Efectos de la Privatización de los Puertos para los
intereses de los Trabajadores

Introducción de
Kees Marges, Secretario del Gremio de la Estiba de ITF
[email protected]

La Federación Internacional de losTtrabajadores del Transporte (ITF) reúne a 530 sindicatos de trabajadores del transporte de 135 países y representa a más de cinco millones de trabajadores. Es una de las 15 secretarías gremiales internacionales afiliadas a la Confederación Internacional de Sindicatos Libres (ICFTU). Fundada en 1896, está organizada en ocho secciones industriales: marítima, portuaria, ferroviaria, de transporte carretero, aviación civil, fluvial, naviera, de pesca y de servicios de turismo. La Federación representa los intereses de los trabajadores del transporte a nivel mundial a través de su aporte a la solidaridad internacional.

INDICE

Señoras y Señores:

1. Introducción

Antes de referirme a los efectos de la privatización de los puertos para los intereses de los trabajadores portuarios, primero tengo que resumir los intereses de los trabajadores en general y la evolución y las tendencias actuales en el sector marítimo pertinentes a esta conferencia y a mi contribución. Luego, me referiré a los efectos para los intereses de los trabajadores. Este panorama general demostrará la importancia de la privatización para los trabajadores portuarios y la necesidad indiscutible de resolver los problemas sociales que causa la privatización y otras reformas portuarias. Por último, presentaré algunos de los desafíos que plantea la privatización a los trabajadores y a sus sindicatos.

Pero, que no haya dudas: el papel de los sindicatos no es velar por los intereses nacionales o los intereses de los empresarios, los empleadores o la alta gerencia. Todos los trabajadores tienen o deben tener su propia organización, que defienda sus intereses. Esto no quiere decir que los sindicatos no piensen en los intereses nacionales y en la evolución de sus países.

El papel de los sindicatos y, por consiguiente, mí papel es defender los intereses de los integrantes del sindicato como empleados

Por supuesto que también va en beneficio de los trabajadores que el país tenga una economía sólida y, para mencionar sólo un indicador, que el producto bruto aumente en lugar de bajar. En última instancia, va en interés de los trabajadores portuarios cumplir sus funciones en un puerto que funcione en forma eficiente, que atraiga y atienda el mayor número posible de buques.

2. Intereses de los Trabajadores

En general, los intereses de los trabajadores pueden resumirse de la siguiente manera: un empleo estable y satisfactorio (aunque los empleos permanentes son mejores que los temporarios y es mejor que los trabajadores tengan voz en el sistema de suministro de mano de obra conforme al cual son contratados); un ingreso adecuado para satisfacer las necesidades básicas; un horario de trabajo razonable; condiciones de trabajo seguras, sanas y ambientalmente aceptables; protección social (por ejemplo, para casos de enfermedad, desempleo, discapacidad o jubilación); capacitación profesional y vocacional para obtener la idoneidad necesaria; igualdad en el trabajo entre el hombre y la mujer, y libertad contra la discriminación y la corrupción. Para alcanzar estos objetivos básicos, los trabajadores también deben contar con sindicatos fuertes, eficaces y democráticos, mientras que un proceso de información y de consulta efectivo, incluyendo la codeterminación en torno a ciertos intereses de los trabajadores –en resumen, una democracia en el lugar de trabajo– no sólo ofrece a los trabajadores la oportunidad para incidir en las decisiones, sino que también permite compartir responsabilidades.

La existencia de sindicatos fuertes requiere una cultura nacional en la que los derechos sindicales se consideren parte de los derechos humanos. Elementos básicos de un sindicato fuerte son relaciones de trabajo correctas, una organización eficiente y democrática, una dirección sindical capacitada y experimentada, medios financieros suficientes y una política sindical y una actitud de los dirigentes que tome en cuenta los intereses de los trabajadores a corto y a largo plazo.
En resumen:

1. Empleo.
2. Ingreso y demás condiciones laborales.
3. Seguridad social y jubilación.
4. Educación y formación vocacional.
5. Salud, seguridad y medio ambiente.
6. Democracia en el lugar de trabajo.
7. Un sindicato fuerte.
8. Igualdad entre hombres y mujeres.
9. Libertad contra la discriminación.
10. Libertad contra la corrupción.


Cada uno de estos intereses podría subdividirse en otros intereses más explícitos. Tómese, por ejemplo, el empleo: este abarca un trabajo sostenible y permanente, en tanto que el trabajo ocasional, los contratos temporarios mediante la subcontratación son, en términos generales, mecanismos que no favorecen los intereses de los trabajadores portuarios.

3. Tendencias mundiales

La privatización de los puertos ocurre con el telón de fondo de tres procesos diferentes pero conexos: la globalización, la privatización y la modernización. Estos procesos significan cosas diferentes para distintas personas, por lo tanto vale la pena definirlos:

La globalización en los puertos significa la clara tendencia hacia la propiedad y la gestión mundiales de las terminales portuarias. Hutchison y P&O Ports son sólo dos ejemplos de lo que acabo de decir. También significa que los operadores portuarios se ven enfrentados a los efectos de las consecuencias desastrosas actuales en las políticas arancelarias de las principales empresas navieras en respuesta a una feroz competencia en un sector que, a raíz del sistema de bandera de conveniencia, está sujeto a una sobrecapacidad bruta y a una regulación totalmente inadecuada.

La privatización significa para los puertos la transferencia de una serie de actividades vinculadas a los puertos de empresas fundamentalmente estatales a empresas fundamentalmente privadas. Esto va de la carga y descarga de los buques, los depósitos o el remolque a la propiedad de las instituciones portuarias, a las autoridades portuarias y a la infraestructura física. Para los trabajadores portuarios ello significa cambiar su condición de empleado público por la condición de empleado del sector privado.[1]

La modernización incluye no sólo la introducción de nuevas tecnologías de manejo de la carga y la automatización del manejo y el transporte, sino también la sustitución de información impresa por sistemas de computadora, intercambio electrónico de datos, Internet y el comercio electrónico. También podemos utilizar el mismo término para referirnos a la modernización de la administración y de las organizaciones de los trabajadores dentro de las empresas, así como a los cambios en las relaciones laborales y demás relaciones industriales a nivel nacional, de los sectores económicos y de las empresas.
En resumen:

Tendencias mundiales

1. Globalización

* Propiedad mundial
* Mayor competencia
* Empresas navieras con políticas arancelarias mundiales

2. Privatización

* Operaciones privadas de las terminales
* Autoridades portuarias privadas
* Estado è empleadores privados

3. Modernización

* Nuevos métodos del manejo de la carga
* Automatización
* Computadoras personales, intercambio electrónico de datos, Internet y comercio electrónico
* La administración y los trabajadores
* Las relaciones industriales

4. Consecuencias de la privatización para los trabajadores

La privatización es otra reforma que afecta a los trabajadores desde que empezó la revolución industrial y para ello los sindicatos tienen que encontrar una respuesta correcta. La privatización no sólo significa:

* un cambio en la titularidad de lo que pasa a ser una empresa separada;
* la introducción de una administración independiente de las autoridades estatales;
* la obligación (en la mayoría de los casos) de pasar a ser autosuficiente y no recurrir a subsidios del Estado; sino que para los trabajadores también significa
* transformarse de empleados públicos a empleados de una empresa privada.

En muchos países, este cambio de la condición jurídica tiene consecuencias extraordinarias para los derechos de los trabajadores. En algunos países ello ha significado que los trabajadores tienen casi teóricamente el derecho a integrar un sindicato, un derecho que no tenían como empleados del Estado, y que en tal sentido constituía una violación de las convenciones de la OIT. En muchos otros casos, ha significado que los trabajadores perdieran el apoyo del sindicato que organiza a los trabajadores del Estado pues no existía un sindicato de los trabajadores de la empresa privada en esa rama en particular, en el momento de la transferencia del Estado al empleador privado. En esos casos, los empleadores tenían la oportunidad de fijar las normas en materia de condiciones de trabajo y adoptar medidas que después se transformaron en barreras para el establecimiento de sindicatos.

En la mayoría de los casos, la experiencia de la privatización y de otras reformas portuarias indica hasta ahora que tienen un efecto extraordinario para los trabajadores portuarios. Esta experiencia afecta aspectos tales como el empleo y la seguridad en el empleo, la estructura de la organización del trabajo en las terminales y las oficinas, lo que determina cambios en la dotación y en las tareas y obligaciones de los trabajadores que permanecen, efectos en la organización de la oferta de trabajo, incluyendo la reestructuración de las bolsas de trabajo, cambios en la idoneidad y capacitación necesaria, en los ingresos y demás beneficios financieros, en la salud y la seguridad en el lugar de trabajo, en las condiciones jubilatorias y, en muchos países, en los servicios de bienestar tales como los beneficios de la seguridad social e inclusive los servicios educativos para los hijos de los trabajadores.

Un resumen de los efectos registrados hasta ahora es el siguiente:

* reducción masiva del empleo a corto plazo.
* empeoramiento de las condiciones de trabajo.
* inestabilidad laboral.
* subcontratación.
* desmembramiento de los sindicatos.
* mayor pobreza.

No ha de sorprender, pues, que los trabajadores y los sindicatos se opongan a la privatización.

5. Participación de los sindicatos en el proceso de reforma

Un requisito previo de toda reforma portuaria que se incorpore con éxito es que las autoridades y los empleadores garanticen que los efectos de las reformas del puerto en los trabajadores portuarios se tomen debidamente en cuenta desde las primeras etapas del proceso de reforma y a lo largo de toda la reestructuración. Esto exige la participación de los sindicatos que representan a los trabajadores desde las primeras etapas y hasta la implementación de los cambios a fin de incidir en el proceso y en las decisiones desde una perspectiva de los trabajadores. En la reunión tripartita de la OIT sobre los problemas causados por la introducción de ajustes estructurales en el sector portuario, celebrada en Ginebra, en mayo de 1996, los representantes de los gobiernos, los empleadores y los sindicatos convinieron unánimemente en torno a este principio.

Los intentos por imponer reformas unilateralmente o de utilizar arreglos de subcontratación de los trabajadores que excluyen totalmente a los sindicatos siempre enfrentarán una tenaz resistencia. Los trabajadores sólo están dispuestos a aceptar transigir y apoyar la proyectada reestructuración si la introducción de la misma se basa en acuerdos logrados mediante negociación entre las autoridades, los empleadores y los sindicatos.

6. Papel del sindicato durante el proceso de transición y con posterioridad a dicho proceso

Permítaseme subrayar ahora algunos de los que considero desafíos para los sindicatos, para sus dirigentes y para sus integrantes. No obstante, primero quisiera recalcar que existe una diferencia entre el período de transición a la privatización y el período posterior a la introducción de la privatización. En el período de transición, el desafío de los sindicatos es primordialmente defender los intereses a corto plazo de los trabajadores, lo que significa conservar el mayor número posible de empleos para sus miembros y obtener un nivel de condiciones de trabajo que permita que los trabajadores sigan manteniendo a sus familias, paguen sus viviendas y salvaguarden la salud y educación de sus hijos, para nombrar sólo algunos aspectos. Al mismo tiempo, los sindicatos tienen que velar por el futuro y defender los intereses de los trabajadores a largo plazo. Esto significa que tienen que formular una política y una estrategia para la situación futura, posterior a la privatización. Aunque los intereses de los trabajadores se benefician más de la oposición a la privatización, deben (como segunda línea de defensa) estar también preparados para la implementación de la privatización, en caso de que no se la pueda detener. La elaboración detallada de esas políticas sólo se puede realizar paso por paso, pues no existe un plan para una política sindical que responda a todas las interrogantes resultantes de la privatización. Más aún, teniendo en cuenta los intereses de los trabajadores a corto y largo plazo, los sindicatos y sus dirigentes, al igual que sus integrantes, con frecuencia se verán enfrentados a dilemas inevitables.

Toda política y estrategia a largo plazo exige que los dirigentes sindicales se familiaricen con la posición posterior a la privatización para los trabajadores y sus intereses. Los dirigentes sindicales que participen en la privatización tienen que estudiar las políticas y estrategias de los sindicatos para defender los intereses de los trabajadores empleados por una empresa privada, no para copiar esas políticas, sino para aprender de ellas y utilizarlas cuando formulen sus propias políticas y estrategias. Esta no es una tarea fácil, sino que obviamente es una tarea más difícil de la que ya desempeñan los dirigentes sindicales que ya actúan en una situación posterior a la privatización. También es difícil si se considera que la mayor parte de los dirigentes sindicales que tienen que abordar la privatización pertenecen a sindicatos de países en desarrollo, donde los sindicatos no tienen la misma experiencia, idoneidad o medios financieros y técnicos de sus colegas del mundo desarrollado. La defensa de l os intereses de los trabajadores en un período de transición es más difícil que la defensa de los intereses de los trabajadores en el período posterior a la privatización.

7. Los desafíos de la privatización

He observado los siguientes seis desafíos resultantes de la privatización:

* un compromiso de los dirigentes sindicales
* la necesidad de mejorar la capacitación dentro de los sindicatos
* la introducción de nuevas estructuras sindicales
* la solución de problemas sociales causados por la privatización
* la aceptación de la privatización
* la comprensión de la necesidad de nuevas relaciones laborales

Desafío 1: el compromiso de los dirigentes sindicales

La participación de los sindicatos en el proceso de reformas es un gran desafío para el movimiento sindical y para sus dirigentes y activistas pues exige de ellos un compromiso. La negociación implica transigir y esto no siempre puede ser del agrado de todos los trabajadores sindicalizados. Los dirigentes sindicales tienen que aceptar que, una vez que consideren que han alcanzado la transacción más conveniente, su responsabilidad es defenderla con firmeza ante los trabajadores. A su vez, las autoridades y los empleadores deben aceptar y comprender que los sindicatos son organizaciones democráticas y que son los trabajadores sindicalizados quienes en última instancia deben tomar la decisión acerca de la aceptación de los resultados de la negociación.

Es evidente, a partir de la experiencia de los sindicatos que representan a trabajadores que han participado en consultas y negociaciones sobre la introducción de las reformas, que se puede mejorar la calidad del proceso de reforma aportando a lo largo de todo el proceso los conocimientos y la experiencia de los trabajadores de la estiba. La participación de los representantes de los trabajadores es beneficiosa para todo el proceso de reforma y, en última instancia, beneficiosa también para los usuarios del puerto.

Desafío 2: la necesidad de mejorar la capacitación dentro de los sindicatos

Permítaseme que resalte el segundo de los desafíos. La participación en el proceso de reforma y en las deliberaciones y negociaciones no sólo requiere recursos humanos suficientes, si no también cierto conocimiento de estos procesos dentro de los sindicatos, así como una estructura sindical para el intercambio interno de información y el debate. Es obvio que en algunos casos es necesario desarrollar este conocimiento, como ha ocurrido en los sindicatos más experimentados en los procesos de reforma. Existen distintas maneras de desarrollar y mejorar este conocimiento dentro de los sindicatos.

Un método consiste en capacitar a los trabajadores sindicalizados. Otro es demostrar los resultados de la privatización y la modernización en otros ámbitos organizando visitas y excursiones, es decir, el denominado método de la “experiencia de las prácticas óptimas”. Un tercer método es brindar a los sindicatos la experiencia externa, es decir, el aporte de expertos que se acercan a los trabajadores y con los que estos pueden contar para que se tengan en cuenta sus intereses. La capacitación de los sindicalistas, las visitas a otros puertos y la contratación de consultores externos, todo ello requiere recursos considerables, como lo sabrán ustedes por su propia experiencia. Es necesario que los gobiernos aporten esos recursos dentro del contexto de la planificación de las reformas y de la privatización de los puertos. Las fuentes de financiamiento pueden ser las mismas que se utilizan para financiar los procesos de reforma económica y técnica. No se debe negar a los representantes de los trabajadores el mismo apoyo y asistencia financiera que habitualmente se otorga a la administración. Esto, en algunos casos, podría inclusive significar que en los programas de reforma incluyan también financiamiento específicamente asignado a la capacitación de todos los protagonistas y no sólo de los sindicalistas que participan en las deliberaciones y negociaciones, para que puedan cumplir todos mejor sus funciones.

Desafío 3: introducción de nuevas estructuras sindicales

El tercer desafío se refiere a la estructura sindical. Un obstáculo grave al éxito de la reforma de los puertos, desde el punto de vista de los trabajadores, podría deberse a la obsolescencia de las estructuras sindicales, que dividen a los trabajadores en muchos sindicatos diferentes, habitualmente pequeños, que compiten entre sí. Esta inconveniente descentralización con frecuencia da lugar a rivalidades que en general hacen que los sindicatos compitan entre sí para ver quién se opone más fervientemente a las reformas. Inclusive se utiliza la huelga como herramienta para esta defensa, no sólo para presionar a los trabajadores o a los gobiernos, sino para demostrar que el sindicato realmente se opone a la privatización. Es necesarios crear estructuras sindicales eficientes, que abarquen a todo el sector, para que los dirigentes sindicales intercambien información dentro del sindicato y organicen el debate interno necesario para establecer un proceso decisorio democrático. La estructura sindical debe permitir que los dirigentes y otros representantes representen a todos los trabajadores portuarios, independientemente de las función que cumplan. Al final de este trabajo, volveré sobre el tema de las estructuras sindicales.

Además, en muchos casos, a raíz del cambio de empleo, de la transferencia del Estado a un empleador privado, ya se hace necesario reconsiderar la estructura sindical.

En resumen:

La participación exige:
- un compromiso
- recursos humanos:
* dirigentes sindicales
* trabajadores sindicalizados
* expertos externos
- conocimientos y experiencia:
* capacitación
* visitas
* excursiones para conocer prácticas óptimas
* estructura sindical
* información
* debate
* democracia interna

Desafío 4: Cómo resolver los problemas sociales que causa la privatización

La principal fuente de oposición de los trabajadores portuarios a la privatización es la incertidumbre. Ante el temor del desempleo y/o de importantes reducciones en el ingreso, su primera reacción es siempre negativa. A menos que se incorporen al proceso de cambio y a menos que se le dé un interés en los resultados de la reforma, los trabajadores se resistirán siempre al cambio.

Por lo tanto, es esencial garantizar el empleo y el ingreso de los trabajadores portuarios afectados por la privatización para el éxito y la duración de las reformas. Los gobiernos nacionales deben empeñarse en respaldar el principio del empleo permanente y regular para los trabajadores portuarios. La inestabilidad laboral, mediante la contratación de trabajadores no capacitados y no experimentados, debe evitarse. Es necesario que todos los interesados adopten medidas que minimicen la reducción de la fuerza de trabajo. Es necesario negociar políticas de empleo activas, incluyendo programas de recapacitación y reasignación para evitar la heterogeneidad de calificaciones entre los trabajadores y los nuevos empleos. Otras formas de evitar las redundancias es reducir las horas de trabajo y aumentar el número de trabajadores necesarios para realizar el mismo volumen de trabajo, así como distribuir el trabajo existente parejamente entre los trabajadores. Cuando se tienen que llenar vacantes debe darse prioridad a los trabajadores portuarios desplazados.

Si no es posible ofrecer un empleo permanente y regular, los sindicatos deben negociar la garantía de un ingreso mínimo. Si la reducción de puestos de trabajo es inevitable, deben incorporarse condiciones por acuerdo entre los empleadores y los sindicatos. Los costos de los despidos, los beneficios de desempleo, las jubilaciones y los pagos en efectivo por jubilación anticipada u otras medidas para superar los problemas sociales deben formar parte de los costos globales de toda reforma. Estos costos deben ser solventados por el gobierno y/o, en el caso de la privatización, el nuevo propietario, con el financiamiento total o parcial, en muchos casos, de instituciones internacionales de crédito, por ejemplo.

El principal desafío de los sindicatos quizá sea formular su propia política en torno a estos problemas y a partir de ahí convencer a las autoridades y a los empleadores privados de que cooperen para resolver los problemas sociales que se resumen en este párrafo.

Desafío 5: Aceptación de la privatización

El quinto desafío, la aceptación de la privatización y de otras reformas, que ahora presentaré, ya ha sido cumplido por nuestros afiliados, siempre que se cumplan ciertas condiciones. Tal vez sea obvio que las reformas y la privatización portuarias no sólo inciden en el empleo y las condiciones de trabajo de los trabajadores, sino también en la fortaleza, las actividades y, en última instancia, la existencia de los sindicatos. Esta es una razón adicional pero muy importante por las cuales la privatización encuentra oposición en muchos países. Si no existiera esta amenaza, la reforma enfrentaría menos oposición.

Sin embargo, los sindicatos reconocen cada vez más la necesidad de una diferenciación de sus políticas sobre reformas y privatizaciones. La base de este cambio de actitud hacia la privatización fue la creciente conciencia de que no es la privatización en sí la que destruye los empleos y deteriora las condiciones de trabajo, sino las decisiones y las medidas que la acompañan. En la mayoría de los casos en que se ha introducido la privatización, las condiciones han sido inaceptables y los resultados, desastrosos. Además, se ha reconocido que el grado de privatización de las funciones del puerto también es un elemento esencial que deben considerar los trabajadores cuando evalúan la situación. La privatización de mayor alcance, a saber, la venta al sector privado de todas las responsabilidades por parte de las autoridades portuarias estatales, incluyendo la propiedad material y las funciones reguladoras, sin duda despertará oposición de parte de todos los sindicatos de trabajadores portuarios.

En junio de 1997, celebramos una conferencia mundial en Miami. Representantes de los puertos de todo el mundo examinaron la privatización y otras reformas portuarias en detalle. La conclusión de las deliberaciones en las conferencias regionales (de América Latina, Africa y Asia/Pacífico), fue confirmada en Miami: no se debe aceptar ni rechazar la privatización del sector portuario como cuestión de principio, sino que debe evaluarse sobre la base de los efectos que la privatización tendrá en los intereses de los trabajadores portuarios. La participación de los sindicatos en la defensa de los intereses de los trabajadores portuarios en el proceso de privatización se consideró crucial por los efectos de la privatización en los intereses de los trabajadores y la última oportunidad de éstos para evaluar dichos efectos.

En resumen:

Políticas sindicales sobre las reformas portuarias y la privatización:

* no existe un modelo estándar de privatización
* la privatización de los puertos no es una cuestión de principio
* apoyo internacional a las políticas sindicales nacionales
* intereses de los trabajadores portuarios como criterio y condición
* apoyo financiero que facilite la participación sindical

Junto con la conclusión de las deliberaciones sobre otro asunto de gran importancia, la creciente tendencia de políticas antisindicales de parte de empleadores y gobiernos, la conclusión de las deliberaciones sobre privatización la resumieron en dos resoluciones y en un contrato de solidaridad internacional.

Desafío 6: comprensión de la necesidad de nuevas relaciones de trabajo

El sexto desafío abarca la comprensión de nuevas relaciones laborales e industriales y es inevitable. Por relaciones laborales (o industriales) quiero decir la manera en que se organizan las relaciones oficiales y no oficiales o los contratos relacionados con "el trabajo" (los recursos humanos). Los protagonistas podrían ser los propios trabajadores, los sindicatos, consejos de trabajo y otros representantes de los trabajadores. Del “otro lado”, los empleadores y sus organizaciones, incluyendo administradores individuales, que son parte de la red, en tanto que, de acuerdo con la tradición, historia y proceso particular de la privatización en juego, las autoridades y otras partes interesadas externas y asesores pueden desempeñar un papel de protagonistas. Quizá sea mejor hablar de una red, en lugar de una estructura de relaciones laborales.

Hablar de buenas o malas relaciones de trabajo habitualmente significa relaciones entre personas u organizaciones que son protagonistas en la estructura (red) y que inciden y deciden en torno a las políticas y problemas que se examinan, y que son en última instancia la preocupación principal de la estructura y de los protagonistas. También podría ser un indicio de la eficiencia de la organización de esas relaciones. Las relaciones cambian en forma permanente como parte de un proceso dinámico.

En resumen:

Aspectos de las relaciones laborales o industriales:

* relaciones oficiales y no oficiales
* protagonistas
* estructuras/red
* políticas y problemas
* proceso dinámico
* trabajo

La privatización trae consigo una reforma total de las relaciones laborales. En el caso de las empresas estatales, en realidad existen sólo dos partes: el Estado y los trabajadores, dejando de lado la manera en que estén representados. La privatización significa la incorporación de un tercero: el empresario/empleador privado. Para muchos dirigentes sindicales este cambio les exige una completa revisión de la manera en que concebían las relaciones laborales.

Además, ello también exige de los administradores una actitud y un criterio totalmente diferentes. Los sindicatos, los empleadores y los potenciales empresarios ya no pueden recurrir a los gobiernos o a otras autoridades para la adopción de decisiones. En muchas instancias, los empresarios tienen que adoptar sus propias decisiones, en algunos casos en consulta con representantes de los trabajadores y, en otros, en consulta con las autoridades. A su vez, los funcionarios de las oficinas departamentales tienen que aceptar que los empleadores y los sindicatos pueden tener su propia opinión y pueden desear elaborar una política conjunta basada en una opinión conjunta, sin injerencia de los funcionarios públicos. Las autoridades deben comprender que el Estado, en muchas ocasiones, ya no debe llevar la delantera, sino que debe ofrecer un entorno en el que los empresarios sean estimulados a adoptar sus propias decisiones y en el que los sindicatos y los empleadores sean estimulados a formular una opinión y una política conjuntas.

Como he dicho en muchas oportunidades, por lo que veo en muchos países, este cambio significa nada menos que una conmoción cultural. Exige ilustración, capacitación, educación de los empresarios, los empleadores, los sindicalistas y los funcionarios públicos para hacerlos comprender la gran diferencia que introduce la privatización en las relaciones laborales. Es obvia la necesidad de incorporar nuevas estructuras para permitir que los distintos socios y las autoridades se reúnan, celebren consultas y negocien.

Por sobre todas las cosas, lo que es crucial para un correcto relacionamiento laboral, las autoridades deben crear el entorno en el que los trabajadores y los empleadores se vean estimulados a procurar acuerdos, por ejemplo, sobre las condiciones de trabajo y los aspectos del empleo. En una primera instancia debe ser responsabilidad de los trabajadores y los empleadores llegar a un acuerdo que en la mayoría de los casos exigirá que las partes transijan.

Soy perfectamente consciente de la gran diferencia que existe entre las relaciones laborales actuales en muchos países en desarrollo o en transición de una economía centralizada a una economía de mercado y el tipo de relaciones laborales necesarias para el éxito de la reforma. No se puede introducir una estructura bipartita o tripartita en las relaciones laborales en una semana o en un mes y, ni siquiera, en un año. No existe un modelo de relaciones laborales que se pueda adoptar. La introducción gradual de nuevas relaciones laborales, específicas para cada país y cada puerto, y su mejoramiento es un proceso continuo y dinámico. Este proceso exige una actitud flexible de parte de las autoridades, de quienes serán los empresarios privados y empleadores, y de los trabajadores y de sus sindicatos.

En realidad, este es un desafío para toda la sociedad

8. Reunión de la OIT sobre ajustes estructurales en el sector portuario

En una reunión tripartita de la OIT celebrada en 1996, sobre las repercusiones sociales de la implementación de ajustes estructurales en el sector portuario, que obviamente incluyen la privatización, los representantes de los gobiernos y de los empleadores, conjuntamente con los representantes sindicales –yo era uno de ellos– acordaron que los sindicatos deben participar en el proceso de reforma. También acordaron que los gobiernos tienen la obligación de crear el contexto jurídico y establecer las políticas económicas que permitan la aplicación y el sostenimiento de las reformas. Una de las conclusiones adoptadas por unanimidad establecía lo siguiente:

"A efectos de definir sus respectivos papeles, identificar las medidas de reforma adecuadas y los medios para su implementación, el intercambio de información y la cooperación entre los representantes de los empleadores y los representantes de los trabajadores debe preceder a las etapas iniciales de reforma y debe ser un proceso permanente.… Los empleadores y los representantes de los trabajadores deben examinar periódicamente las reformas emprendidas y colaborar en la formulación de las medidas que sea necesario adoptar".

Otra conclusión establecía:

La creación de relaciones adecuadas entre trabajadores y administradores, basadas en la confianza mutua entre los representantes de los empleadores y los representantes de los trabajadores, es importante para reconciliar y estimular los intereses del sector y permitir mejoras en la productividad. Dentro de un contexto habilitante establecido por el gobierno, los empleadores y los representantes de los trabajadores deben establecer y mantener un diálogo para examinar los problemas del sector y los problemas sociales y procurar reconciliar todas las diferencias que existan entre ellos.

Un objetivo primordial de este diálogo debe ser el establecimiento de pautas que deberán seguirse para la introducción del programa de reforma portuaria. Estas directrices deben prever el establecimiento de relaciones constructivas entre trabajadores y administradores con miras a garantizar que no se deterioren las condiciones de trabajo de los trabajadores portuarios y que se fomente la eficiencia y eficacia de la operativa portuaria.

El texto completo de estas conclusiones se ha incluido en el anexo 1 al presente texto.

9. Conclusión

Lamentablemente, no he tomado conocimiento de que algún gobierno o empleador haya considerado con seriedad las conclusiones adoptadas por unanimidad en la reunión de la OIT, y menos aún, de que las haya implementado. Al mismo tiempo, la Federación de Sindicatos del Transporte y sus filiales han cambiado de manera extraordinaria su política sobre la privatización.

Ustedes comprenderán que no es posible continuar con esta aceptación unilateral de una política que requiere acciones de ambas partes y que ofrece ventajas para todas las partes interesadas. Hasta ahora, las ventajas han sido para los gobiernos y los empleadores, en tanto que las concesiones han sido ofrecidas por los trabajadores. Es, realmente, hora de cambiar.

Espero haber dejado en claro que la privatización requiere una misión casi imposible de parte de los sindicatos que quieren defender los intereses de los trabajadores a corto y largo plazo. Tienen que contribuir a la solución de los problemas sociales a corto plazo que plantea la reforma portuaria, de modo tal que la solución no perjudique los intereses a largo plazo de los trabajadores y al mismo tiempo tienen que considerar y muy probablemente llevar adelante la reforma de sus propias organizaciones durante el proceso de negociación de las soluciones de los problemas sociales planteados por la reforma portuaria. Aún para los administradores al más alto nivel de las grandes empresas o de los departamentos gubernamentales, esta sería una tarea que sólo podrían cumplir si contaran con el apoyo suficiente de su propio personal y de expertos externos. Los dirigentes sindicales en general no están en condiciones de contar con el apoyo de este tipo de especialistas.

Va en beneficio de todas las partes interesadas que los sindicatos cumplan un papel positivo en el proceso de reforma. Si no están en condiciones de hacerlo, la única posibilidad de supervivencia es oponerse a toda reforma. En última instancia, ello no iría en beneficio de todas las partes interesadas.

Quisiera aprovechar esta oportunidad para pedirles el apoyo a reformas portuarias socialmente aceptables y a la introducción de más operaciones de terminales privadas con una participación adecuada de los sindicatos en el proceso de reforma.

Espero realmente que pueda llevar un mensaje positivo a nuestras filiales de Centroamérica, con las que a principios del mes próximo emprenderemos un proyecto a largo plazo sobre privatización portuaria. El proyecto está financiado por la AFL-CIO de Estados Unidos y los movimientos sindicales holandés y danés. Estos también siguen con gran interés la evolución de esta parte de las Américas.

Anexo 1

Conclusiones sobre los problemas de carácter social y laboral producidos por los ajustes estructurales en la industria portuaria

La Reunión tripartita sobre los problemas de carácter social y laboral producidos por los ajustes estructurales en la industria portuaria,

Congregada en Ginebra, del 20 al 24 de mayo de 1996,

Adopta, a veinticuatro de mayo de 1996, las siguientes conclusiones:

Consideraciones generales

1. El incremento de la participación del sector privado y la integración de los sistemas de transporte en un sector de transporte cada vez más competitivo y de escala mundial han provocado en la industria portuaria unos cambios continuos y de gran alcance. Uno de los aspectos centrales de estos cambios ha sido la adopción de técnicas de manipulación de la carga que exigen un alto coeficiente de capital a fin de obtener mejoras duraderas en las operaciones portuarias.

2. El diálogo entre los gobiernos y los empleadores y los representantes de los trabajadores[3] en la industria portuaria es una condición previa indispensable para prever y abordar de manera eficaz los cambios necesarios.

Reformas portuarias

3. La reforma portuaria es un proceso incesante que, según las circunstancias, se produce con arreglo a ritmos diferentes y arranca desde distintos puntos de partida. De ahí que no exista una fórmula modelo aplicable a la reestructuración portuaria que pueda aplicarse de manera universal; es, pues, necesario adoptar un planteamiento transparente. No obstante, la reforma portuaria debería emprenderse en el marco del desarrollo económico y social y llevarse a cabo como un componente integral de la política general en materia de transporte y una política nacional portuaria, cuando corresponda. Convendría prestar especial atención a las repercusiones económicas y sociales de la reforma sobre el puerto, sus trabajadores y los usuarios.

4. Los gobiernos deberían asumir la responsabilidad de proporcionar el marco jurídico y formular las políticas económicas que permitan aplicar y mantener las reformas necesarias. La política nacional debería alentar la cooperación entre los empleadores y los representantes de los trabajadores portuarios y garantizar la libertad sindical y el derecho de negociación colectiva de conformidad con la legislación y la práctica nacionales compatibles con las normas internacionales del trabajo.

5. A los efectos de definir sus respectivas funciones, determinar las medidas de reforma adecuadas y los medios para su aplicación, el intercambio de información y la cooperación entre los empleadores y los representantes de los trabajadores deberían preceder las etapas iniciales de la reforma y tener carácter permanente.

6. Los empleadores y los representantes de los trabajadores deberían revisar periódicamente las reformas emprendidas y cooperar en la elaboración de toda medida que pudiera resultar necesaria.

Relaciones de trabajo

7. Establecer unas relaciones de trabajo armoniosas, basadas en la confianza mutua entre los empleadores y los representantes de los trabajadores es importante para conciliar y promover los intereses de la industria y para mejorar la productividad. Los empleadores y los representantes de los trabajadores, en el marco de referencia proporcionado por el Gobierno, deberían por tanto establecer y mantener un diálogo encaminado a discutir las cuestiones sociales y laborales y hacer lo posible por conciliar toda divergencia que exista entre ellos.

8. Uno de los primeros objetivos de ese diálogo debería consistir en establecer las directrices que habrán de aplicarse al implantar un programa de reforma portuaria. Tales directrices deberían prever el establecimiento de relaciones laborales constructivas, con miras a garantizar que no se produzca un deterioro general de las condiciones de trabajo de los trabajadores portuarios y mejorar la eficacia y rendimiento de las operaciones portuarias.

Empleo

9. Los programas de ajuste estructural en los puertos han provocado reducciones de la fuerza de trabajo. Sin embargo, como resultado del incremento de la productividad, en muchos casos ha aumentado la seguridad en el empleo de los trabajadores que consiguen permanecer en el sector. El nivel de empleo obtenido gracias a la reforma portuaria siempre debería ser suficiente para asegurar el suministro de servicios portuarios de manera oportuna y segura.

10. Las políticas y prácticas de empleo deberían estructurarse de forma que permitan a los empleadores y a los representantes de los trabajadores elaborar y concertar disposiciones adecuadas para los trabajadores portuarios que tengan que cambiar sus calificaciones, su empleo o dejar el sector. La legislación nacional, las normas internacionales del trabajo y los convenios colectivos pertinentes deberían ser tenidos en cuenta por los empleadores y los representantes de los trabajadores a modo de fundamento para alcanzar un acuerdo con respecto a las medidas que proceda adoptar. Los gobiernos deberían cumplir con sus obligaciones en materia de normas internacionales del trabajo relativas al empleo y estar listos para asistir, a instancia de parte, a los empleadores y los representantes de los trabajadores a concertar acuerdos satisfactorios.

11. Cuando sea necesario reducir la fuerza de trabajo, debería otorgarse prioridad a la creación de oportunidades de otros puestos de trabajo en el sector o fuera del mismo y/o prever en su caso las indemnizaciones por reducción de personal. En caso de que se generen nuevas vacantes, los trabajadores despedidos deberían gozar de prioridad a efectos de la contratación.

12. Antes de elaborar las políticas y los programas destinados a abordar los problemas derivados de las reformas portuarias, los empleadores deberían entablar un diálogo con los representantes de los trabajadores, de conformidad con la legislación y la práctica nacionales.

Condiciones de trabajo

13. Dado que invariablemente el ajuste estructural en los puertos tiene repercusiones en las condiciones de trabajo de los trabajadores portuarios, nunca puede sobrestimarse la importancia de entablar desde un principio un diálogo entre los empleadores y los representantes de los trabajadores sobre las repercusiones del cambio de que se trate.

14. Los empleadores y los representantes de los trabajadores deberían estudiar la creación y adopción de nuevos métodos de trabajo para mitigar sus eventuales efectos negativos, especialmente los provocados por la mayor flexibilidad del trabajo. Cuando resulte inevitable recurrir al trabajo ocasional, los empleadores y los representantes de los trabajadores deberían formular y acordar de consuno las condiciones de empleo.

15. Es tan importante mantener las normas de seguridad y salud en el trabajo que, aun cuando los mercados laborales hayan sido desreglamentados, los gobiernos deberían asegurarse de que existan disposiciones en materia de seguridad y salud y de que las autoridades competentes velen por su cumplimiento.

16. Los empleadores y los representantes de los trabajadores deberían garantizar que la flexibilidad de la organización del trabajo y de los métodos de trabajo que pueda ser necesaria se ponga en práctica de conformidad con la legislación y la práctica nacionales y tenga debidamente en cuenta la conveniencia de mantener los derechos de los trabajadores.

Formación profesional

17. Contar con una mano de obra bien capacitada es indispensable para lograr una explotación portuaria eficaz. La formación profesional debería tener por objetivo impartir a los trabajadores portuarios las calificaciones de que precisan para desempeñar su trabajo de modo seguro y eficiente. El tema de las necesidades en materia de formación, a todos los niveles, especialmente en los tiempos de cambios que corren, debería abordarse con carácter consultivo. Habría que estudiar la posibilidad de impartir formación profesional a los empleados de forma gratuita en centros de formación portuaria.

18. Los gobiernos, previa consulta con los empleadores y los representantes de los trabajadores, deberían favorecer la elaboración y adopción de normas apropiadas en materia de formación y velar por la titulación de los instructores y de los participantes en los cursos de formación. Habría que controlar el cumplimiento de estas normas.

19. Cuando proceda, habría que crear consejos de formación paritarios responsables de establecer normas en materia de formación y planes de estudio, así como de supervisar la calidad de la formación y facilitar servicios de formación para los trabajadores portuarios. Debería ofrecerse a los trabajadores todas las oportunidades para seguir la formación necesaria.

Papel de la OIT

20. Al emprender las actividades relativas al ajuste estructural en el sector portuario, la OIT debería:

a) seguir promoviendo la ratificación y aplicación de las normas internacionales del trabajo pertinentes;

b) proporcionar servicios de asesoramiento técnico para los puertos que estén experimentando ajustes estructurales, examinando además cuestiones más generales (que entren en el marco de su competencia) que afectan el rendimiento de los puertos;

c) prestar cooperación técnica para ayudar, cuando así se solicite, a:

i) que los empleadores y los representantes de los trabajadores establezcan sistemas eficaces para la solución de los conflictos laborales;
ii) los gobiernos y los puertos en la creación y revisión de las normas y reglamentos de los puertos;
iii) los Estados Miembros que tengan dificultades para ratificar o aplicar los instrumentos pertinentes;
d) preparar un glosario de términos portuarios para facilitar el tratamiento de las cuestiones relacionadas con los puertos;

e) ayudar, a solicitud de parte, a determinar las necesidades en materia de formación del sector del transporte y a aplicar los programas de formación profesional;

f) ampliar el Programa de formación de trabajadores portuarios.

21. La OIT debería velar porque las opiniones de las organizaciones de empleadores y de trabajadores se incluyan en los futuros informes sobre el sector portuario.

22. Deberían difundirse los resultados de esta Reunión mediante, por ejemplo, cursos prácticos.


1. Este documento y la introducción basada en el mismo no hace referencia a la cuestión de si los puertos o los terminales deben ser privatizadas. La respuesta a esta cuestión depende de la función que las autoridades asignen al puerto o a la terminal. Por ejemplo, la privatización de una base naval no es un hecho común. El significado de la palabra “puerto” en este trabajo hace referencia a un puerto con funciones puramente comerciales e industriales.

[2] Adoptadas por unanimidad.
[3] En el texto de las presentes conclusiones el término «representantes de los trabajadores» tiene el mismo significado que el empleado en el Convenio sobre los representantes de los trabajadores, 1971 (núm. 135).