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2. Proyectos de desarrollo forestal

.1 Desarrollo forestal

De acuerdo con las cuentas nacionales, el sector forestal aportó en 1969 sólo 21.5 millones de colones al PTB, lo que significa el 3.1 por ciento del producto sectorial. En ese mismo año hubo un déficit en la balanza comercial de productos forestales de 22 millones de colones, que puede ampliarse a 150 millones en 1990.

Según los datos censales sobre uso actual de la tierra, el 14.5 por ciento de la tierra en fincas, es decir, 228000 hectáreas, son terrenos de bosques y matorrales. Algunas estimaciones hacen llegar la superficie que hay que reforestar a 670000 hectáreas, o sea un tercio del país. Las diferencias entre una y otra cifra explican por sí sola las depreciaciones que ha sufrido una importante parte de la tierra salvadoreña por falta de una cubierta adecuada, o por dedicarla a la producción agrícola en suelos que no son aptos.

La zona norte del país se considera como la zona forestal por excelencia, y es evidente que allí se deben realizar importantes esfuerzos. Sin embargo, en casi todo el país hay áreas que necesitan reforestación; un buen ejemplo lo constituye una importante zona entre San Vicente y San Miguel, que ha perdido prácticamente toda su capa arable por el uso irracional del suelo. Las zonas agrícolas de la Cordillera Fronteriza y de la Cadena Costera fueron determinadas, también, como áreas eminentemente forestales. Sus características, superficie y ubicación están detalladas en el Capítulo IV de este informe.

El Instituto Salvadoreño de Investigaciones del Café (ISIC) y la FAO han estado adelantando un programa de investigaciones sobre diversificación agrícola dentro del cual se encuentra una línea de investigación sobre producción de madera; el estudio demuestra que el cultivo de árboles, siguiendo los métodos sugeridos, tiene buena rentabilidad. Además han establecido parcelas de comprobación de crecimiento de árboles maderables en varias partes del país para observar su desarrollo.

El Ministerio de Agricultura, a través de la Dirección General de Recursos Naturales Renovables y con la colaboración de FAO, tiene un proyecto piloto de reforestación en la zona norte del país, en el área de Metapán, departamento de Santa Ana.

Lamentablemente no existe un plan de desarrollo forestal, por lo que muchos esfuerzos que se están realizando son dispersos, aislados y faltos de la coordinación indispensable que proporciona una política adecuada.

Una estimación de las zonas forestales realizada por Robert R. Nathan Associates Inc. indica que hay 170000 hectáreas en reservas nacionales; 20000 hectáreas en la Represa 5 de Noviembre en bosques nacionales; 280000 hectáreas de pinares, y 30000 hectáreas de bosques halofíticos; en parques nacionales, lagos, lagunas, volcanes y playas, hay 90000 hectáreas y en recuperación de zonas 50000, con un total de 760000 hectáreas.

Estas cifras pueden, naturalmente, estar afectadas por cambios en el uso de la tierra que han tenido lugar después de realizado el estudio.

.1 Desarrollo forestal

a. Antecedentes

El recurso forestal ha sido el que más destrucción ha tenido en el país. Esto se atribuye primero a la necesidad de combustible, que fue desordenada, y luego a la poda sistemática e irracional con el fin de procurar tierras para uso agrícola. Actualmente, la mayor parte de los bosques quedan en terrenos de las Clases VII y VIII, y grandes extensiones de clases similares que han sido deforestadas se han transformado en tierras improductivas, casi desérticas, que forman parte de los miles de toneladas de tierra que van a parar al mar después de ser conducidas por los ríos. Grandes extensiones de los terrenos boscosos actuales tienen mas valor para el país como elementos de conservación de las partes altas de las cuencas que como proveedores de madera, y es por esta razón que sería más recomendable que el estado adquiriera todas las tierras boscosas, principalmente las de la Cordillera Septentrional, a fin de regenerarlas naturalmente, porque de otra manera el costo de una reforestación artificial sería mayor en el caso de que se siga destruyendo su potencial. Los bosques naturales de pinos de la Cordillera Septentrional sometidos a planes de manejo, podrían empezar a proporcionar al estado ingresos entre los 10 y 20 años, teniendo en cuenta el grado de explotación a que han sido sometidos. De otra forma, si se continua el sistema de destrucción actual, se necesitaría el máximo de este plazo para obtener beneficios de los bosques nuevos.

El aprovechamiento racional del remanente de los recursos naturales renovables del país para su desarrollo económico sostenido, basado en el principio de su conservación, determina el uso forestal de los terrenos de la Clase VII y en algunos casos de la Clase VI, de los cuales el país cuenta en mayor proporción.

En las primeras etapas del desarrollo económico, las grandes inversiones y el aumento del empleo de mano de obra parecen constituir los principales elementos del esquema. En el caso de El Salvador, el desarrollo de bosques plantados y su industrialización posterior es la actividad integral en la que se pueden aplicar esos elementos, pues requiere mano de obra en forma intensiva y permanente, y elevadas sumas de inversión.

b. Recomendaciones

En vista de las condiciones actuales (disponibilidad de tierras de uso estrictamente forestal, existencia de algunos bosques y parques nacionales para explotación, regeneración y conservación, incremento constante de la demanda interna y externa de madera, disponibilidad excesiva de mano de obra y posibilidad de financiamiento de proyectos de desarrollo forestal), se considera altamente recomendable la formulación de un programa de desarrollo forestal basado en el establecimiento de plantaciones con especies de rápido crecimiento, enmarcado dentro del programa de desarrollo regional y el uso racional de los recursos naturales.

La táctica que habría que seguir para lograr el desarrollo forestal debería estar basada en la conservación de lo que ya se tiene, y poner en ejecución un vasto programa de reforestacion con fines de explotación. Dicho programa debería realizarse a corto, mediano y largo plazo. Paralelamente, habría que edificar la estructura del instrumento que debe llevar a cabo este plan mediante la provisión de una ley forestal, y adquirir, por parte del estado, las áreas de bosques situados en la frontera norte, que suman alrededor de 30 km2, para iniciar los trabajos de regeneración natural.

c. Objetivos

Los objetivos serían analizar los antecedentes disponibles de los diferentes estudios e investigaciones que se han estado llevando a cabo a fin de que permitan la realización de dos labores paralelas y complementarias, la preparación de proyectos específicos de plantaciones y la preparación de un plan de desarrollo forestal integral.

Teniendo en cuenta la zonificación realizada por la Misión OEA-CONAPLAN, deberían prepararse proyectos de plantaciones que conduzcan a una rápida actividad de reforestación; además, habría que dar especial importancia a la protección de cuencas y subcuencas hidrográficas.

La elaboración de un Plan de Desarrollo Forestal integral, además de contemplar las metas referentes a repoblación forestal, debería incluir los aspectos del uso industrial de la madera; es decir, que junto al concepto de "conservación y recuperación de recursos", se incluya el del "complejo bosque-industria".

d. Areas del proyecto

Las áreas de repoblación forestal serán ubicadas en una primera fase del proyecto, pero se considera que se debería dar importancia principal a las áreas situadas en la Montaña Septentrional o Fronteriza y en la Cadena Costera (Zona 18), e igualmente en los terrenos de la Cadena Interior y en los de la Clase VII del Planalto Central, según se establece en el Mapa de Capacidad Productiva de la Tierra. Con respecto a la reforestacion de la Montaña Septentrional o Fronteriza, esta debería constituir una ampliación del proyecto piloto que actualmente se está conduciendo en Metapán.

Las labores de regeneración natural deberían iniciarse en los Pinares de la Frontera (28000 ha), en los Bosques Nacionales de Metapán-Citalá (25000 ha); Sesesmiles (40000 ha) y Torola (15000 ha), y además en el Bosque Nebuloso de Montecristo.

Los trabajos de repoblación forestal de los parques nacionales pueden ser programados para realizarlos principalmente en los parques que bordean los lagos Ilopango, Olomega, Coatepeque, Metapán y Güija. La extensión de los parques que incluyen las áreas que podrían ser reforestadas suman 90000 hectáreas. Además, se cuenta con 30000 hectáreas de bosques salados (manglares), en los que se deben intensificar los trabajos de manejo que actualmente se están realizando a escala piloto.

En relación con asistencia técnica se recomienda solicitar los servicios de un consultor forestal por cuatro meses para que trabaje en estrecha relación con los técnicos nacionales forestales a fin de formular un plan general de desarrollo forestal, elegir las posibles áreas de reforestación con fines de explotación para realizarla a corto plazo, y programar un plan de trabajo para una segunda fase. Para realizar esta segunda fase se requiere la inclusión, dentro del grupo de trabajo, de un experto forestal de una de las instituciones internacionales de crédito a fin de que junto con el consultor forestal y los técnicos nacionales formulen el proyecto de reforestación con fines de explotación, para presentarlo a la institución con el fin de obtener los créditos necesarios para su ejecución.

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