TRIGÉSIMO SEGUNDO PERÍODO
ORDINARIO DE SESIONES OEA/Ser.P
2 de junio de
2002 AG/doc.4060/02
rev. 1
Bridgetown,
Barbados 4
junio 2002
Original:
inglés
LA OEA, LA DEMOCRACIA Y EL COMERCIO
(Documento para el diálogo de Jefes de Delegación en el trigésimo
segundo período ordinario de sesiones de la Asamblea General)
(Presentado por la Delegación de los Estados Unidos)
LA OEA, LA DEMOCRACIA Y EL COMERCIO
La Asamblea General de la OEA debe reflexionar sobre la fecha próxima de
enero de 2005 cuando se cumple el plazo para finalizar las negociaciones del
acuerdo del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que fortalecerá en
las Américas una comunidad dedicada a la democracia, el estado de derecho y el
crecimiento económico de base amplia impulsado por el mercado. Como condición
previa para crear economías modernas y forjar las relaciones comerciales del
siglo XXI, los países americanos se han comprometido con las libertades
fundamentales que constituyen el fundamento de la democracia y la prosperidad. Los
representantes libremente elegidos de los pueblos de las Américas reconocen que
la democracia y el libre comercio se refuerzan mutuamente – y que los dos son
indispensables para crear una comunidad más estable y más próspera.
Compromiso
de la Cumbre
La Cumbre de las Américas de 2001 en la ciudad de Québec produjo un
compromiso concreto con el comercio y la democracia, demostrando que los Jefes
de Estado y de Gobierno de la región prevén crear una próspera comunidad de
naciones comprometidas con valores políticos comunes. Los representantes
de los gobiernos ante la OEA son un elemento crucial de este proceso, porque
identifican e implementan estos valores comunes, mediante consenso y con
respeto a la igualdad soberana de los Estados. Tanto el proceso colegiado de la
Cumbre como el diálogo permanente en la OEA refuerzan el sentido de comunidad y
ayudan a garantizar que el comercio regional beneficie a toda la comunidad y a
los vecinos más pequeños y menos desarrollados.
Democracia:
Brinda acceso a la oportunidad
económica
La democracia representativa y el estado de derecho son indispensables
para la creación de economías modernas porque fomentan la responsabilización,
la transparencia y la estabilidad y difunden las oportunidades económicas sin
favoritismo.
En tanto los pueblos de las Américas sean libres de ejercer sus
libertades políticas, podrán naturalmente reclamar su justa medida de
oportunidades económicas. La democracia es esencial en cualquier estrategia de
desarrollo o arreglo comercial global, porque habilita a la persona a compartir
los costos y los frutos de la prosperidad. A menos que tanto las mujeres como
los hombres de todos los segmentos de la sociedad tengan un interés en nuestro
crecimiento económico, las diferencias entre los ricos y los pobres se harán
más profundas y la verdadera prosperidad resultará insostenible.
El comercio fomenta la libertad potenciando el desarrollo de un sector
privado vital, estimulando el estado de derecho, alentando la libertad económica
y aumentando la libertad de elección entre las personas de todos los segmentos
de la sociedad.
La
democracia en las naciones y las relaciones económicas entre ellas se
benefician con el aporte del público al proceso de negociaciones comerciales.
La sociedad civil puede hacer una contribución positiva a la negociación de los
acuerdos comerciales difundiendo entre los negociadores las opiniones de los
sectores de la población que representan.
El estado de derecho: Aplicación de “las reglas del juego”, la
lucha contra la corrupción
En las
economías modernas, las reglas del juego deben aplicarse por igual, sin temor y
sin favoritismo. Si un gobierno se esfuerza por prestar servicios básicos, es
más probable que los ciudadanos paguen su justa medida de impuestos, lo cual
fortalece al Estado moderno y eficiente que por consiguiente podrá promover
mejor los intereses de toda la sociedad. Si existe un sistema jurídico sólido y
confiable para garantizar el cumplimiento de los contratos, obtener capital y proteger
la propiedad privada (incluida la propiedad intelectual), es más probable que
prospere el comercio y la inversión. En términos muy sencillos, mientras que
los Estados necesitan que funcionen los mercados, los mercados no pueden
funcionar sin Estados eficaces, legítimos y respetuosos de la ley.
En las
economías del siglo XXI, que se basan en el comercio mundial y la competencia,
el precio de la corrupción es demasiado alto para cualquier nación. Incluso el
exceso de burocracia asfixia la iniciativa, destruye los puestos de trabajo
antes de su creación y pone a los empresarios fuera del alcance de impuestos o
reglamentaciones razonables.
Las
naciones más ricas deben ayudar a los países en desarrollo a luchar contra los
sindicatos criminales que trafican en drogas, personas y armas ilícitas. Sin
controles, esta criminalidad alimenta la inestabilidad política, socava la
democracia y el estado de derecho y desbarata el comercio honesto.
Progreso como comunidad
La agenda de la Cumbre de las
Américas promueve el libre comercio como parte de una estrategia integral para
hacer del Hemisferio un mejor lugar para que las naciones y todas las personas
de la región vivan y prosperen. Esta agenda constructiva y colectiva presupone
que prosperaremos como comunidad. El libre comercio es vital para el
crecimiento económico en las naciones y entre ellas, porque el comercio es el
motor de la creación de puestos de trabajo. Y tener vecinos prósperos significa
que todo el vecindario será más estable y más seguro.
La agenda del libre comercio debe
ser parte de toda estrategia integrada de promoción del bienestar social y
material de todas las naciones de las Américas, así como de las personas de
todos los segmentos de la sociedad en todas las naciones. En efecto, el libre
comercio puede ser un instrumento útil para ayudar a los países marginalizados
a prosperar y modernizarse. El libre comercio también puede servir en forma
constructiva para generar actividad económica que remplace el comercio ilícito
y ayude a garantizar la estabilidad económica en los países que tratan de
aplicar el estado de derecho.
El libre comercio beneficia a las
personas – hace posible que exijan una diversidad de productos, así como bienes
de mejor calidad. Además, el comercio internacional sin restricciones permite
incluso a los países más pobres fortalecer su clase empresarial. En suma, la
libertad individual se ve reforzada en los países que satisfacen a los
consumidores y cultivan a los empresarios. De la misma manera, los hábitos de
la libertad empiezan a generar expectativas de democracia y demandas por
instituciones gubernamentales más justas y responsables. Las sociedades
abiertas al comercio a través de sus fronteras son más abiertas a la democracia
dentro de sus fronteras. En resumen, para las sociedades que se preocupan de
los valores universales que promueven la dignidad humana, el comercio es el
motor ideal del crecimiento progresivo.
El libre comercio también genera
ingresos promedio más elevados para las personas y la sociedad toda. A medida
que los países se enriquecen, los ciudadanos pueden esperar estándares
laborales y ambientales más elevados. Asimismo, los gobiernos tienen más
recursos e incentivos para fomentar y hacer respetar tales estándares. Las naciones prósperas probablemente se ocupan
más de sus trabajadores, y es más probable que una nación próspera pueda
adquirir la tecnología necesaria para proteger el medio ambiente. Además,
pueden crearse arreglos comerciales que fomenten el respeto de los derechos de
los trabajadores y los derechos de los niños de manera congruente con las
normas laborales básicas y aseguren que las políticas comerciales y ambientales
se refuercen mutuamente, al mismo tiempo que promueven los mercados abiertos.
Debe
darse a la OEA un papel importante en el fortalecimiento de la capacidad en
materia de política comercial de los Estados pequeños y menos desarrollados de
la región, para que puedan participar eficazmente en las negociaciones
comerciales e implementar sus compromisos comerciales.
PL06058S03
La educación es
fundamental para que tanto la democracia como el comercio alcancen su pleno
potencial. El mejoramiento del nivel de educación prepara mejor a los
ciudadanos para participar en el capitalismo global y aprovechar sus
beneficios. El aumento del nivel de educación también es importante para que
los países puedan sacar más provecho de la economía de la información y
adaptarse rápidamente a las oleadas de cambios que caracterizan la moderna
economía mundial. Los más pobres de la región saben cuál es la mejor forma de
mejorar sus vidas y, mediante educación y oportunidades económicas, debe
habilitárselos a que lo hagan.
Debe estimularse al sector privado a
recurrir al potencial del mundo en desarrollo como mercado natural para el
futuro. Asimismo, debe también promover alianzas con compañías y grupos
regionales para ayudar al desarrollo de la región. Estos programas pilotos
privados nacionales identificarían “qué funciona” y servirían de guía para la
asistencia de las instituciones financieras internacionales.
Conclusión
Los
ministros reunidos en Barbados deben reafirmar que el libre comercio nos ayuda
a todos a observar los valores que compartimos – los valores comunes de la
democracia, los derechos humanos y la fe en el valor intrínseco de las personas.
El comercio potencia los intereses de las naciones que buscan un camino para
salir de la pobreza. El libre comercio
alimenta el motor del crecimiento económico que genera nuevos puestos de
trabajo y nuevos ingresos. Aplica la potencia de los mercados a las necesidades
de los pobres. Estimula el proceso de reforma económica y jurídica. Contribuye
a desmantelar las burocracias proteccionistas que sofocan los incentivos y
atraen la corrupción. Y el libre comercio refuerza los hábitos de libertad que
en el largo plazo sostienen la democracia.