Página precedente Indice Página siguiente

VIII. Características de la explotación rural

8.1 Tamaño y tenencia de las explotaciones
8.2 Practicas de manejo
8.3 Estructura de la comercialización

En el capítulo anterior se ha descrito la evolución cuantitativa de la producción regional. En este se analizan los factores que condicionan el actual desempeño productivo de la CIRB y su posibilidad de evolución futura.

En lo que hace a la producción rural, resulta claro que no es la escasez de los recursos naturales lo que actúa como limitante a su desenvolvimiento. Contrariamente, el acceso del productor a la tierra, en la doble dimensión de la superficie de los predios y las condiciones de tenencia de los mismos, gravita en numerosos aspectos de la actividad rural, como ser el destino de la explotación y de la producción, la productividad, etc.

Igualmente relevante resultan las practicas de manejo vigentes, entendidas en un sentido amplio para dar cabida a tecnologías, infraestructuras, capitalización, financiación, etc. Finalmente, y dado el carácter de proveedora de productos agropecuarios que ostenta la región, el conocimiento de los aspectos vinculados a la comercialización de sus principales productos arrojara luz sobre la evolución de la actividad rural. Desde esta perspectiva y en este orden se pasara revista a los temas mencionados.

8.1 Tamaño y tenencia de las explotaciones

8.1.1 La situación en 1960
8.1.2 Cambios ocurridos a partir de 1960

8.1.1 La situación en 1960

En la Cuenca existían 28 400 explotaciones agropecuarias, equivalentes al 6,0% del total nacional. Tales explotaciones tenían una superficie declarada de 10,5 millones de ha, algo menos de la mitad de la superficie territorial de la Cuenca (ver cuadro VIII-1).

Del cuadro VIII-1 se deduce que el tamaño medio de las explotaciones a nivel nacional y a nivel de cuenca es bastante similar, alrededor de 370 ha. Sin embargo, dentro de las zonas en que se ha dividido la CIRB, las cifras son muy variables. En el cuadro VIII-2 se presenta la distribución y el tamaño medio de las explotaciones y en el se aprecia que los tamaños medios mas reducidos están en el este.

Cuadro VIII-1 - Distribución de las explotaciones agropecuarias por regiones - Año 1960

Región

Miles de explotaciones

%
(*)

Superficie miles de ha

%
(*)

CIRB (Ad)

28,4

6,0

10 519

6,0

Chaco + Formosa

38,0

8,1

10 048

5,7

El país

471,8

100,0

175 142

100,0

(*) Porcentaje respecto al país.
Fuente: "Censo Nacional Agropecuario 1960" Buenos Aires, 1964. INDEC.

El indicador del "tamaño medio" no revela sin embargo la profunda desigualdad existente en materia de distribución de la tierra. En efecto, si se consideran los estratos de tamaño de las explotaciones se observa que el inferior posee solo el 1,3% de la superficie total y en cambio, en el estrato superior, el 0,8% de las explotaciones cubre el 34,8% de la superficie (ver cuadro VIII-3).

El grado de desigualdad en la distribución de la tierra es extremadamente variable si se lo analiza por zonas. En la figura VIII-1 se han graficado los valores porcentuales acumulados de las cifras del cuadro anterior para las Zonas I y III, que son las que presentan las situaciones extremas. Se ha calculado para cada caso el llamado "coeficiente de Gini", que relaciona la superficie comprendida entre la diagonal OA y la línea quebrada correspondiente a cada zona con la superficie del triángulo OAB (*).

(*) El coeficiente de Gini puede oscilar entre 0 y 1. El valor 0 significa que todas las explotaciones son del mismo tamaño, y a medida que crece la desigualdad, el valor del coeficiente también crece.

Figura VIII-1 - Número de explotaciones y su superficie - porcentajes acumulados

Cuadro VIII-2 - Distribución y tamaño medio de las explotaciones agropecuarias por zonas - Año 1960

Zonas

Número de explotaciones

Superficie miles de ha

Tamaño medio ha

Zona I

4 399

1 714

390

Zona II

7 342

1 384

189

Zona III

7 439

486

65

Zona Este

19 180

3 584

187

Zonas IV y V

7 861

5 128

652

Zona VI

1 404

1 807

1 287

Zona Oeste

9 265

6 935

749

Total CIRB

28 445

10 519

370

Fuente: Censo Nacional Agropecuario 1960, Buenos Aires, 1964 - INDEC.

El coeficiente de Gini resultante es 0,82 y 0,45 para las Zonas I y III respectivamente. Un dato adicional ilustra el desequilibrio entre ambas zonas: las explotaciones mayores de 2 500 ha cubren el 69% de la superficie declarada en la Zona I y sólo el 5% de la misma en la Zona III.

Similar situación se comprueba al clasificar las explotaciones según el numero de cabezas de ganado vacuno. En la figura VIII-2 se han dibujado las curvas que permiten calcular el coeficiente de Gini, el que toma los valores extremos 0,84 y 0,50 para las mismas Zonas I y III. Es decir, existe bastante coincidencia entre el perfil distributivo de tierras y el de vacunos.

Se evidencia, por tanto, la coexistencia de gran numero de pequeñas explotaciones con poca significación en el total de la tierra agrícola y de una limitada cantidad de grandes explotaciones que concentran una gran parte de la superficie disponible.

Interesa precisar que parte de estas pequeñas explotaciones puede ser considerada como minifundio. Para ello se hará uso de los antecedentes que entrega el trabajo de CONADE-CFI (*), que clasifica las explotaciones en subfamillares, familiares, multifamiliares medianas y multifamiliares grandes (**). Se supondrán minifundios las explotaciones subfamiliares por su incapacidad para dar trabajo productivo permanente a la oferta de mano de obra familiar.

(*) CONADE-CFI: "Tenencia de la Tierra", Buenos Aires, 1964.

(**) El criterio de clasificación es la capacidad de empleo de mano de obra permanente de las explotaciones, usando las practicas culturales corrientes:

a) subfamiliar: menos de 2 hombres/año;
b) familiar: entre 2 y 4 hombres/año;
c) multifamiliar mediana: mas de 4 y hasta 12 hombres/año;
d) multifamiliar grande: mas de 12 hombres/año.

La zonificación de CONADE-CFI presenta coincidencias parciales con la realizada por la Unidad Técnica para la región. Así, la "Subzona algodonera" comprende la Zona III en su totalidad, más los departamentos de Sargento Cabral-Presidencia de la Plaza (Zona II), mas otros 5 departamentos de la Provincia del Chaco ubicados al sur de la Zona III y fuera de los límites de la Cuenca (Ad). Para esta subzona CONADE-CFI fija en menos de 25 ha el tamaño de las explotaciones subfamiliares. La "Subzona Chaqueña Norte", comprende la totalidad de las Zonas I, IV y V y los Departamentos de San Martín y Pirané de la Zona II. Aquí el límite propuesto para las explotaciones subfamiliares es de 100 ha.

Aplicando estos criterios, se concluye que de las 27 000 explotaciones existentes desde la Zona I a la Zona V, 16 000 son minifundios, cifra que es casi un 60% de aquel total. La mayor concentración de minifundios se encuentra en las Zonas II y III, con un total de 8 300 explotaciones de ese carácter.

En lo que hace al régimen de tenencia, el cuadro VIII-4 muestra que la Cuenca enfrenta una situación muy especial en el contexto nacional. Las explotaciones de propiedad del productor son apenas el 14% del total de la Cuenca frente a cifras del orden del 50% para la región pampeana y para el promedio del país. En cambio, las explotaciones en tierras fiscales son casi el 56% en la Cuenca, lo que presenta una gran diferencia con las de la región pampeana y el país, que son del orden del 0,5 y 8,6% respectivamente.

Los cuadros VIII-5 y VIII-6 presentan la información de tenencia desagregada por Zonas. Las Zonas I y VI son las que tienen un mayor porcentaje de explotaciones y son, también, las que poseen menos explotaciones en tierras fiscales.

Hay que destacar el hecho de que, coincidentemente con esta situación, la Zona I presenta la mayor desigualdad en la distribución del recurso tierra y en la del stock ganadero. Esta circunstancia puede obedecer a la intención de entregar la tierra fiscal en grandes unidades y/o a la incapacidad económica de los propietarios pequeños y medianos que los ha llevado a liquidar sus predios, favoreciendo de esta manera la concentración de la propiedad. En otras palabras, al parecer, la política agraria oficial no ha provocado una racional distribución de la tierra tendiente a incrementar la ocupación de mano de obra y a intensificar el uso del recurso mediante su repartición mas igualitaria, conjuntamente con mecanismos eficientes de apoyo técnico y financiero a los productores.

Figura VIII-2 - Número de explotaciones y sus existencias de ganado - porcentajes acumulados

Cuadro VIII-3 - Distribución de las explotaciones por estratos de tamaño y por zonas

Año 1960

Zonas

Menos de 25 ha

De 26 a 100 ha

De 101 a 1000 ha

De 1 001 a 2500 ha

De 2 501 a 5000 ha

Más de 5001 ha

N° de explotaciones campo abierto
%


%

Sup.
%


%

Sup.
%


%

Sup.
%


%

Sup.
%


%

Sup.
%


%

Sup.
%

Zona I

54,8

1.3

20,0

3,1

12,2

10,5

3,5

16,2

1,7

15.4

1,3

53,5

6,5

Zona II

55.6

3,5

28,4

8.6

8,1

16,0

3,7

34,8

0,9

18,7

0,3

18,4

3,0

Zona III

35,3

8,1

56,5

54,9

7,5

24,9

0,3

7,1

0,1

3,4

0,01

1,6

0,3

Zona Este

47,6

3,1

37,4

12,2

8,8

14,6

2,3

22,2

0,8

15,0

0,4

32,9

2,7

Zonas IV y V

19,3

0,4

31,2

3,5

18,8

13,1

16,0

44,1

2,5

14,8

1,1

24,1

11,1

Zona VI

36,1

0,2

11.3

0,5

14,5

5,0

6,6

9,6

5,0

15,9

4,1

68,8

22,4

Zona Oeste

21,8

0,3

28,2

2,7

18,1

11,0

14,6

35,2

2,9

15,1

1,6

35,7

12,9

Totales

39,2

1,3

34,4

6,0

11,8

12,2

6,3

30,7

1,5

15,0

0,8

34,8

6,0

Fuente: "Censo Nacional Agropecuario 1960" Buenos Aires, 1964, INDEC.

Cuadro VIII-4 - Régimen de tenencia de la tierra por regiones (*) - Año 1960

Región

Propiedad del productor
%

Tierras fiscales
%

Otras formas
%

Totales

CIRB (Ad)

14,0

55,9

30,1

100

Pampeana

49,3

0,5

50,2

100

El país

49,5

8,6

41,9

100

(*) Porcentajes referidos al numero de explotaciones.
Fuente: "CNA 1960" Buenos Aires, 1964. CONADE-CFI: "Tenencia de la tierra" Buenos Aires, 1964.

Cuadro VIII-5 - Régimen de tenencia de las explotaciones agropecuarias según superficies y zonas (*) - Año 1960

Zonas

Propiedad del productor
%

Arrendadas a particulares
%

Ocupantes gratuitos
%

Tierras fiscales
%

Otras formas
%

Zona I

59,1

4,8

1,5

23,9

10,7

Zona II

27,4

3,8

4,1

55,6

9,1

Zona III

27,7

2,5

1,2

62,6

6,0

Zona Oeste

42,6

4,1

2,5

41,4

9,4

Zonas IV y V

13,4

7,0

4,5

67,4

7,3

Zona VI

75,2

9,0

3,1

7,4

5,3

Zona Oeste

29,6

7,5

4,1

52,0

6,8

Total CIRB (Ad)

34,1

6,3

3,6

48,3

7,7

(*) El total de la superficie de las explotaciones agropecuarias por zona se toma igual a 100.
Fuente: Censo Nacional Agropecuario 1960 - INDEC.

Al respecto, es conveniente recordar aquí que la Zona I es la única que ha disminuido en términos absolutos su área cultivada entre 1959/61 y 1969/71, como ya se explico en el Capítulo VII.

Para visualizar la relación existente entre tamaño, tenencia y mano de obra permanente, se hará uso de la información contenida en el trabajo del CONADE-CFI respecto a la "Subzona algodonera", en la que esta incluida la Zona III y los Departamentos de Sargento Cabral y Presidencia de la Plaza; es decir, el núcleo agrario mas importante de la Cuenca (ver cuadro VIII-7).

Se destaca la gran importancia de las explotaciones en tierras fiscales: cerca del 70% del total de las explotaciones y algo más de la mitad de su superficie total. En ellas trabajan poco más de los dos tercios de la mano de obra permanente. Se observa también que la tierra fiscal está ocupada casi exclusivamente por explotaciones familiares y subfamiliares, ya que las multifamillares abarcan solo el 5% de la superficie de aquella.

Cuadro VIII-6 - Régimen de tenencia de las explotaciones agropecuarias (*) según número de explotaciones (**) - Año 1960

Zonas

Propiedad del productor
%

Arrendadas a particulares
%

Ocupantes gratuitos
%

Tierras fiscales
%

Formas mixtas y otras
%

Zona I

24,3

20,3

7,6

26,0

21,8

Zona II

11,4

7,9

4,3

56,8

19,6

Zona III

16,3

2,1

1,6

70,4

9,6

Zona Este

16,3

8,5

4,0

55,0

16,2

Zonas IV y V

4,9

3,4

3,0

66,8

21,9

Zona VI

33,6

18,9

5,6

7,6

34,3

Zona Oeste

9,2

5,8

3,4

57,8

23,8

Totales CIRB (Ad)

14,0

7,6

3,8

55,9

18,7

(*) El número de explotaciones no se corresponde en cada caso con las superficies que aparecen en el cuadro VIII-5, debido a que las Formas Mixtas corresponden a la suma de superficies que se hallan bajo diferentes regímenes de tenencia.

(**) El total de explotaciones agropecuarias por zona se toma igual a 100.

Fuente: Censo Nacional Agropecuario 1960 - INDEC.

A pesar de que las explotaciones multifamiliares poseen cerca de la cuarta parte de la superficie censada, solo dan ocupación al 1,5% de la mano de obra permanente, hecho que ilustra el carácter extensivo de este tipo de explotación. En el otro extremo, el minifundio, con apenas el 5% de la tierra, da empleo permanente a más del 27% de los activos.

Las explotaciones multifamiliares se dedican básicamente a la ganadería y, en menor grado, a la actividad forestal y agrícola. El promedio de superficie cultivada es de 57 ha por explotación lo que, unido al escaso número de predios existentes, hace que el área cultivada en ellos represente una pequeña fracción del total de la zona. La mitad de los predios son de propiedad del productor.

Las explotaciones familiares predominan por su número, superficie y absorción efectiva de mano de obra. Concentran una alta proporción de la actividad agrícola y una parte menos importante de la explotación ganadera. El promedio de superficie cultivada es de 31 ha. Solo uno de cada cinco predios es de propiedad del productor.

Dentro de las explotaciones subfamiliares, tiene cierta importancia la agricultura de subsistencia, en especial en el estrato de tamaño inferior a las 5 ha. La agricultura es casi su única actividad y cultivan un promedio de 8 ha por explotación. Estos minifundios son los que presentan la situación más precaria en materia de tenencia, pues apenas un 7% de ellos pertenecen al productor.

Debido a su dotación relativa de factores productivos, los minifundios subutilizan su abundante dotación de mano de obra y hacen un uso intensivo y muchas veces "agotante" del suelo; con lo cual la productividad por trabajador es muy baja y la productividad por hectárea muy alta. En cambio, las explotaciones multifamiliares presentan la situación inversa: escasa utilización y baja productividad de la tierra y muy baja dotación y relativamente alta productividad de la mano de obra.

En las unidades familiares se observa un desequilibrio menor, sin duda más asimilable a la situación de las explotaciones subfamiliares, especialmente en el estrato inferior a las 100 ha.

8.1.2 Cambios ocurridos a partir de 1960

No se cuenta con antecedentes suficientes para evaluar los cambios ocurridos en materia de tenencia y tamaño de las explotaciones a partir de 1960.

El trabajo de Daniel Slutzky ("Tenencia y distribución de la tierra en la Región NEA", setiembre de 1973) entrega sin embargo ciertos datos de interés para el Departamento de Comandante Fernández del Chaco, el que ocupa el 15% de la superficie de la Zona III, que sirve como una adecuada muestra indicadora de las tendencias más salientes (ver cuadros VIII-8 y VIII-9).

En el cuadro VIII-8 se observa que aumenta el número y la participación relativa de las explotaciones de subsistencia (hasta 5 ha) y el de las unidades multifamiliares (más de 100 ha), a expensas de una disminución del número de las explotaciones familiares y subfamiliares (estrato de 6 a 100 ha).

En el cuadro VIII-9 se incluyen las cifras de tenencia para 1960 y 1969 para el mismo departamento. Las explotaciones de propiedad del productor han aumentado de un 23% a un 41% del total; en cambio, las unidades productivas en tierras fiscales han disminuido de un 64% a un 40%.

Cuadro VIII-7 - Distribución de las explotaciones agropecuarias y de la mano de obra permanente por estrato de explotaciones - Subzona algodonera

Estrato

Número de explotaciones

Superficie de las explotaciones

Mano de obra permanente

1

2

3

4

1

2

3

4

1

2

3

4

%

%

%

%

%

%

%

%

%

%

%

%

Subfamiliar
(hasta 25 ha)

2,0

23,7

4,7

30,4

0,3

3,7

0,8

4,0

1,7

22,1

3,5

27,3

Familiar
(de 26 a 1 000 ha)

14,9

44,3

9,4

68,6

14,9

44,8

11,9

71,6

16,4

46,4

8,4

71,2

Multifamiliar
(mas de 1 001 ha)

0,5

0,3

0,2

1,0

13,6

5,0

5,0

23,6

1,1

0,1

0,3

1,5

Totales

17,4

68,3

14,3

199,0

28,8

53,5

17,7

100,0

19,2

68,6

12,2

100,0

1, Propiedad del productor; 2, Tierras fiscales; 3, Otras formas; 4, Total

Fuente: Elaborado en base a "CONADE-CFI" op. cit. página 206.

Cuadro VIII-8 - Cantidad de explotaciones por estratos de tamaño - Departamento Comandante Fernández

Estrato

1960

1969

Número de explotaciones

%

Número de explotaciones

%

hasta 5 ha

102

7

182

11,3

6a 25 ha

401

25

349

21,5

26 a 100 ha

972

61

890

54,9

101 a 1 000 ha

94

7

198

12,2

más de 1 001 ha



2

0,1

Totales

1 569

100

1 621

100,0

Cuadro VIII-9 - Régimen de tenencia de la tierra - Departamento Comandante Fernández

Tenencia

1960
%

1969
%

Propiedad del productor

23

41

Tierras fiscales

64

40

Otras formas

13

19

Totales

100

100

Surge del cuadro que en este Departamento se evidencia una realidad similar a la anotada para la Zona I: a medida que decrecen las explotaciones en tierras fiscales aumenta el tamaño de los predios en los estratos más altos de la escala. Existe, entonces, un proceso de concentración de la propiedad de la tierra, agravado por la formación de pequeñas unidades de menos de 5 ha, de claro carácter minifundiario.

Las circunstancias que han originado esta situación reconocen causas diversas. Según Slutzky "el numero de las explotaciones más pequeñas tiene que ver seguramente con el asentamiento de obreros rurales sobre tierras desmontadas". Obsérvese que este incremento es prácticamente coincidente con el del total de las explotaciones del departamento, de lo que se deduce que el aumento del numero de unidades productivas de más de 100 ha puede haber sido causado por:

i. La entrega en propiedad de importantes extensiones de tierras fiscales en explotaciones medianas y grandes.

ii. La crisis algodonera, que obligo a una diversificación de cultivos y consecuentemente al incremento del tamaño de las explotaciones de carácter familiar y multifamiliar mediana, básicamente mediante la compra directa de tierras y/o el desmonte de parte de sus explotaciones.

Para el caso de la Provincia de Formosa, que cubre parte de las Zonas I, II IV y V, existe información más completa acerca de la evolución de la tenencia de las unidades productivas, originada en datos aun no publicados del Censo Provincial Agropecuario, realizado en 1971 y de la Dirección de Colonización y Tierras Fiscales de Formosa (ver cuadro VIII-10)..

El numero de las explotaciones se incrementa en alrededor del 16%. El aumento es importante en el estrato minifundiario de subsistencia (menos de 5 ha) y relativamente alto para las unidades superiores a las 100 ha. Este hecho, junto con la disminución del número de explotaciones mayores de 5 ha y menores de 100 ha, revela que entre 1960 y 1971 se ha asistido a un proceso regresivo en materia de distribución del recurso tierra.

La explicación de este fenómeno reside, básicamente, en la política seguida en materia de asignación de tierras fiscales entre 1960 y 1972 caracterizada por una creciente preponderancia en la asignación de predios superiores a las 1 000 ha. Ello, sumado al hecho de que las adjudicaciones de grandes unidades se han realizado en las mejores tierras fiscales de la provincia, que estas explotaciones se encuentran irracionalmente trabajadas y que el procedimiento de asignación de tierras fiscales ha conducido incluso al desalojo físico de cierto número de campesinos, llevo al gobierno provincial a iniciar en julio de 1973 la revisión del proceso de adjudicación de tierras.

Finalmente, y siempre para la Provincia de Formosa, se incluyen el cuadro VIII-11 que compara la cantidad de explotaciones para los años 1960 y 1971 y el cuadro VIII-12 que muestra la evolución de la superficie en explotación según sistema de tenencia entre los años 1960 y 1969.

Como puede apreciarse en el cuadro VIII-12, se produce un incremento significativo de la superficie explotada en propiedad por los productores en la década del 60, como asimismo de la superficie total en producción, mientras que disminuye, aunque en menor proporción, el aprovechamiento productivo de las tierras fiscales.

Cuadro VIII-10 - Variación del número de explotaciones por estratos de tamaño - Provincia de Formosa

Estratos

Cantidad de explotaciones

Incremento

1960

1971

0 a 5 ha

2 212

3 047

835

6 a 25 ha

3 967

3 717

250

26 a 100 ha

1 894

2 013

119

101 a 400 ha

441

865

424

401 a 1 000 ha

521

755

234

1 001 a 2 500 ha

1 048

1 268

220

más de 2 501 ha

360

418

58

Totales

10 443 (*)

12 083

1 640

(*) No se incluyen 715 explotaciones de campo abierto cuya superficie quedo indeterminada en el momento de realizarse el Censo Nacional Agropecuario de 1960.

Fuente: Censo Nacional Agropecuario 1960 y Censo Agropecuario Provincial 1971, Formosa.

Cuadro VIII-11 - Número de explotaciones según régimen legal de tenencia - Provincia de Formosa

Tenencia

Año 1960

Año 1971

Cantidad de explotaciones

%

Cantidad de explotaciones

%

Propiedad del productor

519

4,7

760

6,3

Tierras fiscales

7 142

64,0

8 495

70.3

Otras formas

3 497

31,3

2 828

23,4

Totales

11 158

100,0

12 083

100,0

Fuente: Censo Nacional Agropecuario 1960 y Censo Agropecuario Provincial 1971, Formosa.

Cuadro VIII-12 - Superficie en explotación según régimen legal de tenencia - Provincia de Formosa

Tenencia

Año 1960

Año 1969

Superficie
ha

%

Superficie
ha

%

Propiedad del productor

790 171

15,8

1 670 406

29,7

Tierras fiscales

3 531 900

70,8

3 347 865

59,4

Otras formas

670 009

13,4

612 601

10,9

Totales

4 992 080

100,0

5 630 872

100,0

Fuente: Censo Nacional Agropecuario 1960 y Censo Nacional Agropecuario 1969 (elaborado por el Consejo Agrario Nacional).

Se puede afirmar además, que existe correlación entre el tamaño de la propiedad y su régimen de tenencia. Así, el 70% de los ocupantes de tierras fiscales explotan unidades de menos de 50 ha y el 30% de los propietarios lo son de unidades de más de 1 000 ha.

En resumen, las tendencias que se aprecian a partir del censo de 1960 en materia de tamaño y tenencia, serían:

i. Un proceso regresivo de distribución de tierras.

ii. Un aumento del número de explotaciones.

iii. Un aumento de las unidades de propiedad del productor y una paralela disminución de las explotaciones en tierras fiscales, a pesar de lo cual el peso relativo de estas ultimas sigue siendo de consideración.

8.2 Practicas de manejo

8.2.1 Manejo agrícola
8.2.2 Manejo ganadero
8.2.3 Manejo forestal

8.2.1 Manejo agrícola

8.2.1.1 Condiciones de producción
8.2.1.2 Rendimientos agrícolas

8.2.1.1 Condiciones de producción

La información obtenida respecto de las condiciones de producción ha sido proporcionada por organismos oficiales (*) y se refiere a las áreas agrícolas de la Zona Este de la Cuenca, que concentra el grueso de la actividad agrícola de la CIRB.

(*) Básicamente, EERA del INTA, Sáenz Peña y Ministerio de Agricultura del Chaco.

Para su consideración, es conveniente clasificar los predios destinados a la agricultura en cuatro estratos, a saber:

0 a 25 ha

Estrato A

26 a 100 ha

Estrato B

101 a 400 ha

Estrato C

mas de 400 ha

Estrato D

Teniendo presente que el estudio de tenencia de la tierra ya citado (*) clasifica (para la subzona algodonera) las explotaciones en base al siguiente criterio:

subfamiliares

0 a 25 ha

familiares

26 a 100 ha

multifamiliares medianas

101 a 1 000 ha

multifamiliares grandes

más de 1 000 ha

(*) CFI - CONADE.

y aunque la correspondencia de áreas geográficas no sea absoluta, es aceptable entonces clasificar a las explotaciones A como subfamiliares y a las B como familiares, mientras que el grupo C cubre parcialmente a las multifamiliares medianas y el D abarca tanto multifamiliares medianas como multifamiliares grandes.

i. Uso del suelo (figura VIII-3a). Como era de esperar, la agricultura es totalmente dominante en el estrato A, donde la ganadería, de darse, tiene un carácter meramente familiar. Esta característica se conserva en el estrato B en el cual a pesar de la mayor participación ganadera, esta asume todavía un carácter complementario. Por encima de estos estratos la ganadería aparece como la actividad dominante en los predios.

Esta información coincide: 1°) con la distribución departamental de los establecimientos por superficie, pues los departamentos de mayor actividad agrícola tienen a su vez mayor presencia de explotaciones pequeñas y medianas; 2°) con la distribución de la ganadería por estratos y 3°) con las características relevadas, respecto del peso de las explotaciones algodoneras y de las pequeñas y medianas explotaciones (hasta 100 ha). Así el grueso de las explotaciones agrícolas se dedica al algodón y a su vez el grueso de las explotaciones algodoneras tiene superficies menores a las 25 ha, como se vio en el apartado anterior.

ii. Uso de la mano de obra por estrato. Los dos tipos esenciales son aquí la mano de obra familiar o la contratada, sea permanente o transitoria; las formas mixtas (aparcería, tantero, etc.) son de menor importancia, hecho comprensible si se recuerdan los comentarios respecto al escaso desarrollo de formas intermedias de propiedad (arriendo y otras).

Las explotaciones agrícolas del área del Estudio se caracterizan por el importante peso que tienen en ellas el trabajo personal del titular de la explotación y su familia (ver figura VIII-3b). El trabajo personal de la familia está siempre presente en las explotaciones de hasta 100 ha y en algunos casos en explotaciones mayores. El empleo de la mano de obra asalariada generalmente se limita a los meses de carpida y cosecha del algodón, en los que el volumen de mano de obra aumenta sensiblemente. En explotaciones de más de 50 ha también es frecuente la presencia de mano de obra asalariada permanente.

La crisis algodonera ha hecho disminuir el empleo de la mano de obra transitoria ya que los cultivos que reemplazan al algodón no la requieren con la misma intensidad que ésta. Dentro de las explotaciones agrícolas se distinguen varios comportamientos.

En las parcelas de más de 25 ha con algodón, el trabajo familiar es acompañado por el uso de la mano de obra asalariada, aunque el trabajo de la familia sigue siendo el fundamental. Por encima de las 50 ha es más frecuente el uso de mano de obra permanente.

Las parcelas de 10 a 25 ha no necesitan otra mano de obra que la familiar, dado que por su tamaño, ésta alcanza a cubrir todas las necesidades. El uso de mano de obra asalariada se limita a los meses de cosecha y carpida del algodón, en medida mucho menor que en el grupo anterior.

En cambio en las explotaciones de menos de 10 ha el trabajo familiar es más que suficiente para la explotación de la chacra pero el producto que se obtiene de la misma es insuficiente para sostener a una familia, por lo que su titular y familiares deben emplearse fuera de la finca durante parte del año.

Las explotaciones basadas en el trabajo familiar tienen características que las diferencian de una empresa rural.

Estudios realizados por la Junta Nacional del Algodón en 1967 muestran que si el productor monofundista incluyera entre sus costos un salario correspondiente al trabajo que realizan él y su familia en su propio predio, más los intereses vigentes sobre su capital invertido, el precio al que vende su producción está normalmente por debajo de sus costos, así calculados. En resumen los ingresos del pequeño productor algodonero y su familia son la más de las veces inferiores a los que corresponde a un obrero rural.

Aunque los análisis efectuados hacen referencia a productores que explotan predios menores de 25 ha también en las explotaciones medias es dable encontrar criterios de manejo del trabajo o del capital que no responden a una mentalidad empresaria. Tampoco aquí se valúa el trabajo del titular y de su familia y por lo general la compra de maquinaria se considera un gasto y no una inversión.

iii. Mecanización. Solo se dispone de información respecto al uso de tractores (véase figura VIII-3c). Su empleo aparece limitado a los establecimientos mayores de 25 ha, pues los predios del estrato A recurren a la tracción animal, que resulta suficiente dado el tamaño y sistema de explotación empleado en las chacras. Otras estimaciones realizadas por el estudio de tenencia de la tierra (CFI-CONADE) confirman lo anterior, mostrando una tendencia ascendente en el uso de tractores por hectárea cultivada a medida que crece la superficie del predio, como se observa a continuación:

Tamaño de las explotaciones subárea algodonera

Tractores HP por ha

Subfamiliar

0,03

Familiar

0,28

Multifamiliar

0,38

iv. Fuentes de información tecnológica. Las figuras VIII-4 d y e muestran que a partir del estrato de establecimientos de más de 50 ha un numero apreciable de productores tiene acceso a algún tipo de asesoramiento técnico; por debajo de dicha dimensión (situación en la que se encuentra el mayor porcentaje de los productores regionales) el acceso a asesoramiento técnico resulta muy limitado o nulo.

En los estratos pequeños se destaca la presencia de los comerciantes en relación directa con los productores y la difusión publica que realiza el INTA, que es el mas importante organismo publico que actúa en el área en esta materia.

A medida que crece el tamaño del establecimiento decae la importancia de las empresas comerciales y surge la posibilidad de asesoramiento directo a través de la contratación de técnicos. Los estratos "mejor" abastecidos se ubican por encima de las 100 ha.

v. Disponibilidad de financiamiento bancario. El acceso a la financiación bancaria se facilita también a medida que crece el tamaño de la explotación (ver figura VIII-3f).

Cuando consideramos la distribución de la cartera de crédito por destino, el crédito para explotación ganadera se concentra en explotaciones grandes, las que disponen de el en forma fluida. El crédito agrícola de corto plazo se concentra en las explotaciones familiares (25a 100 ha) mientras que el crédito para tecnificación (a mediano y largo plazo) favorece también a las grandes explotaciones. En el estrato de pequeños predios el acceso al crédito está limitado a las explotaciones hortícolas y fructícolas. Sin embargo la distribución de dicho crédito entre los productores se encuentra severamente limitada; más del 60% de los productores no se encuentra en condiciones de recibir créditos para financiar cultivos y/o cosechas (*). Esta situación parece agravarse según se deduce de la encuesta practicada por el Instituto de Colonización del Chaco, en la que asimismo se señala que una de las razones más frecuentes para explicar la falta de crédito es que el productor no puede presentar las garantías que exigen los bancos debido a que su situación económica se ha deteriorado en los últimos años.

(*) En principio pueden acceder a crédito bancario todos los titulares de explotaciones con más de 10 ha sembradas de algodón. Para 1960 casi el 60% de los productores agrícolas de la. CIRB tenía menos de dicha superficie.

8.2.1.2 Rendimientos agrícolas

En todas las áreas agrícolas de la Cuenca existe un notorio rezago en la adopción de la tecnología de avanzada disponible, lo que se pone en evidencia al observar las diferencias existentes entre los rendimientos obtenidos actuales y los potenciales. (Ver cuadro VIII-13).

Entre las principales deficiencias observadas debe mencionarse que los trabajos culturales en la mayor parte de los casos se realizan en forma muy precaria. La preparación del suelo, la cantidad de aradas, rastreadas, etc., es sensiblemente menor que lo recomendado (e.j.: deficiente labor de pre-siembra en cultivos de escarda) produciéndose considerables pérdidas de humedad del suelo. Ese mal laboreo previo, sumado a una densidad de siembra no aconsejable y generalmente hecha fuera de época, trae aparejado la consiguiente pérdida de plantas en los primeros días de implantación de los cultivos. El control de plagas y malezas es un aspecto desatendido y sólo aquellos que hacen uso de la tecnología moderna (como algunos horticultores, algodoneros y la mayoría de productores arroceros) llenan este requisito que tiene incidencia directa en los rendimientos.

En la Zona Oeste de la CIRB, a los inconvenientes mencionados debe agregarse el exceso de humedad existente en los productos cosechados como consecuencia de la siembra tardía, lo que trae aparejado problemas de sanidad y calidad del producto obtenido.

El aumento de los rendimientos también se ve frenado por la escasa difusión de las picadoras de rastrojo, rastras rotativas y máquinas modernas para la aplicación de herbicidas y productos fitosanitarios.

Las simientes utilizadas son de calidad muy variable, en muchos casos son de producción propia (especialmente en maíz) y en otros no se seleccionan las más adaptadas a las características regionales (como el sorgo).

En el Oeste de la CIRB atenta contra el incremento de los rendimientos la preparación tardía del lecho de siembra, la escasa difusión de la técnica del barbecho, la exagerada densidad de siembra y la falta de planes rotacionales que sean viables desde un punto de vista económico.

8.2.2 Manejo ganadero

8.2.2.1 Zona oeste
8.2.2.2 Zona este

En términos generales las explotaciones ganaderas del área en estudio se caracterizan por ser de tipo extensivo, basadas en el pastoreo directo en campos naturales.

El análisis que se realiza a continuación, cuando no se especifica lo contrario, hace referencia a los establecimientos ganaderos medianos y grandes (más de 200 cabezas).

La calidad de los indicadores obtenida en su mayoría de informantes calificados (*) solo permite estimar un panorama aproximado de las características de manejo en dichos establecimientos. La pequeña ganadería responde a otro conjunto de factores (extensión de los predios, actividad principal, etc.) que alteran los aspectos aquí reseñados.

(*) INIA Sociedades Rurales, Productores, etc.

Puede, sin embargo, afirmarse, como criterio general, que la pequeña ganadería se desenvuelve en condiciones de manejo tecnológicamente inferiores a las que en promedio muestran los establecimientos ganaderos más grandes, esencialmente por falta de recursos por parte de los pequeños productores.

8.2.2.1 Zona oeste

La ganadería se desarrolla aquí fundamentalmente a "monte" y en áreas de pastizales naturales, en forma muy extensiva. Una gran parte del año, la alimentación del ganado se basa en rebrotes y frutos de árboles (algarrobo, mistol, quebracho, etc.)

Anualmente muere gran cantidad de animales por hambre, y ello no sólo es debido a las sequías sino también al deficiente manejo de los pastos naturales, del monte y del mismo ganado, aun el menor (lanares y cabríos), cuyos efectos depredadores adquiere características graves en esta zona.

Cuadro VIII-13 - Rendimientos agrícolas

Cultivo

Actuales (promedio 1969/71)
quintales/ha

Potenciales
quintales/ha

Diferencia porcentuales

Zonas

Zonas

Zonas

I

II

III

IV

V

VI

I

II

III

IV

V

VI

I

II

III

IV

V

VI

Algodón

9

9

9

7


10

15

20

18

15


20

67

122

100

114


100

Arroz

46

42





50

50





9

19





Girasol

8

8

7

6



15

18

15

15

8


88

125

114

150



Maíz

17

19

7

7

8

11

27

27

25

25

15

25

59

42

257

257

88

127

Soja

8

8

6

8


12

15

15

10

13

20

88

88

67

63


67

Sorgo granífero

28

23

17

26


25

40

30

3,5

35

25

30

43

30

106

35


20

Tabaco

9

9

7

5

18

13

30

27



30

35

233

200



66

169

Fuente: EERA, Sáenz Peña y EERA, Cerrillos

i. Infraestructura. La mayoría de las explotaciones no posee alambrados ni siquiera perimetrales, tendiendo solamente algunos cercos o "piquetes" cercanos a los puestos para aprovisionar de forraje a los animales de trabajo. Este es uno de los factores que ha acelerado el proceso de degradación de los campos. Pese a ello existen algunas grandes explotaciones privadas con alambrado perimetral y una cierta dotación de potreros adecuada a los requerimientos del manejo que realizan.

Con respecto a las aguadas, existen solo pozos de agua muy distantes entre sí, realizándose la extracción por medio de baldes con los cuales se aprovisiona a los bebederos. Esto limita en forma natural la superficie útil de pastoreo, originando las típicas áreas sobrepastoreadas. Existen algunas aguadas superficiales permanentes, aunque predominan cauces viejos y riachos que en épocas lluviosas conservan por un tiempo el agua recibida. Estudios realizados (ver capítulo II) revelan que la napa freática posee agua aceptable para el ganado bovino, encontrándose a una profundidad de 10 a 30 m.

Los corrales, mangas y bretes, instalaciones que se consideran imprescindibles para un manejo elemental de la hacienda, son prácticamente desconocidos. La mayoría de las explotaciones cuenta con mangas de ramas ("palos a pique") en forma de embudo, como un medio práctico para atrapar a los animales. Los bañaderos no existen, pues los controles sanitarios son prácticamente nulos.

ii. Manejo de los rodeos. El manejo del ganado, en una explotación racional y económica está a su vez vinculado al manejo del campo y las prácticas ganaderas (servicio, marcación, vacunaciones, destete, etc.) se condicionan al mismo. Pero en las condiciones de una explotación ganadera de la zona, las prácticas están sujetas a los eventos climáticos y a costumbres mantenidas durante años.

Para dar una imagen más clara de las características de manejo actuales en la zona se da a continuación la composición de un rodeo típico en la provincia de Salta (cuadro VIII-14).

Aunque los datos del cuadro anterior difieren parcialmente con otras estimaciones realizadas para las áreas occidentales de Chaco y Formosa, se los considera representativos para la generalidad de la Zona Oeste y permiten, junto con los datos generales del cuadro VIII-15, formular las siguientes apreciaciones:

· Servicios. El porcentaje de toros sobre el total de vientres es muy elevado y si a ellos se les agregan los toritos de 2 a 4 años para castración, que también actúan como reproductores ya que conviven con el resto del ganado, se arriba a un porcentaje aun más alto. Los servicios se realizan a campo y durante todo el año, con mas intensidad en el verano. Los reproductores son incorporados a los 3-4 años de edad y permanecen en actividad de 4 a 6 años. Las hembras jóvenes, debido a no estar separadas del resto de los vientres de cría, son servidas a muy temprana edad y por consiguiente con un peso vivo de 200-250 kilos, muy inferior al conveniente (280-300 kilos). No existe ningún tipo de control sobre la fertilidad de los machos y hembras antes del servicio.

Cuadro VIII-14 - Composición del rodeo tipo en la provincia de Salta

Rodeo tipo

Porcentaje sobre el total del plantel

Porcentaje sobre el total de vientres

Vacas madres (de 3 a 10 años)

45 - 50


Toros padres (entre 4 y 8 años)

10 - 12

20 - 25

Terneros (machos y hembras)

10 - 12

20 - 25

Toritos de 2 a 4 años



(para castración)

10 - 15


Novillos para venta



(más de 3 años)

5 - 10


Fuente: Informe Ganadero, Provincia de Salta.

Cuadro VIII-15 - Indices de producción ganadera por área de desarrollo

Zona

Unidades ganaderas/ha

ha/cabeza

Porcentajes de

Producción de carne kg vivo/ha/año

Parición

Mortandad

Marcación

I

0,23

2-4

45-50

7-10

40-45

15-20

II

0,25

2-4

45

10

40

14-18

III

0,17

4-5

40-45

10

40

10-12

IV

0,09

7-10

40

10

36

6-8

V

0,03

15-30

40

25

28-32

3

VI

0,04

15-20

40

20-25

30-32

3-4

Fuente: Elaborao en base al C.N.A., 1969 y a SENASA.

· Parición. El mayor porcentaje de nacimientos acontece en octubre-noviembre, para luego ir disminuyendo progresivamente y finalizar en el otoño. Es decir, que se presentan en forma escalonada, no habiendo ninguna estacionalización. Esta característica no se da en forma tan crítica en la Zona IV, ya que sus índices están por encima del resto de la Zona Oeste. Los índices de parición oscilan en 40-45%, inferiores a la medía del país que es del 50%. Estos índices tan bajos, sumados al elevado porcentaje de mortandad de terneros, dificultan notablemente la posibilidad de aumentar el número de vientres ya que el porcentaje de reposición sólo en algunos casos permite mantener el stock de. los rodeos, como puede observarse en el cuadro VIII-16.

· Mortandad y marcación. Los índices de esta zona son alarmantes. Estimaciones oficiales aseguran que pueden llegar al 31% de mortandad sobre el total de terneros y en 5-7% en adultos. Por su parte el manejo altamente extensivo de los rodeos, al no permitir un control periódico de los mismos, sumado a la gran cantidad de enfermedades que se presentan en el área, inciden notoriamente para que los porcentajes de marcación no sobrepasen el 30-32%, alcanzándose un peso vivo de 130-150 kilos a los 12-14 meses de edad.

iii. Evolución de los animales. La misma está condicionada al desarrollo de los pastos naturales y del monte, produciéndose alteraciones estacionales en la nutrición que se traducen en una sucesión de ganancias y pérdidas de peso. Durante el invierno dicha perdida es muy manifiesta alcanzando los 400-500 gr por día, lo que representa una merma de 40-60 kg o mas durante ese período. Es evidente que la discontinuidad nutricional gravita en los bajos índices productivos que se registran en la zona y que junto a la falta de mercado fluido para la venta de terneros de destete y las otras deficiencias de manejo, hacen que el novillo esté preparado para faena (400-440 kg) recién a los 4-5 años de edad.

La castración se lleva a cabo cuando los animales machos tienen entre dos y cuatro años de edad (cuando en zonas de cría mas evolucionadas se efectúa en el momento del destete o al año de edad) siguiendo erróneas costumbres muy arraigadas en el medio.

Este es un factor negativo para la economía de la empresa ganadera ya que implica disminuir el número de vientres factibles de mantener y en consecuencia lograr un menor número de terneros por año. Este desequilibrio entre el total de animales de la explotación y el número de vientres en la misma, determina que en años en que no hay animales disponibles a la venta, ya sea por sequía o enfermedades, disminuyen las crías producidas.

iv. Receptividad ganadera y producción de carne por hectárea. Mientras que hace 40 años en la provincia de Salta, eran necesarias 6 a 8 ha para mantener un bovino adulto, en la actualidad se requiere mas de 20 ha. En la parte oriental de la Zona Oeste, que comprende los Departamentos de Patino (Formosa) y parcialmente General Güemes y Almirante Brown (Chaco) la receptividad es de 7 a 10 ha por cabeza.

La receptividad actual de toda la Zona Oeste se encuentra muy por debajo de su potencial productivo, lo mismo que la producción de carne por hectárea (ver cuadro VIII-15) que en la actualidad sólo alcanza a los 3-4 kg/ha/año en el área salteña y a los 8 kg en las correspondientes a Chaco y Formosa.

v. Razas. El ganado vacuno está representado en gran medida por el criollo cuya participación y evolución se cita en el capítulo VII (cuadro VII-3).

Cuadro VIII-16 - Déficit de vientres

Indices (*)

Chaco
%

Formosa
%

Salta
%

Número de vientres

100

100

100

Parición

47

45

40

Mortandad de terneros

10

10

25

Marcación

42

40

30

Terneras (reposición)

21

20

15

Reposición total

20

20

20

Déficit (reposición-descarte)

+1

0

-5

(*) Estimados en base al promedio de los Departamentos que pertenecen a la CIRB, según las cifras del Censo Nacional Agropecuario de 1960.

Se distinguen dos tipos de criollos: "Serrano" y "Fronterizo", este ultimo es el que mayoritariamente se encuentra en la CIRB ya sea como puro o con diferentes porcentajes de sangre de otras razas (cuarterón).

La ventaja del ganado criollo es que durante años se procreo y divulgo bajo una selección natural dada por las características del medio, por lo que resulta ser un animal de excelente rusticidad. Sin embargo tiene serios inconvenientes para desarrollar aptitudes de precocidad, esencial para una buena y rápida producción de carne, además de tener bajo rendimiento de carne por cabeza y elevado porcentaje de hueso.

Éstas características son evidentemente negativas en comparación con las razas europeas; pero en igualdad de condiciones, con un período de subalimentación de 4 a 6 meses por año, éstas apenas si logran sobrevivir y su producción no supera a la de las criollas.

En la actualidad explotaciones avanzadas utilizan el vientre criollo como base de cruzamiento con toros británicos o sus diferentes tipos intermedios con razas índicas.

Es común encontrar en un mismo establecimiento un verdadero mosaico de pelajes con diferentes porcentajes de sangre, lo cual pone en evidencia la falta de planes orientados de cruzamientos.

vi. Selección. Son escasos los productores que seleccionan los planteles en base a las aptitudes genéticas del animal o las necesidades de la zona, ya sea por las características ecológicas del medio o por el tipo de novillo que desea producir para mercado.

Debido a que el ganado se cría sin controles genéticos elementales se produce frecuentemente un alto grado de consanguinidad, causante de anomalías feno y genotípicas que, unidas a la selección negativa inciden en la disminución de la producción y calidad del producto obtenido.

vii. Sanidad. Los comentarios que se hacen a continuación son válidos para toda la CIRB.

Dada las condiciones ecológicas que caracterizan a la región (densa población arbustiva), sumado ello a la falta de instalaciones en zonas en que las vías de comunicación son escasas y deficientes, resulta muy difícil obtener información y controlar focos epizoóticos o enzoóticos. Debido a que no se puede proporcionar datos precisos sobre el numero e incidencia de las enfermedades infecciosas o parasitarias en la producción bovina, solo se enuncian aquí las diferentes enfermedades que atacan al ganado, dentro del área del estudio (ver cuadro VIII-17).

· Carbunclo. La práctica de la vacunación preventiva no está generalizada y únicamente se vacuna en los establecimientos donde se estima que existen focos infecciosos.

· Mancha y gangrena gaseosa. En Chaco ambas enfermedades son controladas mediante vacunación generalizada; no existe dicha práctica en Salta y Formosa.

· Tuberculosis. No se conoce exactamente su difusión pero se estima que sobre el total de la hacienda afecta al 12% en Chaco y Formosa. La práctica de la tuberculinización es muy poco usada.

· Brucelosis. A partir de 1960 comenzó a practicarse la vacunación preventiva. Según datos de INTA se estima que afecta a un 12% de animales en Chaco y de un 4 a 5% en Formosa. En el oeste el índice brucélico es importante ya que el ganado caprino convive con el bovino y las condiciones de manejo facilitan el contagio.

· Aftosa. En Chaco y Formosa existe vacunación obligatoria controlada por SENASA. En la Zona Oeste los factores climáticos limitan la supervivencia del virus y lo eliminan en corto período de tiempo salvo que el foco se instale en las inmediaciones de aguadas naturales.

· Neumoenteritis. Tiene amplia difusión en Chaco donde la vacunación es una práctica generalizada. En Salta y Formosa su control es incipiente.

Cuadro VIII-17 - Enfermedades bovinas en la CIRB

Infecciosas

Bacteriales

Carbunclo

Mancha y Gangrena gaseosa

Tuberculosis

Virósicas

Brucelosis

Aftosa

Neumoenteritis

Rabia paresiante

Parasitarias

Internas

Enteque parasitario

Miasis

Externas

Garrapata

· Rabia paresiante. Se ha difundido en las Zonas IV y V, principalmente en el centro oeste de Formosa. El control de los focos se ve dificultado por la falta de instalaciones y por la agresividad del monte donde se alberga el vampiro vector.

· Enfermedades endoparasitarias. Tiene incidencia en especial en la Zona Este en la que pocos productores utilizan antiparasitarias en forma sistemática. En la Zona Oeste solo se manifiesta en concentraciones de ganado próximas a aguadas naturales.

· Enfermedades ectoparasitarias. Se controlan con baños cuya frecuencia en el año es variable: de 10 a 12 cm en la Zona Este y de 4 a 5 en los campos bajos tendidos. La "miasis" constituye un grave problema en toda la CIRB, intensificándose el ataque entre primavera y mediados del otoño.

viii. Manejo de los campos naturales. Los pastos predominantes se caracterizan por tener un ciclo biológico de rápida evolución, que los torna en breve tiempo poco palatables para los animales, como consecuencia del acelerado aumento del contenido de fibra cruda. Esta circunstancia es subsanada principalmente por los productores de la Zona Este a través de la quema de los pastos, práctica que si bien algunos consideran poco racional (erosión, perdida de materia orgánica, daños a postes y alambrados, etc.) constituye por el momento un innegable recurso económico de manejo de los pastos naturales, que debe usarse con criterio, pues, sin una adecuada supervisión, pueden provocar graves daños al recurso forrajero.

El carácter tan extensivo de las explotaciones de la Zona Oeste no permite adoptar grandes medidas para el manejo racional de los pastos y menos aun del control de los mismos y de las especies arbustivas; en muchos casos es imposible la quema de los pastos porque han sido totalmente consumidos por el animal. Las pocas explotaciones que tienen potreros realizan clausuras de los mismos, consistentes en impedir el acceso de la hacienda durante determinadas épocas del año para así permitir la reaparición de especies forrajeras de valor (desaparecidas por el sobrepastoreo), facilitándose su libre crecimiento y semillazón. En la Zona Este, la quema se realiza con mayor intensidad, permitiendo la aparición de especies leguminosas nativas (muy escasas en la región) de gran valor nutritivo.

Algunos productores de la Zona Oeste, al no tener siquiera alambrado perimetral, regulan el pastoreo mediante la clausura de las aguadas. Con ello los animales se dirigen a otras (normalmente muy distantes) permitiendo así una cierta recuperación del área de influencia de la anterior; lo negativo del sistema es que favorece a un área pero provoca un nuevo sobrepastoreo, siendo por lo tanto mucho más lento el proceso de recuperación. A pesar de ello algunos establecimientos han podido llegar a una receptividad de 6 a 10 ha por animal cuando lo común en la zona es de más de 20 ha.

8.2.2.2 Zona este

Las explotaciones pecuarias son manejadas en forma extensiva y se sitúan generalmente en suelos inundables, campos bajos, bañados, cañadas, etc. cubiertos de pastizales, con un cierto porcentaje de monte en tierras altas.

i. Infraestructura. El grueso de los establecimientos, en especial en la provincia del Chaco, posee alambrado perimetral y un mínimo indispensable de potreros. La EERA del INTA de Sáenz Peña estima un promedio de 1,23 a 3,24 potreros por establecimiento. La extensión de los mismos está relacionada con la presencia de monte y la ubicación de las aguadas. Su numero y superficie no son los más adecuados pero cubren los requisitos mínimos del manejo que actualmente se realiza en la zona.

La presencia de aguadas naturales, permanentes y semipermanentes formadas por riachos, lagunas y bañados, ha hecho que no sea más amplia la difusión de otro medio de aprovisionamiento de agua para el ganado. El principal inconveniente de su uso estriba en que las aguas pueden ser contaminadas mientras escurren por el suelo; presentan elevada turbidez originada por la disolución de materia orgánica y tienen elevada cantidad de materiales en suspensión. En regiones de campos bajos, se ha incrementado la construcción de represas ya que, pese al régimen pluviométrico de la zona, existen períodos de grandes sequías.

La calidad del agua subterránea, en general, es apta sin grandes limitaciones, aunque cabe señalar que análisis recientes han determinado áreas muy aisladas con elevadas concentraciones de sulfatos y arsénico (Volumen 2; parte C; Aguas subterráneas).

El desarrollo de la ganadería en la zona y la adopción de tecnologías más adecuadas ha provocado un elevado incremento en la calidad de instalaciones, especialmente en la Zona I en la provincia del Chaco, donde mangas, bretes y corrales existen en la mayoría de las explotaciones.

El INTA estima que "el numero de bañaderos instalados en el área ganadera (Zonas de Desarrollo I y II) del Chaco, puede considerarse suficiente como para cubrir las necesidades (1 bañadero cada 4 000 vacunos); no así en Formosa donde la situación es deficitaria".

En base a la gran promoción que se está realizando para la implantación de pasturas permanentes, cultivos forrajeros invernales y estivales, además de la disponibilidad de. líneas de crédito y desgravaciones impositivas, ha aumentado en forma paulatina la dotación de tractores y maquinarias en las explotaciones predominantemente ganaderas. Cabe destacar que lo dicho se refiere especialmente a la Zona I, ya que en las demás el parque de maquinarias es función del uso preponderantemente agrícola de las tierras y los productores ocupan dichos equipos para la implantación de pasturas, verdeos, etc.

Pese a todo es reducida la existencia actual de maquinarias destinadas a la producción pecuaria en toda la Zona Este.

ii. Manejo de los rodeos

· Servicios. El servicio es natural, a campo, estando la inseminación artificial limitada a un mínimo de establecimientos y para animales de gran valor genético.

En el Chaco, la mayoría de los productores estacionan los servicios desde agosto-septíembre hasta febrero-marzo, mientras que en Formosa los que lo hacen son minoría. En los demás casos los toros permanecen con el resto del rodeo durante todo el año. El porcentaje de toros utilizados varía entre el 6 y 12%, en función del tamaño de los potreros y la existencia de montes, cañadas, etc.

Explotaciones de tecnología mas avanzada, adecúan la producción de forrajes a los requerimientos de los vientres aumentándoles disponibilidades alimenticias para la época de servicio, con el fin de incentivar la manifestación del celo y una ovulación correcta, además de practicar la rotación (descanso) de los toros durante dicha época.

El diagnóstico de preñez no constituye una práctica generalizada y sólo se lo realiza en las grandes explotaciones en animales destinados al mejoramiento de los rodeos generales.

· Parición. A consecuencia de la relativa estacionalidad de los servicios, el grueso de las pariciones se produce a fines de invierno y principios de primavera, siendo el período más amplio en las explotaciones donde los toros permanecen con el resto del rodeo durante todo el año. El índice de parición es el más elevado de toda la CIRB, pero apenas iguala la media del país (50%); el INTA la estima en un 50-55% para el área ganadera de Chaco y Formosa, pero para el este del área en estudio se estimo la parición en un 45-50%. Varias explotaciones pecuarias, en especial en las Zonas I y II, han llegado a un 75-80% mediante mejoras en el manejo del campo y el ganado, adaptables a toda la Zona Este.

Realizando un análisis del promedio de parición en los Departamentos de la CIRB se puede decir que la única provincia que presenta un pequeño saldo positivo de vientres para reposición es la del Chaco y que Formosa presenta déficit (cuadro VIII-16).

· Mortandad y marcación. En los establecimientos donde se efectúan servicios estacionados, el destete tiene lugar entre septiembre y octubre (8-12 meses de edad), estando en minoría las explotaciones donde se lo realiza naturalmente (12-14 meses). El peso al destete varía entre 140 y 180 kg.

Los porcentajes de marcación, que en el mejor de los casos llegan al 45% (Zona I) evidencian una pérdida de terneros por mortandad del orden del 10%.

iii. Evolución de los animales; receptividad y producción de carne. Al no existir un mercado estable que compre el animal recién destetado, el productor realiza una recría de sus propios novillos y es común encontrar en cada establecimiento un potrero de "invernada" con la finalidad de vender el novillo a los 364 años de edad con un peso muy variable (300 a 420 kg).

Esta situación es semejante a lo que ocurre en la Zona Oeste, pero con la diferencia de que existen explotaciones con mayor grado de especialización en la producción de terneros o de novillos, aunque en conjunto la zona sea "mixta con tendencia a cría o engorde" (figura VII-2). Hay algunas explotaciones de cría altamente tecnificadas que ofrecen un producto de buena calidad el cual es requerido por invernadores de otras provincias, situación que refleja las grandes posibilidades que presentan las Zonas I y II para ser destinadas a la cría mediante mejoras en infraestructura, técnicas de producción y calidad de los rodeos.

La mayor producción de carne por hectárea se obtiene en la Zona I (ver cuadro VIII-15); la Zona II tiene valores intermedios y éstos son menores en la Zona III donde la ganadería es totalmente complementaria de la explotación agrícola.

iv. Razas. Si bien no se dispone de cifras oficiales desde el censo agropecuario de 1960 (figura VII-5) sobre participación de las razas en el stock vacuno de la CIRB, instituciones ligadas al que hacer pecuario (INTA, sociedades rurales, productores, etc.) estiman un marcado incremento en la mestización de los rodeos, en especial para las Zonas I y II donde se pueden encontrar rodeos con un tipo de sangre definido, siendo absorbido totalmente el ganado criollo.

Es indudable que mediante una cierta infraestructura y las nuevas tecnologías que se están aplicando en esta región en un gran numero de explotaciones, ha sido posible la introducción de razas británicas que han podido demostrar sus bondades productivas y que junto a las razas índicas y tipos intermedios (*) han mejorado notablemente la calidad de los rodeos. En estos momentos un gran numero de productores, aprovechando las virtudes del vigor híbrido ha obtenido porcentajes de sangre ideales para el medio, abocándose ahora a mejorar no solo la producción, sino también a obtener un producto cárneo de buen rinde y con posibilidades de ser exportable, ya que anteriormente la mayoría de los vacunos eran destinados a consumo local o conserva.

(*) Los tipos intermedios que se utilizan como reproductores son: Brangus: 5/8 A. Angus - 3/8 Cebú; Braford: 5/8 Hereford - 3/8 Cebú; Santa Gertrudis: 5/8 Shorthon - 3/8 Cebú.

v. Selección. Sólo algunos productores realizan selección de toros y vientres desde el punto de vista productivo. Recién cuando se sobrepasa el 60-65% de marcación se puede realizar algún tipo de selección de los rodeos y en especial de los vientres, ya que el superávit de vaquillonas de reposición per permite descartar más vacas improductivas. La selección va en aumento a medida que se incrementan los índices de parición y disminuyen los de mortandad, situación a la que han llegado algunos productores de las Zonas I y II.

vi. Sanidad. Manejo de los campos naturales. Ambos aspectos han sido analizados al tratarse la Zona Oeste.

8.2.3 Manejo forestal

8.2.3.1 Situación actual del bosque
8.2.3.2 Actividad obrajera
8.2.3.3 Sistemas de desembosque

8.2.3.1 Situación actual del bosque

i. Aprovechamiento del bosque. Dentro de la región se reconocen dos formaciones boscosas constituidas por especies indígenas.

Una es el Bosque Chaqueño, de gravitación decisiva por cuanto abarca la mayor parte de la superficie de la Cuenca; la otra es la Selva Tucumana Oranense, circunscripta al oeste de la Zona VI.

Las características propias de cada una de ellas, dadas por su composición florística, ubicación, ecología, etc., determinaron distintos tipos de producción, pero un fenómeno común iba a afectar su aprovechamiento racional. En efecto: debido a que la orientación de la producción dependió esencialmente del interés por obtener ganancias altas en corto plazo, nunca se les aplico un tratamiento silvícola que, sobre la base del capital forestal virgen existente, previera su aprovechamiento futuro.

Ello determino no solo la extracción del beneficio proveniente de la unidad en aprovechamiento, sino la destrucción del capital boscoso que la producía, ignorándose criterios ecológicos-conservacionistas compatibles con una explotación racional.

Las practicas ganaderas superpuestas con las forestales, la agricultura en avance incontrolado sobre tierras cuyo uso debiera ser forestal, bosques de producción explotados hasta el exterminio, bosques de protección tratados como de producción, son algunas de las características del manejo irracional que se ha dado a la riqueza forestal de la CIRB.

La degradación ha llegado a producir un desequilibrio de tal magnitud que ha favorecido la proliferación de especies no deseables económicamente; o bien la erosión aparece en pleno avance, debido fundamentalmente al pastoreo sin control, y los incendios aseguran no pocas veces la destrucción final. Por todo ello, la superficie boscosa se ha reducido notablemente a lo largo del presente siglo, y algunas especies van desapareciendo de los bosques (lapacho, cedro, roble). En cuanto al quebracho colorado - principal especie productora de divisas - de mantenerse su actual manejo, está amenazado de impedir cortas de producción en breve tiempo.

Desde otro punto de vista, si se recuerda que la vegetación arbórea de la Cuenca se halla constituida por asociaciones con multiplicidad de especies, de las cuales solo un porcentaje mínimo reviste valor económico de acuerdo con su actual demanda; que se hallan conformadas por individuos disetáneos y mezclados confusamente; y que dichas especies tienen tasas de crecimiento reducidas y estables, se puede tener una idea de las dificultades que contribuyen a entorpecer el manejo de las masas forestales de la CIRB.

ii. Agrupación de la masa forestal según su estado sanitario. En un nivel de mayor desagregación, y atendiendo a su estado sanitario, pueden reconocerse tres subgrupos importantes dentro de la masa forestal:

· Bosques vírgenes. Sin ninguna explotación forestal hasta el presente. Se trata de masas con un elevado porcentaje de árboles enfermos, posiblemente por sobremadurez. De existir sobrepastoreo (como es común en la región) tampoco presentan renovales.

· Bosques explotados selectivamente. En un elevado porcentaje, la extracción de productos forestales ha sido selectiva, cortándose únicamente los ejemplares sanos de quebrachos colorado y blanco para producción de postes y durmientes únicamente. En estos casos permanecen los árboles enfermos de las especies mencionadas, además de los del segundo estrato (mistol, algarrobo, guayacán, etc.) La regeneración de las especies dominantes en zonas de sobrepastoreo corresponde casi exclusivamente al quebracho blanco.

· Bosques explotados intensivamente en condiciones de sobrepastoreo. Se transforman en fachinales con grandes espacios de suelos desnudos y sin regeneración forestal, salvo unos pocos ejemplares de quebracho blanco o una densa población de algarrobo negro en los sitios donde este se comporta como invasor. En condiciones de pastoreo controlado, se encuentra normalmente un bosque en estado de latizal, con una espesura normal y un exceso de briznales.

Las anomalías más frecuentes que disminuyen la calidad de los ejemplares son las causadas por insectos (taladros) y hongos; estos últimos responsables del "atabacado" y "pudriciones". Las especies forestales más afectadas son: algarrobo, aguay, alecrín, itín, mistol y quebracho colorado santiagueño, especialmente en las categorías diamétricas superiores.

Se denomina "campana" o "media campana" a la leña muerta en pie, atacada por microorganismos con perdida de altura y deterioro del duramen.

Si consideramos que el 7% y el 30% de las extracciones de Formosa y el Chaco, respectivamente, corresponden a este tipo de leña, podemos inferir que el porcentaje de árboles enfermos en el bosque de ambas provincias supera ampliamente estos valores y tiende a aumentar, dado que los obrajes evitan su extracción debido al escaso valor económico de este tipo de combustible.

iii. Acción de la ganadería. La ganadería opera sobre el bosque efectos distintos según sea el grado de pastoreo y el tipo de ganado de que se trate. A continuación se resumen los cambios producidos por dichos efectos en la composición y estructura de los estratos herbáceos y arbustivos, y en cierta medida sobre el arbóreo, dada su influencia sobre la regeneración normal de las especies regionales.

· Destrucción de la cubierta herbácea en el interior del bosque y en las abras o calveros.

En el primer caso el bosque aparece con el suelo desnudo y en el segundo se transforma en un peladar o en un brotal. En el caso de los pastizales abiertos la transformación en peladar o brotal depende del tipo de suelo; en términos generales los peladares se forman en los sedimentos vinculados a los ríos Dorado-del Valle y Bermejo, y los brótales en el resto de la CIRB.

· Invasión de elementos leñosos en áreas de pastizales abiertos con formación de los brótales mencionados. Estas áreas se transforman posteriormente en bosque, en casi todos los casos.

· Destrucción de arbustos forrajeros e incremento de arbustos no palatables, con el consiguiente cambio en la composición y/o densidad de las especies.

· Destrucción parcial de renovales de quebracho colorado, mistol, guayacán y algarrobo blanco, cuando se trata de ganado mayor únicamente. Cuando además hay ganado menor (cabras y ovejas) la destrucción de renovales es prácticamente total.

· Diseminación de especies cuyos frutos son consumidos por el ganado y cuyas semillas no son afectadas al pasar por su aparato digestivo, sino que por el contrario, mejoran sus posibilidades de germinación (en especies tales como el mistol, algarrobo, guayacán, vinal, etc.) La instalación y evolución posterior de las especies así diseminadas va a depender en gran medida del pastoreo. En efecto, de algunas de estas especies (como el vinal, algarrobo negro, quimil y quiscatao) el ganado no apetece el follaje o el tallo o bien no los consume porque se hallan fuertemente defendidas por espinas o agujones. En cambio, a otras (como guayacán o mistol) puede impedirles el desarrollo por el excesivo consumo de las plantas juveniles, dependiendo entonces del control del pastoreo el efecto final que se produzca.

Por todo lo que antecede, resalta la necesidad de avanzar en los esfuerzos hacía la instalación de un planeamiento equilibrado de las actividades forestal-pastoriles, racionalizándose el manejo ganadero. De aplicarse tratamientos silviculturales correctos, es factible la regeneración del monte natural, e incluso existe la posibilidad de obtener rollizos de quebracho colorado y blanco por rebrote de cepa, hecho observado en unas pocas explotaciones que aplican la "clausura".

iv. Presencia del vinal. El pastoreo descontrolado ha favorecido - como se ha dicho - la entrada del vinal (que afecta especialmente a las Zonas IV y V). El rellenado de los bajos llevó a ampliar superficies con ecosistemas marginales y el hombre a través del ganado acelero la colonización de los mismos con vinal, que adquirió así el carácter de una verdadera maleza (se hace referencia aquí a las poblaciones de Prosopis ruscifolia gris).

Se pueden reconocer tres complejos de ecosistemas con vinal:

· Vinalares de inundación, cuya génesis y evolución esta ligada estrictamente al proceso de rellenado de esteros.

· Vinalares de tierra firme sabánica, donde la creación de ecosistemas inestables esta ligada a erosión laminar.

· Vinalares de tierra firme boscosa; todos sus ecosistemas tienen cierto grado de homeostasis ecológica, es decir de resistencia a la entrada del vinal, el que ve favorecida su penetración por el desmonte del bosque.

A raíz de que se trata de una especie leñosa de gran poder dinámico, por lo que forma densos matorrales impenetrables con todas las características fisonómicas del talar, y como consecuencia de su rápido avance, el vinal fue declarado plaga nacional.

A partir de entonces, las opiniones se encuentran divididas: una corriente asevera que la aptitud de los núcleos que incluyen la especie es netamente forestal - tal como lo fue, seguramente, en períodos anteriores - y que casi seguro el vardascal y latizal tortuoso deforme que hoy cubre estos suelos xerófilos, es una etapa hacia el bosque climax ya que, seguramente, las clases de edad citadas van lenta pero inexorablemente hacia la clase de edad del fustar, permitiendo luego la instalación de otras especies y así sucesivamente. Dentro de la misma tesitura se inscriben quienes afirman que el vinalar es un eficiente productor de materia prima para leña y carbón, por lo que su erradicación no estaría justificada en relación a los beneficios que puede otorgar.

Estos puntos de vista son muy discutidos, especialmente por representantes de intereses ganaderos, los que afirman que las tierras ocupadas por el vinal tienen posibilidades ganaderas con resultados rápidos y sin necesidad de siembra de forrajeras.

Algunos expertos han afirmado también - sin abrir juicio acerca de qué uso debe dársele a esas tierras - que los complejos vinalares inundables tienen buenas posibilidades ganaderas; que los de tierra firme sabánica sólo pueden ser puestos en producción haciendo grandes inversiones y con grandes riesgos; y que los de tierra firme boscosa tienen posibilidades agrícolas en un 70% de su superficie.

v. Distribución de los bosques según tenencia de la tierra. La totalidad de los bosques del Chaco está distribuida en un área de aproximadamente 10 000 000 de ha, de las cuales un 25% corresponde a tierras privadas y el resto son propiedad de la Provincia. Dentro de las ultimas, existe una importante reserva forestal ya que el 80% de su superficie (6 000 000 ha) está cubierta con bosques intangibles y bosques sin explotar.

Las tierras privadas están localizadas básicamente en las Zonas I, II y III, comprendiendo los mejores bosques actualmente en explotación. La parte fiscal abarca mayoritariamente bosques ubicados en las Zonas IV y V de la Cuenca.

En Formosa, la superficie forestal con probables existencias de masas forestales es, en tierras fiscales, de aproximadamente 1 000 000 ha, que se hallan en un 45% concentradas en la Zona Este de la Cuenca. A ello habría que sumar la superficie con bosques de propiedad privada, pero no existen datos que permitan cuantificarla.

No se observan diferencias apreciables en las variedades a explotar según tenencia de la tierra, así como tampoco en los productos obtenidos.

8.2.3.2 Actividad obrajera

La organización del obraje base de la explotación forestal, es similar en toda la CIRB.

i. Gama de producción. La especialización o casi monoexplotación del obraje chaqueño contrasta con la diversidad de especies contenidas en sus masas forestales. La actividad de la mayoría de ellos se circunscribe, en efecto, a una explotación selectiva y agotante de unas pocas especies (quebracho colorado para industria taninera, postes y durmientes; quebracho blanco para durmientes y más recientemente guayaibí, espina corona, guaraminá, urunday, algarrobo, etc., para otros usos industriales) con abandono de las restantes.

Este rasgo es menos acentuado en los obrajes sobre bosques de actividad privada, donde la necesidad de ganar extensiones para actividades agropecuarias determina una mayor proporción de explotaciones integradas.

En cuanto a la producción de carbón, que admitiría el empleo de una amplia gama de especies, es encarada como una actividad subsidiaria de la taninera y aserradora, limitada a utilizar el rezago de las maderas explotadas.

La producción unitaria promedio de los aproximadamente 200 obrajes que operan en el Chaco, fue en 1968 de 4 450 toneladas, lo que da una idea de su escaso volumen y rendimiento unitario (*).

(*) Pcia. del Chaco, Estudio de las industrias de la madera y del carbón 1970, pág. 6/2.

La situación es similar para Formosa.

ii. Organización de la producción. La actividad obrajera está a cargo de concesionarias de bosques fiscales y propietarios de áreas boscosas privadas.

Como se ha señalado en otras partes de este informe, la liberalidad con que fueron otorgadas las concesiones hasta el pasado inmediato, sumada al débil contralor, dieron origen a abundantes actividades especulativas, como ser: obtención de la concesión sin ponerla en explotación, contrariando lo expresamente señalado por las leyes; progresiva delegación de las operaciones del monte en contratistas particulares, reduciendo la actividad del concesionario a la coordinación de dichos delegados; evasión de aforos, con la consiguiente defraudación al fisco que ello supone; y cesión lisa y llana a terceros, a cambio de una prima o comisión.

El obraje tiene (aun en el caso de hallarse integrado a un aserradero) las características de una actividad esencialmente extractiva y de tecnología primaria. En casi todos ellos las tareas (apeo, descortezado, tronzado, pelado, etc.) se realizan en forma manual y el transporte se efectúa a sangre, generalmente con bueyes o equinos que arrastran carros cachapés. La herramienta más usada es el hacha, complementada con el machete para ciertos trabajos de desrame. Ello determina la pérdida de materia prima irrecuperable para otros usos.

Sólo en los últimos años se ha observado un movimiento hacia la mecanización de las operaciones, tal como la introducción de la motosierra a cadena para el apeo y trozado, si bien siempre se aplica sin suficiente asistencia técnica y servicio adecuado.

Existe cierto numero de tractores de tipo agrícola aplicados a la saca, lo que reduce el tiempo de transporte y aumenta el tonelaje transportado, facilitando las tareas. En las playas de concentración de madera se cuenta usualmente con guinches manuales. Algunos camiones poseen grúas, incluso del tipo hidrogrúa, que facilitan la carga y descarga de los rollizos.

Dos elementos combinados juegan un papel determinante en la falta de incentivos para adoptar una tecnología forestal mas avanzada: son el bajo nivel de los salarios y la forma de pago de los mismos, que es a destajo. Esto provoca, además de la obtención de bajos costos de producción, la prolongación de la jornada de trabajo más allá de límites normales tanto desde el punto de vista legal como fisiológico.

A ello se suma la irracional explotación del recurso que supone dejar librado al criterio del obrajero la decisión de si la proporción sana o enferma del árbol justifica o no la tarea de la picada, el apeo, el corte y el pelado, dado que en general las fábricas no reciben sino madera sana y muchas veces no pagan la extracción de madera mala.

En cuanto a las condiciones de trabajo, las mismas se ven negativamente afectadas por la escasa aplicación de las disposiciones salariales previsionales y sociales vigentes, como así también por la deficitaria dotación de alojamiento, aprovisionamiento y servicios sanitarios con que cuentan los obrajes.

El asentamiento y estabilidad de la mano de obra se ve también amagado por la temporalidad de las concesiones de bosques fiscales - que en el Chaco oscila entre los 253 años - lo que redunda en una actividad intermitente de los obrajes, situación reforzada por las irregularidades de la demanda de productos forestales.

8.2.3.3 Sistemas de desembosque

La explotación de los bosques fiscales se hace por entresaca selectiva de especies de valor industrial, dispensando la corta de los sin destino comercial, lo que conduce al desfloramiento y degradación del bosque por el gradual empobrecimiento de las masas forestales y reducción de la capacidad de regeneración de las especies más valiosas, por alteración del equilibrio biológico. Muchas veces, incluso se autoriza repasar parcelas de la concesión que ya han sido anteriormente explotadas.

En los bosques privados donde prima, además del interés de la ganancia inmediata, el posterior destino de la tierra, se aplican dos procedimientos: uno es el de la entresaca selectiva, que se completa generalmente con abatido y limpieza del sub-bosque, extrayéndose las especies que dificultan su aplicación a la ganadería. Muchas veces se prefiere, en cambio, el desmonte del bosque por tala rasa, con extracción o no de tocones y recuperación del terreno con fines agropecuarios.

Ejemplo de lo anterior, es el trabajo de dos empresas privadas que han encarado en el Chaco tareas de desmonte empleando maquinarias pesadas específicas: Noetinger (La Escondida, Zona I) y Comega (Zona II), que realizan el desmonte como una actividad complementaria a fin de recuperar tierras aptas para la ganadería y la agricultura.

Puede afirmarse, en términos amplios, que el desmonte se ha practicado en la Cuenca en forma desordenada y con elementos rudimentarios estando el contralor oficial prácticamente restringido a la mera otorgación de los permisos para el rozado.

El gobierno de la Provincia del Chaco tiene un programa para desmontar en 25 años 125 000 ha de tierras en que se dan los bosques de mayor calidad, que son a su vez los que poseen mejor aptitud agrícola. El mismo es llevado a cabo por el Instituto Provincial del Desmonte (IPRODE) que trabaja preponderantemente sobre bosques fiscales, contribuyendo a ampliar la frontera agrícola de la Provincia. El recabado en leña y madera es por ahora abandonado o destruido por quemazón, por falta de compradores y por la imposibilidad de que el propio IPRODE organice explotaciones obrajeras o industriales con dicha materia prima. Es indudable, no obstante, que el organismo está llamado a cumplir una importante función en el desarrollo económico de la Provincia, en la medida en que se lo dote de recursos técnicos y financieros adecuados.

8.3 Estructura de la comercialización

8.3.1 Características generales
8.3.2 Algodón
8.3.3 Hortalizas y frutas
8.3.4 Carnes vacunas
8.3.5 Granos y oleaginosas
8.3.6 Productos forestales

8.3.1 Características generales

Para ubicar los comentarios respecto de la estructura de comercialización regional debe recordarse que la CIRB participa en el mercado nacional como fuente de aprovisionamiento de ciertos productos agropecuarios y forestales y como expulsora de mano de obra, registrando una muy limitada producción industrial; esto la convierte en "importadora" de la mayoría de los artículos industriales que consume, incluidos los que requieren especialmente insumos producidos por la región. Igualmente importa los productos agropecuarios que no se producen regionalmente.

Hay una neta diferencia, pues, entre la producción primaria sin elaborar, que exhibe índices de aprovisionamiento relativamente elevados desde las provincias de la Cuenca y las manufacturas tradicionales, que se obtienen en las áreas productivas especializadas del país. La situación de déficit de abastecimiento propio se agudiza en especial en los rubros que implican un procesamiento más complejo y requieren grandes unidades productivas para su manufacturación.

Dentro de esta situación, las características de comercialización de los productos adquiridos fuera de la región, para su abasto, son similares a las que ostentan las demás zonas interiores del país. Son problemas comunes a ellas la excesiva intermediación y la falta de agilidad y homogeneidad en el aprovisionamiento de las áreas rurales. En todo caso la capacidad de iniciativa regional en este ámbito resulta limitada dada la escala nacional de estos problemas. De mayor interés resulta la consideración de la comercialización de la producción local, actividad en la que existe amplio campo para implementar mejoras. Más aun si se recuerda que el desarrollo comercial de la región en el ultimo decenio se ha enmarcado mayoritariamente dentro de una evolución de precios desfavorable para la producción local.

Así el algodón desmotado, principal producto exportado por Chaco y, en la actualidad, uno de los más importantes rubros de exportación de Formosa, tiene índices de crecimientos de precios menores que todos los productos importados, de 1960 a 1970 inclusive. Es decir que, de la serie de 14 años consignada (*), en los primeros 11 la perdida de poder adquisitivo de los "productores-exportadores" de Chaco y Formosa es de una magnitud muy considerable, pues en ningún caso logran alcanzar niveles de ingreso suficientes para que la economía provincial este en condiciones de afrontar compras crecientes de bienes "importados". Recién a partir de 1971 se produce una reacción en los precios que en el primer año no logra nivelar el índice de precios global, pero que lo sobrepasa en los dos años siguientes y parece sostenerse en el año 1974. De cualquier modo, este repunte no se corresponde con las posibilidades reales del sector dado el problema estructural que lo afecta. Además, las diferencias observadas en los precios relativos distan mucho de compensar las graves perdidas sufridas en la mayor parte del período analizado.

(*) Capítulo III, cuadros III-8 y III-9.

A continuación se pasará revista a las condiciones de comercialización que enfrentan los principales productos regionales.

8.3.2 Algodón

Los productores algodoneros han afrontado en la ultima década serios problemas debidos a una compresión del consumo de fibra, que se mantenía en el año 1972 al nivel de 1951. Esto se debió fundamentalmente a la irrupción en el mercado nacional de la producción de fibras sintéticas y a una tendencia regresiva en la distribución del ingreso, que provocó una caída en la demanda de productos de consumo masivo.

El impacto de estos hechos en las provincias de Chaco y Formosa resulta obvio, si tenemos en cuenta: que entre ambas proveen el 70% de la producción total del país; que en la CIRB, la zona algodonera abarca más del 50% de la superficie bajo cultivo; y que la producción algodonera se destina fundamentalmente al mercado nacional, como se aprecia en el cuadro VIII-18. La demanda de fibra se ha mantenido, en los últimos años, en el orden de las 100 000 ton anuales. Las exportaciones han sufrido bruscas oscilaciones en las ultimas décadas, con franca tendencia a la declinación. El algodón nacional es de baja calidad y su fibra de reducida longitud; esta circunstancia lo coloca en situación desventajosa frente a los grandes exportadores mundiales. Además, los altos costos de producción determinan precios internos que, a las tasas de cambio vigentes, resultan notoriamente superiores a los del mercado internacional de fibra.

Las restricciones en la demanda han venido a agudizar problemas derivados de la estructura de la propiedad y de comercialización y del carácter externo de la etapa de elaboración de artículos textiles, problemas que no serán resueltos integralmente por la mera ampliación del mercado de la fibra. El marcado predominio de las pequeñas explotaciones hace que la oferta de algodón en bruto, atomizada, enfrente una demanda de características oligopsónicas. Si bien existen multiplicidad de compradores, cuatro o cinco grandes acopladores comercializan más del 50% del producto y están además fuertemente vinculados a las más importantes firmas industrializadoras. Esto los coloca en situación dominante en la determinación de los precios. Por otra parte, solamente el desmote se realiza en la zona. En la CIRB (Ad) existen aproximadamente 50 desmotadoras (alrededor de la mitad del total del país) pero la industrialización de la fibra se realiza casi íntegramente fuera de la región, en las proximidades de los grandes centros de consumo; por tanto, la mayor proporción del valor agregado se genera fuera del área.

El algodón en bruto es comercializado básicamente por almaceneros ("bolicheros"), cooperativas, desmotadoras oficiales, desmotadoras y acopiadores particulares (ver figura VIII-4).

En 1971 los acopiadores y desmotadoras particulares controlaban en la CIRB el 70% de las compras, trabajando con productores pequeños y grandes. Los estratos de productores medios se vuelcan en mayor medida a las cooperativas que comercializan el 23% de la producción, mientras que las desmotadoras oficiales que actúan predominantemente con productores pequeños y medios procesan el 3% del algodón bruto, lo que puede observarse en el cuadro VIII-19.

La participación del sector cooperativo y oficial es desigual en Chaco y Formosa, ya que mientras en la primera provincia las cooperativas juegan un rol significativo, en Formosa prácticamente no inciden en la comercialización, y sí tienen importancia las desmotadoras oficiales. La presencia del sector estatal en la provincia de Formosa debe adjudicarse al peso que en la misma adquiere la producción minifundista. Como el sistema cooperativo funciona especialmente en el nivel de propietario medio, configura en Formosa una extensa gama de pequeños productores que, de no mediar la intervención estatal, quedarían a merced de la política de precios de las grandes firmas acopiadoras, cuyo grado de concentración es muy elevado en esta provincia. Cuatro firmas operan la totalidad del desmote particular que insume el 75% de la producción comercializada en la CIRB.

Cuadro VIII-18 - Destino de la producción regional de algodón, 1970

Provincia

Producción

Destino de la producción

Centros de consumos

Regional

Extrarregional

Regionales

Extrarregionales

Fibra

Semilla

Fibra

Semilla

Fibra

Semilla

Ubicación

Fibra

Semilla

Ubicación

Fibra

Semilla

(miles de ton)

%

%

%

%

%

%

%

%

Chaco

72,7

144,0

5

100

95


Resistencia

5

20

Buenos Aires

95









Sáenz Peña


5











Reconquista


75




Formosa

20,6

39,6


100

100


Resistencia


20

Buenos Aires

100









Reconquista


80




Fuente: Departamento de Economía y Sociología Rural, INTA, Sáenz Peña.

Cuadro VIII-19 - Importancia relativa de los distintos canales de comercialización - Algodón en bruto - Año 1970/71

Departamentos

Particulares

Cooperativas

Oficiales

Totales

%

%

%

%

Comandante Fernández

7

28,36

5

10,61



12

38,97

San Fernando

2

12,61





2

12,61

Sargento Cabral

2

8,89

1




3

8,89

Quitilipi

4

7,16

1

1,67



5

8,83

Formosa

2

6,63





2

6,63

Pirané

1

3,98

1

0,08

2

2,12

4

6,18

25 de Mayo

3

3,38

1

0,62



4

4,00

General Güemes



2

3,49



2

3,49

General San Martín



1

3.45



1

3,45

Presidencia de la Plaza

1

1,72

1

1,15



2

2,87

Patino

1

0,74

1

0,58

1

0,90

3

2,22

1° de Mayo



1

0,92



1

0,92

Maipú



1

0,65



1

0,65

General Donovan



1

0,29



1

0,29

Totales

23

73,47

17

23,51

3

3,02

43

100,00

Fuente: Elaboración de. la U.T. en base a información de Compañía General Fabril Financiera.

Figura VIII-4 - Canales de comercialización - Algodón en bruto

FUENTE: INTA - Prediagnóstico del Sector Agropecuario en NEA, 1973.

A nivel de la CIRB (Ad) la concentración de la comercialización es elevada. Dos firmas compran aproximadamente en 40% del total, y las cinco principales alrededor del 55%. Las dos principales firmas compradoras (Fibramalva y La Fabril) dominan el mercado no solo por el volumen de sus compras sino también por estar integradas con las principales hilanderías-tejedurías del país (Grafa y Alpargatas), cuyas plantas están instaladas en Capital Federal y Gran Buenos Aires. Esta área reúne casi el 85% de la capacidad instalada en el país.

Por su parte las grandes empresas comercializadoras hacen valer su capacidad financiera pagando al productor al contado, de acuerdo al precio vigente en el momento de la transacción. Sí el productor se ve forzado a vender para poder culminar la cosecha y hacer frente a sus costos, esto determinaría una sobreoferta inicial que tiende a deprimir los precios por debajo del nivel medio e incluso de los mejores precios de la cosecha anterior. Es común también que el acoplador o el almacenero adelante al productor dinero y mercancías entre cosecha y cosecha, por lo que el vínculo comercial aparece como una relación "amistosa" con el almacenero o acoplador que luego compra el algodón en bruto, transgrediéndose en muchos casos las normas de tipificación mediante la compra de todo el lote a un solo precio, próximo al de la categoría inferior.

El pequeño productor, predominante en el área, apenas logra rebasar sus costos de subsistencia. Es por lo tanto sensible a cualquier reducción de los precios. Su escaso poder de negociación facilita la política de precios de los compradores ligados a las grandes firmas industriales quienes se apropian, por vía de este mecanismo, de parte del excedente generado por el productor algodonero.

La intervención de las cooperativas y las desmotadoras oficiales tiende a moderar el mercado, porque logra reunir grandes volúmenes de oferta y negociar la venta del producto más ventajosamente. El mayor problema de esas vías de comercialización es no contar con capacidad financiera para comprar al contado; comúnmente adelantan parte del precio y liquidan el resto en el momento de la venta. En el caso de las cooperativas, los plazos de la liquidación total oscilan entre 90 y 150 días.

De manera que, si bien el productor se beneficia por la obtención de mejores precios, las dificultades financieras por las que atraviesa, especialmente el pequeño productor, le obligan a optar por la venta directa al acoplador. La creación del Fondo Algodonero Nacional y la fijación de precios básicos han logrado paliar esta situación a partir de la cosecha 70/71. Sin embargo, el marco descripto da lugar a frecuentes transgresiones a las normas de precios vigentes.

Resulta necesario aun implementar políticas que tiendan a ampliar el mercado interno y externo de fibra, robustecer la participación cooperativa y estatal en la intermediación, desarrollar la industria textil local, ampliar las líneas de créditos, tecnificar la producción para mejorar los rendimientos y la calidad de la fibra y estructurar a largo plazo un programa de reorientación de la producción hacia cultivos que presenten mejores adecuaciones a las condiciones físicas del área y a la potencialidad de su demanda.

8.3.3 Hortalizas y frutas

El área hortícola (*) de la Cuenca, que se ubica en su Zona Este, es poco relevante en comparación con las principales regiones productoras del país, pero ofrece interés como base para la programación de alternativas de desarrollo por tratarse de un área productora de "primicias", destinadas a los mercados extrarregionales ya que por las características climáticas del área, sus hortalizas entran en los principales centros de consumo a principios de temporada. Tal es el caso del tomate, el zapallito de tronco, el pimiento y la berenjena.

(*) Se hace referencia aquí a la producción hortícola de Chaco y Formosa.

Alrededor del 45% del volumen de producción fluye hacia los mercados extrarregionales, obteniendo mejores precios unitarios que las destinadas al propio consumo, como puede apreciarse en el cuadro VIII-20. Entre las especies destinadas al comercio intrarregional, el 70% está compuesto por papa y mandioca, lo que revela que el consumo per cápita regional de hortalizas responde a una composición típica de zonas de bajo ingreso orientada hacia productos de escaso valor unitario, ricos en hidratos de carbono pero de bajo nivel nutritivo. Por lo demás, los productos que integran el consumo regional son los de más baja calidad, por lo que debe suponerse un alto porcentaje de merma. A este respecto pueden observarse los valores consignados en el cuadro citado.

En la actualidad la estructura y las técnicas de comercialización hortícola adolecen de múltiples fallas. La CIRB no cuenta con mercados de concentración y son excepcionales los casos de asociación cooperativa de productores (Margarita Belén y Makallé) anexa a la comercialización algodonera. No existen los remates públicos, por lo que las operaciones se hacen por concertación privada. Las modalidades son diversas: p.e. la venta directa del producto a los mayoristas (muchos de ellos procedentes de la Capital Federal y ligados al mercado de Abasto, que absorbe el 60% de la producción hortícola del país), la "asociación" del productor con el mayorista o acoplador que le facilita la semilla cuando esta es muy cara, la venta por consignatarios, etc. En todos los casos el productor interviene excepcionalmente en forma directa, por desconocimiento de las técnicas de comercialización y falta de información adecuada. Además, la comercialización directa es muy costosa para pequeños volúmenes de producción, en particular cuando se destina a centros de consumo alejados.

El carácter altamente perecedero de la producción hortícola, que exige su realización inmediata a la cosecha (más aun teniendo en cuenta las precarias condiciones técnicas de conservación de los productos); las inadecuadas normas de tipificación sujetas a apreciaciones subjetivas que reducen la eficiencia en las operaciones de manipuleo, transporte y almacenamiento; el carácter estacional de los productos y el hecho de que sean consechados en varias zonas del país distantes entre sí y al mismo tiempo competitivas; la intrincada red de intermediarias, etc., son factores que se agregan a los anteriormente enumerados y que tienden a desalentar al productor.

Cuadro VIII-20 - Hortalizas de importancia comercial en Chaco y Formosa - Estimación de superficie, producción, valor comercial en chacra y destino - Año 1970

Especie

Superficie según mercado

Productos comercializados según mercado

Precio en chacra $/kg

Valor producción según mercado

Relación porcentual según mercado

Regional

Extraregional

Total

Regional

Extraregional

Total

Regional

Extraregional

Total

Regional

Extraregional

ha

ha

ha

ton

ton

ton

(millones de pesos)

%

%

Mandioca

5 200


5 200

45 800


45 800

0,20

9 160


9 160

100


Maíz para choclo

630

3 570

4 200

4 200

23 800

28 000

0,25

1 050

5 950

7 000

15

85

Tomate

93

278

371

2 035

6 103

8 138

0,80

1 628

4 882

6 510

25

75

Zapallito de tronco

70

1 330

1 400

1 050

19 950

21 000

0,30

315

5 985

6 300

5

95

Lechuga

184

46

230

1 472

368

1 840

0,30

4 416

1 104

5 520

80

20

Batata

3 400

850

4 250

37 760

9 440

47 200

0,10

3 776

944

4 720

80

20

Sandía

1 133

3 397

4 530

8 500

25 500

34 000

0,09

765

2 295

3 060

25

75

Pimiento

21

402

423

129

2 450

2 579

0,80

103

1 960

2 063

5

95

Papa

1 496

374

1 370

8 000

2 000

10 000

0,20

1 600

400

2 000

80

20

Berenjena

12

228

240

120

2 280

2 400

0,60

72

1 368

1 440

5

95

Zapallo

720

1 080

1 800

6 600

9 900

16 500

0,08

528

792

1 320

40

60

Melón

1 496

374

1 870

8 000

2 000

10 000

0,00

960

240

1 200

80

20

Ajo

44

175

219

182

728

910

1,10

200

800

1 000

20

80

Cebolla

257

86

343

2 161

721

2 882

0,25

540,4

180,1

720,5

75

25

Pepino

42

233

230

630

3 570

4 200

0,12

76

428

504

15

85

Chaucha

45,5

45,5

91

79

79

158

0,50

39,5

39,5

79

50

50

Totales

14 843,5

12 473,5

27 317

126 718

108 889

235 607


25 228,9

27 367,6

52 596,5



Fuente:

· Dirección Nacional de Economía y Sociología Rural, Secretaría Agricultura y Ganadería de la Nación.
· INTA, Agencias de Extensión Rural de Chaco y Formosa

La desorganización del mercado provoca oscilaciones bruscas de la producción. Los agricultores tienden a ampliar el área sembrada con las hortalizas que han obtenido buenos precios, lo cual provoca sobreoferta de ese producto a la cosecha siguiente, mientras que, a causa de la reducción del área sembrada, suben los precios de las especies retiradas del cultivo. La imprevisión en materia de precios conspira contra la posibilidad de especialización en uno o dos cultivos por productor.

Las cooperativas de comercialización no inciden mayormente en el área hortícola a causa de los altos costos de las instalaciones para almacenamiento y conservación; dificultades en los métodos de tipificación; necesidad de vender el producto rápidamente e inadecuada información y preparación técnica de los productores.

Para promover el desarrollo hortícola de la CIRB sería necesario articular una serie de medidas que mejoren la posición de los productores y reduzcan los costos de comercialización con vistas a incrementar la producción y los rendimientos. La base de la organización de este mercado es la implantación de un mercado de concentración zonal, integrado en un plan de reordenamiento de la comercialización frutihortícola. Estas medidas se encuentran presentes dentro de los planes provinciales, existiendo ya organismos adecuados para administrar su ejecución como es el caso de la Corporación de Productores Agrícolas de la Provincia (Chaco).

La producción frutícola en la CIRB es marginal. No obstante se hará breve mención de la comercialización del banano y del pomelo en la provincia de Formosa, que están vinculados a proyectos industriales identificados en las alternativas de desarrollo.

Formosa produce cerca del 90% de la producción nacional de banano, y su volumen se ha incrementado con notable ritmo en los últimos años. De 223 440 ton en la cosecha 70/71 se paso a 513 000 ton en la cosecha 73/74. El producto es poco competitivo internacionalmente, e incluso en la zona pampeana se consume banana importada en Brasil. El destino principal de la producción bananera formoseña son las provincias del norte y centro del país. Se trata, al igual que la producción hortícola de un cultivo de alto rendimiento monetario por hectárea. También a semejanza de la horticultura y sobre todo por tratarse de un cultivo relativamente nuevo, no tiene un sistema de comercialización estructurado y estable. Existen distintos tipos de participantes en el proceso de comercialización:

· Sub-acopiadores, o sea intermediarios de reducida escala, en general mandatarios de acopiadores o bien de acopiadores-maduradores.

· Acopiadores. Operan por cuenta propia pero en convenio con los maduradores (que son los distribuidores mayoristas del producto).

· Acopiadores-maduradores. Combinan acopio en lugar de producción con maduración en lugar de consumo.

· Maduradores. Tienen a su cargo exclusivamente la maduración y distribución mayorista a lugares de consumo.

La rápida perecibilidad del producto y la atomización de la oferta (múltiples pequeños productores) colocan a los agricultores dedicados a este cultivo en situación de dependencia total con respecto al aparato comercializador. Son válidas a este respecto las consideraciones formuladas con respecto a la comercialización hortícola.

También en el norte de la provincia de Formosa hay una importante producción de pomelos, totalmente industrializada por la planta CITREX que elabora jugos concentrados para exportación.

8.3.4 Carnes vacunas

La producción bovina del área se comercializa en su mayor parte con destino al mercado interno, aunque los departamentos del este formoseño han exportado esporádicamente ganado bovino en pie a la República del Paraguay. La producción de la zona corresponde a los tipos de inferior calidad, lo que restringe las posibilidades de exportación a los productos citados. El análisis de los envíos de carne enlatada a los principales mercados externos (EEUU y G. Bretaña) evidencia una reducción notable de las ventas desde el año 1970.

Como se observa en el cuadro VIII-21 los departamentos formoseños son los que registran altos niveles de movimiento extraprovincial de ganado vacuno.

Cuadro VIII-21 - Provincia de Formosa Destino de la producción ganadera

Unidad

Ganado sacrificado y faenado 1970

%

Salida de ganado de la Pcia. 1969

%

Total

Cabezas

75 233

35

134 263

65

209 49.

Kilogramos

12 611 336

22

43 896 350

78

56 507 68

Fuente: Elaborado en base al Anuario Estadístico de Formosa, Año 1970. Síntesis estadística, JNC/Año 1972.

Se observa que más del 70% del ganado de producción formoseña concurre a los mercados extraprovinciales. La mayor proporción de salida de ganado en pie de esta provincia tiene como destino Chaco, Santa Fe y Entre Ríos. La provincia del Chaco se abastece en parte con producción propia; en parte con importaciones de Formosa, Salta, en cambio, es importadora neta de ganado (principalmente de Formosa y Chaco) y en menores cantidades de Tucumán, Santa Fe, Rosario y Córdoba. De los departamentos sáltenos de la CIRB, Oran y San Martín son los que acusan mayores déficit.

El movimiento intrarregional de ganado fluye principalmente desde los departamentos fórmeseños hacia los de Chaco y Salta. Estos últimos son abastecidos en buena parte vía Embarcación, nudo ferroviario que agrupa la mayor concentración de ganado en pie para faena en los departamentos sáltenos. Los movimientos de ganado en pie de Formosa con destino al Chaco se dirigen básicamente a los departamentos orientales de la Cuenca, que registran los mas altos volúmenes de faena y consumo.

En síntesis, la CIRB se abastece predominantemente con ganado de su propia producción; participa marginalmente del mercado internacional; envía saldos exportables de cierta importancia al mercado extrarregional y su nivel de consumo esta notoriamente por debajo del promedio nacional.

Puede concluirse de la figura VIII-5 que salvo en las áreas más pobladas, los canales de comercialización predominantes en la Cuenca son elementales. Su sujeto principal es el matarife, quien frecuentemente reúne las funciones de comprador de hacienda, faenador y abastecedor del comerciante minorista, y en ocasiones el mismo es propietario de carnicerías. La intervención de "placeros" u otros intermediarios puros se produce cuando es necesario movilizar ganado de zonas con saldos excedentes a otras cuya demanda sobrepasa su propia producción. El placero, conocedor del mercado regional o subregional, compra a su nombre al productor y revende luego al matarife, percibiendo por ello una comisión. También opera en la comercialización de ganado con destino a otras provincias para recría, inverné o consumo, pero en este caso lo hace habitualmente por cuenta de terceros, por lo general firmas consígnatarias de haciendas de los principales mercados. Las grandes firmas consignatarias de Santa Fe y también de la Capital Federal, operan asimismo en forma directa comprando ganado en pie.

No existen en la región remates-feria ni mercados de concentración, canales de comercialización comunes en las áreas del país que registran mayor densidad de faenamiento, por su vecindad a los grandes conglomerados urbanos y a los principales puertos de embarque de carnes hacia el exterior.

En la CIRB opera un frigorífico ubicado en Puerto Vilelas, perteneciente a CAP. Su principal abastecedor es la provincia de Formosa, siguiéndole en orden de importancia Chaco, Corrientes, Santa Fe y Entre Ríos. El frigorífico faena por cuenta propia y de terceros y destina una importante porción de su faena al mercado externo. Posee además en Resistencia una carnicería que participa en el abasto de carne de la zona.

Existen problemas de diversa índole en la comercialización regional del ganado vacuno. Derivan, en primer lugar, de un deficiente manejo de los rodeos, inconveniente este que se agudiza en la Zona Oeste. El déficit nutricional del gando hace que recién se alcancen pesos apropiados en productos de tres-cuatro años, lo que hace que los porcentajes de faena/stock sean bajos, y en consecuencia mas prolongados los períodos de rotación de la inversión y menor su rentabilidad. En segundo lugar, la ausencia de remates-feria y mercados de concentración zonales permiten a los intermediarios cometer abusos en la tipificación del producto, en los precios etc. Las series oficiales de precios indican que los ingresos promedios obtenidos por cabeza, provenientes de las ventas extrarregionales de Chaco y Formosa, resultan de un 20 a un 25% menores que la media nacional, y ello puede atribuirse no solo a la inferior calidad del ganado regional sino también a los abusos del tipo mencionado precedentemente.

La implementación de técnicas que permitan subsanar los problemas de manejo y alimentación del ganado debe complementarse con formas organizadas y estables de mercado, y la cooperativización de los productores pequeños y medianos de forma que puedan reunirse rodeos de cierta significación para su venta en mejores condiciones. Igualmente positivo para la regulación del mercado será la reactivación del CAP Vilelas y del Frigorífico Formosa.

8.3.5 Granos y oleaginosas

La producción de granos y oleaginosas de la zona tiene básicamente como destino el mercado interno. En la mayoría de los casos abastece solamente el mercado regional y en otros cultivos, como el trigo, debe importar una parte del consumo desde las zonas cerealeras.

Chaco es la provincia con mayor superficie cultivada de sorgo, maíz y girasol. La producción de soya ha sido recientemente introducida en la CIRB. Su cultivo, altamente promisorio, teniendo en cuenta el espectacular incremento del comercio internacional de este producto no adquiere todavía gran significación, aunque ha sido objeto de varios planes de promoción. La participación de la producción zonal en el comercio internacional de cereales es de escasa significación.

Los canales tradicionales de comercialización de granos y oleaginosas han sido los acopladores, los comerciantes en granos y las cooperativas. Aunque los primeros fueron desde antiguo los que operaban volúmenes más apreciables de la producción, la intermediación cooperativa en la zona fue creciendo, sobre todo a nivel del agricultor medio hasta participar en cerca de la mitad de las operaciones. La cooperativa recibe el grano que le entrega el productor y lo almacena en sus depósitos, entregando por ello el correspondiente certificado de deposito; vende cuando lo ordena el propietario al precio del día elegido por éste, según la calidad que especifica el certificado. Se suelen entregar antes de esa fecha adelantos al productor, o bien el uso de maquinarias, otros bienes, sin intereses. Si los adelantos son grandes (50 al 80% del precio) y a más largo plazo, devengan intereses. La diferencia entre el canal cooperativo y el acopiador es que este compra el grano, que por lo tanto cambia de dueño, mientras que la cooperativa opera por cuenta del productor. Existen cooperativas que tienen fábricas de aceite o trabajan con aceiteras "a facón". El incremento del canal cooperativo en la intermedíación revela que ésta es la forma que brinda mas ventajas al productor medio (ver figura VIII-6).

La Junta Nacional de Granos comenzó a intervenir en el mercado, primero en competencia con otros canales, y en determinados casos, fijando precios mínimos de sostén y de apoyo. En los últimos años la JNG se ha convertido en el único intermediario en la comercialización de los principales granos y oleaginosas. La intervención tiende a impedir las maniobras especulativas en perjuicio del productor y los consumidores. Junto a este factor otros motivos favorecen la mayor fluidez de la comercialización de cereales y oleaginosas. Así el grueso de la producción proviene de explotaciones de mayor superficie cultivable, es decir que se trata de propietarios con mayor desahogo financiero. Igualmente la escasa incidencia de la producción del área en el mercado nacional y la existencia de demanda de exportación de la mayoría de estos cultivos, asegura su colocación.

Figura VIII-5 - Canales de comercialización - Ganado Vacuno

1) Resistencia - Formosa

2) Zonas del interior

FUENTE: Estudio de factibilidad técnico-económica para la instalación de frigoríficos en la Provincia del Chaco - Bochatey y Asociados, 1972 - Elaboración Unidad Técnica

Figura VIII-6 - Canales de comercialización - Granos

(I) En la actualidad operan como Agentes de Comercialización de la Junta Nacional de Granos.

FUENTE: INTA-Prediagnóstico del Sector Agropecuario en el NEA, 1973 - Elaboración Unidad Técnica.

Sin embargo, subsisten limitaciones de cierto peso que será necesario superar para poder cumplir las metas regionales de desarrollo trazadas en los diversos planes oficiales, tanto nacionales como provinciales. Se señalan dos de las mas notorias. En la zona hay una deficiente capacidad de almacenamiento. Los silos y elevadores oficiales no alcanzan a las 20 000 ton de capacidad en toda el área, y sumadas las instalaciones no oficiales el tonelaje no supera las 50 000 toneladas. La insuficiente infraestructura publica torna en la practica muy difícil extremar medidas de prevención de las operaciones que puedan efectuarse al margen de las disposiciones oficiales. Por otra parte, se han producido en algunos casos desajustes de importancia entre la política de precios de la Junta y las expectativas de los productores.

8.3.6 Productos forestales

Las provincias que integran el área del Estudio participan con un significativo volumen de las extracciones forestales del país. Este índice alcanza casi al 50% para los principales productos: leña, postes, carbón, durmientes y rollizos de quebracho para tanino. Dichos productos forestales, que representan el 80% de la producción total de la CIRB sufren en general escaso proceso de transformación industrial en ella.

La oferta (básicamente obrajes y aserraderos) está compuesta por múltiples productores de reducida dimensión y la demanda (fábricas de tanino, ferrocarriles, Altos Hornos de Zapla) está altamente concentrada. Las formas de asociación de los productores son prácticamente inexistentes.

El mercado mundial de tanates a partir del quebracho se ha comprimido notoriamente a expensas del extracto de mimosa y castaño. La participación del tanino de quebracho colorado ha caído del 61,6% en 1938 al 4 U en 1973. Pero además, la colocación de extractos curtientes vegetales de todo tipo cayó un 32% en el mismo lapso, debido fundamentalmente a la compresión de la demanda mundial de suelas de cueros vacunos. Como el grueso de la producción se exporta (el consumo nacional es del orden del 20%) el sector industrial atraviesa una profunda crisis que ha provocado el cierre de numerosas fábricas. Las investigaciones realizadas sobre el particular indican que la declinación del mercado internacional ha de persistir en los próximos años.

Las curtiembres se resisten a aceptar los aumentos habidos en los costos de la materia prima, debido a que el estancamiento del mercado internacional les impide trasladar los mayores costos a sus precios de venta. El carácter atomizado de la oferta y la gran concentración de la demanda de quebracho para tanates favorece la capacidad de las fábricas para mejorar su política de precios, aunque últimamente se ha debido recurrir al arbitraje oficial, lo que supone un grado mayor de organización de los obrajes para demandar mejoras en la comercialización de su producción.

El consumo de leñas y carbón fluctúa apreciablemente en los últimos años, debido a la sustitución por combustibles derivados del petróleo (gas natural y licuado) y la misma tendencia comienza a operarse en el consumo productivo a favor de otros combustibles líquidos y gaseosos. La actual crisis petrolera internacional probablemente aminore este problema y amplíe el mercado actual de los productos leñosos del área. Los principales consumidores de leña y carbón para uso productivo son Fabricaciones Militares (Altos Hornos de Zapla), la fábrica de plomo National Lead y Ferrocarriles Argentinos.

Las posibilidades de expansión del mercado dependen fundamentalmente del crecimiento de la demanda por ampliación de los dos primeros. Los productores han afrontado serios problemas financieros debidos fundamentalmente a los plazos de pago por Fabricaciones Militares y Ferrocarriles. Estos plazos son, de ordinario, significativamente mayores que los comunes para ventas a mayoristas de carbón y leña para uso doméstico y sobre ellos suelen producirse retrasos que han llegado a ocasionar la paralización de numerosos obrajes. Esta situación se ha atenuado a partir de 1973, ya que fabricaciones militares fijó para Altos Hornos de Zapla la indexación de los precios de compra tomando como base los principales costos. Similares problemas financieros ocasiona la comercialización de durmientes.

La producción de postes y varillas rurales y la de leña y carbón para uso domestico, ofrece en principio mejores posibilidades a los productores, dado que la demanda es competitiva y la zona abastece gran parte de la demanda nacional. La asociación de los productores a los fines de la comercialización permitiría concretar estas posibilidades, ya que aumentaría su capacidad negociadora ante los mayoristas intermediarios, quienes reúnen los productos en volúmenes de significación para su venta en los mercados extrarregionales, principales consumidores de la producción.

La zona produce modestos volúmenes de rollizos maderables que son vendidos por firmas mayoristas en los principales centros de consumo para fabricación de muebles, varillas, etc.

Página precedente Inicěo de página Página siguiente