REUNION DE
CONSULTA DE MINISTROS DE RELACIONES EXTERIORES INTERVENCION DE SU
EXCELENCIA DR. GUSTAVO FERNANDEZ
SAAVEDRA MINISTRO DE RELACIONES
EXTERIORES Y CULTO DE BOLIVIA WASHINGTON DC 21 DE
SEPTIEMBRE DE 2001
Señor
Presidente: Se dice que, en el momento
supremo de la muerte, en el instante en que se cierra el circulo, el hombre mira hacia
dentro y se descubre a sí mismo. EntIende porque estuvo en
la tierra y cual fue su destino. Y, cuando sobrevive, sabe
cual es su misión. Creo que algo asi ocurrió
con nuestras sociedades el 11 de septiembre del 2001. Ahora sabemos lo que
tenemos que hacer. Por eso, escogemos el
camino de la luz y rechazamos la incitación a la penumbra. Contra el
imperio del miedo, invocamos la afirmación de la esperanza.. Señor Presidente: En la misma maflana de ese
dia aciago, el Presidente Jorge Quiroga repudio los cobardes atentados y expreso la
solidaridad del pueblo de Bolivia con el de Estados Unidos en ese momento de prueba. Hoy debemos
pasar a la accIón. Las Resoluciones que acabamos de
aprobar expresan el sentimiento profundo de la nación que represento y
marcan el camino que debemos seguir. Por cierto, debemos
comenzar por el principio. Perseguir, capturar y
castigar a los autores materiales e intelectuales del horrible atentado. Donde quiera que
estén. Desarticular las redes que
cobijan y sustentan a las organizaciones terroristas. Sin vacilaciones. Esa es tarea de la policía
y de los serviclos de inteligencia de nuestros países. Y, cuando uno reflexiona
sobre el tema, comprueba que es evidente que todos tenemos que meJorar las estructuras y
los métodos de operación de esos instrumentos de defensa.. La pasmosa facilidad con Is
que actuaron los terroristas en el corazón de America es tanto una demostración de su
capacidad como una ominosa advertencia sobre las deficienclas de los medios de seguridad
en el Hemisferio. Y no hay duda que debemos
hacer ese trabajo. Por nuestra propia seguridad y por la conservación de nuestras
estructuras democráticas. Eso en la coyuntura. Dicho eso, pensemos un
minuto en las tareas pennanentes. Las de hoy y de siempre. En la misión de nuestras
sociedades libres. Déjenme apenas
enumerarlas, aunque en cada línea se condensa el activo de
nuestra historia y nuestras batallas. Fortalecer las instituciones
democráticas. Expandir y no restringir las
libertades individuales y los derechos humanos. Luchar contra toda forma de exclusion
religiosa, étnica, social o de género. Ampliar la participación social y
política. Eliminar la pobreza extrema. Garantizar el acceso a
mercados. Evitar el proteccionismo económico y comercial. Ampliar los flujos de inversión y de
cooperación financiera a los países en desarrollo. Esa es la
forma de erradicar las raíces de toda forma de extremismo. Y del terror, que es su
instrumento. En América. esa tarea
tiene un nombre. El narcotráfico. Con todas
sus limitaciones, Bolivia ha cumplido -o está cumpliendo su parte en esa
gesta. Como pocos.
Consolidamos la democracia, establecimos una economía abierta,
erradicamos los cultivos de coca. En paz. Y queremos seguir haciéndolo. A nuestra manera. Pero hay también una tarea
por cumplir para el sistema interamericano. El mundo de
hoy ya no es el de ayer. La estructura misma del
sistema interestatal, que se construyó en siglos, desde Westphalia, está en crisis. Junto a los Estados y a
veces, sobre los Estados emergieron nuevos actores y se asomaron nuevos desafíos. Organizaciones terroristas,
amenazas ecológicas, intolerancia religiosa, extremismo ideológico, se mueven y
prosperan en la aparente anarquía de la globalización. Una penosa sensación de
vulnerabilidad, inseguridad y desasosiego se apodera del mundo. Y la gente quiere volver
al refugio seguro de la casa, de su propio mercado. Amenaza retomar el
sentimiento tribal de desconfianza del forastero. Del que viene de lejos. Del que reza a
dioses distintos. Del que tiene la piel de color diferente. Por ahí se empieza, pero
se termina en la sospecha del amigo, del vecino. Ese camino tiene que
cerrarse ahora. Antes que sea tarde. Para conseguirlo, ahora
más que nunca, debemos reafirmar nuestro compromiso con la Carta Democrática que
acabamos de suscribir, premonitoriamente, en Lima. Tenemos que completar, con sentido, de urgencia, las tareas de construcción de la integración
regional y hemisférica. Avanzar en la próxima
ronda de negociaciones en la Organización Mundial de Comercio y recomponer los objetivos
y medios de los instrumentos de cooperación financiera y técnica del sistema económico
mundial. Pero, además, es
indispensable promover un enorme esfuerzo de reingenieria, que actualice las propias bases
de la armazón en la que se sostiene la comunidad intemacional. De sus principios y de sus
instrumentos. Que construya una nueva
estructura juridica e institucional intemacional para resolver problemas que han
desbordado las fronteras de los Estados. Como las Torres Gemelas de
Manhattan. Que tienen que volver a levantarse como prueba de la determinación y firmeza
de nuestras sociedades. Y de su decision de no
dejarse vencer por el miedo. Gracias.
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