Página precedente Indice Página siguiente

2.1 Zonas agrícolas de cultivo intensivo

.1 Ahuachapán (1)
.2 Sonsonate (Río Grande-Banderas) (2)
.3 Zacatecoluca (La Libertad-San marcos) (3)
.4 Usulután (San Marcos Lempa-Usulután) (4)
.5 Golfo de Fonseca (5)
.6 Santa Ana-Ahuachapán (6)
.7 Zapotitán (7)
.8 San Salvador (8)
.9 San Vicente y Pequeños Valles (9)
.10 San Miguel (10)
.11 Alto Lempa (11)
.12 Metapán (12)

Estas zonas agrícolas pueden proporcionar un marco definido para el desarrollo de las actividades agrícolas que envuelven a la agricultura propiamente dicha, así como a la ganadería y a la actividad forestal. En el grupo de zonas que se ha delimitado en este estudio, el mayor numero de ellas corresponde a aquéllas en que se puede desarrollar una agricultura intensiva basada en cultivos de ciclo corto, y que con la posible dotación de riego y aplicación de la tecnología moderna puede aumentar sustancialmente la producción agrícola del país. En importantes áreas de estas zonas puede también desarrollarse la ganadería intensiva, tanto de carne como de leche. Las condiciones de alta potencialidad para el desarrollo dé estas zonas propician el establecimiento de industrias derivadas de los productos agropecuarios en las mismas zonas de producción. Se ha delimitado también una serie de zonas especialmente para el cultivo del café, y en forma más generalizada dos zonas para uso forestal, que en un menor grado también podría utilizarse para ganadería extensiva, pero con un estricto control para los efectos de la conservación de la tierra.

La delimitación de zonas de café se justifica porque las condiciones ecológicas que permiten el desarrollo de este producto son especiales, y con dicho cultivo se logra los mayores ingresos en la zona. Aun en las zonas consideradas marginales para el café, este producto sigue siendo el cultivo más rentable frente a otros que podrían utilizarse. En suma, la combinación de factores que significarían un complejo limitante para la mayoría de los cultivos en grandes extensiones, favorece en cambio al cultivo del café haciéndolo único. Por otra parte, dadas las condiciones de alta susceptibilidad a la erosión que tienen las tierras de la zona de café, este cultivo es hasta ahora el, único que puede hacerlas producir en forma intensiva y al mismo tiempo conservar sus características de cultivo permanente.

La zona de uso agrícola marginal está situada principalmente en la región geomorfológica de la Cadena Interior. Actualmente, gran parte de sus tierras se utiliza en pastos sin mejorar para la ganadería extensiva, y para el cultivo limitado de maíz y maicillo. Con el tiempo, las mejores áreas de esta zona y las que circundan a las otras zonas agrícolas pueden estar influenciadas por el desarrollo de éstas e incorporadas a las zonas agrícolas respectivas.

Debido a que la economía de El Salvador está basada principalmente en la agricultura, todo intento de aumentar la producción agrícola adquiere caracteres de importancia nacional. La adaptación de nuevas y mejores variedades de plantas de cultivo tradicional, el mejoramiento de métodos de cultivo, el uso racional de fertilizantes y pesticidas, la mecanización de las labores, etc., tienden a aumentar la producción. Sin embargo, sin un esfuerzo coordinado y debidamente planificado de acuerdo con los límites que determinan las condiciones económicas y sociales no se podrá pensar en un desarrollo ordenado y permanente.

Todo plan de desarrollo agrícola debe estar basado fundamentalmente en las limitaciones que tienen los recursos naturales y humanos para su aprovechamiento. Un determinado recurso en sus condiciones naturales tiene un límite de producción condicionado a sus propias características. Si la planificación para su desarrollo se hace sabiendo que las metas se encuentran dentro de los límites de la capacidad de producción del recurso, podrá considerarse que el éxito será el resultado de los esfuerzos. En cambio, si las metas sobrepasan las posibilidades de un recurso, el plan de desarrollo constituirá un fracaso. Por lo tanto, del conocimiento exacto del recurso natural y de su capacidad de producción dependerá el éxito en la formulación de los planes de desarrollo agrícola.

Los suelos son entidades tridimensionales individuales de paisajes. Un suelo tiene profundidad, extensión, y ocupa un cierto declive o patrón dependiente. Cada suelo tiene varias características, y éstas reflejan, en una forma u otra, la historia completa de su formación. Cada suelo se desarrolla de acuerdo con su ambiente. Cuando se estudian y clasifican los suelos y se hacen mapas para mostrar su distribución espacial, se está haciendo también una distribución de la capacidad de producir y de la demanda potencial de mano de obra. Un suelo de cualquier clase, en su particular medio ambiente, tiene una respuesta predecible a cada clase de manejo o a cada clase de manipulación. El trabajo de la interpretación de un levantamiento de suelos es predecir la forma en que el suelo de una clase dada puede responder cuando se lo utiliza.

Un buen levantamiento de suelos, dentro del concepto de la planificación de los recursos naturales, debe ser tan práctico en su propósito como científico en su construcción. Ningún mapa de suelos conseguirá respaldo para su continuidad a menos que sirva para un propósito práctico y que las unidades de maceo sean científicamente concebidas, pues de lo contrario perderá su utilidad como contribución al avance tecnológico del país.

El incremento de la población y la urgencia de satisfacer sus necesidades más inmediatas hace que el uso de la tierra sea más competitivo. La mejor tierra, la de más alta capacidad de producción agrícola, está sometida continuamente a una intensa presión proveniente de la expansión urbana y de la localización de las facilidades publicas tales como carreteras y aeropuertos. A medida que esta presión aumenta, la tierra se va utilizando irremediablemente para usos no agrícolas. De ahí que sea imprescindible emprender la planificación del uso de la tierra, especialmente dentro del concepto de la zonificación agrícola. Por otra parte, tanto los planificadores urbanos como rurales tratan de evitar los suelos de mala calidad para sus proyectos, y por esa causa también es de importancia conciliar las características del suelo con los requerimientos de usos específicos.

La utilización racional y económica de los terrenos agrícolas se apoya en los principios y normas de la conservación de los suelos, lo que implica, a su vez, el uso adecuado de las tierras con el fin de conseguir producciones agrícolas económicas y continuadas.

Cada terreno en relación con el medio ambiente tiene no sólo su propia aptitud para determinada clase de cultivos sino también para un grado específico de prácticas agronómicas culturales y mecánicas que sirven para acondicionarlo y obtener éxito económico en su aprovechamiento.

La utilización óptima de las tierras consiste en asignar a cada suelo el tipo de agricultura apropiada, así como las prácticas específicas que le correspondan con el fin de obtener el máximo aprovechamiento económico y desarrollar una agricultura racional.

Este concepto lleva a la zonificación agrícola en una etapa más avanzada, lo cual constituye la base de una agricultura económicamente activa y consistente. Para llegar a esta etapa, sin embargo, es necesario analizar la utilización de los terrenos que involucra un complejo fuertemente interrelacionado de factores socioculturales, económicos y tecnológicos, no siempre en línea armónica.

El desequilibrio de los factores adquiere aspectos dramáticos en regiones alejadas de los polos de desarrollo, especialmente en los países centralizados donde la capital es el único polo adonde convergen rápidamente las economías y del cual divergen muy lentamente los servicios.

El uso actual de la tierra no siempre coincide con el uso potencial o no está de acuerdo con su capacidad de producción, que es la receptividad que presenta determinado terreno a un rango y clase de cultivo o tipo apropiado de agricultura.

Página precedente Inicěo de página Página siguiente