INTERVENCION DEL SEÑOR MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DE COLOMBIA, GUILLERMO FERNANDEZ DE SOTO, EN LA REUNIÓN DEL ORGANO DE CONSULTA DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS

Washington, D.C., septiembre 21 de 2001

Señor Presidente:

Señores Ministros y Jefes de Delegación:

En el día de hoy, con las imágenes vivas de los trágicos sucesos del 11 de septiembre, quiero reafirmar los sentimientos de dolor y rechazo que en el pueblo de Colombia ha generado la agresión del terrorismo a la nación norteamericana. Nos reunimos en este foro con el reto de afrontar esta situación concertadamente y garantizar así el mantenimiento de la paz y la seguridad en nuestro hemisferio.

La estremecedora catástrofe humana acaecida en New York y en Washington ante la mirada atónita del mundo, generó el repudio y la indignación generalizada frente al terrorismo, con su estela de desolación y muerte, pero al mismo tiempo llevó a que se reclamen acciones efectivas para su represión y castigo

La Declaración de la Asamblea Extraordinaria de la OEA, adoptada en Lima por propuesta de mi país tan pronto se conocieron los dolorosos hechos, fue una de las primeras reacciones de la comunidad internacional y el llamado inicial a la cooperación hemisférica para combatir esta nueva afrenta del terrorismo.

Debemos, ahora, adoptar decisiones inmediatas para unirnos a los esfuerzos internacionales que permitan llevar a los responsables a la justicia y activar los mecanismos del sistema interamericano para desarrollar nuevos instrumentos de lucha contra esos actos.

Colombia, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ha apoyado y seguirá apoyando inequívocamente las acciones para enfrentar al terrorismo internacional como una amenaza a la paz y la seguridad, cuya preservación es uno de los postulados fundamentales de esa Organización.

Nuestro país tiene también la responsabilidad que le significa ejercer la presidencia del Comité de Sanciones sobre Afganistán, creado por decisión del mismo Consejo, y a través del cual se aplica el único régimen de sanciones vigente y activo en las Naciones Unidas, destinado expresamente a combatir el terrorismo internacional. Nuestra tarea se centra actualmente en coordinar los esfuerzos para implementar las medidas que aseguren la entrega a la justicia de Usama Bin Laden y el cierre de los campos existentes en Afganistán para el entrenamiento de terroristas.

 

Señor Presidente:

Pocos países han sufrido, como Colombia, los embates del terrorismo, apoyado en este caso por otro problema mundial, como es el de la producción, procesamiento, comercialización y consumo de drogas ilícitas. Contra estos flagelos hemos venido librando una lucha denodada desde hace muchos años. Ha sido una vigorosa confrontación llevada a cabo silenciosa y valientemente por nuestro pueblo.

En ella hemos soportado la dura realidad de la violencia terrorista. Puedo entonces afirmar sin vacilación que la lucha de la comunidad internacional contra las drogas es un puntal determinante de la lucha frontal contra el terrorismo.

Ha llegado el momento de aplicar a la estrategia mundial contra el terrorismo internacional el principio de la responsabilidad compartida, ya aceptado por la comunidad de naciones como fundamento en la lucha contra el problema de las drogas ilícitas y contra el tráfico ilegal de armas pequeñas y ligeras. En el terrorismo confluyen factores que hacen imperativa no solamente la solidaridad sino la corresponsabilidad para erradicar esa tenebrosa realidad de la faz de la tierra.

El problema del terrorismo internacional, y sus secuelas de violencia y dolor, está latente y puede estallar en cualquier lugar del planeta, debido en parte a la porosidad de las fronteras y a la carencia de instrumentos que permitan actuar conjuntamente para reducir sus espacios y mecanismos, sus métodos de comunicación y movilización, y su acceso incontrolado a las tecnologías modernas. Por ello, es indispensable desmantelar las redes que le sirven de sustento, sus medios y sus fuentes de financiación.

Señor Presidente, distinguidos Jefes de Delegación:

Los fenómenos del terrorismo, como sucede con otros flagelos mundiales, responden a una intrincada cadena. Muchas veces las herramientas utilizadas en la ejecución de los actos terroristas resultan disponibles por la inactividad, y a veces la permisividad, de las autoridades de Estados cuyos arsenales son fuente de armas, explosivos y municiones, y otros componentes necesarios para la comisión de esos actos.

Hemos presenciado en los recientes trágicos episodios, el resurgimiento de hechos como el secuestro de aeronaves, que se constituye así de nuevo en medio escogido para la ejecución de atentados. Sobre esta materia existen claras obligaciones de colaboración eficaz e incondicional que deben aplicarse rápida y rigurosamente, para evitar que los terroristas que incurren en este tipo de delitos, puedan establecerse, aún temporalmente, por fuera del Estado afectado.

Es necesario consolidar en el sistema interamericano mecanismos de cooperación para enfrentar el terrorismo, pues carecemos de instrumentos eficaces en este campo. Es hora de llevar a la práctica las ideas planteadas en la Conferencia Especializada sobre Terrorismo realizada en Mar del Plata en el año 1998 y pasar de la indignación a la acción efectiva.

Necesitamos igualmente un compromiso hemisférico renovado, adecuado a las realidades de hoy, para prevenir, combatir y sancionar los actos de terrorismo internacional, y para establecer contra ellos un instrumento efectivo en el sistema interamericano. En ese sentido, el Gobierno de mi país propone el inicio inmediato de tareas enderezadas a elaborar una convención interamericana contra el terrorismo que cumpla ese propósito

Es hora también de reforzar los organismos del sistema que nos permitan defender la democracia en el hemisferio, frente a los embates de los actos terroristas. Considero indispensable establecer mecanismos institucionales propios como lo hemos hecho en el caso de las drogas, con la CICAD, y en el de los derechos humanos, con la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Resulta urgente fortalecer el Comité Interamericano sobre el Terrorismo, en el marco de la convención antes propuesta, como instrumento para convertir en realidad, en este campo, el principio de la responsabilidad compartida.

En esta dramática coyuntura, hemos propuesto también la iniciación de una reflexión conjunta sobre los nuevos desafíos a la seguridad de los Estados, por asuntos tales como el terrorismo internacional.

 

Señor Presidente:

Los recientes atentados terroristas han dejado como resultado una nueva realidad en la economía internacional. Debemos actuar conjuntamente con prontitud y acierto para disminuir el impacto de esta situación sobre nuestros países. Con ese propósito, propongo la pronta realización de una reunión de Ministros de Hacienda o Economía de los países del hemisferio, con la participación del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo al más alto nivel, con el objeto de identificar acciones y medidas de financiamiento para nuestros Estados en la hora presente, y redefinir el papel de las instituciones financieras multilaterales, para que su gestión sea más efectiva en la promoción del crecimiento económico y el desarrollo social.

El terrorismo no ha sido, ni jamás permitiremos que sea, el instrumento con el que mediante la destruccion y la muerte se pretenda arrasar con la democracia. Por eso, la lucha que hoy retomamos requiere el apoyo y la colaboración efectiva de todos los Estados de nuestra región y en general de la comunidad internacional.

Señor Presidente :

Frente a la agresión de que han sido objeto los Estados Unidos y a sus terribles efectos, que de alguna manera han tocado a la mayor parte de nuestros Estados, mi país no vaciló en respaldar la convocatoria de la Reunión de Consulta del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca y la aplicación de este instrumento. Naturalmente, tal como lo señalaba hace varias décadas el doctor Alberto Lleras Camargo, en opinión de mi Gobierno las medidas que se adopten no tienen que ser uniformes y a cada Estado corresponderá una tarea de acuerdo con sus condiciones y capacidad para llevarla a cabo.

Colombia, finalmente, confía en que las acciones en la presente emergencia se adoptarán teniendo siempre en cuenta lo previsto en la Carta de las Naciones Unidas y demás normas del derecho internacional.

Señor Presidente :

Antes de terminar deseo expresar mi reconocimiento, el de mi Gobierno y el del pueblo de Colombia, por la solidaridad efectiva que el Gobierno de los Estados Unidos ha tenido en la lucha que estamos afrontando contra el problema mundial de las drogas y sus innumerables secuelas terroristas.

Mi país está hoy al lado del pueblo y del gobierno norteamericanos, víctimas de estos actos que enlutan el alma de la nación y conmueven al mundo.

Muchas gracias.