MISIÓN DE OBSERVACIÓN ELECTORAL DE LA OEA EN HAITÍ:
INFORME DEL JEFE DE MISIÓN AL CONSEJO PERMANENTE DE LA OEA

   

 

Este documento se distribuye a las misiones permanentes y
será presentado al Consejo Permanente de la Organización

MISIÓN DE OBSERVACIÓN ELECTORAL DE LA OEA EN HAITÍ:
INFORME DEL JEFE DE MISIÓN AL CONSEJO PERMANENTE DE LA OEA

 

 

13 de julio de 2000

 

 

Tras numerosas demoras, la República de Haití celebró elecciones legislativas, municipales y locales el 21 de mayo de 2000. Se consideró que estas elecciones eran vitales para la consolidación democrática del país. Haití no había tenido un parlamento en funcionamiento desde enero de 1999 y, como consecuencia de ello, estaban embargados cientos de millones de dólares de la muy necesaria ayuda para el desarrollo. La importancia de estas elecciones correspondió en proporción directa a la magnitud de la logística. Más de 29.000 candidatos se presentaron a unos 7.500 puestos elegidos en todo el país.

El Jefe de Misión y su grupo central de expertos llegaron el 23 de febrero de 2000. Para comienzos de marzo, unos 22 observadores habían establecido una oficina en Puerto Príncipe y cinco oficinas regionales en Cap-Haitian, Cayes, Gonaives, Hinche y Jeremie. Los observadores se reunieron en forma continua con autoridades electorales, representantes de partidos políticos y líderes de la sociedad civil para evaluar los acontecimientos del proceso electoral en su totalidad. El día de las elecciones, el equipo de observadores de la OEA fue complementado con grupos de observadores de corto plazo enviados por varios gobiernos que estuvieron por poco tiempo, y también coordinó sus actividades con otras misiones internacionales de observación, como la de CARICOM y delegaciones de países de habla francesa. En total, la OEA proporcionó capacitación, desplegó y recibió información de más de 200 observadores en más de 1.000 mesas de voto el 21 de mayo.

Uno de los problemas más grandes en la realización de estas elecciones fue la inscripción nacional de votantes, la cual comenzó el 24 de enero de 2000 y finalizó el 19 de marzo de 2000. Según las estadísticas proporcionadas por el Consejo Electoral Provisional (CEP), de una población votante potencial de 4.245.384, se inscribieron 3.959.571 votantes, es decir, el 93,27 por ciento. En un informe separado presentado el 5 de mayo, la Misión de la OEA llegó a la conclusión de que la inscripción se había llevado a cabo en forma adecuada y que los que deseaban inscribirse pudieron hacerlo.

Durante el período pre-electoral, la misión también observó otros aspectos del proceso electoral, como la inscripción de candidatos, los preparativos administrativos, la situación de la seguridad, la libertad de expresión y el estado de los medios de comunicación. La Misión fue testigo de muchos obstáculos a los preparativos administrativos debido a la falta de comunicaciones, transporte y materiales. También observó que la inscripción de candidatos se llevó a cabo con todo éxito, habiéndose inscrito 29.500 candidatos para un estimado de 7.500 puestos. El CEP también finalizó la identificación de las 11.238 oficinas de voto y contrató personal para administrarlas el día de las elecciones.

El día de las elecciones se postergó por lo menos en tres ocasiones separadas y estas demoras tuvieron un efecto nocivo en el proceso electoral. Los partidos políticos economizaron sus recursos anticipando otra demora y la campaña electoral nunca comenzó en forma decidida. Sin embargo, pese a las demoras y sus efectos, el CEP con el tiempo logró realizar las principales tareas necesarias para llevar a cabo con todo éxito las elecciones del 21 de mayo. El día fue un gran éxito para la población haitiana, que se presentó en cantidades grandes y ordenadas para elegir a sus gobiernos locales y nacionales, así como para la Policía Nacional Haitiana, cuya capacidad había sido cuestionada por los partidos políticos, por el gobierno y por la prensa, pero que pudo mantener el orden con tranquilidad y eficacia.

Las actuaciones del día de las elecciones el 21 de mayo constituyeron el punto máximo del proceso electoral. Se calcula que un 60 por ciento de los votantes inscritos fueron a las urnas. Se notificaron muy pocos incidentes de violencia. La Policía Nacional Haitiana respondió con eficiencia y profesionalismo a situaciones que pudieron haberse deteriorado y convertido en violencia. Los observadores de los partidos y los observadores nacionales del proceso electoral se hallaban presentes en casi todas las mesas electorales observadas por la OEA y desempeñaron su función, en su mayor parte, de manera objetiva. Si bien los votantes tuvieron que esperar en largas filas, en especial al comienzo del día, al final pudieron emitir su voto sin presiones ni intimidaciones. La mayoría de los votantes pudieron encontrar su mesa de voto con relativa facilidad.

No obstante, poco después del recuento de votos el proceso electoral se deterioró en algunas localidades. Grupos armados de hombres irrumpieron en las oficinas electorales en los Departamentos del Centro y del Norte y quemaron las urnas. La recepción de hojas de escrutinio y otros materiales electorales fue sumamente desorganizada, en especial en Puerto Príncipe, Delmas y Cap Haitian. Los exhaustos oficiales de votación llegaron a las oficinas electorales hacinadas de gente y tiraron al suelo sus materiales. Los diarios del día siguiente mostraron papeletas y hojas de escrutinio oficial tiradas en la calle. Si bien la mayoría de las hojas de escrutinio se recuperaron y esta situación no pareció ser generalizada, como resultado de ello declinó levemente la confianza en el proceso electoral.

La Misión de la OEA también fue testigo del arresto y detención de varios candidatos de la oposición. La Misión visitó a varios de los detenidos en la cárcel para determinar los motivos de su arresto. Si bien las figuras de la oposición fueron liberadas más tarde, la Misión cree que estos arrestos sumarios desgastaron aún más la confianza en el proceso electoral que se había logrado el 21 de mayo.

Tanto antes como después del día de las elecciones se observó violencia que parecía relacionada con el proceso electoral. Durante el proceso pre-electoral, la OEA registró 70 actos de violencia que llevaron a siete muertes de candidatos de partidos políticos y activistas. Después del día de las elecciones, la Misión de la OEA confirmó por lo menos tres muertes relacionadas con las elecciones.

La Misión también observó un estado de desorganización y una falta de transparencia en la recopilación de los resultados y demoras en la publicación de estos resultados en muchas de las comunas. Transcurrieron días y hasta semanas y muchas de las oficinas comunales aún no habían finalizado la recolección de los resultados. En muchas ocasiones, los resultados nunca se publicaron a nivel comunal. Algunos oficiales electorales de alto rango abandonaron sus puestos y nunca volvieron a sus funciones.

La Misión de la OEA visitó todas las oficinas electorales comunales y todas las oficinas departamentales y logró recoger la mayor parte de los resultados a estos niveles. La Misión comparó los resultados de los diferentes niveles electorales y descubrió que había algunas discrepancias que alteraron el resultado en algunas elecciones, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados. La Misión identificó por lo menos varios senadores y tal vez hasta tres diputados que deberían haber participado en una segunda ronda de elecciones, pero fueron declarados ganadores en la primera. Más aún, la Misión identificó candidatos a la Cámara de Diputados que habían sido excluidos de una segunda ronda de elecciones. El informe final de la Misión dedicará un capítulo al análisis de los resultados, concentrándose en el cálculo de las elecciones para senadores, la transmisión de los resultados y el tratamiento de las impugnaciones por parte de los partidos políticos.

Cabe señalar un ejemplo importante: en el Departamento del Noroeste, el candidato independiente que ocupó el primer lugar, Luc Fleurinord, perdió 1.000 votos y el candidato que ocupó el segundo lugar ganó 16.000 votos, entre los resultados compilados al nivel de las oficinas de voto y los anunciados por el CEP, con lo cual se cambió el orden en el cual los candidatos senatoriales ganaron. En estas elecciones, el candidato que ocupó el primer lugar estará en funciones durante un período de seis años mientras que el candidato del segundo lugar tendrá un período de cuatro años. El señor Fleurinord presentó una queja formal al CEP, pero la Misión desconoce que se haya tomado medida alguna.

Otra inquietud de la Misión es la falta de transparencia e imparcialidad en el tratamiento de las impugnaciones planteadas por los partidos políticos. Por ejemplo, en el Departamento del Sur, al parecer las oficinas de voto trataron casos que favorecían a un partido político. En general, la Misión de la OEA no pudo obtener la información relacionada con la cantidad de impugnaciones, la índole de sus investigaciones o las decisiones finales y su repercusión en los resultados. Más aún, no pareció haber un trato sistemático de las impugnaciones al nivel departamental.

El CEP llamó a nuevas elecciones en tres comunas separadas el 2 de julio de 2000. En dos de estas comunas, Bahon y Dame-Marie, al parecer no había un motivo apremiante para volver a realizar las elecciones. Las hojas de escrutinio, que en algún momento se creyó que se habían perdido, se recuperaron. La recopilación de los resultados se realizó en público y los mismos fueron validados por observadores de los partidos políticos. Los resultados originales en estas dos comunas demostraron que los partidos de oposición habían ganado. Durante las elecciones parciales en Bahon, los observadores de la OEA fueron testigos de casos en los que se hizo caso omiso de las normas electorales, como mesas de votación sin registros de votantes, votantes sin identificación adecuada y resultados que al parecer habían sido falsificados.

Con respecto a las elecciones municipales y locales, la conclusión general a la que llegó la Misión es que una serie de irregularidades parecen haber afectado una cantidad no especificada de elecciones locales en el país. Sin embargo, como un partido político ganó la mayoría de las elecciones por un margen considerable, al parecer es poco probable que la mayoría de los resultados finales de las elecciones locales hayan sido afectados.

En el caso de elecciones legislativas, la Misión considera que una cantidad de irregularidades comprometieron efectivamente la credibilidad de estas elecciones, en especial con respecto a las elecciones senatoriales. Como se observó en este informe, la publicación de los resultados a los niveles comunal y departamental fue esporádica y careció de transparencia. Los observadores de la OEA que pudieron obtener resultados a estos niveles observaron discrepancias que afectaron los resultados tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados. Los desafíos presentados por los partidos políticos no se trataron de manera sistemática, profesional ni transparente.

La irregularidad más grave observada por la Misión de la OEA fue el cálculo del porcentaje de votos obtenidos por los candidatos a senadores. La Constitución y las leyes electorales de Haití estipulan claramente que un candidato a senador debe recibir una mayoría absoluta de los votos válidos emitidos. En caso contrario, el candidato debe participar en una segunda ronda de elecciones.

A fines de mayo, el Director de Operaciones del CEP emitió los resultados preliminares en los cuales la mayoría absoluta se basaba en una cantidad limitada de candidatos (por lo general, los cuatro primeros candidatos con el mayor número de votos), en lugar del total del número de votos válidos. Según estos cálculos, 17 cargos senatoriales fueron decididos en la primera ronda, de los cuales 16 ganadores fueron del Partido Lavalas. Si los cálculos para una mayoría absoluta se basaron en el número total de votos válidos emitidos, 10 elecciones senatoriales habrían tenido que ir a una segunda ronda. El 2 de junio la Misión informó de este error a los miembros del CEP. El Jefe de Misión y su grupo central también se reunieron con los miembros del CEP para explicar el error y ofrecer su ayuda para rectificarlo. Varios sectores de la sociedad civil haitiana, los observadores nacionales y casi todos los partidos de oposición apoyaron la estricta aplicación de la ley electoral en el cálculo de una mayoría absoluta en las elecciones senatoriales y exhortaron al CEP a que, en consecuencia, cambiara su metodología.

La controversia sobre el cálculo de resultados tuvo ramificaciones en el CEP mismo. Se le pidió a dos de los tres miembros nombrados por la oposición que renunciaran a su partido y ellos lo hicieron. El presidente del CEP dejó su puesto y salió del país para no tener que validar los cálculos del senado, según su declaración pública.

Desde el 2 de junio, la Misión ha tratado el cálculo del CEP como un simple error humano. No obstante, la negativa del CEP de modificar los cálculos con el tiempo llevó a que la Misión llegara a la conclusión de que la autoridad electoral más alta del país violó su propia Constitución y la ley electoral. Al excluir aproximadamente 1,2 millones de votos para 101 candidatos senatoriales que no se hallaban entre los cuatro primeros, el CEP impidió la posibilidad de una elección que permitiera que todos los participantes tuvieran la misma consideración.

Dado que el CEP no llevó a cabo la segunda ronda de elecciones para el Senado con la lista adecuada de candidatos sobre la base de la ley electoral haitiana, la Misión de la OEA se vio obligada a considerar que la base misma de las elecciones del 9 de julio era fundamentalmente defectuosa. Se intentaron numerosos esfuerzos para resolver esta crisis electoral, emprendidos por varios sectores de la sociedad haitiana así como por entidades regionales importantes, como la Comunidad del Caribe (CARICOM). Sin embargo, como desde varios días antes de la fecha de las elecciones no se había hallado una solución aceptable a la crisis, la Misión de la OEA lamentó tener que informar el 7 de julio que suspendía todas sus actividades de observación para la segunda ronda.

Es el profundo deseo de la Misión de Observación Electoral de la OEA en Haití que se logre una solución a la cuestión del cálculo de los resultados senatoriales de la primera ronda de elecciones, con el fin de que la voluntad del pueblo haitiano, según se puso de manifiesto durante las elecciones del 21 de mayo, sea expresada plenamente y que los logros significativos de ese día no se pierdan. En carta de fecha 20 de junio, la Misión de la OEA ofreció sus buenos oficios para que el presidente interino del Consejo Electoral Provisional examine los cálculos de las elecciones para senadores y diputados y aborde cualquier otra cuestión que sea de interés para el CEP.

Las observaciones realizadas por la Misión de la OEA en Haití tienen el propósito de ser constructivas y contribuir a forjar un proceso electoral en el cual todos los haitianos puedan tener confianza. Esto constituye un paso crítico para el fortalecimiento de la democracia y del imperio del derecho en Haití. Por medio de los esfuerzos coordinados del CEP, el Gobierno, los partidos políticos y la sociedad civil, la Misión está convencida de que Haití habrá de lograr estas metas.