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Capítulo 12 - Pesca

Los ecosistemas acuáticos
La pesca en la Amazonía peruana
Relaciones entre la pesca y otras actividades de desarrollo
Referencias

Los recursos pesqueros en la Amazonia peruana revisten valor económico, social y cultural. La industria pesquera produjo aproximadamente US$56 millones en 1981, siendo el pescado un importante componente nutricional de la dieta - y la imaginación de los peruanos (Piazza y Vildoso, 1967). Existen abundantes mitos relativos a los recursos acuáticos, y las distintas lenguas nativas asignan a los mismos peces una sorprendente variedad de nombres. Los peces desempeñan un papel primordial en la estructura trófica, los flujos de energía, los ciclos de nutrientes y la distribución de semillas, y algunas especies muestran un buen potencial para la acuicultura.

Los ecosistemas acuáticos

El ecosistema acuático amazónico se caracteriza por sus aguas de bajo contenido mineral y escasos nutrientes (si bien con grandes variaciones locales). También muestra profusas y complejas relaciones con las amplias llanuras de inundación y contiene una rica biota, particularmente peces (cerca de 2,000 especies), con una gran diversidad de especies en los niveles tróficos superiores. Pero este ecosistema, tan estable en su estado natural, se ve fácilmente amenazado cuando se lo confronta con perturbaciones externas, especialmente aquellas causadas por el hombre (Bonetto, 1979).

La cuenca del Amazonas desagua más de 6.5 millones de km2 y no tiene rival en cuanto a la extensión de drenaje y el volumen de agua que acarrea al mar (un promedio de 220 000 m3/segundo). En esta cuenca, cerca de 2.5 millones de km2 se hallan a menos de 200 metros sobre el nivel del mar, estando la mayoría cubiertos por una densa floresta (Lowe-McConnell, 1975). Esta región se ve influenciada por inundaciones anuales, de gran importancia para los ciclos de vida amazónicos. La cuenca está formada por innumerables ríos de variada magnitud, que inundan extensas áreas boscosas, formando pantanos, lagunas, bahías y praderas flotantes. Muchas veces estos cuerpos de agua están interconectados (Bayley, 1981).

De acuerdo a su origen y composición, las aguas de los ríos más grandes han sido catalogadas como "blancas", "claras" y "negras", destacando las diferencias que existen entre los ríos y los ambientes de sus fuentes (Sioli, 1968).

Las aguas blancas, consideradas como las más ricas en sales y nutrientes, tienen su origen en las vertientes andinas. Su color es ligeramente pardo, son turbias y con pH neutro. Los sedimentos que causan la turbiedad impiden una producción primaria en los ríos y se depositan a lo largo de los cauces principales, las áreas inundables y las lagunas. Al decantarse los sedimentos aportan nutrientes que son importantes para la productividad natural.

Las aguas claras, se consideran escasa o moderadamente productivas. Son aguas puras que provienen de zonas rocosas arcaicas del escudo brasileño y de zonas de suelos tropicales rojos o amarillos que no tienen grandes zonas pantanosas. Su color es más o menos transparente con tonalidades amarillas o verdes, y con un pH ligeramente ácido. Desempeñan un importante papel en la producción pesquera de los ríos que forman bahías. En los lugares en que la corriente disminuye, se forma una especie de lago fluvial, que sustenta poblaciones de peces.

Las aguas negras son de baja productividad biológica. Estas aguas carecen de iones inorgánicos, casi no tienen nutrientes y son fuertemente ácidas. Tienen su origen en los terrenos amazónicos más bajos y tierras pantanosas en las que en general predominan los suelos podzólicos, y están cargadas de materia orgánica en suspensión coloidal que les da un color oscuro.

Como puede observarse, la composición química y física de los ríos depende de su origen, sedimentos y tipos de lechos. Se ven influenciados en forma secundaria por la actividad humana, principalmente la minería, la agricultura y la deforestación en las zonas altas. Así, los excesivos sedimentos resultantes de la erosión enturbian el agua, modificando la composición del fondo de los ríos y lagunas y causando trastornos digestivos a peces iliófagos y obstruyendo las branquias de los peces. Más aún, la descomposición de grandes cantidades de sedimentos orgánicos puede ocasionar una disminución del contenido de oxígeno disuelto en el agua y floraciones violentas de fitoplancton, ambas letales para muchos peces. Muchos sedimentos son tóxicos, especialmente aquellos mezclados con relaves de minas, abundantes en la región de los Andes.

A medida que los ríos descienden de las partes altas hacia el llano amazónico, van incrementando su caudal, temperatura y carga de sedimentos y nutrientes, mientras que la velocidad de su corriente disminuye, así como su declive. Al mismo tiempo, aumenta la variedad y la abundancia de las especies de peces.

En toda la región amazónica y particularmente en la planicie baja, se producen grandes inundaciones durante el período de aguas altas de diciembre a mayo, que se reducen durante el período de aguas bajas (de julio a setiembre). Este ciclo hace que varíe enormemente el nivel y el volumen de los ríos (en Iquitos la diferencia de nivel alcanza a 12 metros), influenciando los ciclos tróficos y reproductivos. Durante las inundaciones, el territorio disponible para la dispersión de los peces puede incrementarse más de 10 veces. La mayoría de los peces comienzan a reproducirse al inicio de la creciente y encuentran refugio y lugares con abundante alimentación en las zonas inundadas. Los ambientes de mayor productividad biológica son las lagunas de orilla de los ríos grandes y medianos, las bahías fluviales, las praderas flotantes y los bosques inundables (Torax, 1967).

Lagunas de Orilla o Cochas

En las zonas bajas, los ríos forman innumerables meandros, con brazos más o menos caudalosos, que cuando se separan de los ríos forman lagunas (cochas). Cada cocha presenta características diferentes de acuerdo con las aguas del río en que se origina, y que la llena durante las inundaciones, así como con su propio tamaño, forma y composición béntica. En general, la productividad primaria de las cochas parece elevarse con frecuentes floraciones de cianófitas. Las más productivas son generalmente las de agua blanca, proporcionando sedimentos y depósitos de nutrientes a los ríos durante las inundaciones. Posteriormente, los sedimentos se asientan y permiten la penetración de la luz, la que unida a la alta temperatura, favorece un rápido crecimiento de las plantas, que es aprovechado directa e indirectamente por las poblaciones de peces.

Bahías Fluviales (Mouth-bays)

Ciertos ríos de aguas claras y de aguas negras contienen tramos que se comportan limnológicamente como lagunas. Forman una continuación de la zona de sedimentación (una especie de várzea de reducida extensión formada por los aluviones del río), constituyendo una franja de aguas abiertas, muy lentas, decantadas y claras que frecuentemente contienen floraciones planctónicas. El fitoplancton producido es generalmente consumido aguas abajo, en zonas donde abundan los peces, en especial en la desembocadura de los grandes ríos tributarios. Esta formación es típica de los afluentes del Amazonas medio y bajo (Sioli, 1968).

Praderas Flotantes

Durante los períodos de creciente, la vegetación acuática prolifera y forma densas capas que cubren la superfice del agua, dando la apariencia de islas (camalotes). Las praderas flotantes son comunes en los ríos y cochas de aguas blancas (como el Amazonas), y en las zonas de sedimentación de los ríos de aguas claras. Las plantas que las componen aprovechan los nutrientes acarreados por dichas aguas, viéndose en general limitado su desarrollo por la acidez (pH menor a 5) (Sioli, 1968). La mayor parte de las plantas que forman estas islas pertenece a los géneros Paspalum, Panicum, Echinochloa, Cyperus, Pistia, Eichornia, Marsilea, Salvinia y Lemna. Estos camalotes pueden cubrir totalmente algunos cuerpos de agua, y obstruir la navegación en los ríos y canales mayores. Constituyen quizá los biotopos más productivos de la Amazonia. Entre sus raíces vive una abundante y variada fauna, que las utiliza como sustrato, refugio y alimento. El único factor limitante de estos camalotes es su contenido de oxígeno demasiado bajo para ciertas especies de peces.

Bosque Inundable

Las vastas áreas planas de la región amazónica, el escaso declive de sus ríos y las fuertes variaciones de su nivel durante el año, contribuyen a que se produzcan numerosas inundaciones en los bosques de las tierras bajas. Numerosas poblaciones de organismos acuáticos invaden las zonas inundadas buscando refugio y alimentación, tanto en la superficie húmica como en vegetación ahora cubierta por agua y perifiton. Debido al bajo contenido de nutrientes de las aguas y la escasa penetración luminosa, la productividad autóctona de alimentos es pobre. La fuente principal de alimentos son las flores, el polen, los frutos e invertebrados que caen al agua. Este alimento es sumamente importante para la reproducción y el desarrollo de muchas especies, desarrollándose aquí parte de la biomasa íctica. Al bajar las aguas, los peces quedan confinados en ríos y lagunas, donde son más susceptibles de ser capturados, Ciertos autores estiman que el potencial pesquero de todas las regiones de la Amazonia puede evaluarse investigando las áreas de bosque inundable.

Ictiofauna y Productividad Pesquera

La mayoría de las especies de peces se desplazan a través de los ambientes fluviales. En general, los cardúmenes son pequeños en los ríos principales, aumentando su densidad en las playas, en las lagunas y canales de corriente más lenta, aunque los peces se mueven frecuentemente entre los distintos ambientes durante las inundaciones. La gran diversidad de especies de la fauna íctica amazónica, la más rica del mundo, se debe a varios factores: el tamaño y antigüedad de la cuenca; los diversos tipos de habitats ofrecidos por los sinuosos ríos; la diversidad de nichos en los ríos de la Selva baja y los lagos adyacentes, y a la alta proporción de la cuenca situada a niveles bajos, que presenta condiciones comparativamente estables y capaces de sustentar un gran número de peces (Lowe-McConnell, 1975).

El mantenimiento de esta rica y diversa población íctica depende de las especies que se alimentan de organismos y materia orgánica contenida en el fango ingerido, particularmente el género Prochilodus, que constituye el pez forraje típico. Las mayores especies ícticas de los ambientes de aguas dulces tropicales, individuos de los géneros Arapaima, Zungaro y Pseudoplatystoma, pueden exceder los 2 m de largo y los 200 kg de peso.

La fauna íctica amazónica puede categorizarse por su origen y su grado de tolerancia a la salinidad. Las especies de agua dulce son las más abundantes en la cuenca, y pertenecen a los grupos de los caracoideos, siluriformes, osteoglósitos, gimnótodeos, simbránchidos y lepidosirénidos. Los peces secundarios, confinados al agua dulce pero capaces de tolerar alguna salinidad, están representados por los cíclidos y los poecílidos. Existen unas 50 especies de agua dulce derivadas de familias marinas, que incluyen los peces Plagioscion, Sciaenidae; Pellona, y Clupeidae, explotados comercialmente. Por último, algunos grupos de origen marino penetran las aguas dulces, como ciertos tiburones. Los caracoideos son el grupo predominante en cuanto al número de especies (43%), seguidos por los siluriformes (39%) (Smith, 1979).

La importancia de cada especie como fuente de alimento en la Amazonia peruana sólo puede determinarse en forma imprecisa, ya que las estadísticas de captura sólo provienen de las grandes industrias pesqueras, y no incluyen las abundantes capturas de los pescadores artesanales (Chapman, 1959). Las "especies" descritas en esta información identifican a los peces por su nombre vulgar, que con frecuencia comprenden varias especies, géneros o aún familias.

Por ejemplo, las estadísticas de Iquitos sólo indican de 20 a 25 especies capturadas, cuando en realidad su número es mucho mayor. Sin embargo, es posible indicar la importancia del boquichico (Prochilodus nigricans), que constituye el 48 por ciento de la captura registrada. El paiche (Arapaima gigas) también es valioso y tiene una gran demanda, representando un 10 por ciento de la captura, aunque no forma cardúmenes ni existe en grandes cantidades. Los siluriformes, sin contar a la carachama (Loricariidae), constituyen el 11 por ciento de la captura (Hanek, 1982).

La pesca en la Amazonía peruana

Los peces constituyen el alimento tradicional de los habitantes de las zonas ribereñas, proveyéndoles por lo menos el 60 por ciento de las proteínas animales. Se estima que la pesca artesanal y comercial de la Amazonia peruana produce entre 60 000 y 80 000 TM/año. El 50 por ciento de esta captura se destina al consumo humano directo, con un valor de US$60 millones por año. La Figura 12-1 muestra una estimación del volumen de la captura y de valor de la pesca en la Amazonia peruana. La Figura 12-2 ¡lustra el comercio de pescado fresco, seco y salado.

Figura 12-1 PESQUERIA AMAZONICA PERUANA. ESTIMACION Y VALOR DE LAS PESQUERIAS

Fuente: Hanek (1982)

Figura 12-2 FLUJO DE COMERCIALIZACION DEL PESCADO FRESCO (-) Y SECO-SALADO (- -) EN LA AMAZONIA PERUANA

Fuente: HANEK (1982).

Pueden distinguirse tres tipos de pesca en la Amazonia peruana: artesanal, comercial y ornamental. La pesca individualmente presenta una gran dispersión, y las pequeñas embarcaciones utilizadas en este tipo de pesca limitan el desplazamiento de los pescadores a lugares cercanos de sus caseríos. Los aparejos de pesca más utilizados son simples, y el producto de la captura es consumido principalmente por los pobladores de los caseríos ubicados a lo largo de los ríos. La pesca comercial tiene como base las ciudades más grandes como Iquitos, Pucallpa y Yurimaguas, y utiliza aparejos de pesca diseñados para la captura de gran número de peces. Las embarbaciones relativamente grandes utilizadas permiten viajes de hasta 30 días. La pesca ornamental es una actividad especializada y varía según la cambiante demanda de los mercados.

La legislación peruana que regula la pesca amazónica es mínima, limitándose principalmente a los siguientes aspectos: controlar las técnicas de captura (dinamita y otros explosivos, barbasco - Lonchocarpus nicou - y otras sustancias venenosas); proteger a las tortugas acuáticas; crear zonas de protección en los ríos Pacaya, Samiria, Pastaza y Mazan, y proteger al paiche, Arapaima gigas, durante su período reproductivo entre los meses de octubre y febrero, limitando su captura a ejemplares con una longitud mínima de 1.40 metros. En un futuro próximo será necesario formular normas que rijan la actividad pesquera en cuerpos de agua adyacentes a los asentamientos que, reclamando derechos de exclusividad para la explotación de esas aguas, entran en conflicto con las comunidades nativas y los pescadores comerciales (Hanek, 1982).

Pesca Artesanal

Prácticamente todos los hombres, mujeres y niños que viven en los asentamientos ribereños se dedican a la pesca en algún momento del año. Obtienen lo necesario para las necesidades de sus familias y venden el excedente del pescado fresco en los mercados locales, o lo secan y salan para venderlo a los comerciantes de las ciudades grandes.

Los métodos de pesca artesanal son sencillos y de bajo costo. Los equipos incluyen varillas, anzuelos, líneas de nylon de 5 m, flechas con distintos tipos de puntas, generalmente de acero utilizadas con o sin arco, farpas o flechas con punta desprendible, arpones y lanzas atarrayas (los aparejos más comunes), redes de cerco u honderas, usadas por 3 ó más pescadores y 2 botes, explosivos y tapajes o cercos de varillas que forman trampas colocadas en las salidas de las cochas.

Como los pescadores son también agricultores, fácilmente combinan la pesca con la agricultura. El ciclo de las inundaciones, el comportamiento de los peces y las necesidades estacionales de la agricultura imponen una secuencia a las actividades de las comunidades ribereñas (Figura 12-3). Durante las crecientes hay muy poca actividad, pero a medida que el nivel del agua disminuye, la pesca aumenta. Luego, a medida que se secan las zonas de inundación, se siembran cultivos en los "barriales", aumentando la actividad pesquera durante la bajante.

Pesca Comercial

Se estima que la flota pesquera comercial de la Selva peruana cuenta con 476 embarcaciones y tiene como base de operaciones a las grandes ciudades de la zona (Hanek, 1 982). Algunos de los métodos y aparejos que se usan en la pesca comercial se utilizan en la artesanal (atarrayas, redes honderas y arrastradoras), aunque de tamaño y número mayor. Además, la pesca comercial emplea redes agalleras, que se arman de acuerdo con las características de los peces que se desean capturar y con los lugares donde va a operar. Entre las redes más conocidas se encuentra la menudera, para peces pequeños, la gamitanera para el género Colossoma, y la paichetera para el paiche.

El producto de la pesca comercial, y en cierta medida de la artesanal, se procesa en forma simple y el 74 por ciento se consume como pescado fresco o congelado, el 12 por ciento seco o salado, el 11 por ciento salado y el 3 por ciento ahumado.

Figura 12-3 ACTIVIDADES DEL PESCADOR ARTESANAL EN LA AMAZONIA PERUANA EN RELACION CON LOS CICLOS HIDRICOS

Fuente: HANEK (1982).

Pesca Ornamental

En la Amazonia peruana se captura y exportan peces ornamentales desde 1951. Desde 1977, la captura ha declinado ligeramente por la pesca excesiva, las reglamentaciones y la competencia de otros países productores. El consumo interno de especies ornamentales es prácticamente insignificante (0.5%), aunque se observa un cierto incremento. En la década de 1970 se exportaron más de 155 millones de pescados, con un valor de US$6.5 millones. Los pescadores, los acuaristas que reciben y almacenan los peces capturados y los exportadores comparten las utilidades de esta industria, que genera trabajo a más de 3 000 personas. Se utilizan diversos métodos de pesca: mallas, que son redes de abertura muy pequeña operadas desde la orilla por dos personas; la pusahua, una especie de red de mano de boca circular y malla fina, y la tarrafa, una atarraya de malla menuda. La captura y la venta de estas especies es económicamente importante en los alrededores de Iquitos.

Los peces ornamentales se clasifican comercialmente en cuatro grupos (Cuadro 12-1):

- el grupo del "neón treta" o "piaba", representado por una sola especie, Hyphesspbrycon innesi. Hasta 1977 constituyó la principal especie comercial, alcanzando en promedio el 45 por ciento del total de peces ornamentales exportados en la década de 1960;

- el grupo de shirues, carachamas y doras, que comprende aproximadamente 30 especies de la familia Callichthydae;

- el grupo variado que comprende aproximadamente 70 especies de la familia Characidae;

- el grupo de peces de alto valor que comprende las especies que alcanzan altos valores comerciales en el mercado internacional como el pez disco, Synphysodon discus; el pez ángel, Pterophyllum scalare; el pacu, Metynnis sp. y Myloplus sp.; el arahuana, Osteoglossum bicirrhosum; y el pez torre, Phractocephalus hemiliopterus.

Cuadro 12-1 GRUPOS DE PECES ORNAMENTALES MAS COMUNMENTE EXPLOTADOS

ORDEN

FAMILIA

NUMERO

GENEROS

ESPECIES

Rajiformes

Potamotrygonidae

1

1

Osteoglossiformes

Osteoglossidae

1

1

Cypriniformes

Characidae

19

36

Anostomidae

3

5

Chilodidae

1

1

Gasteropelecidae

3

6

Hemiodontidae

1

1

Parodontidae

1

1

Lebiasinidae

3

14

Apteronotidae

1

1

Gymnotidae

1

1

Electrophoridae

1

1

Siluriformes

Auchenipteridae

1

1

Doradidae

2

2

Pimelodidae

6

6

Asprendinidae

2

2

Callichthyidae

5

16

Loricariidae

5

7

Atheriniformes

Cyprinodontidae

1

3

Belonidae

1

1

Perciformes

Cichlidae

8

14

Nandidae

1

1

Tetraodontiformes

Tetraodontidae

1

1

Pleuronectiformes

Soleidae

1

1

TOTAL 8 órdenes

24 familias

70 géneros

124 especies

Fuente: Hanek (1982).

Los peces ornamentales se capturan en quebradas, manantiales y cochas de los ríos amazónicos y tributarios. Algunas especies sólo se capturan en determinados lugares como, por ejemplo, el Osteoglossum bicirrhosum que se pesca en el río Tapiche (afluente del Ucayali), el Symphysodon discus que se encuentra en los ríos Putumayo y Nanay y el Pimelodus pictus, Pimelodella cristata y Pimelodus maculatus que son pescados en la, parte baja del río Ucayali (zona de Pucallpa). La mayoría de los peces ornamentales se capturan en la época de vaciante (Hanek, 1982).

Desarrollo de la Acuicultura

Aunque las poblaciones de peces pueden aún sustentar los niveles actuales de captura, las posibilidades de una mayor explotación no parecen promisorias en ciertas regiones. Por ejemplo, Bayley (1982) estima que la zona de pesca del río Palcazu, que se extiende hasta su confluencia con el río Pachitea, permite una captura de 590 toneladas de pescado al año. Sin embargo, estas existencias no podrían abastecer a una población mucho mayor que la actual, de 12,000 personas al mismo nivel de consumo individual de 122 gramos de pescado por persona/día.

Las perspectivas de incrementar la producción pesquera mediante técnicas de acuicultura parecen favorables. Dos métodos son los más promisorios: el manejo de lagunas en la zona de la selva baja, y la acuicultura extensiva y semi-intensiva en la Selva alta y la Selva Central. El manejo de lagunas o cochas en la Selva baja comprende la creación de áreas de refugio y alimentación similar al sistema de acadjas africanas, acompañado del control de las poblaciones y tal vez la introducción de especies importantes. Este método, que más adelante se analiza en más detalle, constituye una posible solución a ciertos conflictos entre pescadores artesanales y comerciales. En la Sierra, la acuicultura extensiva se ve por el momento limitada por la escasez de cuerpos de agua adecuadamente modificados.

La acuicultura semi-intensiva puede asociarse perfectamente con la agricultura como se muestra en la Figura 12-4. En general, en los países tropicales se considera este método como la posibilidad más viable de producción de alimentos de bajo costo y de empleo, que requiere, al mismo tiempo, poca inversión de dinero y de otros recursos.

Figura 12-4 ESQUEMAS DE INTEGRACION DE LA PISCICULTURA TROPICAL Y OTRAS ACTIVIDADES AGROPECUARIAS

Fuente: Bard, J. et al., 1975.

En el Perú, en especial en los últimos diez años, las estaciones experimentales de Pucallpa, Tarapoto, Satipo, Iquitos y Moyobamba han encarado investigaciones sobre el desarrollo de este tipo de acuicultura, mientras que el sector privado también ha demostrado un interés cada vez mayor. Aunque no se han publicado los resultados sobre las especies introducidas en la zona, se estima que la producción semiintensiva y asociada a otras actividades rurales, no sería inferior a 4 toneladas por hectárea por año, con dos cosechas anuales y peces de un peso promedio de 300 gramos (Shuster et al. 1955). Además, se han llevado a cabo mayores esfuerzos para lograr una producción masiva de alevinos y mejorar las técnicas para su cultivo, especialmente de los géneros Colossoma y Brycon. Los rendimientos de estos peces en estanques experimentales, a partir de semilla natural y sólo usando como insumo estiércol animal y ciertos desechos agrícolas, han sido superiores a las 3.5 toneladas por hectárea por año, y aún en algunos casos mayores de 5 toneladas por hectárea por año (Guevara et al. 1981; Pedini, 1981, da Silva, 1981).

Relaciones entre la pesca y otras actividades de desarrollo

Los métodos extractivos, especialmente los de la pesca artesanal y comercial, han comenzado atener un impacto negativo sobre las existencias de peces. El más perjudicial ha sido la destrucción del hábitat o la pesca indiscriminada, que no sólo elimina los peces grandes y adultos aptos para el consumo, sino también a innumerable cantidad de alevinos. Mientras que varias especies amazónicas muestran excelentes condiciones para su cultivo en estanque, la semilla debe provenir del medio natural, al ser aún difícil su reproducción en cautiverio, y no están libres de caimanes, aves que se alimentan de peces y nutrias que pueden invadir los estanques y actuar como predadores o competidores por el espacio y el alimento con los peces cultivados.

La silvicultura, la agricultura y la ganadería interactúan en forma positiva con los peces, la pesca y la acuicultura. Los peces y los bosques inundados interactúan simbióticamente, proveyendo el bosque alimento y refugio, y distribuyendo ciertas especies de peces las semillas. En consecuencia, la deforestación por razones agrícolas puede afectar negativamente a los peces en varias formas: modificando el hábitat mediante la deforestación y la erosión; contaminando el agua con pesticidas y excesivas cantidades de fertilizantes, e impidiendo la migración de ciertas especies de peces por la construcción de represas. La extracción de madera de los bosques puede también modificar el ambiente acuático. Los desechos de los aserraderos son tóxicos, y cuando cubren el fondo de las lagunas, disminuye la cantidad de oxígeno disuelto.

La agricultura que ocasiona inundaciones puede proporcionar alimento y refugio a los peces, mientras que los fertilizantes en cantidades no tóxicas pueden proporcionar nutrientes que incrementan la producción de peces. Por otra parte, algunos peces pueden invadir y dañar los arrozales no bien administrados.

Generalmente, la ganadería tiene los mismos efectos negativos sobre la fauna íctica que la agricultura. Algunos peces, a su vez, constituyen peligrosas amenazas para la ganadería. Por el lado positivo, muchas especies de peces controlan la fase acuática de los vectores de enfermedades que afectan al ganado, mientras que los excrementos del ganado, lavados por las lluvias, contribuyen a la fertilización de los cuerpos de aguas naturales.

La fauna íctica interactúa con los animales terrestres mediante la depredación y la competencia por alimentos. También se conocen ejemplos en que la excesiva caza de caimanes, zambullidores y capibaras ha traído como consecuencia la disminución de las poblaciones de peces, por la pérdida de excrementos fertilizantes y por la ausencia de control de otras especies ictiófagas más eficaces, como las pirañas.

Entre las más importantes perturbaciones causadas a los peces y su hábitat por la actividad humana se encuentran la destrucción de ambientes boscosos inundables, la construcción de represas, la sedimentación, la contaminación urbana e industrial y la formación de barreras. Más aún, el incremento de la población generalmente supone una mayor demanda de pescado para el consumo, especialmente cuando disminuye la vida de la fauna silvestre (Berger et al. 1959). Además, la incorporación de costumbres modernas en las poblaciones nativas conlleva la eliminación de mitos y costumbres que protegían ciertas áreas de refugio de los peces por considerarlas peligrosas para los pescadores. Al disminuirse los feriados religiosos, este proceso también incrementa el número de jornadas de pesca (Smith, 1959).

La fauna íctica, por su parte, puede causar problemas a los seres humanos; algunos peces son peligrosos o actúan como transmisores o intermediarios de enfermedades. Los estanques mal manejados pueden propagar la difusión de vectores de enfermedades como la malaria, la encefalitis y en algunas zonas neotropicales, la bilharzia.

La construcción de represas es una de las actividades que en forma evidente puede amenazar la fauna íctica, especialmente por la interrupción del flujo hídrico, la retención de sedimentos que contienen nutrientes, la evacuación de aguas que contienen sustancias tóxicas y una elevada demanda de oxígeno, y la formación de barreras que impiden la migración de los peces para su reproducción. Las medidas para resolver tales problemas incluyen la evaluación de los requerimientos mínimos de agua en las cuencas represadas y el suministro de un flujo mínimo durante el período de llenado de las represas, la descarga periódica de los sedimentos retenidos, y las medidas para evitar la liberación de las aguas tóxicas, generalmente acumuladas en el fondo de los embalses.

Por otra parte, los nuevos embalses creados por las represas originan nuevos habitats para los peces, que pueden aprovecharse para la acuicultura extensiva. Ciertas especies de peces también se alimentan de plantas perjudiciales para las turbinas, y controlan vectores de enfermedades que pueden multiplicarse como consecuencia de las represas. Aguas abajo de las represas pueden construirse estanques utilizando las aguas reguladas por ellas, para producir alevinos para cultivos extensivos en los embalses. La construcción de caminos puede afectar negativamente a la fauna íctica por el relleno de cauces, limitando las migraciones, provocando erosión por la destrucción de la vegetación ribereña, e incrementando el número de zonas accesibles a la pesca comercial. La minería, especialmente la realizada aguas arriba en la zona andina, produce contaminación aguas abajo por los relaves mineros, cuya intensidad depende del tipo de relaves. Ello constituye un conflicto grave, debido a que la minería en el Perú constituye un rubro económicamente importante y activamente explotado. La purificación y el almacenamiento de relaves es difícil, y raramente se cumplen las reglamentaciones.

La extracción de petróleo tiene dos aspectos negativos: la contaminación causada por el petróleo en los lugares de su extracción o transporte (especialmente por oleoductos), y la formación de barreras químicas, especialmente aguas salinas, formadas por la descarga de desechos del petróleo en los ríos amazónicos. Snedaker (1977), demostró que la capacidad de dilución del río Corrientes en el Perú, es menos de un tercio de lo requerido para acomodar las descargas de agua salada. El resultado es que su cauce contiene un tramo salado entre Trompeteros y el río Tigre que actúa como barrera química durante las épocas de desove. Las larvas y los peces jóvenes se ven especialmente afectados, particularmente los grupos estrictamente de agua dulce, incluyendo los importantísimos carácidos y silúridos. Este es un conflicto de difícil solución, por la importancia del petróleo en la economía del país. No obstante, en poco tiempo afectará a una importante fuente en la alimentación de los pobladores ribereños de partes de la Amazonia peruana.

Existen conflictos de interés por el uso de los recursos pesqueros en las lagunas de várzea y cochas en las épocas secas. Por una parte están las poblaciones ribereñas, y por la otra los pescadores industriales que ingresan a esas zonas para pescar para la exportación a las ciudades de la Costa. Los ribereños emplean métodos simples y aducen, no sin razón, que los pescadores industriales disminuyen la cantidad de peces disponibles. Existen igualmente conflictos por el uso de esas especies, que en su etapa adulta son peces de consumo y en su etapa juvenil son explotadas para fines ornamentales.

Tanto en los cuerpos de agua naturales como en los creados artificialmente, la acuicultura extensiva puede producir poblaciones importantes de peces que pueden sustentar tanto a la pesca artesanal como a la comercial. Estas técnicas pueden incluir la siembra de especies nativas o introducidas en los reservorios. Muchas especies nativas que se reproducen en ambientes lénticos pueden sustentar la pesca o servir como peces forraje, incluyendo el paiche o el tucunaré (Cichla ocellaris). Igualmente, cuando se las introduce de ambientes artificiales o fuentes naturales, ciertas especies se vuelven muy productivas en los embalses (Colossoma, Brycon y Prochilodus). Algunas especies exóticas de cultivo, sin embargo, pueden escaparse y destruir los hábitat (como ha ocurrido con las carpas comunes Cyprinus carpio), que depredan y compiten con las especies nativas. Algunas especies locales pueden también resultar perjudiciales cuando se las coloca en ambientes propicios para su proliferación y son resistentes a los medios de control. Tal es el caso de las pirañas, Serrasalmus y jaracos, Hoplias.

Aunque la acuicultura semi-intensiva que emplea semilla natural de las especies nativas, puede disminuir la disponibilidad de dichas especies, los niveles de esas actividades son mínimos por las dificultades y costos de transporte de los alevinos desde la zonas de desove hacia los lugares donde la acuicultura semi-intensiva resulta más lucrativa. Las técnicas experimentales para el cultivo controlado de especies nativas son aplicables a la conservación y el repoblamiento de las mismas en la Selva baja, así como a la producción de especies ornamentales. Probablemente, la acuicultura nunca podrá representar una competencia significativa frente a los intereses pesqueros, por sus bajos niveles de producción y porque la demanda de pescado aun excede la oferta.

Referencias

Bayley, P.B. 1981. "Características de inundación de los ríos y áreas de captación en la Amazonia peruana". Inf. N° 81. Inst. del Mar del Perú (IMARPE), Peru. pp. 245-303.

______. 1982. Fish Resources in the Palcazu Valley: Effects of the Road and Colonization on Conservation and Protein Supply. IMARPE. Peru. 25 p.

Berger, C.S., Delgado A. Alvarado y J. Vera. 1979. Primera Evaluación sobre los posibles efectos del represamiento del río Puyango-Tumbes en la hidrobiología y pesquería de la región. Inf. N° 71. IMARPE. Perú. 61 p.

Bonetto, A.A. 1979. Informe relativo a los estudios limnológicos a realizar en la Amazonia Peruana. Inf. N° 81. IMARPE. Peru. pp. 173-208.

Chapman, A.W. 1979. Evaluación de capturas en el Lago Titicaca y en el río Amazonas en el Perú. Inf. N° 81. IMARPE. Peru. pp. 49-110.

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