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Capítulo 10 - Ganadería

Factores adversos a la actividad ganadera
Interacción de la ganaderia con otros sectores
Referencias

En los trópicos húmedos americanos se cría ganado bovino, aves, cerdos, búfalos y ovejas. La ganadería ha suscitado opiniones tan controvertidas como la agricultura, por sus efectos secundarios negativos de naturaleza "ambiental".

Por otra parte, los países amazónicos necesitan utilizar los trópicos húmedos para alimentar a su creciente población (el Perú, por ejemplo, debe importar leche y carne para satisfacer la demanda nacional) (Cuadro 10-1) e incrementar los ingresos de divisas mediante la explotación y la exportación de los bienes y servicios provenientes de los ecosistemas tropicales. Con este fin, la política de desarrollo del Perú incluye el fortalecimiento de la producción agropecuaria, asignando prioridad a la producción de alimentos (INIPA, 1982).

Cuadro 10-1 VOLUMEN Y VALOR DE LA LECHE Y LA CARNE EN EL PERU EN (1981)a

Producto

TM

US$

(Miles)

(Millones)

Leche en polvo descremada

23.4

29

Grasa anhidra de leche

10.4

13

Leche en polvo entera

3.0

4

Carne de res

12.1

18

a. Las importaciones de carne y de leche alcanzaron un valor de más de US$64 millones en 1981.

Fuente: Empresa Nacional de Comercialización de Insumos (1981).

Todos los países que poseen selvas amazónicas han indicado su firme intención de colonizar y promover su explotación (PNUMA-MARNR, 1979; SUDAM, 1975; Ministerio de Agricultura del Perú, 1974). Sin embargo, estas decisiones deben estar ahora acompañadas de la tecnología que permita poner en práctica esas políticas.

Existen pocos estudios concretos que describen la forma de establecer operaciones ganaderas estables en los trópicos húmedos. Los sistemas estables de producción necesitan mejorar las condiciones sociales y económicas y ocasionar un daño mínimo a la capacidad de la tierra para proporcionar un ambiente apropiado a las futuras generaciones.

El país debe satisfacer la demanda de productos ganaderos mediante la explotación de sus recursos naturales. Debido a la escasez de agua y a que resulta más lucrativo dedicar las zonas irrigadas a las actividades agrícolas que a la ganadería, la producción de animales resulta difícil en la Costa peruana. En la Sierra, el 70 por ciento de la población animal está restringida a ciertas regiones y, aunque la producción podría incrementarse mediante un mejor manejo, sólo existen limitadas posibilidades de expansión de las actividades de producción ganadera. Según el Ministerio de Agricultura (1974), ello sólo deja a la Selva como la región con capacidad para un desarrollo ganadero de importancia.

Siempre se ha considerado que los trópicos húmedos americanos tienen capacidad para sustentar un excepcional crecimiento de la flora natural, debido a las temperaturas favorables (de un promedio de 24°C, o más en la Selva baja y a los altos niveles de precipitación de más de 1 500 mm) (Parsons, 1975). Existen variaciones mínimas de menos de 5°C en las temperaturas promedio mensuales entre los meses fríos y calurosos. Más aún, gran parte de esta región es mayormente plana con abundante agua y una amplia diversidad de características topográficas, pluviométricas y edafológícas, que en conjunto, dan origen a una gran variedad de regiones que pueden explotarse. Por ejemplo, según ONERN (1981), de los 75.7 millones de hectáreas de la región de Selva peruana, 10.3 millones (13.65%) son aptas para actividades pecuarias (Cuadro 10-2). Aún si se limitara el desarrollo ganadero a aquellas tierras más aptas para pastos (5.7 millones de hectáreas), puede esperarse un incremento de alrededor de 3 millones de animales (Staver, 1981).

Cuadro 10-2 APTITUD DE USO DE LA TIERRA EN EL TROPICO HUMEDO PERUANO

Clasificación

Superficie

ha

%

Cultivos migratorios

2 421 000

3.21

Cultivos permanentes

2 191 000

2.89

Pastos

5 718 000

7.55

Bosques

46 432 000

61.35

Protección

18924000

25.00

Total

75 686 560

100.00

Fuente: ONERN (1981),

Otro factor que favorece la introducción de la ganadería en la región de los trópicos húmedos es la construcción de carreteras y caminos de acceso, tal como la Carretera Transamazónica y la Perimetral Norte en Rondonia, Brasil, que presentan un total de 11 000 km de nuevos caminos. Ecuador y Colombia, por sus reservas petrolíferas, también tienen vías de penetración a la Selva (Parsons, 1975). Por su parte, el Perú ha reactivado su programa de construcción de la Carretera Marginal de la Selva (5 600 km) con el apoyo de los países vecinos.

Cualquiera que sea el propósito de los caminos que están construyéndose, su consecuencia inmediata será la migración espontánea a la región, y la consecuente tala, desbroce y quema de bosques para la siembra de cultivos como la yuca y el maíz. En muchos de estos casos, la agricultura constituye una etapa de transición entre el bosque y las praderas, con lo cual estas últimas están expandiéndose rápidamente. Se espera que junto con esta expansión, la introducción de variedades mejoradas de pastos más apropiadas para el trópico traerá como consecuencia una mayor producción en un futuro cercano. Por ejemplo, en la zona de influencia de la Estación de IVITA en Pucallpa, el 30 por ciento de los fundos ganaderos tiene plantaciones de diversas combinaciones de gramíneas/leguminosas, y entre el 35 y el 62 por ciento de las tierras tiene plantaciones de Brachiaria decumbens, un pasto de calidad superior a las especies nativas o naturalizadas (Riesco et al. 1982). Pero estos factores positivos para la producción ganadera deben ponderarse frente a aquellas condiciones que tendrán un fuerte impacto negativo sobre la industria, como ser el clima inestable, los suelos pobres y los factores culturales.

Factores adversos a la actividad ganadera

En zonas de 2 000 a 4 000 mm de precipitación anual, caracterizadas por una distribución irregular de las lluvias, el pastoreo durante el período de abundantes lluvias ocasiona una fuerte lixiviación de nutrientes y una severa erosión de los suelos expuestos (Tosi, 1975). En regiones húmedas, el pastoreo también puede producir una rápida declinación de la productividad debida a la compactación de los suelos arcillosos saturados de humedad al ser pisoteados por el ganado. Además, como el control de las malezas mediante la quema se hace imposible, las tierras comienzan a ser invadidas por otras plantas más tolerantes que el pasto a los suelos ácidos e infecundos. Por ejemplo, en la zona de Villa Rica, las praderas onduladas que han estado cubiertas de Milinis minutiflora durante los últimos 40 años, están siendo invadidas por helechos, por la falta de medidas de protección de la fertilidad del suelo. Debido a la invasión de las malezas y la baja fertilidad natural de los suelos, dichas tierras sólo pueden sustentar a alrededor de 0.7 animales por hectárea. Con el tiempo, la situación se deteriora a tal punto, que los pobladores deben emigrar y buscar nuevas tierras para sus operaciones ganaderas.

En zonas o épocas de alta precipitación se presentan problemas de drenaje en las tierras bajas (várzeas), en las márgenes de los ríos. Se incrementan las epidemias y las enfermedades, se dificulta el empleo de equipos mecanizados y se acelera el desgaste de máquinas y equipos agrícolas (Alvim, 1978). El calor y la luminosidad se combinan con la precipitación para crear condiciones inapropiadas para la ganadería. Por ejemplo, en zonas húmedas y muy húmedas', en las que las temperaturas no bajan de 20°C durante la noche, la nubosidad reduce la fotosíntesis y, en consecuencia, la productividad de las plantas (Tosi, 1975).

El calor, por su parte, hace que el ganado se sienta incómodo, reduciendo el consumo de alimentos y la productividad lechera, y aumentando el gasto de energía para liberarse del calor excesivo. Los vientos fuertes pueden reducir indirectamente la productividad del ganado por su efecto de deshidratación de los suelos y pastos.

El 75 por ciento de la cuenca del Amazonas se caracteriza por tener suelos ácidos e infecundos, clasificados como oxisoles y ultisoles (Cuadro 10-3). Estos son suelos profundos bien drenados, rojos o amarillentos pero con bajo ph y alta deficiencia de nutrientes (Sánchez et al. 1982).

En la cuenca amazónica sólo un 8 por ciento de la región está cubierta por suelos bien drenados y con fertilidad entre moderada y alta (Cuadro 10-3). Sin embargo, ésta representa 37 millones de hectáreas. Por su parte, el 67 por ciento de la cuenca (320 millones de hectáreas) está cubierto por suelos ácidos infecundos bien drenados y con pendientes no mayores de 30 por ciento. Se considera que estos suelos son aptos para la explotación agrícola, pecuaria y forestal.

Sin embargo, el principal obstáculo que se presenta para utilizar los suelos amazónicos en la agricultura y la ganadería, son sus características químicas, y no las físicas (Sánchez et al. 1982). Como se observa en el Cuadro 10-4, el 90 por ciento de los suelos es deficiente en fósforo, y sólo el 16 por ciento presenta una alta capacidad de fijación de este elemento. Por lo tanto, es preciso agregar fósforo a los suelos o suministrarlo directamente al ganado, especialmente donde los pastos no responden a los fertilizantes con fósforo por el alto contenido de aluminio de los suelos (la toxicidad del aluminio es la principal causa del deficiente crecimiento de los pastos en el 73 por ciento de los suelos amazónicos).

Por último, como puede verse en el Cuadro 10-4, el 92 por ciento de los suelos amazónicos es relativamente resistente a la erosión, debido a la alta proporción de tierras bajas y al suave relieve topográfico de la región amazónica.

La poca densidad de los pastos en la Amazonía peruana se debe principalmente a la falta de medidas de reposición de la fertilidad de los suelos y a la erosión en los pastos que se encuentran en laderas pronunciadas. La erosión se acelera por la compactación del suelo producida por los animales, lo que reduce el crecimiento de las plantas y la cobertura. La magnitud de la compactación del suelo por los animales puede inferirse de los datos de presión sobre el suelo calculados por Toledo y Morales (1979) para la región de Pucallpa (Cuadro 10-5).

Cuadro 10-3 DISTRIBUCION TOPOGRAFICA DE LOS PRINCIPALES SUELOS DE LA CUENCA AMAZONICA (Millones de hectáreas)

Grupo de suelos

Niveles deficientemente drenados

Bien drenados % pendiente

Total

0-8%

8-30%

30%

ha

%

Acidos infecundos

43

207

88

23

361

(75)

Aluviales, deficientemente drenados

56

13

1


70

(14)

Moderadamente fértiles, bien drenados

0

17

13

7

37

(8)

Arenosos, muy infecundos

10

5

1

-

-

(3)

Total

109

242

103

30

484

-

Fuente: Sánchez, et al, (1982).

Cuadro 10-4 PRINCIPALES LIMITACIONES DE LOS SUELOS AMAZONICOS DEBAJO DE LA VEGETACION NATURAL

Problemaa

Millones de hectáreas

% de la cuenca

Deficiencia de fósforo

436

90

Toxicidad de aluminio

352

73

Deficiencia de potasio

271

56

Drenaje pobre, inundación

115

24

Alta fijación de fósforo

77

16

Baja capacidad de intercambio catiónico

71

15

Alta erosionabilidad

39

8

Sin grandes limitaciones

32

6

Mucha pendiente (30%)

30

6

Formación de lateritas si se expone el subsuelo

21

4

Poca profundidad

3

0.6

a. Las deficiencias de N, S, Mg y Zn, y ocasionalmente de otros elementos están bien difundidas pero no pueden cuantificarse debido a la falta de disponibilidad de datos.

Fuente: Sánchez et al. (1982).

Cuando los suelos están cubiertos por varios estratos de vegetación natural, la erosión es mínima. Por otra parte, cualquier uso de la tierra que exponga porciones significativas de los suelos a la acción directa de la lluvia y el viento, acelera notablemente la erosión y produce panoramas de desnudez de las laderas tan comunes en la vertiente oriental de los Andes. La cría de ganado en pendientes pronunciadas (mayores de 30 por ciento) puede ocasionar problemas de erosión de los suelos; las sendas que dejan pueden formar pequeños embalses, y el sobrepastoreo y los cultivos anuales pueden exponer los suelos (Cuadro 10-4).

Claramente, la ganadería puede resultar perjudicial. Sin embargo, un buen manejo de pastos y animales puede reducir la tasa de erosión al nivel de las que se observan en los bosques situados en terrenos ondulados (IVITA, 1981).

Dada la estrecha relación que existe entre el peso del agente de compactación y la presión que ejerce sobre el suelo (Cuadro 10-6), se esperaría que los animales menores, como los cerdos y las aves, fueran menos perjudiciales para los suelos que el ganado. Bishop (1980) señala que la combinación de cerdos, aves y producción agrícola y forestal en la Selva ecuatoriana constituye una alternativa económicamente atractiva, ya que estos animales ayudan a mantener estable el ciclo de los nutrientes y pueden producirse en armonía con la estructura natural y las funciones de los ecosistemas tropicales húmedos.

Cuadro 10-5 TASA DE EROSION DE LOS SUELOS EN EL TROPICO HUMEDO SEGUN EL TIPO DE VEGETACION

Tipo de vegetación

Tasa de erosión anual

mm de suelo

TM/ha

Monocultivo de algodón, tierra básicamente plana

4

80

Rotación de cultivos, tierra básicamente plana

1.6

32

Pradera densa, tierra plana

0.1-0.5

2-10

Pradera baja, tierra plana

1-100

20-100

Cultivo en laderas recién desbrozadas

30-60

600-1200

Bosque virgen, terreno ondulado

0.01-0.5

0.2-10

Bosque virgen, laderas pronunciadas

0.5-2

10-40

Bosque artificial denso, sin cobertura inferior

1-8

20-160

Bosque artificial ralo, con cobertura inferior

0.1-0.5

2-10

Fuente: Brüning (1975).

Cuadro 10-6 NIVELES DE PRESION SOBRE EL SUELO EJERCIDOS POR DIFERENTES AGENTES DE COMPACTACIÓN

Agente de compactación

Peso
kg

Presión sobre el suelo
kg/cm2

Tractor, oruga, 180 HP

18 300

0.67-0.51

Tractor, oruga, 270 HP

28 100

0.95-0.68

Tractor, oruga, 385 HP

38 800

0.95-0.76

Triturador de árboles, G-40 - 475 HP

45 000

1.03-less

Triturador de árboles, G-60 - 475 HP

65 000

1.37-less

Equino

400

4.00-1.00

Vacuno

350

3.50-0.88

Humano

70

0.47-0.23

Fuente: Toledo y Morales (1979).

Debido a la baja capacidad de intercambio de cationes y la gran cantidad de lluvias de la región, los suelos tropicales húmedos requieren un retorno constante de nutrientes para ser absorbidos por la vegetación. En los bosques, el ciclo de los nutrientes incluye la formación de un alfombra de raicillas bajas, la rápida extracción de nutrientes, el deterioro de hojas y ramas y la acción de micorrizas para transferir los nutrientes a las raíces (Herrera et al. 1978). Al adoptar la práctica del cultivo, las poblaciones nativas utilizaron un sistema de agricultura migratoria en el cual los árboles se cortan, desbrozan y queman no solamente para preparar la tierra para la siembra, sino también para abonar el suelo con los minerales de las cenizas. Las plantas "de cultivo", que tienen mayores requisitos nutricionales, sólo podrían producir durante dos o tres años antes de que las tierras se vuelvan infecundas, cuando las tierras fueron abandonadas o dejadas en barbecho por períodos de hasta 20 años.

El advenimiento de la ganaderia trajo aparejados dos cambios: inmediatamente después de desbrozado el bosque, se plantaron pastos en vez de cultivos anuales, o una vez abandonadas para propósitos agrícolas, las tierras se convirtieron en praderas en vez de dejarse en barbecho (Watters, 1975). Aunque la cría de ganado fue iniciada por los campesinos, un número creciente de habitantes indígenas también se dedican ahora a la producción ganadera, ya sea por razones económicas o como sugiere Dickinson (1981), porque la ganadería confiere al hombre un sentido de prestigio. No obstante, ni los colonos ni los nativos poseen la tecnología mínima necesaria para mantener el ganado por períodos largos en un mismo lugar, y deben practicar lo que podría denominarse "ganadería migratoria".

Están desarrollándose nuevas técnicas para hacer las actividades ganaderas más eficientes y estables. Sin embargo, el uso selectivo e incompleto de algunas de estas técnicas puede acelerar en la práctica el proceso de destrucción forestal. Una de tales tecnologías no equilibradas es el uso de nuevos métodos de desmonte, que en Costa Rica, por ejemplo, ha reducido los costos de limpieza de bosques de US$450 por hectárea a sólo US$127 por hectárea (Parsons, 1975), estimulando la expansión de las operaciones ganaderas a falta de técnicas igualmente mejoradas de producción animal.

Todos estos factores se refieren primordialmente a la cría de ganado bovino. La producción de cerdos y aves, ya sea en forma migratoria o sedentaria, involucra muchas prácticas similares a las de los cultivos anuales, y puede contribuir a mantener el ciclo de los nutrientes del suelo. La ganadería bovina y caprina es incipiente en la Selva peruana, si bien los mismos factores que afectan a la ganadería bovina también afectan a estos animales.

Hay una tendencia a creer que las actividades ganaderas migratorias o de subsistencia nunca alcanzarán un nivel estable en los trópicos húmedos, ni llegarán a producir suficientes alimentos para satisfacer las necesidades de la creciente población humana. Se considera que estos sistemas, aunque satisfacen las necesidades de quienes los utilizan, no tienen capacidad para proveer a la economía cantidades significativas de productos o para utilizar eficientemente los bienes y servicios naturales de los trópicos húmedos. Además, las tecnologías de subsistencia, como la agricultura migratoria, si bien concuerdan con ciertos principios ecológicos, también garantizan un continuo estado de pobreza de quienes las practican (Alvim, 1978). La presión demográfica ha acelerado el ciclo de desmonte y barbecho, dando la impresión de que el sistema se ha vuelto más eficiente, pero en realidad ha llevado a un uso improductivo e inestable de los ecosistemas tropicales.

En un ambiente húmedo y caluroso, los animales sufren tanto como el hombre de problemas de fungosis de patas, parásitos, tanto externos (garrapatas, tórsalos) como internos (por ejemplo, el gusano del pulmón Dyctiocaulus) y otras enfermedades como la neumonía, las deficiencias minerales y la desnutrición. En un estudio de cinco años de duración, realizado en 1 703 terneros en la zona de Pucallpa, se encontró que las principales causas de mortalidad eran la desnutrición (37.9 %), la neumonía (8.3%), la piosepticemia (7.7%) y la clostrídiocis (5.1%).

Los rumiantes que mejor se adaptan al ambiente húmedo tropical son el búfalo de agua y las vacas. El clima tropical también es apropiado para no rumiantes como los cerdos y las aves; la producción intensiva de estos animales puede resultar económicamente más lucrativa en el trópico que en las zonas templadas, por ejemplo, como consecuencia del menor costo de construcciones y calefación (Payne, 1975).

Otro problema grave que debe enfrentar la ganadería en los trópicos húmedos es la proliferación de malezas que germinan como consecuencia de la gran cantidad de semillas existentes en el suelo, cuando la tala y la quema de bosques crean condiciones favorables de fertilidad y luminosidad (Toledo y Morales, 1979).

Tanto en las actividades ganaderas extensivas o de subsistencia, es necesario reponer los nutrientes que se extraen del suelo, ya que estos resultan imprescindibles para la producción de carne y leche.

Como ilustración, Serräo et al. (1978) citan resultados obtenidos en Brasil, en que 10 años de quema y cultivo de pastos produjeron un aumento del ph, los niveles de calcio y magnesio intercambiables y de potasio; una extraordinaria reducción del nivel de aluminio, y un notable incremento del contenido de fósforo durante los primero cuatro años, seguido por una disminución del fósforo al nivel mínimo original encontrado en el bosque virgen. El Cuadro 10-7 presenta los datos resultantes de este estudio, que se llevó a cabo en la región de Paragominas, Estado de Para, con suelos ultisoles. Resultados similares se han encontrado en Para y Mato Grosso con oxisoles. De esta manera resulta obviamente necesario combinar la quema con la fertilización con fósforo para mantener la calidad de los suelos. Por ejemplo, Serräo et al (1978) informan que con aplicaciones de 137.5 kilogramos por hectárea de fosfato (P2O5) durante 13 años, la producción de Panicum máximum aumentó de 3.5 TM por hectárea a 17.5 TM por hectárea. Toledo y Serräo (1982) han informado recientemente resultados similares, e indican que uno de los factores que limitan la producción y afectan la importación de fertilizantes, es la utilización de especies de pastos y leguminosas que no son las más apropiadas para las condiciones locales de los trópicos húmedos.

Otros bienes y servicios requeridos por la ganadería incluyen alambres para cercas, herbicidas, insecticidas, antibióticos, fungicidas, repelentes de insectos, medicinas, equipos de castración, ordeñe, descorne y servicios veterinarios, de transporte, de extensión y comerciales. Todos los bienes deben transportarse de otras regiones y algunos, como las vacunas, no retienen su efectividad en las condiciones de temperatura y humedad propias de los trópicos húmedos. La inversión requerida para los bienes y servicios necesarios indicados, representa un obstáculo al éxito de las actividades ganadera en la Selva.

Cuadro 10-7 COMPOSICION QUIMICA DE SUELOS ULTISOLES BAJO BOSQUES Y PASTO GUINEA (PANUCUM MAXIMUM) DURANTE 10 AÑOS EN PARAGOMINAS, PARA, BRASIL

 

Materia orgánica

N

pH

Cationes intercambiables

Saturación

%

(CA+Mg)

Al

K

P

Al

meq/100g

ppm

ppm

%

Bosque

1.2

0.05

4.2

0.30

0.9

20

3

70

Pasto establecido

1.0

0.06

7.1

3.05

0

27

12

0

Pasto










1 año

1.0

0.05

6,7

2.31

0

70

9

0


2 años

1.3

0.06

6.5

2.65

0

59

8

0


4 años

1.2

0.05

6,7

3.56

0

51

10

0


5 años

0.9

0.05

6.2

2.13

0

20

2

0


6 años

1.4

0.06

5.8

1.98

0

39

3

0


7 años

1.3

0.06

6.0

1.75

0

98

3

0


8 años

1.1

0.06

6.0

1.92

0

23

3

0


9 años

1.2

0.06

6.4

3.18

0

43

3

0


10 años

0.9

0.04

6.3

2.33

0

20

2

0

Fuente: Serräo et al. (1978).

Interacción de la ganaderia con otros sectores

La actividad ganadera interacciona con otras actividades de desarrollo en los trópicos húmedos. Estas interacciones pueden ser de naturaleza positiva y complementaria (sinergismo), o negativa y conflictiva (antagonismo), dependiendo de la categoría de actividad ganadera que se considere: ganadería migratoria de carne (sistema inestable); ganadería sedentaria de carne (sistema estable o potencialmente estable); ganadería intensiva de carne o leche (sistema estable), y porcicultura y avicultura.

Ganadería y Piscicultura

En la actualidad, los campesinos y los aborígenes que crían ganado utilizan cada vez más tierras marginales. La tala y el desbroce de áreas boscosas para establecer actividades ganaderas puede causar cambios en el régimen de los ríos y afectar negativamente la producción y crecimiento de los peces. Por otra parte, la ganadería sedentaria e intensiva tiende a proteger las zonas aguas abajo donde abundan los peces. Otra ventaja de la ganadería intensiva (especialmente la producción de leche), es que permite la utilización del estiércol resultante como fertilizante. Cuando esta materia orgánica es arrastrada hasta los ríos y lagunas durante la estación de lluvias, puede resultar beneficiosa para los peces. Sin embargo, un exceso de fertilizantes puede originar un crecimiento excesivo de algas que a su vez puede reducir el suministro de oxígeno en lagunas y otros cuerpos pequeños de agua, perjudicando la piscicultura.

La producción de cerdos y aves no tiene actualmente interacciones obvias con la piscicultura en los trópicos húmedos, pero en China, las Filipinas y la India las interacciones sinergéticas se han incrementado cuando la producción de aves y cerdos está asociada con la piscicultura. En estas situaciones, la cría de aves y cerdos se realiza en condiciones de confinamiento (sistemas intensivos), lo que facilita la recolección de estiércol, el que luego se coloca en cámaras en que la fermentación anaeróbica lo convierte en gas metano. Este gas se utiliza a su vez para calentar, refrigerar, alumbrar y proporcionar calefacción a las crías de cerdos y pollos.

El residuo sólido (lodo) que queda en los tanques de producción del biogás se aplica en forma directa en los campos como abono, mientras que el residuo líquido (caldo) se utiliza para cultivar algas fijadoras de nitrógeno que producen un alimento rico en proteína para los cerdos y las aves. Los asiáticos también crían peces que pueden ser alimentados con este alimento enriquecido: construyen sobre los estanques corraletas con pisos de rejilla donde se crían pollos o patos, depositándose el estiércol directamente en los estanques.

Ganadería e Hidroenergía

La regulación de los caudales por medio de represas puede entorpecer o favorecer las actividades ganaderas. Por ejemplo, los embalses pueden reducir las pendientes suaves para el pastoreo del ganado cuando los ríos depositan limo al crecer detrás de las represas. Por su parte, las actividades ganaderas sedentarias e intensivas llevadas a cabo aguas arriba, cuando están deficientemente manejadas, originan erosión de los suelos, lo que incrementa la cantidad de sedimentos que penetra en los embalses.

La reducción y la regulación de los caudales mediante embalses también pueden amenazar la continuidad de las operaciones de búfalos de agua, al secar zonas que antes se inundaban periódicamente.

Por otra parte, tanto la ganadería intensiva como la sedentaria se benefician de las obras hidroeléctricas, al asegurar un flujo continuo de agua que disminuye el peligro de inundaciones, asegura la disponibilidad de agua para el ganado durante todo el año, y proporciona agua, para el riego de los pastizales durante los períodos de sequía. En particular, la ganadería intensiva de leche se asegura agua para la limpieza de las instalaciones, equipos y animales, así como para la energía eléctrica requerida para operar las instalaciones de acopio de leche y las máquinas ordeñadoras.

Ganadería y Agricultura

Tanto la ganadería intensiva como la porcicultura y la avicultura no constituyen actividades antagónicas con la agricultura, excepto por la competencia por el uso del espacio. En realidad, con bastante frecuencia se complementan, como cuando los cultivos se destinan parcial o totalmente a la alimentación de los animales. Esta situación se observa en la Selva Alta del Perú, donde la yuca, el maíz, el arroz y el trigo regional (Coix lacrima) se utilizan para la alimentación de las aves (Blasco et al. 1977). Otro ejemplo es el uso de cultivos forrajeros, como el sorgo, el maíz, la caña de azúcar y las raíces tropicales, para suplementar la dieta de las vacas lecheras en Oxapampa.

Existe un creciente interés en la búsqueda de otras formas de combinar la ganadería con la agricultura tropical, siendo las más importantes la utilización de cultivos tropicales, residuos de cosechas y subproductos agroindustriales. Por ejemplo, el ganado alimentado periódicamente con yuca, puede triplicar el rendimiento de forrajes ricos en proteínas (20 por ciento de proteína) sin afectar la producción de yuca (Ruiz, no publicado). El camote puede emplearse igualmente para ganar de 600 a 700 gramos de peso por día (Backer et al. 1980). El uso de residuos de cosechas y otros subproductos se describe en varias publicaciones en las que se demuestra que el cogollo de la caña de azúcar, las melazas y la úrea pueden sustentar una producción intensiva de carne de 800 a 1,000 gramos por día (Ruiz, 1976). Ruiloba y Ruiz (1978) también encontraron que la paja de arroz puede utilizarse para la producción de carne, produciendo hasta 1 000 gramos de ganancia de peso por día.

La producción ganadera no se complementa tanto con los cultivos permanentes como con los cultivos anuales. No obstante, en Veracruz, México, la cría de ovejas está asociada con el cultivo de cítricos. Las ovejas se alimentan de la vegetación de cobertura en los huertos, ahorrando así gastos de control manual o químico de plantas que obstaculizan la cosecha de la fruta. En el Departamento de Ciencia Animal de la Universidad de Florida, Estados Unidos, se han desarrollado técnicas para utilizar la pulpa de cítricos en la alimentación de animales que podrían aplicarse en los trópicos húmedos, donde el procesamiento industrial de cítricos y otras frutas tropicales produce importantes cantidades de residuos potencialmente utilizables.

La asociación de leguminosas con cultivos anuales y perennes es otro medio de combinar la agricultura y la ganadería. Al analizar este tema, Sánchez et al. (1982) señalan que el uso del kudzú (Pueraria phaseoloides) como fertilizante, produce rendimientos de cultivos similares a los que se obtienen mediante fertilización completa, aunque el costo de cosechar, transportar y aplicar el kudzú crea limitaciones a la utilización de esta técnica. Sin embargo, las leguminosas no sólo producen un forraje rico en proteínas, sino que también fijan nitrógeno en los suelos a través de las rizobias, pudiendo utilizarse por lo tanto en la alimentación de animales rumiantes, cuyas heces pueden luego emplearse como fertilizante.

En Costa Rica está investigándose la posibilidad de cultivar maíz junto con leguminosas forrajeras, lo que podría proporcionar residuos de leguminosas y de maíz que serían más nutritivos que los residuos de maíz solo, Estos métodos pueden triplicar las proteínas disponibles en los forrajes animales y aumentar en un 50 por ciento la calidad energética de los residuos agrícolas.

Sin embargo, el uso de los residuos de cultivos en la alimentación de los animales también incrementa el riesgo de erosión, ya que su remoción de la tierra reduce la cobertura que la protege de la lluvia y el viento.

Ganadería y Sector Forestal

Las tierras que se han cultivado por espacio de dos o tres años, se convierten con frecuencia en pastizales en vez de dejarse en barbecho. Es obvio, entonces, que la ganadería puede obstaculizar la regeneración de bosques. En laderas con más de un 30 por ciento de pendiente, la ganadería incrementa la erosión de los suelos y, en consecuencia, cuando el pastoreo en estas laderas representa un conflicto forestal, debe asignarse precedencia al sector forestal. En las laderas de menor pendiente, sin embargo, la resolución del conflicto depende de consideraciones edafológicas. Ambas actividades pueden combinarse en sistemas silvopastoriles. Pero los principales conflictos entre los intereses ganaderos y forestales se presentan cuando ambos sectores pueden explotar lucrativamente las mismas tierras.

La iniciación de actividades ganaderas sedentarias e intensivas presenta un conflicto con los intereses forestales al desbrozar áreas boscosas para el establecimiento de pastos y para la obtención de madera para construcciones ganaderas (cercas, corrales, establos, mangas, portones, viviendas para los peones y para el dueño, jaulas y otras). Otra interacción negativa es la convicción de muchos ganaderos de que el ganado no requiere sombra en las praderas. Por ello, muchos ganaderos prefieren tener pastizales completamente libres de árboles, ya que creen que la sombra de los árboles impide el crecimiento del pasto. Esta generalización, sin embargo, no siempre es cierta, precisamente por la variabilidad de las especies de árboles y de pastos, los tipos de suelos y de ganado.

Otro conflicto entre la ganadería y la silvicultura se produce cuando el ganado penetra en las zonas boscosas pisando los árboles nuevos. Kirby (1976) relata experiencias en Nueva Zelandia, en las cuales ovejas y terneros han pastado bajo estrecha supervisión en zonas reforestadas con Pinus radiata cuando los árboles habían alcanzado un metro de altura. Los novillos pueden pastar en tales campos si los árboles han alcanzado de 2 a 2.5 m de altura.

Las actividades ganaderas y forestales, sin embargo, más frecuentemente se complementan que compiten entre sí. Por ejemplo, es común encontrar fundos ganaderos en los que diversos árboles vivos (como Erythrina sp., Gliricidia sepium y Leucaena leucocephala) se utilizan como postes. Los árboles también proporcionan al ganado sombra y protección contra los vientos, mientras que varias especies forestales proporcionan forraje a los animales rumiantes, como Erythrina glauca y E. poeppigiana, Glyricidia sepium, Leucaena leucocephala, Guazuma ulmifolia, Psidium guajava y Cecropia. En Costa Rica, la Erythrina poeppigiana se utiliza para sombra en los cafetales, a una densidad que puede producir alrededor de 4 TM de forraje de Erythrina (peso seco) cada 6 meses. Otros estudios realizados en Costa Rica ilustran la riqueza proteica de esta planta (20-24 por ciento), la digestibilidad (alrededor de 65 por ciento) y su aceptabilidad por parte de cabras y ovejas (3.1 -3.5 por ciento del peso vivo del animal) (CATIE, 1978). En resumen, los datos sobre el valor nutricional de las especies forestales indican que es técnicamente factible desarrollar sistemas eficientes que integren la silvicultura con la ganadería.

Ganadería y Fauna Silvestre

La fauna nativa de los trópicos húmedos depende, por supuesto, de los bosques. Por lo tanto, las actividades ganaderas compiten con la fauna silvestre lo mismo que con los intereses forestales. Más aún, los ganaderos procuran impedir que el ganado esté en contacto con animales salvajes. Los felinos, como el otorongo, y las serpientes, como el shushupe, pueden diezmar a la población ganadera. Los insectos herbívoros pueden reducir notablemente la biomasa de los pastizales. No existen datos sobre la importancia de este fenómeno en los trópicos húmedos, pero en la región ovejera de los Estados Unidos se ha estimado que las pérdidas de pastos a causa de los insectos puede llegar hasta el 50 por ciento. Asimismo, varias especies como el armadillo, algunos roedores y víboras consumen los huevos de gallinas y patos. Los bosques son refugio de vectores de los huevecillos de tórsalo (Dermatobia), y los vampiros se alimentan de la sangre de los animales domésticos exponiéndolos a infecciones e infestaciones. Por ello, los productos pecuarios no tienen interés en la convivencia del ganado con la fauna silvestre. Su afán de controlar la fauna silvestre no se limita a su propia tierra, sino también se manifiesta fuera de ella.

Por otra parte, se conocen algunos casos de convivencia de la ganadería con la fauna silvestre. Un ejemplo es la aparición en la América tropical de la garza, que sigue al ganado para alimentarse de los insectos, garrapatas y otros ácaros que viven en el lomo de los animales o caen al pastizal, reduciendo así el parasitismo y las enfermedades del ganado. Los pollitos que se crían en las casas casi siempre deambulan libremente alrededor de la casa, donde encuentran una gran variedad de insectos que consumen vorazmente.

Ganadería y Asentamientos Humanos

Como lo clasifica Dourojeanni (1979), en la Selva Alta del Perú viven cuatro grupos de habitantes: los serranos, los costeños, y los inmigrantes europeos y asiáticos. En la Selva Baja se reconoce otro grupo: los ribereños, descendientes de los primeros colonos, generalmente de raza blanca, que se mezclaron con los nativos. Los nativos, los ribereños y los serranos practican la agricultura migratoria y trabajan para los otros grupos. También los serranos y los otros grupos practican otras formas de explotación agrícola, pecuaria, forestal, minera y comercial.

Aún a falta de estudios detallados sobre las interacciones existentes entre los asentamientos humanos y la ganadería, pueden efectuarse algunas observaciones. En primer lugar, es evidente que de todas las actividades de explotación agropecuaria, la ganadería tropical es a la que han estado menos expuestos los nativos y los habitantes de la Selva y de la Sierra. Los nativos raramente habían practicado la cría de ganado hasta que aprendieron a hacerlo trabajando para los colonos. Los serranos, por otra parte, tenían algunos conocimientos sobre la cría de ovejas para la producción de lana. Por lo tanto, no es de extrañar que estos grupos tiendan a practicar actividades ganaderas inestables por la falta de técnicas básicas, y que al hacerlo ocasionen la rápida destrucción de los suelos y otros recursos naturales de la Selva.

Los otros grupos practican actividades ganaderas sedentarias extensivas o semiintensivas. Los pobladores provenientes de la Costa han llevado consigo prácticas como el confinamiento del ganado y alimentación con forrajes de corte. Los descendientes de inmigrantes tienden a establecerse en las tierras altas y producir carne y productos lácteos donde la topografía lo permite.

De todo lo que antecede puede deducirse que las personas que se dedican a actividades ganaderas sin los conocimientos tecnológicos fundamentales pueden ocasionar problemas que tanto afectan al hombre como a los ecosistemas que lo sustentan. La única solución es educar a los pobladores en los fundamentos de la producción animal y establecer canales comerciales que les permitan romper el ciclo de la pobreza, obtener un beneficio de sus esfuerzos, asegurando así un continuo y consistente interés en el trabajo.

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