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1. Importancia de la zonificación

La agricultura es el soporte económico del país y su desarrollo tiene una prioridad vital. Sin embargo, para plantear una estrategia con el fin de lograr su desarrollo hay que determinar primeramente que partes del país deben tener atención preferencial a fin de canalizar hacia allí todos los esfuerzos técnicos y la capacidad financiera que es posible disponer.

Para determinar esas partes es necesario realizar previamente una evaluación de los recursos naturales, porque de las limitaciones para la producción que ellos presenten dependerá fundamentalmente toda la planificación para su desarrollo. Paralelamente, deberán tenerse en cuenta las condiciones sociales a fin de determinar tanto las necesidades materiales como culturales del poblador rural, evaluar su voluntad para lograr el desarrollo y medir su posible adaptación al cambio. De los primeros elementos se obtendrá la delimitación de las áreas más promisorias para el desarrollo, y las segundas contribuirán a fijar las prioridades con que se deben aplicar los elementos que pongan en marcha dicho desarrollo.

La utilización racional y económica de los recursos, tanto naturales como humanos, se basa en los principios y normas de la conservación de los primeros y en la determinación de elevar el nivel de vida de los segundos, ambos en forma sostenida y permanente. La esencia del desarrollo radica en saber utilizar estos recursos al máximo, sin menoscabo de su integridad.

Ha habido últimamente un interés creciente en la realización de estudios de zonas o regiones que han sido tomadas como unidades básicas para el análisis económico y social. Es evidente que para fines analíticos, el país a menudo resulta muy complejo para utilizarlo como unidad única; por ello surge la necesidad de delimitar entidades más pequeñas, más homogéneas o menos complejas en los estudios de la estructura económica y política publica de los países. La región subnacional y la zona agrícola pueden servir como unidades de análisis y de planificación.

Al examinar la localización de las actividades agroeconómicas en los países en desarrollo se nota la existencia de un patrón muy irregular, pero cuando se la superpone a los mapas de los recursos naturales se encuentra cierta concordancia, y por lo tanto justificación para el relativo desarrollo de las áreas específicas. Las actividades económicas se localizan en relación con los recursos naturales, clima, precipitación, ríos, suelos, etc., y todos los fenómenos naturales. Sin embargo, a menudo no se conoce el verdadero potencial de los recursos de todo el país y por lo tanto no se lo utiliza totalmente, o simplemente se lo emplea sin una correcta conciliación entre el uso y el recurso. La distribución irregular de los recursos no cambia, y el hombre, en general, no puede cambiarla. Sin embargo, en un sentido puede alterar su significado económico y su distribución a través de la tecnología.

La zona agrícola es un elemento del análisis agroeconómico espacial. Para lograr su determinación, el método consiste esencialmente en reagrupar en el espacio pequeñas unidades locales que presentan características parecidas, respecto a un atributo o conjunto de atributos analizados. En general, los índices que sé toman en cuenta son la naturaleza de las producciones, las formas de cultivo y los tipos de tenencia de la tierra, la naturaleza del suelo, el clima, la hidrografía y la infraestructura.

La zona agrícola se considera un espacio nodal o polarizado, según el cual, espacialmente, la economía se organiza en forma jerárquica alrededor de un núcleo de mayor producción o polo central. Las conclusiones derivadas de este modelo simple son las siguientes: las fuerzas agroeconómicas tienen poder suficiente para determinar la existencia de diferencias espaciales e impulsan en dos sentidos: hacia la concentración, por las economías de escala, de localización y de urbanización, y hacia la dispersión por los costos de transporte, las economías negativas de aglomeración y localización. El proceso determina la formación de un núcleo principal alrededor del cual se estructura todo un sistema. Asimismo, se forman centros de menor jerarquía en relación de dependencia con ese núcleo principal. La parte central o núcleo es también un área de abastecimiento directo e indirecto para sus insumos.

En la zona agrícola la economía se organiza espacial y jerárquicamente alrededor de un núcleo central (N). Este núcleo central se caracteriza por tener una mayor productividad agrícola en cultivos de ciclo corto de gran rendimiento, mayor diversificación y un mayor uso permanente de mano de obra. Alrededor de este núcleo se ubican áreas de dependencia con un potencial menor de desarrollo, menor variabilidad de uso, generalmente con una buena productividad en el sector ganadero y un menor uso de mano de obra de carácter permanente. Estas áreas se hallan rodeadas por otras (C) de alta productividad de cultivos permanentes, de variabilidad de uso muy restringido, con un alto uso de mano de obra de carácter estacional. Circunscribiendo estas áreas se encuentra finalmente otra (D) cuyas características son de productividad variable adaptada para explotación forestal con escasa mano de obra estacional. Este modelo ideal tiene una serie de variaciones en la práctica. En algunos casos es sólo posible encontrar un núcleo (N) rodeado por el área de productividad variable (D) forestal; tal es el caso de la zona agrícola de Ahuachapán. A veces se encuentran zonas que tienen sólo áreas (C) de alta productividad de cultivos permanentes, de variabilidad de uso muy restringido y alto uso de mano de obra estacional, como es el caso de las zonas de café. En este caso, debido a factores ecológicos muy especiales, se ha establecido la producción de café en condiciones de suelos que para otros cultivos serían muy adversas.

El conjunto de zonas agrícolas en forma complementaria conduce a la determinación de regiones polarizadas en las cuales el núcleo de la zona que presenta la mayor potencialidad para el desarrollo pasa a constituir el polo de desarrollo de la región. Para determinar estos espacios debe utilizarse un criterio funcional y de complementación en lugar del de homogeneidad, que prima en la determinación de las zonas agrícolas. Conviene trazar contornos de regiones integradas, que englobe áreas interiormente interdependientes (zonas). Esta integración se efectúa alrededor de un polo, por lo que es necesario determinar, en primer lugar, los polos, sus esferas de influencia y su jerarquía.

La zonificación agrícola se lleva a cabo con el objeto de facilitar el proceso de planificación y coordinación de las actividades del sector agrícola.

La zonificación agrícola tiene aplicación para diversos aspectos que deben ser comprendidos en la planificación del desarrollo del sector rural. La zonificación cubre los siguientes objetivos: a) Establece una medida sobre el potencial productivo de las diferentes zonas; b) correlaciona los factores socioeconómicos con los recursos naturales; c) proporciona una base para la planificación agrícola y d) proporciona una base para la puesta en marcha de nuevas políticas de desarrollo que contemplen cambios estructurales. En general, al delimitar las zonas agrícolas se están señalando áreas con alta potencialidad para el desarrollo que pueden responder en un plazo muy breve a un fuerte impulso de desarrollo, como resultado de la concentración de los medios técnicos y financieros disponibles.

Al delimitar las zonas agrícolas se establecen espacios menores de mayor homogeneidad o de menor complejidad dentro del país en lo referente a sus recursos. Es posible también determinar para cada zona estimaciones de los cultivos más recomendables y los rendimientos potenciales de los mismos. Con esta información sería posible seleccionar cultivos que permitan tomarse como índice del potencial productivo y estimar así el valor potencial de la producción en cada una de las zonas.

La aplicación del concepto de zonificación en la concentración de los esfuerzos de desarrollo tiene la particularidad de que posibilita el establecimiento de verdaderos polos de desarrollo para la integración de programas y ejecución de proyectos, con los cuales se pueden definir las orientaciones y métodos operacionales de acuerdo con un modelo político y los planes de desarrollo de cada país.

Al originarse un polo de desarrollo agrícola funcional e integrado a la economía rural de la región y del país, se establecen las bases para que su influencia se irradie a las zonas aledañas que tengan una menor capacidad de producción desde el punto de vista de sus recursos físicos mediante la organización e innovación técnicas, lo que facilitará el progreso de la zona y de la región.

La zona puede servir como un núcleo donde se proyecten servicios, centros poblados, vías de comunicación, electrificación, etc., para atender sus relaciones con el exterior, es decir, con las demás zonas y regiones del país, y especialmente para satisfacer sus necesidades internas a fin de utilizar racionalmente todos los recursos productivos y lograr la transformación primaria o secundaria de los productos. Con ello se crearían los fundamentos de una agroindustria y toda la infraestructura de apoyo, que al promover y crear nuevos empleos en la zona asentarían a una mayor masa de población no relacionada directamente con las actividades agrícolas.

La planificación regional puede orientar la producción de cada zona agrícola a fin de satisfacer las necesidades regionales subnacionales y nacionales. Además se puede adecuar los requerimientos de las inversiones de desarrollo dentro de un marco racional y compatible con las metas y objetivos de desarrollo nacionales.

El proceso de comercialización de los productos agrícolas puede también ser enfocado en las zonas agrícolas en su verdadera dimensión. Se crean sus propias estructuras de mercadeo, con lo que se logra una verdadera articulación y se hace posible que el estado pueda apelar a políticas de precios de sustentación, como líneas de estrategia que puedan funcionar como mecanismos de redistribución en la medida en que funciona el sistema de planificación y este nuevo sistema de mercado.

La zonificación, al establecer un uso racional de las áreas de tierras de acuerdo con su capacidad de producción, sirve como vehículo organizada para aumentar la producción en forma económica. Sin embargo, en esta organización deben estar comprendidos también los servicios de apoyo, tales como crédito agrícola, mercadeo, investigación y extensión agrícola, suministro de insumos y almacenamiento. Igualmente, cuando las unidades de recursos de tierra se sitúan con sus características ecológicas, se pueden ubicar nuevos productos agrícolas por medio del conocimiento de los requerimientos del cultivo, especialmente aquellos que necesitan un mayor consumo de mano de obra.

Las zonas agrícolas también definen la posición para el establecimiento de una red de estaciones experimentales de acuerdo con las características específicas de cada una de ellas.

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