Contexto


Mensaje del Secretario General de la OEA tras paso de huracanes Harvey, Irma y María

  23 de septiembre de 2017

Las últimas semanas han sido extremadamente difíciles para varios Estados Miembros de la OEA, que han sido golpeados por 3 huracanes seguidos - Harvey, Irma y María. Han afectado a numerosas islas en el Caribe, especialmente Barbuda, en Antigua y Barbuda, la Mancomunidad de Dominica, Puerto Rico, Florida y amplias zonas de Houston, en Estados Unidos. Estos desastres se han cobrado muchas vidas, han causado miles de millones de dólares en daños a hogares, negocios e infraestructuras.

Aprovecho esta oportunidad para transmitir, en nombre de toda la familia de la OEA y el mío propio, nuestras profundas condolencias a los gobiernos y los pueblos de los países afectados. Quiero asegurarles que la OEA está firmemente a su lado en solidaridad con ustedes en este difícil momento de su historia.

Las escenas de dolor y horror que hemos visto en las redes sociales sobre estos acontecimientos son reales y terribles. Además de la realidad de los desafíos inmediatos para alimentar, vestir y albergar a los desplazados, por delante se presenta un difícil camino para el gobierno y los pueblos de estos países, en su intento de retornar a algún atisbo de normalidad.

Está claro que recuperarse de estas trágicas situaciones será mucho más difícil para algunos países que para otros.

En particular, para los gobiernos de Antigua y Barbuda y Dominica, su crecimiento se verá severamente truncado, puesto que están ahora obligados a reconstruir la infraestructura económica y social. Esto llega en un momento en el que, con seguridad, hubieran preferido centrarse en nuevas inversiones, para construir vidas más seguras para su gente.

Si había alguna duda antes, estos incidentes climáticos extremos han ayudado a fortalecer el punto de vista de que el cambio climático global debe ser atacado con urgencia, vigor y resolución.

Hace tiempo que la OEA reconoció, con gran preocupación, que la región de Latinoamérica y el Caribe representa una de las más vulnerables del mundo a los impactos adversos del cambio climático. También reconocemos que, dentro de esta región, muchos pequeños estados insulares en desarrollo y otros con costas por debajo del nivel del mar se enfrentan a la grave amenaza a su supervivencia y su viabilidad que representan el cambio climático y la subida del nivel de los mares.

Las poblaciones vulnerables en el Caribe y en otros pequeños estados insulares en desarrollo de todo el mundo no se pueden dar el lujo de tratar el cambio climático como una "pelota política". Para ellos, no hay discusión sobre las afirmaciones de los científicos de que, en la última década, las tormentas y los huracanes se han vuelto más violentos y más frecuentes, y que las temperaturas de la superficie marina han aumentado. De esta manera, al vivir en zonas costeras, tienen buenos motivos para estar preocupados sobre las predicciones de los científicos que dicen que las cosas no harán sino empeorar.

El slogan de la región, "1,5 (grados) para seguir vivos", que fue usado en la última Conferencia de los Estados Parte de la Convención sobre el Cambio Climático de París, coincide por completo con los datos científicos que indican que hay ecosistemas vitales que no sobrevivirían a más altas temperaturas.

La región sabe que, a menos que se tomen medidas fuertes e irrevocables para reducir el calentamiento global, el clima extremo que padecimos en la última década probablemente crecerá en intensidad y frecuencia.

Pero reducir los gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global y el cambio climático es sólo una parte de la solución. Estos países no tienen los recursos necesarios para adaptar su infraestructura para afrontar los impactos del cambio climático. Y no debería esperarse que asuman el peso de este ajuste, puesto que no son la causa del problema. Necesitan ayuda financiera y técnica a largo plazo, y aquellos que son la causa del problema tienen la obligación moral de proporcionar esa asistencia.

Todos tenemos que aceptar el problema, y tenemos que actuar.

Primero, como muchos líderes mundiales mencionaron en días pasados en la Asamblea General de Naciones Unidas, el Acuerdo de París es el marco adecuado para combatir el cambio climático de una vez por todas. Insto a todos los países y líderes del mundo a unirse a esta llamada universal a la acción. Estamos obligados a hacer funcionar este acuerdo, no sólo por nosotros, sino sobre todo por las generaciones venideras.

De igual forma, debemos mejorar la coordinación entre nosotros. Siguiendo un mandato de la reciente Asamblea General de la OEA en México, se convocará una reunión de alto nivel de órganos de la OEA para discutir "Las implicaciones de seguridad del cambio climático". Espero que de esta reunión salga un fuerte compromiso entre los Estados Miembros para trabajar juntos y definir lo que la Organización puede y debe hacer.

Espero también que salga una llamada a trabajar en colaboración con las relevantes organizaciones regionales e internacionales de asistencia técnica y financiera que están implicadas en la respuesta al cambio climático. Eso incluye todas las agencias de Naciones Unidas que se ocupan del tema, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco de Desarrollo del Caribe. También los Centros sobre el Cambio Climático para la región latinoamericana y sus subregiones, el Centro sobre el Cambio Climático de la Comunidad del Caribe, y la sociedad civil.

Es necesario tomar medidas rápidas y eficaces para fortalecer la capacidad de afrontar todos los tipos de riesgos de desastres en nuestro hemisferio. Por ello, desde que asumí la tarea de Secretario General, firmé una Orden Ejecutiva que asegura que la gestión del riesgo de desastres se considera en todos los proyectos y programas dentro de la Secretaría General. Animo a otras organizaciones a explorar un camino similar.

Se terminó el tiempo para el diálogo. Es hora de actuar. Todos aquellos que sufren la furia de la naturaleza nos miran esperando nuestra ayuda. Se la debemos.

Referencia: D-029/17