recursos naturales y humanos
.3 Ingresos
.4 Organización de la comunidad
.5 Polos de crecimiento

Para los efectos de la planificación del desarrollo, la regionalización del país se entiende como una agrupación de los departamentos con el fin de acelerar el desarrollo económico y social en forma equilibrada. Las regiones que se han determinado son las que muestra el Cuadro D.4.

El criterio básico utilizado para determinar una región es que constituya una unidad geográfica y socioeconómica que pueda producir un crecimiento autosostenido y no de dependencia exclusiva al núcleo central. Dentro de lo relativo a todos los aspectos que puedan considerarse, y en la necesidad de usar, por lo menos en esta etapa, los límites político-administrativos de los departamentos para la utilización de los antecedentes estadísticos disponibles, se individualizaron las regiones.

Cuadro D.3 Regiones de salubridad

Región

Sede

Departamentos

Occidental

Santa Ana

Ahuachapán, Santa Ana, Sonsonate

Central

San Salvador

Chalatenango y La Libertad

Metropolitana

San Salvador

San Salvador

Paracentral

San Vicente

Cuscatlán, Cabañas, San Vicente y La Paz

Oriental

San Miguel

Usulután, Morazán y La Unión

Cuadro D.4 Regiones de Planificación

Región

Departamentos

Occidental

Ahuachapán, Santa Ana, Sonsonate

Central

Chalatenango, La Libertad, San Salvador, Cuscatlán

Paracentral

La Paz, Cabañas, San Vicente, Usulután

Oriental

San Miguel, Morazán, La Unión

Se tomó en cuenta la superficie de las regiones, la población existente (estimaciones para 1970) y las zonas agrícolas. La superficie de una región debe considerarse de manera tal que facilite la programación y no sea un obstáculo; el radio desde el centro de crecimiento elegido debe estar a una distancia razonable y permitir el acceso relativamente fácil a las áreas periféricas, utilizando los servicios de transporte y las comunicaciones existentes.

La población, teniendo en cuenta las características de la mano de obra, ingreso y organización de la comunidad, puede y debe significar mercados básicos suficientemente importantes como para ofrecer economías de escala a las industrias regionales. Este aspecto en el caso de El Salvador es difícil de cumplir ya que muchas de las industrias son eminentemente de exportación.

La relación entre recursos naturales y humanos y sus características determinan a la postre las políticas que deben aplicarse.

Se identificaron tentativamente las entidades de población que servirían de polos de crecimiento de segundo y tercer orden.

En la regionalización efectuada en el Plan de la Nación para el Desarrollo Económico 1965-1969 también se determinaron cuatro regiones, pero con algunas variantes; en esa oportunidad, el departamento de Cuscatlán se incluyó en la Región Paracentral; sin embargo, teniendo en cuenta su cercanía con San Salvador, el rápido crecimiento esperado en el Area Metropolitana, y el efecto que recibiría de ésta, como polo de crecimiento, se prefirió incluirla como parte de la Región Central.

.1 Superficie y población

Una situación parecida a la anteriormente descrita ocurrió en el departamento de Usulután. En efecto, este departamento había sido incluido en un principio en la Región Oriental, pero más tarde se prefirió que formara parte de la Región Paracentral ya que la planicie costera de Usulután forma un solo bloque, desde el punto de vista de suelos, con San Vicente y La Paz. Estos aspectos se tratan con mayor amplitud en el Capítulo IV, "Zonas Agrícolas", y en el Anexo A, "Capacidad Productiva de la Tierra".

En general, las cuatro regiones tienen superficies parecidas, las cuales varían entre el 21.3 por ciento para la Región Occidental y el 24.4 por ciento para la Oriental. Si se considera la superficie censada en fincas, las diferencias de tamaño son menores aún, ya que varían entre el 22.6 por ciento en la Paracentral y el 28.2 por ciento en la Región Central. La variación en el tamaño relativo de las regiones Paracentral y Oriental se debe a que en ellas hay grandes superficies de suelos no productivos que no son considerados en las tierras censadas en fincas, y que incluye casi exclusivamente las tierras de uso agropecuario.

Cuadro D.5 Superficie total de uso agropecuario por regiones (En ha)

Región

Superficie

Superficie

No. Fincas %

Porcentaje del total

No.

Total %

No.

Occidental

446200

21.3

392350

24.8

87.9

Central

511800

24.4

446400

28.2

87.2

Paracentral

547400

26.1

356700

22.6

65.2

Oriental

593300

28.2

385950

24.4

65.1

Total del país 2

098700

1001

581400

100

75.4

Fuente: CONAPLAN. Indicadores Económicos y Sociales, septiembre-diciembre, 1970. Segundo Censo Agropecuario, 1961.

Para los efectos del censo de población de 1961, el concepto de área urbana y área rural se define en la siguiente forma: Area urbana es aquella donde residen las autoridades municipales (división política menor) y sus límites son los que las mismas autoridades determinan; por consiguiente, no se toman en consideración características tales como servicios de agua potable, electricidad, centros educativos, transportes, comunicaciones, etc., o bien que cuenten con un determinado numero de habitantes. Por su parte, área rural es aquella que, perteneciendo al municipio, no fue considerada como área urbana. La población en el área rural se encuentra bastante dispersa en valles y caseríos, los cuales forman los cantones.

En el caso especial del municipio de San Salvador, toda su extensión se tomó como urbana debido a nuevas urbanizaciones surgidas en el área que antes se consideraba como rural.

El mayor volumen de población se encuentra asentada, como es obvio, en la Región Central, por encontrarse allí el Area Metropolitana, y alcanza a un 36 por ciento del total nacional; la región con menor población sería la Oriental, con un 20 por ciento. Al considerar la población rural exclusivamente las proporciones varían un tanto, lo que hace disminuir las diferencias; la Región Central continua teniendo la mayor proporción con un 27.1 por ciento, y la Región Occidental pasa a tener la menor, aunque alcanza un 23 por ciento, por ello puede señalarse que existe cierta homogeneidad desde este punto de vista.

Cuadro D.6 Población urbana, rural y total (Miles de personas 1970)


Urbana

%

Rural

%

Total

%

Occidental

276

19.2

485

23.1

760

22.1

Central

670

46.6

570

27.1

1240

36.1

Paracentral

210

14.6

540

25.6

750

21.8

Oriental

182

12.6

507

24.2

690

20.0

Total del país

1338

100

2102

100

3440

100

Fuente: CONAPLAN. Indicadores Económicos y Sociales, septiembre-diciembre, 1970.

El numero de habitantes o la densidad de población tiene importancia en función de la oferta de bienes y servicios que le pueda ofrecer la economía de un país, y en este aspecto se le concede especial interés a las posibilidades productivas y de empleo de los recursos naturales. La mayor o menor capacidad de la tierra para absorber los incrementos de población o un desempleo dado depende de su potencialidad económica, o de las posibilidades de expandir la frontera agrícola; cuando estos factores son limitados, el desarrollo rural que incluya la localización de industrias en el campo, entre ellas el turismo, especialmente en el caso de El Salvador, puede incrementar notoriamente la demanda de mano de obra, además de vigorizar la agricultura local.

En Holanda, el sector agrícola "negocia" continuamente con el Ministerio de Industrias para lograr que se establezcan pequeñas industrias en las áreas rurales. Por ejemplo, la empresa Philips tiene 30 plantas pequeñas diseminadas en todo el país, en lugar de tener una sola fábrica grande en un pueblo donde no se necesita.

.2 Recursos naturales y humanos

La tierra de uso agropecuario en El Salvador llega a alrededor de 1.5 millones de hectáreas, que representan, aproximadamente, el 70 por ciento de la superficie del país. La frontera agrícola podría estimarse como fija, y la producción total pudiera elevarse solo mediante una tecnificación del sector y el riego en los puntos del país en que aquello es factible, es decir, a través de la productividad.

La relación entre la superficie nacional y regional con el factor población ofrece los siguientes datos: la densidad promedio del país es de 164.0 hab/km2. Se encuentran sobre el promedio la Región Central, con 242.5, y la Occidental con 170.5 ha/km2. Por debajo del promedio figuran la Región Paracentral, con 137.0, y la Oriental, con 116.1 hab/km2. Si se considera la densidad rural, es decir, la población rural con la superficie censada en fincas, se obtiene una media de 132.9 hab/km2. Sobre el promedio estaría sólo la Región Paracentral que sube a 151.4 hab/km2, y por debajo de el, pero bastante cerca, la Región Oriental, con 131.4 la Central, con 127.7 y la Occidental con 123.6 hab/km2. Los departamentos con más alta densidad rural son Cuscatlán (193.0), Cabañas (190.4), San Salvador (189.6), Usulután (149.8) y Morazán (147.2); los de menor densidad rural son Chalatenango (83.4) y La Libertad (114.8). Es curioso que ambos departamentos, que pertenecen a la Región Central, tengan la más baja densidad rural, cuando los otros dos de esa Región son los que tienen, precisamente, la mayor población total por kilómetro cuadrado.

Cuadro D.7 Densidad de población total y rural (Hab/km2, 1970)

Región

Densidad total

Densidad rural

Occidental

170.5

123.6

Central

242.5

127.7

Paracentral

137.0

151.4

Oriental

116.1

131.4

Todo el país

164.0

132.9

Fuente: CONAPLAN, Indicadores Económicos y Sociales, septiembre, diciembre, 1970.

En 1961, según el censo de población, la mano de obra activa se estimó en 807000 habitantes; de ellos, 486000 se dedicaban a la agricultura, silvicultura y pesca. El CIDA, por su parte, calculo en 484000 los activos agropecuarios. Lamentablemente no hay estimaciones sobre los activos no agrícolas del sector rural. Por su parte, el CIDA también analizó las posibilidades de empleo que podría proporcionar la agricultura, sacando en conclusión que esta actividad no proporcionaría más de 208000 oportunidades de trabajo con niveles de ingresos adecuados.

Al analizar la distribución de la mano de obra activa puede observarse que la ocupación agrícola tendría proporciones parecidas en las cuatro regiones variando sólo del 24 por ciento de la Región Oriental al 26.7 por ciento de la Central. En la mano de obra activa total es notoria la concentración en torno a la Región Metropolitana, puesto que sobrepasa en más del doble la existencia en la Región Oriental; esta región muestra, obviamente, la concentración de actividades económicas industriales, comerciales y de servicios en San Salvador y sus alrededores, y la necesidad de efectuar cierta descentralización.

Cuadro D.8 Densidad de población (Hab/km2, 1970)

Departamento

Densidad rural

No. de orden

Densidad total

No. de orden

Cuscatlán

193

1

207.1

2

Cabañas

180.4

2

119.6

11

San Salvador

189.6

3

734.8

1

Usulután

149.8

4

145.2

8

Morazán

147.2

5

94.0

14

San Vicente

146.9

6

1251.1

10

Sonsonate

140.5

7

190.9

3

La Paz

132.9

8

151.4

6

San Miguel

131.8

9

146.3

7

La Unión

120.3

10

102.8

12

Ahuachapán

118.7

11

136.9

9

Santa Ana

117.0

12

180.1

4

La Libertad

114.8

13

165.6

5

Chalatenango

83.4

14

94.2

13

Promedio país

132.9


164


Fuente: CONAPLAN. Indicadores Económicos y Sociales, septiembre, diciembre, 1970.

Cuadro D.9 Población activa total y agrícola (1961)

Región

Activa total

Activa agrícola

% del total

No.

%

No.

%

Occidental

183960

22.8

121220

24.9

65.9

Central

304410

37.7

129770

26.7

42.6

Paracentral

167680

20.8

118650

24.4

70.8

Oriental

151040

18.7

116570

24.0

77.2

Todo el país

807090

100

486210

100

60.2

Fuente: Censo de población 1961.

El Ministerio de agricultura, en base a los datos censales de población rural, pudo estimar la oferta de mano de obra para el sector agropecuario en el quinquenio 1968-1972; las cifras mas conservadoras son las siguientes:

Año

No. de habitantes

1968

637173

1969

653739

1970

670737

1971

688176

1972

706070

En realidad se trata más de oferta de mano de obra rural que agropecuaria. La diferencia no es tan sutil como parece sino fundamental, porque es usual confundir o considerar como conceptos similares "sector agrícola" y "sector rural", o como sinónimos las expresiones "agrícola" y "rural"; es decir, no se tiene en cuenta que el sector rural abarca la agricultura, y que es un concepto más amplio aunque muy interrelacionado.

La demanda de mano de obra en la agricultura se estimó en la siguiente forma:


Años-Hombre

1968

304990

1969

302520

1970

309400

1971

314810

1972

319810

La diferencia entre la oferta y la demanda estaría cubierta por el desempleo disfrazado o abierto y las actividades no agrícolas rurales que no han sido medidas.

Es obvio que para un país como El Salvador, lo fundamental de una política económica es el empleo. Por ello se hace indispensable abocarse a estudios sobre este tema, del mismo modo que es imprescindible incentivar las actividades que produzcan un mayor uso de mano de obra.

Con respecto a la tenencia de la tierra pueden hacerse algunos comentarios.

Según el censo, colono es el productor que, trabajando en tierras ajenas, tenga las siguientes características: (a) que resida en forma permanente en una propiedad rural; (b) que haya recibido del propietario o administrador de tal propiedad una o más parcelas, cualesquiera que sea su tamaño, para trabajos agrícolas, y (c) que como compensación a lo que recibe pague en cualquier forma, ya sea trabajando en beneficio de la propiedad, o entregando parte de la cosecha obtenida.

El CIDA ha sugerido como tamaños-criterio los siguientes:

Minifincas

Menores de 1 hectárea

Subfamiliares

De 1 a 9.9 ha.

Familiares

De 10 a 49.9 ha.

Multifamiliares

medianas de 50 a 199.9 ha.

Multifamiliares

grandes de 200 y más ha.

El CIDA estima el numero de fincas en 226896. Considera, como sinónimos, para llegar a esta cifra, "finca" y "explotación", cuyo número es proporcionado por el censo. De esta manera los colonos quedan incluidos como finqueros, cuando en realidad sólo podrían ser considerados como productores de la parcela que han recibido del propietario del predio, o simplemente como asalariados. Debido a que los colonos reciben menos de 10 hectáreas, el número de minifincas o de fincas subfamiliares alcanza a 55770. Si se resta esta cantidad a la cifra anteriormente citada, el número total alcanzaría sólo a 171126 para la superficie censada, que es de 1581430 hectáreas.

Puede estimarse exagerado el hecho de que El Salvador considere las fincas menores de 10 hectáreas como explotaciones subfamiliares, especialmente debido a que el termino lleva una connotación de minifundio. Además, parece difícil que en los programas de reforma agraria, la superficie que debe asignarse llegue a esa cifra. Por esta razón, en el Cuadro D.10 se han señalado como minifundio las fincas menores de 4.9 hectáreas, las que alcanzan el número de 137540 con una superficie de 247380 hectáreas.

Dentro de los pequeños propietarios o arrendatarios, clasificados por CIDA en los estratos de minifincas y subfamiliares, y, con mayor razón, los que en este trabajo se denominan minifundistas, se encuentran los activos no agrícolas del sector rural y seguramente algunos que tienen sus actividades laborales en las ciudades adonde se movilizan diariamente. Si se consideran la superficie agropecuaria disponible, la existencia de 56000 colonos y de 75000 trabajadores sin tierras, se puede decir que resulta imposible mejorarles sus ingresos y nivel de vida tan sólo sobre la base de una política agraria. Es probable que una salida complementaria a las medidas de política agrícola sea el desarrollo rural, que fomente las actividades no agrícolas del sector y les proporcione alternativas y mayores oportunidades de empleo.

Es posible que muchos de los clasificados como minifundistas obtengan la mayor parte de sus ingresos en actividades no agrícolas y, por consiguiente, no estén considerados en las estadísticas disponibles. Es probable, por lo tanto, que estos individuos deseen abandonar la agricultura o simplemente que hayan llegado a una edad avanzada que no los haga sujetos prioritarios de reforma en la estructura agrícola. Ante esta circunstancia, deberían crearse programas especiales para ellos. Es indispensable, por tanto, realizar una investigación sobre las características de los minifundistas que incluya:

(a) origen y utilización del ingreso; (b) actitudes frente a la actividad y propiedad agrícola; (c) marginalidad en la utilización de bienes y servicios.

Cuadro D.10 Número de fincas y superficie total

Región

Fincas

Hectáreas

Familiar

Comercial

Minifundio

Fam. y comercial

Minifundio

Total

Occidental

29320

5810

23510

348400

43960

392360

Central

55610

8780

46830

372630

73770

446400

Paracentral

39760

7670

32090

295240

61480

356720

Oriental

46430

11320

35110

317780

68170

385950

Total

171120

33580

137540

1334050

247380

1581430

Fuente: Censo Agropecuario 1961.

Cuadro D.11 Numero y superficie de las fincas

Fincas

Numero

%

Superficie (ha)

%

Minifundistas y habitantes rurales

137540

76.3

247380

15.6

Subfamiliares relativas

13983

12.3

98800

6.3

Familiares

15235

8.9

326050

20.6

Multifamiliares medianas

3335

1.9

313380

19.8

Multifamiliares grandes

1027

0.6

595820

37.7

Total Fincas

171120

100

1581430

100

Fuente: Segundo Censo Agropecuario, 1961.

Con estos antecedentes se podría delinear una política que encauce en forma racional la presión hacia la tierra evitando migraciones hacia las ciudades mayores.

Por otra parte, algunos de los empresarios de fincas clasificados como subfamiliares, mediante cambios tecnológicos en el predio, crédito, o mejoras en la comercialización, se transforman en empresarios de unidades económicas. Para ayudar a estos "minifundistas ambientales" y en general para mejorar la productividad de la agricultura, es fundamental realizar un programa de investigaciones en administración rural.

.3 Ingresos

Lamentablemente no hay muchos estudios sobre ingresos. De acuerdo con las cuentas nacionales, el producto territorial bruto per capita ha tendido a estabilizarse en el período 1967-1969, mientras que el agrícola ha disminuido levemente para los mismos años. Ver Cuadro D.12.

CIDA ha hecho estimaciones del ingreso agrícola por familia según grupos de fincas por tamaño (Cuadro D.13). El ingreso medio familiar fue estimado en 1448 colones; por debajo del promedio figuran los trabajadores sin tierras y los que trabajan en minifincas. Como es obvio, el ingreso sube a medida que el tamaño de la finca es mayor. Dentro de este tema cabe recordar que desde 1963 existe el salario mínimo agrícola, que en la actualidad es de 2.25 colones diarios, establecido en el Artículo 127 del Código del Trabajo promulgado en el Diario Oficial del 1° de febrero de 1963. Es de hacer notar, además, que cuando se han trabajado todos los días hábiles se pagan también los feriados de la semana.

En 1965, el Ministerio de Trabajo y Previsión Social, llevó a cabo un estudio con una muestra de 1017 familias, la que incluyo aproximadamente a 5300 personas de distintos puntos del país; el ingreso promedio anual era de 808.80 colones. El 60 por ciento de los encestados recibía menos del salario mínimo legal de 2.25 colones diarios. Había un sector cuyo ingreso era inferior al encontrado por el CIDA para los trabajadores sin tierra. Con estos niveles de ingreso parece difícil que el sector campesino pueda ser mercado para los productos industriales, que podrían, además, mejorar su nivel de vida.

Los trabajos sobre ingresos urbanos son muy escasos. El Cuadro D.15 muestra la distribución de las familias urbanas de El Salvador, según el ingreso mensual. Como puede observarse, la mayoría está sobre el ingreso promedio total anual (700.00 colones); como los estudios son escasos, puede pensarse que han estado orientados a los sectores medios de la población. En cualquier caso, es importante conocer la composición del gasto familiar en diversos niveles, ya que las preferencias de los individuos varían según los valores predominantes en la sociedad, y de ello puede depender el éxito de algunos programas; sí el hecho de ahorrar para comprar un terreno destinado a vivienda es más importante que incluir leche y carne dentro de la dieta alimenticia, el ingreso deberá subir a niveles tales que permitan cubrir el valor prioritario y quede un remanente para ser destinado a modificar dicha dieta alimenticia.

Parece muy conveniente, pues, que se realicen investigaciones sobre el ingreso de personas del sector urbano y rural en diversos puntos del país, que incluyan la composición del gasto familiar. El origen del ingreso es de interés para los programas a los pequeños propietarios calificados como minifundistas; estos estudios parecen indispensables para el buen éxito de algunas políticas de fomento y facilita, haciendo más realista, los planes nacionales y regionales de desarrollo.

El desarrollo ganadero (leche y carne) no depende exclusivamente de los aspectos técnicos como el mejoramiento genético y la alimentación y manejo, sino de la demanda, la cual está muy influida por los ingresos y gastos de la población; los márgenes de comercialización son, sí, excesivamente amplios y afectan negativamente a un programa.

.4 Organización de la comunidad

Se encontraron escasos estudios sobre las diversas formas de organización de la comunidad rural salvadoreña; algunos son muy incompletos y parciales. Puede afirmarse que el sistema cooperativo es incipiente, y salvo excepciones existe la tendencia a que lo formen entidades débiles y pobres; las sociedades gremiales de los agricultores están cobrando vida frente a la posibilidad de una reforma agraria.

Como es indispensable que un gobierno disponga de una política para los diversos tipos de organizaciones que son fundamentales para que se produzca un desarrollo económico-social equilibradamente acelerado, parece adecuada una investigación amplia y objetiva sobre la material. De ella podrían salir los antecedentes para realizar una política en el Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social (1973-1977) y la promoción de, las formas de organización que se consideren adecuadas.

Parece conveniente señalar las razones de lo sugerido. La época actual tiene como característica el gran aumento de su población y la perdida de importancia relativa del individuo dentro de las masas. Las relaciones entre los individuos y el estado se hacen dificultosas; muchos son absolutamente ignorados, y, por tanto, se encuentran marginados de las políticas oficiales.

De todos estos hechos nace la imperiosa necesidad de organizar la comunidad para que los cuerpos intermedios representen a los individuos frente al estado y en ellos se produzca la unión de las personas, que, paradójicamente, se encuentran mas aisladas que nunca.

Si se realizan programas de reforma agraria, por ejemplo, la organización de los campesinos se hará indispensable para llenar el vacío que deja el paternalismo del propietario de la tierra, quien en cierto modo servía de contacto con las instituciones y organismos gubernativos. En este caso, una ausencia de organización puede ser factor determinante para un fracaso en el programa.

A las formas de organización mas tradicionales como los gremios (sindicatos, asociaciones de agricultores), y las cooperativas, se han agregado otras que complementan las funciones de las demás: juntas de vecinos, centros de padres, clubes de diversa índole, etc.

Cuadro D.12 Producto territorial y agrícola total y per capita (Moneda constante 1962)

Año

PTB

PTA

Población

Per Capita

PTA

Total

Rural

PTB

PTA

(Miles)

(Miles)

(Miles Habit.)

Total

Rural

A

B

C

D

E

F

1966

2063521

527258

3012

1825

685

175

299

1967

2175686

557690

3112

1880

699

179

297

1968

2246058

567662

3217

1938

698.

176

293

1969

2324381

588600

3326

1996

699

1.77

295

Fuente: Cuentas Nacionales de El Salvador. Banco Central de Reserva. Revista Mensual, marzo 1971, CONAPLAN. Indicadores Económicos y Sociales, septiembre-diciembre, 1970.

Cuadro D.13 Distribución del ingreso agrícola por familia (1961) (Colones)

Grupos de Tamaño

No. de Familias

%

Ingreso Promedio por Familia

Trabajadores sin tierras

42000

15.6

568

Minifincas

207300

77.1

891

Subfamiliares

15230

5.7

3583

Multifamiliares medianas

3340

1.2

17719

Multifamiliares grandes

1030

0.4

64394

Total

268900

100

1448

Fuente: CIDA-CAIS. Op.Cit. Cuadro N° 43. Segundo Censo Agropecuario 1961. Tamaño de fincas clasificado según criterio CIDA/CAIS.

Es importante aclarar que, para que sea útil la organización de la comunidad como actividad indispensable para los programas de desarrollo económico y social, no deben dárseles funciones y responsabilidades a una institución inadecuada o esperar de esta resultados que no puede proporcionar.

Así, por ejemplo, no puede pretenderse que las cooperativas cumplan funciones que corresponden a los sindicatos, ni que se transformen en entidades sociales que pueden cumplir más eficientemente las juntas de vecinos o los centros de madres. En este sentido hay que hacer notar, lamentablemente, que existe cierta tendencia de tomar al cooperativismo como una especie de "paño de lágrimas" cuando hay que enfrentar algún tipo de problemas, olvidándose de su función fundamental, que es eminentemente empresarial y económica..

Cuadro D.14 Distribución de las familias campesinas según ingreso familiar (enero 1965)

No. de Familias

% Parcial

% Acumulado

Promedio mensual familiar (c)

Ingreso medio 12 meses

28

2.75

2.75

42.25

507.00

86

8.46

11.21

50.44

605.28

145

14.26

25.47

51.52

618.24

76

17.31

42.78

59.02

708.24

174

17.11

59.89

60.75

729.00

121

11.90

71.79

67.95

815.40

75

7.37

79.16

75.10

901.20

117

11.49

90.65

87.49

1049.88

44

4.33

94.98

88.70

1064.40

24

2.36

97.34

90.96

1091.52

4

0.39

97.73

102.22

1226.64

20

1.97

99.70

121.51

1458.12

1

0.10

99.80

130.00

1560.00

1

0.10

99.90

364.00

4368.00

1

0.10

100.00

429.00

5148.00

Fuentes: Economía Salvadoreña. (Universidad de El Salvador, Año XIII. enero-dicíembre 1964). Diagnóstico de la Situación Habitacional de la República de El Salvador en 1970.

Cuadro D.15 Distribución de las familias urbanas según el ingreso mensual

Ingreso mensual (colonos)

Familias %

Familias % acumulado

0 a 100.0

17.0

17.0

100 a 250.0

40.5

57.5

250 a 600.0

27.5

85.0

600 a 1000.0

5.0

90.0

1000 y más

10.0

100.0

Total

100.0


Fuente: Diagnóstico de la Situación Habitacional de la República de El Salvador en 1970.

.5 Polos de crecimiento

En el año 1970 existían 42 centros poblados mayores de 5000 habitantes, y sólo 17 con más de 10000. Sobresale por su extraordinario crecimiento el Area Metropolitana de San Salvador, cuya población aproximada, que es de 700000 habitantes en la actualidad, subiría a la alarmante cifra de 1140000 habitantes para 1980 (Metroplan).

El Area Metropolitana está formada por los Municipios de San Salvador, Mejicanos, Delgado, Ayutuxtepeque, Cuscatancingo, Soyapango, Ilopango, San Marcos, Antiguo Cuscatlán y Nueva San Salvador. Además de los diez municipios ya citados, se han sugerido cuatro agrupaciones de municipios adyacentes para formar la región metropolitana, que formarían la futura metrópoli; primera agrupación, los municipios del norte: Apopa, Nejapa y Quezaltepeque; segundo grupo, municipios del este: Tonacatepeque y San Martín; el tercer grupo está compuesto por los municipios del sur: Santo Tomás y Santiago Texacuangos; finalmente, los municipios del oeste, situados en el Valle Agrícola de Zapotitán, a lo largo de las carreteras a Santa Ana, Sonsonate y Guatemala, que incluyen: Colon, San Juan Opico, San Matías, Soyapango y Ciudad Arce.

Con el objeto de sugerir una descentralización de la inversión reproductiva, y por tanto del desarrollo, se determinaron tentativamente los polos de crecimiento de segundo y tercer orden ya que el área metropolitana de San Salvador es el polo de crecimiento de tipo nacional. Se seleccionaron 10 ciudades en donde actualmente está localizada la actividad económica periférica, a excepción, quizás, de Chalatenango; las ciudades seleccionadas suman 281500 habitantes, o sea el 20.9 por ciento de la población urbana al 1° de julio de 1969; al incluirse el área metropolitana se llega a la cifra de 765700 habitantes, lo que significa el 58.4 por ciento de la población urbana total según los Anuarios de la Dirección de Estadística.

El incremento de la población en los polos de crecimiento seleccionados ha sido del orden del 4.1 por ciento acumulativo anual, mientras que el promedio nacional es de aproximadamente 3.5 por ciento y el rural de un 3.1 por ciento. La variación de la importancia relativa de los centros urbanos en cuestión, con respecto a toda la población urbana nacional entre 1961 y 1969, es de solo 1.1 por ciento, aunque puede haber algunas subestimaciones, especialmente en los puertos de Acajutia y La Libertad. Además, puede esperarse que las migraciones rural-urbana sean mayores en los próximos años como consecuencia del aumento del desempleo en el campo, donde la población aumenta constantemente en números absolutos y las oportunidades de trabajo permanecen constantes.

El crecimiento general de las ciudades es desordenado por la inexistencia de planes reguladores que delimiten lo urbano de lo rural. Así es como se origina un crecimiento fuera de toda planificación, produciéndose un uso inadecuado del suelo que lleva a permitir la existencia de terrenos baldíos en las ciudades, mientras se invaden, mediante urbanización, terrenos eminentemente agrícolas. Otro asunto más grave aun es que se permita la venta de terrenos agrícolas sin urbanizar, lo que da lugar a que se formen las llamadas colonias ilegales, que casi siempre resulta en problemas sociales, tanto para la comunidad como para las autoridades. Otro de los problemas es el de las poblaciones marginales o tugurios, que también significan un uso inadecuado del suelo. Además del problema vivienda se crean otros por falta de servicios y equipamiento comunitario para los habitantes urbanos, muchos de los cuales llegan a las ciudades atraídos por las oportunidades de empleo, vivienda, servicios y esparcimiento que pueden encontrar en ellas.

La causa fundamental de toda esta problemática urbana es el subdesarrollo del sector rural, que hace que el campesino desee emigrar al encontrarse en una situación de marginalidad.

Por marginalidad se entiende la falta de participación en los bienes y servicios que la sociedad ofrece a sus miembros incorporados. Esta falta de participación se manifiesta a través de problemas de salarios (y/o empleo), vivienda, educación insuficiente, desintegración familiar, acceso a los medios de comunicación social (periódicos, radio, televisión), servicios básicos como electricidad, salud, teléfonos, policía, registro civil, etc.

Con respecto a vivienda rural, por ejemplo, hay estimaciones que señalan un déficit de unas 280000 unidades, y la necesidad de sustituir alrededor de 170000. Parece improbable que los organismos estatales responsables en vivienda rural, como el ICR, puedan resolver el problema, ya que deben abocarse también a otras funciones. Por tanto, se sugiere que se establezca un impuesto que podría cobrarse a los propietarios de las casas alquiladas a los campesinos que no cumplan con las normas establecidas al efecto. Por supuesto, el impuesto se dejaría de pagar si las casas fueran reparadas hasta cumplir con las normas de higiene y calidad exigidas. Los fondos recaudados podrían servir para proporcionar créditos a quienes deben hacer las inversiones correspondientes en vivienda campesina.

Cuadro D.16 Población e importancia relativa de ciudades

Ciudades

1968

1969

Población

%

Población

%

Ciudades seleccionadas*

201950

20.9

281530

21.5

Area Metropolitana

352300

36.4

484200

36.9

Total

554250

57.3

765730

58.4

Población urbana del país

966900

100

1310730

100

* Santa Ana, Sonsonate, Acajutia, La Libertad, Chalatenango, Zacatecoluca, San Vicente, Usulután, San Miguel, La Unión.

Fuente: "Tercer Censo Nacional de Población, 1961" Anuario Estadístico 1969. (Volumen II, Población al 1° de julio de 1969).

En síntesis, el habitante rural siente la necesidad de emigrar al verse postergado, creándole además una insatisfacción que puede derivar en resentimiento y tendencia a la violencia. Generalmente, las migraciones se efectúan en primer termino hacia los grupos de población menores hasta llegar a las poblaciones más grandes. Por tanto, la solución no estriba en impedir que se formen tugurios en las ciudades sino en eliminar las causas por las cuales se producen, y estas causas se eliminan mediante la planificación y el desarrollo regional, haciendo hincapié en los problemas rurales.

Se ha destacado ya en otros informes presentados al Gobierno de El Salvador la poca atención que se le ha dedicado a la planificación regional. Por ello, los problemas no se analizan dentro del ámbito de una región ni están enmarcados dentro de una política o estrategia de desarrollo regional. A pesar de que en CONAPLAN existe el Departamento de Planificación Urbana y Regional, debería formarse un grupo de trabajo interdisciplinario formado por técnicos de este Departamento y del de Programación y Desarrollo Agrícola y Ganadero del Ministerio de Agricultura y Ganadería. Este grupo debería cubrir los aspectos del sector rural en general y de programación industrial, que asistiría en los aspectos de descentralización industrial. Un grupo interdisciplinario como el sugerido, con la colaboración de los técnicos internacionales destacados en el país, podría delinear una estrategia de desarrollo regional para el Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social 1973-1977, y ayudar, a su vez, para que los planes sectoriales de tipo nacional puedan ser regionalizados.

En forma paralela, y como complemento indispensable, dentro de las actividades de la Dirección de Urbanismo y Arquitectura (DUA), dependiente del Ministerio de Obras Publicas, deberían prepararse en forma prioritaria los planes reguladores y la zonificación del uso de la tierra de las ciudades principales.

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